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Navidad Aristotélica

 
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Silencioso



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MessagePosté le: Lun Déc 07, 2009 7:20 pm    Sujet du message: Navidad Aristotélica Répondre en citant

Según me han informado, la Navidad empieza el 25 de Diciembre debido al nacimiento de Aristóteles, Christos, y Noël en ese mismo día.

Vida del Santo Noël a écrit:
Un año anunció que debido a su gran edad, tenía cerca de 90 años lo que era un milagro en sí, él renunciaba a su cargo y emprendería, solo, un último peregrinaje. Por supuesto todo el mundo le quiso disuadir, pero prometió que volvería de nuevo para el 25 de Diciembre, y que de todas formas sería necesario bendecir este día especialmente ya que había aprendido de los mismos Christos y Aristóteles , que era el día del nacimientos de los tres, Aristóteles nació al mediodía y Christos a medianoche y él exactamente entre los dos, a las seis de la tarde.


El Santo Noël es una "ironía" de Papá Noel: cada mes de Diciembre, reparte "felicidad" (regalos) en todas las chimeneas de las casas sin excepción alguna.

Como no hay indicios que indiquen lo contrario, se supone que celebramos la Nochebuena y la Nochevieja.

Según me han dicho, "puede ser" que la Navidad acabe el 6 de Enero debido a Santa Calandra. Los reyes magos no existen en el aristotelismo.
¿Alguien sabe dónde está la vida de Santa Calandra?

Santos a écrit:
Apóstol Santa Calandra: 6 de Enero


Vida de Christos VIII a écrit:
Y nosotros, sus amigos, escuchábamos y confiábamos en Cristos. Éramos ahora 12 para seguirlo. Las seis mujeres se nombraban Calandra, Adonia, Elena, Kyrena, Ophelia y Uriana. Los seis hombres se nombraban Daju, Thanos, Paulos, Nikolos, Titus y Samoht, su servidor.


Me han dicho que la Navidad Aristotélica está todavía sin definir por la Curia, así que los adornos navideños pueden ser dejados a la imaginación de cada uno, supongo Rolling Eyes

¿Qué opinais?

EDIT: ya encontré a Calandra en el Libro de las Virtudes francés:

Hagiografía de Santa Calandra

Y también encontré la Orden de la Rosa Sagrada, que según parece, está relacionada con Calandra.
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Silencioso



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MessagePosté le: Lun Déc 07, 2009 11:19 pm    Sujet du message: Répondre en citant

He echado un vistazo al Ecus y no he visto nada de Calandra, así que si no le importa a nadie, voy a traducir:

Citation:
Hagiografía de la Apóstol Santa Calandra

Su vida antes de Christos


Se dice que su juventud en una familia pobre y hambrienta tuvo un efecto importante sobre la vida de Calandra. Puede ser que aprendió a ser humilde y piadosa por su familia o según las circunstancias, o puede ser el señor Dios le dio estas cualidades. Sin preocuparse del origen de sus cualidades, los orígenes de sus enseñanzas en las cosas espirituales pueden ser encontrados mirando hacia atrás hasta tender a su infancia.

Se consagró en el templo de Aristóteles para su aprendizaje en las materias del espíritu, porque era una de las vías raras para salir de la pobreza en aquel tiempo. Se enteró de sacerdotes de este templo y les sirvió durante un tiempo, siempre saciándose de la menor gota del saber como un traje seco absorbe el agua. Sin embargo, ser una adepta al aprendizaje no le hizo popular entre sus compañeros estudiantes y hasta entre ciertos sacerdotes.

En su decimosexto año, el sacerdote rector del templo le dice que es requerida en otro lugar, a causa de su saber y de su pasión para él. Se le da algunos pedazos de comida para alimentarse durante el viaje, y se le da una dirección hacia una ciudad en el desierto. En seguida y con toda confianza se lanza a este viaje, sin jamás sospechar las malas intenciones de ellos.
Se rindió en el desierto, conservando su alimento y su agua porque ella era de origen modesto, pero aun así se secaron antes de que alcanzase la ciudad que no aparecía.

Aunque durante numerosos días erró siempre la dirección que le había señalado el sacerdote rector del templo, su fe jamás vaciló. Fue el cuadragésimo día, mucho tiempo después del fin de su alimento y de numerosos días después de que las últimas gotas de su agua hubieran sido bebidas, cuando vio una ciudad en el horizonte.

Cuando llegó, no fue de su hambre o de su sed que se ocupó, sino que buscó inmediatamente al sacerdote del pueblo. Cuando le encontró, le dijo que jamás había requerido, informado, ni que debía llegar, pero la venganza y la cólera estaban lejos de su espíritu, porque sabía que era Dios quien la había enviado, a través de los celos de los sacerdotes del templo. Fue allá dónde sirvió durante numerosos años hasta que sea llevada por un grupo fieles que procuraban educar a los paganos del país.

Su vida con Christos

Fue su capacidad de hacer que el animal se acercarse a él, la que maravilló en primer lugar a Calandra, su capacidad de dispersar a una muchedumbre hostil con sus palabras y su negativa de la violencia que le confió su respeto. Fue el día en que ella y nueve otros consagraron sus vidas como sus apóstoles. Entre un gran número, comenzó a seguir a Christos.

De ciudad en ciudad viajaron, difundiendo la sabiduría de Aristóteles, compartiendo la pasión y la fe de Christos, y bañaron al pueblo en la gloria y el amor de Dios Todopoderoso. Calandra tenía facilidad especialmente para la lectura de las doctrinas y para interpretarlos, a templarlos si usted prefiere, con las palabras de Christos. Fue conocida por ser capaz de leer las palabras de la ley y de saber el espíritu y el modo de aplicarlos.

Los numerosos milagros que se efectuaron delante de sus ojos inspiraron siempre a Calandra a hablar siempre más y más apasionadamente. Los actos de Christos: la curación de los enfermos, la curación de los paralizados, y hasta devolverles la vista a los que jamás la habían tenido, hicieron la propagación más fácil en sus palabras. El Amor y la Verdad fueron llevados a un gran número de esa manera.

Fue con la tropa a Jerusalén, una gran ciudad, con numerosos habitantes, muchos pecados y vagabundos. Y de numerosos edificios magníficos. Fue la confrontación en el lugar que transformó no sólo su propia vida, sino que también la vida de tantas otras, y más todavía las consecuencias. Pudo sólo quedar levantada mirando al Centurión cuyos pecados fueron lavados como tantos otros, y las palabras de Christos habían probado su veracidad y el asombro la acoge.

Hasta la tarde que Daju les dejó y modificó su fe de que Christos era el mesías, Calandra encontraba en las palabras sobre la castidad inspiradoras porque la había practicado. El discurso sobre la organización continuó en la tarde por la noche, y Calandra siempre lo memorizaba para el conocimiento, y su poder de memoria viva era el don de Dios. La cena que siguió, con la tristeza de Christos, le llevó también a la tristeza, porque sus sentimientos eran a menudo de acuerdo con los de Christos, su mentor y maestro.

Todo lo que pasó luego sobrevino demasiado rápido para que pueda percibir los acontecimientos: la captura, el juicio, y la condena todo concurrirá a desesperarla en acontecimientos. Cuando la crucifixión se efectuó, Calandra lloró por primera vez desde hace años, no solamente por la muerte de Christos, también por la pérdida que la humanidad acababa de sufrir, porque no estaría más allí para decir la Verdad.

Los Ángeles que descendieron del cielo pararon todo en el mundo, y para Calandra, los vientos y la lluvia cesaron en este momento, los gritos y aclamación del pueblo estuvieron perdidos en la música de los cielos. Este día no era un fin sino un comienzo, y la misma noche Calandra y otros apóstoles se comprometieron a enseñar la Verdad y a bautizar a numerosos fieles.

Su vida después de Christos

Calandra dejó otras ciudades después de Jerusalén, buscando el consuelo en la soledad, y recobrar la vida continuando su enseñanza. Su memoria le ayudó muchísimo porque podía hablar de acontecimientos de su tiempo a los seguidores de Christos como si fueran de ahora. Viajó a través de numerosos países, de numerosas ciudades y pueblos, siempre que difundía la palabra, bautizaban a los fieles y conversos, y encontraban entre ellos los más sabios, piadosos y humildes, ordenándolos sacerdotes de su comunidad.

Sus viajes la devolvieron una vez Jerusalén, una ciudad maldita en su espíritu, pero su camino no fue trazado por su voluntad, así que lo siguió. Sobre el camino encontró a una persona que sería su compañera por numerosos años, Publia, más tarde bautizada como Bertilde. Esto fue en Jerusalén dónde recordó la ley de los romanos y la naturaleza cruel y humana, pero su fe jamás vaciló.

Pasó numerosos años sobre el camino a través de los países, continuando su deber, tal como mostró Christos esa noche terrible. Se hizo numerosos amigos, ordenó a numerosos sacerdotes, y tuvo la alegría de ver crecer la fe entre los pueblos de numerosos países. Encontró por fin una ciudad donde ella basó sus viajes, y se instaló aquí, adquiriendo una propiedad que había sido usada por creyentes.

Durante numerosos años de su viaje, jamás había estado en Roma, pero tuvo la alegría de enterarse de la ascensión de Titus a título de Papa. Pero un día vino una carta, llamándola allí debido a los trabajos de su compañera Bertilde, y a pesar de su edad y su enfermedad las dos se prepararon para lo que sería su último viaje juntas.

A la muerte de Bertilde en una ciudad en el sur de Roma en Italia, Calandra sintió por primera vez su fe vacilar, pero esta fe fue rápidamente restaurada y su fin devuelto como cuando el rosal crece sobre la tumba en una noche. Continuó hasta Roma, y presentó su proyecto en la cámara, luego se fue ya que no tenía nada que hacer en la formación de una Orden. En el camino de regreso, podía sólo esperar que hubiera hablado justamente y que Jah crearía lo que crearía.
Una carta llegó después de que el consejo no hubiera tomado ninguna decisión, sin conocerse con certeza el contenido de esta carta, pero aseguraba la formación oficial de una guardia episcopal con el fin de seguir los ideales de la Santa mártir Kyrene y las enseñanzas de Bertilde. Calandra supo que la memoria de su amiga fue honrada.

Su fin en la vida terrestre

Mientras que la edad ya se había profundizado en Calandra, su cuerpo comenzó a fallar, pero jamás su espíritu. Mientras que una enfermedad atacó a sus huesos, haciéndolos frágiles y quebradizos, continuó sus enseñanzas y a servir de guía, aunque encamada. Los papeles fueron invertidos, sus viajes acabados, otros buscaron el saber y la sabiduría, y algunos creyentes siguieron cerca de Calandra en su casa.

Fue en este tiempo que Calandra comenzó a escribir sus trabajos diversos, ideas y memorias, con el fin de que numerosas personas puedan conocerlos después de su muerte. Tan inteligente y sabia como era, sabía también que las ideas jamás dejaban de formarse, y que una idea podía nacer a menudo de otra. Así lo que fue conocido de memoria por la memoria, fue transmitido sobre pergamino y piel animal.

El día de su muerte se presentó como todos los demás, el sol se levantó, el viento sopló, ningún efecto espectacular del tiempo o milagro marcó su fin. Fue su servidor, quien había comenzado a trabajar para ella, ocuparse de sus campos y hacer su alimento, que la encontró preparando su desayuno. La papilla de cereal fue dejada a la cabecera de su cama mientras que el hombre buscaba signos de vida, pero en vano porque no había, su soplo había acabado, como su corazón, y había atravesado el velo y residía en los cielos.
Sus funerales fueron un asunto simple, un simple entierro en su jardín, todas las personas de la ciudad que prestaron asistencia, así como todos los que habían venido para buscar su sabiduría y su saber. No fue llorada, sino su vida fue más bien celebrada, las memorias sobre ella compartidas y su casa tratada con respeto más grande. Sus escritos reunidos por algunos de sus estudiantes más asiduos fueron escoltados en Roma dónde residen todavía hoy día.

Reliquias

Los restos de Calandra han estado perdidos en el curso de los siglos. Varios documentos quedan que llevan su nombre.

Asociaciones

Mayores: profesores y estudiantes, viajeros
Menores: misioneros
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Astaroth_14



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MessagePosté le: Lun Déc 07, 2009 11:56 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Bien, tengo sant patrona Very Happy

Lástima que el seis no estoy cerca de un ordenador, que si no le dedicaba una misa Very Happy
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"Un año va. Como me muera en comunión, pienso reencarnarme y quemar Roma, por inútiles."
Príncipe de Ast(inieblas)urias. Já. Ast. Y Rey de Galicia, Castilla, León y un largo etcétera, pero eso ya no tiene chiste.
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Silencioso



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MessagePosté le: Mer Déc 09, 2009 2:36 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Voy a traducir la orden de la Rosa Sagrada, que por cierto, habla de mitos, lo cual la hace más interesante Very Happy

Citation:
El Mito sobre de la Santa y Noble Orden de La Rosa Sagrada: los Orígenes

Prólogo

La historia ocurre después de la muerte y ascensión de Christos, y también después del retiro de los apóstoles de Jerusalén hacia un lugar secreto para discutir sobre la futura Iglesia, sobre lo que vieron y también sobre cuáles acciones deberían ser emprendidas. La inmensa mayoría se separaron: algunos se fueron en grupos de 2 y la mayoría sólos, totalmente decididos a difundir la palabra de Aristóteles en su nueva interpretación, pero también la palabra de Christos.

Esta es la historia de uno de sus viajes: el de Calandra y su compañera Bertilde.

Capítulo Primero: un encuentro fortuito

Las prédicas de Calandra a favor de la Iglesia Aristotélica la hicieron volver a Jerusalén. Con sus heridas psicológicas vivas y sus memorias de la muerte de Christos siempre en su cabeza, Calandra casi está a punto de obedecer a su lógica, que le mandaba volverse atrás y dejar la ciudad. Pero comprendió que su lógica podía ser errónea y decidió atravesar las puertas de la ciudad, esperando ser reconocida y perseguida.

En el camino, todavía algunos metros de las puertas de la ciudad, se cruzó con una vieja dama que barría bajo un árbol. Es con compasión, que Calandra se acercó a la desheredada. Mientras que la piel de esta última había sido víctima de violencia, se veía allí contusiones y quemaduras. Toda su pasión se estalló entonces sobre la pobre mujer y, sin preguntar, se echó de rodillas y la abrazó, tomándola en sus brazos. La pobre víctima, ella, se dejaba así agarrar sin resistencia.

Cuando la pena que Calandra tenía para la pobre mujer se difuminó, se sintió bastante fuerte para aflojarle, que lo hizo después. Calandra la miró de la cabeza a los pies. Era una mujer bien formada y no hacía ninguna queja sobre su resistencia a sus agresores. Calandra se fijó entonces en su cara. Aparte de algunas suciedades y manchas negras sobre los dientes, ve sólo desconfianza y pasión.

-Decidme, hija mía, ¿cómo os llamais?- Preguntó Calandra.

La respuesta no se hizo esperar, "Me llamo Publia Iulia Velina y le agradezco, madre, por haberme tomado en su brazos."

-Decidme, hija mía, ¿qué os hizo cosa igual? ¿Por qué estais aquí, sobre la tierra, llevando encima sólo algunos trapos? ¿Cómo podría ayudaros?- Calandra se sentó a apreciar a la dama y tomarla en sus brazos para reconfortarla.

Publia se volvió entonces hacia Calandra y la miró a los ojos. "Me dijeron que no era bienvenida a causa de algo que pasaba en la ciudad, que no me querían allí; entonces me pegaron, me empujaron fuera hacia las calles. Lo que llevo, he tenido que buscarlo en los cubos de basura de Jerusalén. La gente no es muy generosa desde los acontecimientos recientes. Madre, tengo todo lo que usted puede darme, usted no puede ayudarme más…"

Calandra apretó todavía mucho más a la joven mujer. "Te tomaré como mi hija, vayamos juntas a Jerusalén y encontraremos allí vivienda."

Esa misma tarde, ambas mujeres entraron en la ciudad y encontraron en la periferia, tejado donde dormir.

Capítulo 2: la estancia en Jerusalén

Así es como pasaron dos días en Jerusalén. Tan pronto como las heridas de Publia fueron curadas, se apropió de modestos trajes y de un trozo de madera bastante trabajado que sirvió como bastón, echa asiento a una silla que utilizó para efectuar sus pequeños ingresos y algunas compras. Calandra temía muchas veces que el bastón se hundiera, pero Publia andaba sin esfuerzos, y ella se contuvo de hacer algunos comentarios.

Cada día, recorrían la ciudad, yendo a nuevos sectores cada vez. Calandra sacaba provecho de estos paseos para explicarles a todos la fe aristotélica, particularmente a Publia, que acaba por tener fe en Aristóteles y Christos, aunque Publia siempre se ocupó de quedarse al acecho. A medida que Publia se acercaba al camino de la virtud, su amistad con Calandra se volvía más grande.

Un día por la tarde, las mujeres recibieron algunos productos, pan y maíz nada más, pero esto perfectamente les contentaba. Mientras que recorrían los callejones que podían recorrer más rápidamente, Calandra preguntó: "Publia, eres creyente en nuestra Santa Iglesia, entonces ¿por qué no me dejas bautizarte, como bauticé a varios otros delante de ti?"

-¿No podré ir contigo si no soy bautizada?- Respondió Publia.

-No, claro que no; eres también mi amiga, no sería la misma sin ti. Respondió Calandra.

-¿Puedo vivir según los preceptos de Aristóteles y viajar contigo si niego el bautismo?

Calandra, bendita por la sabiduría y la pasión, respondió: "Pero, ¿por qué negar? El bautismo, es la etapa próxima de la seguridad de la fe en Aristóteles y Christos, es la etapa que te permite alcanzar el Paraíso Solar después de tu muerte. Te conozco muy bien, sé que negar el bautismo, es mentirte a ti misma."

-El camino de la Virtud, de la fe hacia Dios, hacia sus profetas Aristóteles y Christos, es un camino personal hasta un punto donde se entra en la gran familia aristotélica y donde se descubre la amistad. Todavía no estoy lista para esta etapa. Te aseguro que no me miento a mí misma, sólo me aseguro que escojo la buena elección.- respondió con emoción y conocimiento Publia.

Volvieron entonces al hotel donde se prepararon su comida. Comieron sólo lo más mínimo posible y guardaron el resto para el día siguiente. Esperaron que el sol se ocultara tratando de adivinar sus pensamientos mutuos, y cuando la penumbra envolvió la ciudad, se durmieron.

Tercer capítulo: la tormenta y los relámpagos

Vino un día que comenzó como otros: las aves que cantaban, un viento lento y perezoso viniendo del oeste, y el sol que entraba en el cuarto despertaba a las dos para otro día. Se preparan como de costumbre, se vistieron, comieron harina remojada de maíz, Calandra preparó sus cursos, y Publia preparó su bastón. Todo era normal en su casa, pero no todo sería igual.

Entraron en las calles de Jerusalén una vez más, mientras atravesaban un jardín, ellas siguieron a los invitados de los vendedores locales, para enseñar mientras que la gente hacía sus compras alimentarias del día. Mientras que atravesaban el jardín, varias cosas escaparon de los ojos de Calandra, pero no de los ojos de Publia. No había gran gente, pero la gente que estaba allí parecían enervados, preparados para saltar; pero para Calandra, como una persona espiritual, no lo observó y comenzó a conducir su enseñanza.

Publia estaba enervada, pero no lo mostraba para evitar el malestar de su amiga y compañera. Apretó entre sus manos su bastón para estar lista para cualquier acontecimiento que podría llegar. Calandra comenzó a hablar sobre las idea de que el Ser Divino es Todopoderoso, mientras que Publia se difundía en la muchedumbre.

Mientras un grupo de soldados romanos entró en el mercado y se acercó Calandra, varios guardaron sus manos sobre los costados o cruzaron los brazos sobre su pecho, el Centurión mismo se acercó, las manos sobre su espada. El tiempo se había vuelto nublado y el viento más fuerte, pero el sol brillaba todavía bastante para iluminar la armadura del Romano y sus ojos. Rápidamente miró alrededor de ella, pero no podía ver a Publia en ninguna parte, de hecho muchas personas de la ciudad habían desaparecido para evitar una confrontación.

El jefe Romano habló, con malicia y desprecio, "Ustedes ya fueron una vez echados de esta plaza. Usted no es bienvenida. Usted es una rebelde contra el Imperio, para enredarlo a él y a su pueblo. Te dejaron para permitirte ir por tu propia voluntad, pero ahora es demasiado tarde, serás castigada por tus crímenes."

Calandra se quedó muda, después de los acontecimientos siguientes a la muerte de Christos, ella estaba segura de que el espíritu y la voluntad del pueblo habían cambiado. Pareció que no fue el caso, aunque jamás había sentido su presencia inorportuna. Posiblemente era ignorante del mundo en el que vivía. Incapaz de encontrar una salida a la situación, y aparentemente abandonada, se prepara en el peor de los casos y le tendió sus manos al Centurión para que las ate.

Mientras el primer relámpago que llegaba señalaba la llegada de la lluvia, y simultáneamente la llegada del bastonazo de Publia al brazo del jefe Romano mientras se agarraba en Calandra. Otro golpe rápido sobre el lado del casco hizo caer al hombre a sus rodillas y también en una pérdida de conciencia. Algunos de sus soldados corrieron para recogerle y varios llevaron sus manos a sus armas.

Publia habló con una intensidad desconocida para Calandra, "¡Terminarás con esto y renunciarás ahora! Coged a vuestro jefe y os retirará a vuestro cuartel y anunciará que ustedes fueron incapaces de encontrarnos. ¡Nos permitireis regresar a nuestra cuarto, tomar nuestros cosas, y dejar esta ciudad descuidada!"

Calandra pensó que su compañera había hablado con la voz de alguien que utilizara el papel del mando. Llegó a la conclusión que conocía menos de la joven mujer que ella misma, debería informarse más si sobreviven para este encuentro. Miró la cara de Publia y ve allí la determinación y la desconfianza a partir de este primer día, y las cosas comenzaron a volverse más claras.

Los romanos parecían tener un aire familiar sobre su cara, como si hubieran reconocido a sus agresores. Levantaron al hombre sobre sus hombros, se llevaron sus manos a sus fundas y lentamente se alejaron de las 2 mujeres. Se acercaron a la salida del jardín, giraron y se fueron.

"Madre, debes tener confianza en mí, debemos irnos. Responderé a todas tus cuestiones más tarde, por el momento debemos movernos urgentemente", la voz de Publia era más dulce ahora.

Con confianza y diligencia Calandra siguió a su amiga en el camino del hotel, donde arreglaron sus cosas y dejaron la ciudad inmediatamente. Se fueron, sin mirar atrás, sin disminuir la velocidad, y sin vacilar. Varias noches y varios días pasaron antes de que Publia les permitió una parada, un descanso, y hablar de nuevo.

Capítulo cuarto: la Verdad, el Bautismo y los Fundamentos

Alrededor de un fuego en el campo las 2 se sentaron, cómodamente debajo de las ramas de un bosque de árboles al lado del camino. Comieron los restos de pan y el maíz que habían conseguido traer con ellas de Jerusalén. Juntas se sentaron, pero después de los acontecimientos recientes, las 2 se sintieron solas.

"Debemos establecernos pronto en una ciudad, reabastecer nuestra alimentación." dijo Calandra, evitando la cuestión que flotaba en la superficie de su espíritu.

"Pregunta, ¿qué necesitas preguntar?" Respondió a sabiendas Publia.

Calandra deja que los pensamientos de su espíritu salgan de su boca, "¿Por qué me engañaste después tanto tiempo? ¿Quién eres tú? ¿Cuáles son tus intenciones conmigo?"

"Madre, que sepas que jamás te mentí, todo lo que hice tenía su razón, incluido el silencio sobre ciertos elementos de mi pasado. Me siento afligida que te sientas herida por este hecho, pero hice lo que estimaba que debía hacer. Soy Publia Iulia Velina; antigua Centurión del grupo el cual atacamos a Jerusalén, el hombre que lo dirigió es quien manchó mi honor, mi orgullo y mi virtud. Mis intenciones son las mismas: seguirte, madre, y protegerte como y cuanto soy capaz de hacer."

Calandra fue forzada a descansar un momento el alimento que se disolvía en su boca, y sabía ahora cuál era su fin en la ciudad. Esto no era solo una prueba de su coraje y compromiso, sino también para acoger y salvar a esta joven mujer. La voluntad de Jah había tomado cuerpo en vías misteriosas.

"Me siento afligida si te apené por mis acciones y pensamientos. Publia, no necesitas sentirte afligida. Soy yo quien debería presentar excusas, ¿cómo puedo ayudarte?"

"Bautíceme, Madre."

Y así es como Publia la Romana fue bautizada por Calandra, y recibió el nombre aristotélico de Bertilde, significando 'la joven chica brillante guerrera'. Ella fue recibida en la Amistad creciente de la Iglesia y comprometida al servicio de Calandra. La ceremonia se realizó en el desierto, con sólo Dios como testigo.

"Como soy incapaz de llevar un arma, lo harás tú entonces, al lado mío, para protegerme de los dolores del corazón de los humanos," declaró Calandra, "también nos guiaremos en el viaje y en el espíritu, solo entonces podremos alcanzar nuestros objetivos en el mundo y en el espíritu."

Y por consiguiente se formó el lazo entre los oradores y los guerreros de la Iglesia que fue tomando forma y unión

Capítulo 5: Los años de servicio

El par de mujeres sirvieron así a la Iglesia por varios años siempre juntas. Calandra difundía la Verdad Divina cerca de los pueblos de varias naciones, mientras que Bertilde se quedaba a su lado, siempre vigilante, siempre apasionada sirviendo para el clero. Con el tiempo, la historia de ambas mujeres atravesó todas las fronteras y se oyó oír por todas partes, incluso los ateos y los miembros de religiones paganas oyeron la historia. Estas personas se dedicaron entonces a seguir su ejemplo y buscaron compañía, pues la inmensa mayoría eran ex-soldados romanos.

Bertilde ha sido reconocida como precursora de la idea del soldado al servicio del Altísimo, sin pedir nada a cambio. En una carta enviada a sus compañeros y antiguos guardianes, les encargó volverse guardianes verdaderos de la fe. Les explicó también las grandes virtudes del guerrero, la necesidad de prestar servicio y qué la verdadera vía puede ser encontrada siguiendo a un miembro del clero. Nadie la contradijo en sus enseñanzas porque siempre eran verdaderas y puras.

Ambas amigas jamás eran ellas mismas lejos una de la otra, Calandra valoraba las reglas colocadas por Christos, y Bertilde aunque ella no lo conoció, lo hizo en honor de su amiga. Los años pasaron, así como su juventud, pero la soledad jamás se adueñó de aquellos dos corazones, y aunque se acercaban hombres para casarse, Bertilde jamás cedió. La Amistad puede ser alcanzada por otro medio más que el matrimonio, y el amor puede ser expresado por otros medios más que la carne.

Finalmente, el Apóstol Titus fue nombrado cabeza de la Iglesia, y así fue a Roma. Se le dio el título de Papa, y la Iglesia prosperó. Él jamás había tomado a un guerrero como compañero, pero intrigado por esta idea, les envió una carta a todos aquellos que lo habían hecho para que vayan a Roma y discutir sobre establecer una doctrina oficial para la creación de tal Orden de la Iglesia.

Calandra y Bertilde reciben este mensaje, y lealmente se prepararon para el viaje. Recibieron donaciones generosas de alimento del pueblo, y prometieron volver. Un noble local hasta les prestó caballos, con lo que reconocía el mérito de su empresa. Y así es como el par se fueron hacia el camino que sería el último viaje en el que irían juntas.

Capítulo 6: el Último Viaje

Antes de que los preparativos estuviesen realizados, antes de hablar de ir a Roma, Calandra sabía que Bertilde no estaba bien. A pesar de sus noticias, rechazando de lado su inquietud, Bertilde insistió en la realización del viaje tal como era de la voluntad del Papa y de Jah. Calandra se tragó sus resentimientos y se mantuvo constante en ayudar a su amigo y sus compañeros de cualquier modo que podía.


Todavía falta, es que ahora no tengo tiempo. Pero id opinando a ver.


Dernière édition par Silencioso le Lun Jan 04, 2010 9:38 pm; édité 3 fois
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Astaroth_14



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MessagePosté le: Mer Déc 09, 2009 7:32 pm    Sujet du message: Répondre en citant

No esta mal Very Happy

De todas maneras, que paso con lo de la Villa Sant Loyats? Estaba un pelin muerta, no?
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Eduardo_de_laguna



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MessagePosté le: Mer Déc 09, 2009 7:53 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Si, bastante. En breve la reorganizaremos, pero depende mucho de la disposición que tengáis todos vosotros. No todos tienéis mucho tiempo libre, así que habrá que acomodarse a ello.
Felicidades por su trabajo Silencioso. Puede pasarlo a CEcus para su adaptación y aprobación.

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Nicolino



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MessagePosté le: Mer Déc 09, 2009 9:08 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Si puedo ayudar en algo, estoy dispuesto y ultimamente muy disponible también. Yo traduje un par de cosas del Derecho Canónico y algunos textos de la Biblioteca para Montesa, quizás ayude, solamente diganmen donde los pongo y lo hago.

Acabo de leer todo esto con detenimiento y me parece también muy buena traducción...

Ahora ya tengo por lo menos una idea de como encarar una misa navideña de RR. Sinceramente desconocía que el 25 de Diciembre Cristos y Aristóteles habían nacido para la religión aristotélica.
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Astaroth_14



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MessagePosté le: Mer Déc 09, 2009 9:57 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Yo estoy siempre dispuesto a la corrección de textos. Remoloneo un poco con los trabajos que hago, pero luego los acabo rapido, asi que no me demorare mucho.
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Silencioso



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MessagePosté le: Jeu Déc 10, 2009 5:14 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Por mí, estupendo. Yo he traducido hasta el tercer capítulo de la orden. Me cansé, y eso que son 7 capítulos bien largos, xD
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