L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Eduardo_de_laguna]

El Cardenal dirigió sus ojos a la madrina del enlace. Admiraba y apreciaba realmente a aquella mujer de férreo coraje. Hecha a sí misma, se había labrado a pulso un prestigio militar brillante. Desde la desaparición del buen Feiniel, no eran pocos los hombres que se agolpaban para rendirle pleitesía y cortejarla. Sin duda, valeroso el caballero que finalmente pusiese de nuevo una alianza en el anular de una mano que había empuñado más espadas que un borracho copas.


_¿Y vos, Tadeita de la Vega, testigo de Nicolás Borja d'Agnillo, oísteis como yo que está dispuesto a permanecer atado a Ederne de Berasategui hasta que la muerte los separe, en el refugio de un amor tan puro y virtuoso que glorificará a Dios?
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[Tadeita]

La ceremonia, como cualquier liturgia celebrada por su eminencia el cardenal Eduardo de Laguna, al que consideraba casi como un hermano, gozaba de aquel pausado ritmo tan característico.... aquel que hacía que los muertos se removiesen en sus cajas en los funerales, aquel por el que los infantes lloraban a lágrima viva en los bautizos... aquel en el que ya sus tobillos no aguantaba más... ni en las murallas del castillo de Castellón había vivido tal sufrimiento en plena batalla... movía sus tobillos bajo el vestido para que la sangre volviera a circular... &$%&$%&$/($··... susurraba para ella...

... pero por fin la ceremonia avanzaba... la novia, hermosísima y el Borja, a su lado, tan apuesto....; ya habían dado sus primeros síes, tan esperados, con el callado suspiro de las jóvenes presentes en aquella ceremonia, que de repente se escuchaba entre el silencio de los tintineos de las campanillas de los acólitos en el altar...

... el penetrante olor a incienso invadía el recinto, junto con el de las flores que adornaban el sagrado templo para la ceremonia... no era el momento de desmayarse, ni presa de los nervios, ni de la espera,... era el momento más hermoso, en el que ambos unirían sus vidas para siempre, hasta que la muer-te les separase, o en su defecto, un efectivo ve-ne-no....

... Observaba como su majestad, el padrino se distraía en los altos techos catedralicios, cuando, ensimismada miraba los mismos frescos; la voz del rey le hizo salir de tal estado, el primer testigo había hablado, tras él, el cardenal, ahora era su turno de testificar en nombre del Borja...

_¿Y vos, Tadeita de la Vega, testigo de Nilcolás Borja d'Agnillo, oísteis como yo que está dispuesto a permanecer atado a Ederne de Berasategui hasta que la muerte los separe, en el refugio de un amor tan puro y virtuoso que glorificará a Dios?

... Durante unos instantes, sus ojos buscaron los de la joven Berasategui, pero su mirada enamorada no le hizo dudar... y volviendo sus ojos hacia el Cardenal, sonriéndole, -ya habría tiempo para amargarle después, cuando acabara la ceremonia...- dijo...

- Si... oí...... contestó la de Bétera....
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[Aniessa.]

Definitivamente, el soldado se quedó dormido.

[Eduardo_de_laguna]

El Cardenal dijo la frase más temida por los novios y más cruelmente disfrutada por los invitados.

_Si alguien tiene alguna razón para oponerse a esta unión, que hable ahora o calle para siempre
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[ederne_bp]

Aquello parecia una verdadera tortura, ya no solo me dolian los pies con aquellos zapatos bordados, sino que ademas, el ambiente se habia hecho tedioso, ojala alguien abriera las ventanas para que el viento entrara en aquella catedral plagada de incienso y por fin despertaran algunos que obviamente se habian dormido.


Los musculos tensos, quizas por lo lenta de la ceremonia, y tambien, por aquel deseo de por fin poder besar esos labios de Nicolas, poder al fin ser su esposa.

El templo estaba en completo silencio, y esperaba se mantuviera asi los siguientes segundos, que tampoco esperaba fueran muchos mas, antes que Su Eminencia por fin nos declarara marido y mujer.

Mire a Nicolas y le ofreci una candida sonrisa, en ella tambien iba impresa la promesa que un beso sin reservas en cuanto tuvieramos la Bendicion.
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[Eduardo_de_laguna]

Nadie dijo nada, era de esperar. El Cardenal concluyó la ceremonia.

_Este día ha sido bendecido por Dios. Puedan vuestras vidas ser virtuosas, conforme al mensaje divino transmitido por el profeta Aristotéles y por Christos, nuestro Mesías. Ahora, por los poderes que me ha conferido la Santa Iglesia Aristotélica y Romana, os nombro marido y mujer. Pueda vuestro amor quedar puro de toda tentación exterior. ¡Qué Dios os bendiga! Amén.
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[ederne_bp]

Os nombro marido y mujer - fueron las únicas palabras que mantuve en la mente en aquel momento- marido y mujer – susurre sin mover mis labios, aquella catedral se hizo pequeña y lo único que vieron mis ojos fueron los ojos de Nicolás, su sonrisa y sus manos tomando las mías.

Un pequeño paje vestido con elegantes ropajes y un cojín de seda en sus manos se acerco hasta nosotros, íbamos a besarnos, ¿que pasaba que aquello se dilataba tanto? El pequeño paje estiro sus diminutas manos con el cojín y en ella se advirtieron dos brillantes alianzas, Nicolás tomo una en sus manos y yo cogí la siguiente.

Con este anillo, te acepto como esposa – dijo Nicolás y extendiendo el brazo, cogió mi temblorosa mano y deslizo el anillo en mi dedo, una sonrisa temblorosa y ausente de todo lo demás salio de mis labios, el sonrió.
Con este anillo, te acepto como esposo - dije deslizando la alianza por su dedo, con suavidad, con el rostro sublimemente tranquilo.
Entrelazamos nuestros dedos y sentí un leve apretón.
Nicolás se acerco a mí, decidido, cerré mis ojos cuando el rodeo mi cintura y me atrajo hacia él, primero fue un beso dulce, caballeresco, para seguir a un beso apasionado. En el transcurso de varios latidos. Le devolví el beso, separando los labios bajo la presión de los de él, empezando a temblar al sentir su aliento. Interrumpió el beso y dejamos de abrazarnos.
Si! ya nos habíamos besado y por fin, eramos Marido y Mujer
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[Nicolino]

"Os nombro marido y mujer", había dicho el cardenal, y al concluir sus palabras la basílica se había llenado de aclamaciones "¡vivan los novios!", decían, y él rebosaba de felicidad, felicidad plena y pura. Su mirada se posó los ojos de su amada, bellos, radiantes. Tomó la alianza de aquel cojín carmesí, sostenido por las manos del niño, y la deslizó por el dedo anular de su esposa. En su mano de piel suave, el anillo relucía, reflejando la luz de los candelabros que iluminaban el altar.

-Con este anillo, te acepto como esposa-pronunció. Y ella repitió el gesto con él. Ahora tenía un llamativo anillo de oro en el cuarto dedo, que luciría con orgullo, que no dejaría de recordarle su unión, a él y a cuantos lo vieran.

Entonces, entrelazó sus manos con las de su esposa, y no dudó ni un instante: buscó sus labios con los suyos, y los halló, fundiéndose ambos en su beso largo y apasionado. Su corazón estaba lleno de gozo, allí, rodeado de los suyos, y finalmente casados, ambos. Y así terminaría así la ceremonia, con el beso de los novios.
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A schism? Just try it. I will strip you of all you have...