L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Numei]

Numei iba con retraso...tenía tantas cosas que hacer todavía!

Hacía varios dias que había recibido la invitación a la coronación del duque, pero todavía no se había puesto en camino...

Esa mañana pasaría a recogerla su amigo Wallito de la Hacha junto con su hermana Jezabeldark, para partir juntos hacia Roma...

Empezó a preparar el equipaje y, una vez listo, decidió sentarse en el porche hasta que pasaran a recogerla.

Numei étais on retard...elle avait tant de choses que faire encore!!

Il y aura quelques jours qu'elle avait reçus l'invitation á la couronnement du Duc, mais elle ne s'était pas encore mis en chemin...

Ce jour-lá, son ami Wallito de la Hacha et sa soeur, Jezabeldark se mettraient à la reprendre, pour aller ensemble á Rome.

Numei a commencé à faire les bagages et, quand elle eut déjà fini, elle a décidé de de s'asseoir dans le porche à attendre.

Numei was going late...she has too many things still to do !!

She received the invitation some days ago, but she hasn't started her trip yet.

This morning, her friend Wallito de la Hacha et her sister Jezabeldark are going to gathering her to go together to Rome.

Numei started to prepare her suitcases and, when she finished, she decided to sit up in the porch untill they arrive.
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[Dekar]

Asintió ante el susurro de su amada.

- Descansa mi vida, yo me ocuparé de todo. - La ayudó a que se sentara en un asiento improvisado, mientras se daba la vuelta mirando todo lo que tenía por delante.

Miró a sus hijos y les dió una voz para que le ayudaran a buscar una nueva pasarela.
Tras varios minutos pudieron encontrar un viejo tablón medio podrido que se enmohecia cerca de una vieja galera medio derruida.

- Menos da una piedra. - Entre los peñalver en el muelle, agarraron la pasarela y comenzaron a alzar la pasarela lenta y cansadamente.

- Recordadme que atemos la pasarela al casco del barco, para poder recuperarla. - Tras varios cansados y agotadores minutos, colocaron el tablón podrido y mohoso en posición.

Miró a los que se encontraban a bordo y alzó la voz. - ¡Podeis bajar! es... mas o menos seguro.

Finalizado el creciente problema, habia que preparar las cosas para dejar el equipaje. Un pequeño hotel sería lo apropiado, al de Peñalver no le apetecia pasar otra noche en aquel cascaron, estando amarrado en puerto.

Mientras sus hijos bajanban el equipaje y preparaban a los animales para el descenso, Dekar se afanaba por acerse entender en su improvisado italiano a los autoctonos.

- emmm ... ¿Un albergo per... emmm quindici personas? e.... permiten.. animali?

Los presentes solian contestar.

- Che cosa?

Tras mas de una hora, intentando hacerse entender, consiguió las señas o eso le parecia de un hotel de no muy buena reputación en donde tendrían espacio suficiente para los animales y cabría si podian alguno de sus acompañantes humanos.

[aynep]

Sven y yo, preparábamos el viaje hacia Roma, siguiendo los pasos de mi hermana, para salir en su búsqueda. Era ya de noche, cuando un mensajero entro en la posada y curiosamente, pregunto por mi.

- Posadero, me han dicho que aquí se hospeda Aynep de Serrallonga. El posadero, sin decir nada, arrastró su mirada hacia nuestra mesa, el mensajero asintió, agradecido.

- Señor, traigo una carta para vos. Extendió su mano entregando la carta sellada, pude identificar el sello. Era del duque de Segorbe. Le di unas monedas al mensajero y este se fue como vino.

Rompí el sello y leí la carta. Di un largo sorbo a mi cerveza y miré al viejo Sven.

- Parece que los dioses nos sonríen Sven. El duque nos ha invitado a su coronación, en Roma, la ciudad edificada sobre las siete colinas. La misma ciudad donde las monjas del convento nos dijeron que fue la niña. Partiremos al amanecer. Espero que aun haya algún barco.



Tras unos largos días navegando, los guerreros suiones llegaron al puerto de Ostia. Recogieron su equipo y ensillaron los caballos. La ciudad eterna les esperaba y la menor de los Serrallonga paseaba por sus calles, a saber que males le acechaban.

[pepu]

Después de mucho preguntar al fin la tuvo delante, había todo un gentío en la puerta.... se esperó en la puerta y iba mirando a ver si veía a Axelia o a Lunnaris antes de entrar a la Basílica...así no entraba solo.

Para hacer algo más de tiempo fue a dejar a Charrúa un poco apartado del lugar, no quería que nadie le diera ningún golpe con ningún carruaje. Mientras caminaba, Pepu se entrenía mirando a las mujeres que había por allí, todas bellisimas con unos flamantes vestidos comprados para la ocasión, todas acmpañadas de hombres engalanados, protegiendo a sus bellas damas con la mirada para que ningún "indeseable" se las acercara ni para desearles los buenos días.

También se cruzaba con caras conocidas, con algunos que se había cruzado alguna vez en algún camino o taberna por tierras catalanas. Tanta gente y tanta expectación le hacían estar emocionado por ver tan esperada ceremonia.
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[Astaroth_14]

¿Una mujer?- Astaroth entrecerró ligeramentye los ojos, pero, finalmente, optó por reprimir cometarios o sonrisas sarcársticos, pues, al fin y al cabo, debía mucho a la joven y no debía ser ella quien sufriera sus problemas.-No me jodas, Ambar, no me jodas... Las Italianas huyen despavoridas cuando se enteran de que tengo dos hijas...Asi que supongo ue en castilla omitiré tan problematico detalle

Sonrió, de nuevo, desenfadado. Al fin y al cabo, ¿que era no poder moverse apenas comparado con lo magnificamente que se lo había pasado en Italia?¿Que era, comparado con ver a los Landzknecht de nuevo? Nada. Y, al fin y al cabo, había conseguido llegar vivo a Roma, asi que el Prior de los Hospitaleros en Massa deberíapagarle cuatrocientos ducados a su vuelta...
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"Un año va. Como me muera en comunión, pienso reencarnarme y quemar Roma, por inútiles."
Príncipe de Ast(inieblas)urias. Já. Ast. Y Rey de Galicia, Castilla, León y un largo etcétera, pero eso ya no tiene chiste.

[Elenatxa]

Después de que la joven rubia comentase algo al mensajero, y pasados dos días desde la noticia, la pareja apareció en el lugar donde se la había citado, cada uno con sus mejores galas.
Ella, que llevaba un vestido azul marino con detalles de color nácar que resaltaban sus azulados ojos y su rubia melena, se deslizó delicadamente con ayuda de su querido "príncipe azul" por las escalerillas del carruaje en el que habían venido.
Admirando la belleza del lugar, la joven rubia le dice a su acompañante, acercándose disimuladamente a su oído, para decirle en un ténue y delicado susurro:

-Vaya, tienen buen gusto...

Sonrió, siendo su sonrisa acompañada por otra de complicidad por parte de Fernandof. Ambos, agarrados del brazo, se adentraron en silencio hasta llegar a la recepción de invitados, guiados por pajes lujosamente vestidos, que aguardaban a la espera junto a un Heraldo y un Escribano que repasaban lista.

[Arangil]

En Zaragoza, en uno de los barrios residenciales y más lujosos de la capital aragonesa, en medio de unas obras de cimentación, se encontraba Arangil ultimando unos planos con los ingenieros y arquitectos que había contratado para la construcción de su palacio cuando un lacayo se presentó ante ellos buscando al de Gormaz.

- Mi señor, disculpad la molestia pero traigo esta carta para vos, el mensajero que la trajo insistió que se lo entregara con urgencia.

- Está bien, podéis retiraros.

Arangil tomó la carta y reconoció el sello del Duque de Berasategui al instante, sorprendido, rompió el lacre y se apresuró a leerla en voz baja...

- A vos, que gozáis del afecto del Duque De Berasategui, salud y gracia...

Cuando terminó de leer la carta, el de Gormaz suspiró. La coronación era en Roma, la lejana Roma, debía pues dejar todo y partir hacia Tarragona de inmediato para coger un navío que le llevara hasta Roma si no quería perderse tan magno acontecimiento. Sin pensárselo dos veces se dirigió a los ingenieros y arquitectos que murmuraban entre ellos mientras observaban los planos del palacio.

- Caballeros, tengo que dejarlos durante unos días. Hasta entonces cualquier problema o duda sobre los planos del palacio y la decoración posterior hagánselo saber a Don Longory. Él sabe perfectamente lo que quiero y lo que no sobre el palacio. Si me disculpan, parto inmediatamente a Roma.

Tras organizar la intendencia para el largo viaje, Arangil cabalgó casi sin descanso durante 3 días parando sólo para dormir hasta llegar a Tarragona. Una vez allí, tomó un barco en dirección a Roma donde el viaje transcurrió sin ningún altercado meteorológico llegando a los pocos días a la ciudad inmortal.
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[brigantin]

Une calèche aux couleurs de la Provence arriva après une longue route. Brig, fraichement élu comte n'était pas habitué à cela, bien heureux la bonne compagnie de la chancelière marquisale l'avait bien diverti et occupé durant le trajet. En plus d'être d'une charmante compagnie elle avait beaucoup à lui apprendre et ne manquait pas d'humour. Il descendit en premier pour aider la Déesse à descendre et lui offrit son bras pour aller se présenter au scribe croisant les doigts pour qu'ils comprennent la langue

Bonjour ! Voici DuchesseSherry chancelière du marquisat des alpes occidentales et je suis Brigantin comte de Provence
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Brigantin, d'Aix
Quand mon verre est plein, je le vide. Quand il est vide, je suis plein, et quand je suis plein, on me vide, mais je me plains !
IXe Còm de Prouvènço Liéure

[Brumber]

Acompañado del joven Maestro de la Capilla Heraldica, le Secretario Real de Castilla hizo acto de presencia en el acontecimiento. Al escuchar las palabras de Mgm lo miro sorprendido:

-No Mgm, no son mas mujeres lo que necesito, asi solo aumentaran mis lios- habia muchas cosas que el pequeño no sabia de el, aunque quien sabe quizas fuese hora de sentar la cabeza.

[ferran29]

Aquell matí calurós d'estiu s'estava fent insuportable, els despatxos del Palau de Pedralbes eren frescos, però sense brisa marina no era suficient i aquella absència es feia notar.
Eren quarts d'onze del matí, ja duia quatre hores treballant i només de pensar que el sol encara no havia arribat al seu punt àlgid es marejava.

En aquell moment, van trucar a la porta, era en Pepu en Camarlenc que li duia una missiva. La carta procedia de València i era la invitació a la Coronació del Futur Rei de València.

Mentre la llegia en Ferran anava pensant: Cap a Roma... sona bé.

Així que va aprofitar l'esdeveniment i es va posar en marxa amb els preparatius.

[Alodia]

Alodia había llegado a Roma con el séquito del Reino de Aragón. Tras haber ordenado a las criadas que colocaran sus vestidos en los arcones con ramas de romero que las perfumaran, dispuso sus papeles ella misma en la mesa porque no encontraba a Hixem, su ayudante.

- ¿Dónde se habrá metido este inútil? Espero que no esté con Jaime, los dos juntos son peor que una pedregada. Confío en que no se emborrachen ni se líen con la primera fulana que encuentren.

Se sentó en el poyo de la ventana para admirar las vistas de la ciudad, estaba magnífica y Alodia sabía que múltiples artistas se daban cita en la ciudad. Seguro que encontraba a un tal Leonardo para que le hiciera un retrato.

- ¿Quién me iba a decir a mí que me vería en Roma asistiendo a la coronación de Anzo? Es más, ¿Quién le iba a decir a Anzo que sería rey?

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[Cofafo]

Desde el primer momento que tuvo en sus manos aquella misiva, el corazón le había dado un vuelco. En su mente cabilaban demasiadas cosas y veía el rostro del De Berasategui riendo a conciencia cuando la redactaba. Ni él ni nadie le iban a desmerecer.

Le había indicado al bueno de Gilbert, su secretario, que preparase los bártulos para tamaña travesía. Y así fué. Las indicaciones a la pequeña servidumbre que podía mantener se iniciaron al instante. Por su parte, Gilbert buscó un pecio que realizase el viaje en el menor tiempo posible, algo complicado en aquellas fechas pues pocos navegaban a la Ciudad Eterna sin detenerse en algún que otro puerto. Al final, en el puerto de El Grao se contrató el servicio de un mercader griego, llamado Crysostomos y natural de la isla de Naxos, aunque malconocido con el apodo de Águila debido a la ceguera de uno de sus ojos que perdió en un ataque pirata tiempo atrás. Con una bolsa de escudos y la ayuda en la tramitación para la compra de cerámica valenciana, apreciada en tierras corsas, y completar la tripulación, se selló el viaje para los ocupantes castellonenses que iniciaban así su periplo.

Salvo las inquietudes de alguien que se sentía más cómodo en tierra firme que rodeado de aquella inmensidad azul, y tras los normales mareos y arcadas de los primeros días, llegaron al puerto de Ajaccio donde el capitán debía atender sus negocios antes de finalizar el trayecto. Allí, disfrutaron de jornada y media del entorno marinero y de paseos de enamorados por la playa. Dejándose acariciar por la brisa cálida y por los destellos anaranjados del atardecer. Allí pudo disfrutar de su amada Sinfonía, resplandeciente, hermosa, grácil. Aunque el final del viaje fuese el resultado de un vil golpe del destino, su compañía hacía olvidarlo todo.

Al siguiente día, ya entrada la tarde, las velas se izaron nuevamente queriendo recoger para ellas la fuerza del viento que les portarían a su destino. No llegarían a dos días de navegación, había asegurado el heleno, justo el tiempo que necesitaban para poder buscar posada y descanso antes de la ceremonia. Y así fué. El trajín portuario iba aminorando su ritmo cuando la pesada piedra que anclaría el barco tocó fondo en las arenas del puerto. El propio Crysostomos acompañó en la chalupa que les llevaría a tierra firme a los relevantes pasajeros que bien le habían pagado por aquel sencillo viaje. Él mismo se encargó de buscarles hospedaje en el hogar de un conocido suyo, comerciante también, pero al que los negocios le habían ido mejor y le permitieron disfrutar de la construcción de un pequeño palacete y dejar de lado los burdeles portuarios para dedicarse a otros vicios.

Benvenuti nel mio umile casa, saranno esauriti da viaggio-fueron las palabras de aquel rollizo hombrecito al verles en el dintel de su casa.

È stato certamente massacrante. Grazie per averci presentare nella vostra casa. Il mio nome è Cofafo d'Enclar et Bixessarri, e questa è la donna ad essere la mia futura moglie, la signora Sinfonía Aranguren et Campeador- fue la respuesta cortés que ofreció.

Tras un refrigerio tomado en el patio interior que albergaba una encantadora balconada con vistas al Tíber, Carlo Mirandolla, que así se llamaba el que, tan afablemente, les había prestado aposento. Les indicó sus estancias. Y tras despedirse de la dama se dirigió al caballero.

Perché l'incoronazione del re di Valencia a Roma?

Le aspirazioni di uomo potrebbe non finire su un Trono nella Terra.

Una respuesta que dejó perplejo al antiguo comerciante.
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Vi veri veniversum vivus vici

[Valken]

El sol de medio día se asomaba tímido entre unas nubes sobre la ciudad valenciana de Játiva.

Valken, recién llegado de la ciudad de Valencia, estaba acomodando su equipaje dentro de su casa cuando golpearon a la puerta.

Un joven mensajero con los colores del Duque de Segorbe le entregó una carta, hizo una veña de respeto y se marchó rápidamente.

Al abrirla Valken leyó la invitación a la coronación del Rey.

¡Por Aristoteles! ¡Que gran honor! ¡pareciera que fue ayer cuando salí de la niñez y obtuve mi primer campo y ahora estoy siendo invitado a la coronacion del primer rey valenciano!

Bueno despues de todo no necesito desempacar.

Y inmediatamente subió de nuevo su equipaje al carruaje y se dirigió al puerto para embarcarse hacia Italia.

[Ambar]

Ambar obsequió al joven su más tierna sonrisa al ver la sarcástica mueca del gallego. Le guardaban un gran cariño a pesar de que le causaba gracia verlo ofuscado:

- Pos esas tanas se lo pierden -dijo palmeando le la espalda- Esas niñas son unos encantos de seguro las castellanas son más comprensivas.

La vista de la fémina se detuvo a estudiar cada uno de los rostros de los allí presentes. Algunos le resultaban conocido, otros totalmente extraños. El exquisito colorido de los atuendo inundaban el reciente de viva, en contraste con lo austeridad del edificio.
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[juanelo]

Juanelo entró en Roma. Ya hacia más de veinte años que había estado allí. Aquella vez el Papa era el Colonna Martín V, ahora era Eugenio Juanelo entró en Roma. Ya hacia más de veinte años que había estado allí. Aquella vez el Papa era el Colonna Martín V, ahora era Eugenio V, pero la ciudad no había cambiado.

Ruido, barullo, inmensa Roma. Tan inmensa como eterna; tan caótica como entrañable, construyéndose siempre.

Mientras entrábamos en ella mis compañeros, que nunca habían salido de Castilla, estaban entre fascinados, maravillados y asustados. Estaban en el centro del Orbe. Desde que cruzamos sus puertas les fascinaba el trasiego de gentes y de mercancías, las obras de construcción de palacios y casas del común, lo alegre y vivaz de la gente.

Como me di cuenta de la situación les hice, a pesar de mi cansancio, dar un par de vueltas antes de encaminarnos a L’Osteria de Viterbi, lugar donde esperaba encontrar a Gino Fochi, el hijo de un antiguo amigo que nos llevaría a un lugar digno donde hospedarnos, cosa no fácil en Roma, sobre todo cuando está en la celebración de una coronación, que aunque no sea suya la toman como tal.