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[RP] Villa Borja

 
Poster un nouveau sujet   Répondre au sujet    L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church Index du Forum -> La place d'Aristote - Aristote's Square - Platz des Aristoteles - La Piazza di Aristotele -> Les faubourgs de Rome - The suburbs of Rome - Die Vororte von Rom - I Sobborghi di Roma
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Nicolino



Inscrit le: 09 Nov 2008
Messages: 5364
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MessagePosté le: Lun Sep 19, 2016 3:33 am    Sujet du message: [RP] Villa Borja Répondre en citant

Il Borgo di Roma, un distrito romano que en aquellas épocas comenzaba a florecer. Las familias patricias y la nobleza pontificia construía sus palacetes y villas, y el erario papal contribuía a la ampliación de calles adoquinadas, aunque sin duda aún no alcanzaba el esplendor que dicho barrio detentaría en caso de que algún Borgia se hiciera con la tiara. Pero, sí podía decirse que aquel emplazamiento prosperaba.

Cercano al Castel Sant'Angelo, y bajo la fuerte custodia de la guarnición del mismo, los negocios y la banca se llevaban a cabo, y lo único bueno que pudiera surgir de la simonía y los sobornos, era que dichos caudalosos montos de vil dinero (¡Oh, malditas monedas de oro, con su brillo tan tentador para los débiles mortales!), comenzaban a volcarse tímidamente al arte, que sin duda sobreviviría a todos los coetáneos de Nicolás Borja.

El Cardenal valenciano, había erigido un nuevo palacete en aquella parte de la urbe, aunque quizás "erigir", no era la palabra más apropiada. En realidad, había renovado aquel otro que su Casa, concretamente el brazo ibérico de la misma, utilizaba asiduamente durante su estadía en Roma. El mismo alojamiento de Carolum Borja, mucho más austero que él, había sido revestido con mármoles de Carrara y adornado con mosaicos, estatuas y pinturas, de cuya vista sin duda no podía disfrutar en la Abbatia Trium Fontium ad Aquas Salvias.

Su blasón con el toro de gules también era un elemento que se repetía a lo largo de la edificación. Y el Borja, también, se había construído una biblioteca, modesta, sí, pero que atesoraba algunos tomos de literatura profana, incluído un ejemplar de la Divina Comedia. Así pues, aquel era el lugar perfecto para urdir conspiraciones de tintes más seculares (para las cuales el uso de terreno consagrado sería considerado una blasfemia), recibir a la familia, y beber una copa de vino en la paz que sólo confiere el hogar, a pesar de que el suyo siguiera en Gandía.

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Adara



Inscrit le: 10 Oct 2016
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MessagePosté le: Lun Oct 10, 2016 9:18 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Un cortejo de mujeres y hombres de riguroso luto marcharon por el camino adoquinado que marcaba la entrada hacia la residencia de la familia Borja, en Roma. Sus rostros, marcados por un gesto adusto, apenas dirigían la mirada a ninguna de las excelencias artísticas que adornaban el paseo del jardín hacia la entrada principal del enorme palacete, lo cual, no cabía duda, indicaba que eran hombres y mujeres que cometían simplemente un deber y, por encima de todo, que ya estaban habituados a aquella clase de excentricidades.

Adara, sin embargo, caminaba absorta mirando cada uno de ellos, con los ojos verdes bien abiertos, rodeada por aquel cortejo fúnebre. A pesar de comenzar a destacar en ella las formas de mujer, era evidente que aún conservaba la inocencia propia de la infancia: incorrupta, indefensa, inofensiva. Como los demás, vestía un riguroso negro que apenas había sido adornado por los blasones de sus familias, aquellas que eran de su padre y de su madre, y que, para su sorpresa, veía, al menos uno de ellos, reproducido también en la casa a cuyas puertas aguardaban todos a ser recibidos.
Como una siniestra melodía, las bisagras de las puertas chirriaron al abrirse, descubriendo entonces suntuosidades que ya habían sido anunciadas desde su descenso del vehículo en el que habían trasladado a la pequeña Borgia-Orsini.

Olía a incienso. Eso quizá le asustó más. Pero cuando vio aparecer una tela brillante y carmesí como la sangre, definitivamente terminó por sentirse intimidada. No sabía bien dónde estaba ni qué haría allí hasta que uno de los hombres que le acompañaban, con libreas compuestas por un toro y una rosa, habló en un italiano a caballo con el latín.


- Ilustrísima, como se os hizo saber mediante misiva, a vos os corresponde ahora la tutela de la hija de vuestro primo, dado que en los recientes días así os lo legó en su testamento. Ha sido una terrible tragedia para vuestra casa conocer del naufragio de su navío. - Davide Borgia, también conocido como Giorgio Davide Borgia, junto a Caterina Beatrice Orsini, habían sido víctimas de un naufragio en el Mare Nostrum, como lo conocían los romanos, en una de las embarcaciones que poseía el matrimonio como transporte que empleaban para sus negocios y que en ocasiones, como tal era la vez, utilizaban también para sus viajes de ocio. Pero aquella traversía les había salido muy cara costándoles la vida, y la Fortuna quiso que Adara Claudia Borgia Orsini, aquella niña de trece años con vestigios de entrar a la madurez, sobreviviera a sus padres en la residencia de éstos recibiendo sus habituales clases que la educarían e instruirían como la perfecta esposa italiana.
No es que fueran la flor y nata de aquella sociedad, si bien sus familias eran las mejores posicionadas de los estados pontificios, pero no podía negarse la cantidad de deudas que asolaban al matrimonio Borgia-Orsini y que pendían, simplemente, del triunfo de las embarcaciones que lograsen llegar a su destino. Tras la lectura del testamento, donde se legaba al Cardenal Borgia la tutela de la primogénita de sus primos, recibióse la noticia también de la pérdida de aquellas inversiones que los padres de Adara habían hecho: por un lado dos naufragios, y por otro tres motines que resultaron con la muerte del capitán en uno y la fuga de los restantes, dando con la ruina total de la única heredera.

Siendo todo esto así, a los administradores y sirvientes más leales a la familia, apenados por la soledad de la niña, hicieron a la familia un último servicio llevándola hasta ahí, a los pies del duque de Gandía, de quien se esperaba un ápice de misericordia con su propia sangre. Adara Claudia no es que pudiera esperar mucho, dado que poco entendía.


- E 'un piacere, Eminencia. -Atinó a decir, realizando una reverencia y besando el anillo de aquel hombre que le observaba, creyendo que haría honor a sus padres al demostrar la buena educación que éstos le dieron.
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Nicolino



Inscrit le: 09 Nov 2008
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MessagePosté le: Ven Nov 04, 2016 1:17 am    Sujet du message: Répondre en citant

-El piacere è mio, figlioccia.-respondió el Borja, cortésmente, permitiendo que la joven besara el anillo de oro, aquella joya que era un símbolo de su estatus, representación del poder que ostentaba como Príncipe de la Iglesia, estatus que había obtenido sólo tras muchos años de intrigas, conspiraciones, pero también leal y fervoroso servicio al Pontífice...a aquel trono inalcanzable, casi divino, ocupado por un monarca absoluto, que delegaba en la Curia los asuntos terrenales, y cuando actuaba, lo hacía de forma repentina e irracional, guiado por impulsos que sólo Dios comprendía.

-Sois bienvenida bajo mi protección, Adara Claudia, pues la sangre es un vínculo indisoluble que nos une, y me obliga a velar por vuestro bien.-inclinó la cabeza, como devolviendo la reverencia a aquella joven con un gesto tenue. Seguro ella notaba las hebras de plata entre los cabellos del Cardenal, y el hecho de que ya no era el hombre que años atrás dirigiera cargas de caballería contra los ejércitos de Eusaias, explotando a mazazos el cráneo de los cismáticos. Sin embargo, mantenía la robustez propia de la familia, y un aspecto imponente. Aún así, hizo un esfuerzo en no verse intimidante. Era lo único que la muchacha tenía en el mundo en aquel momento, y deseaba ganarse su confianza.

-Esos vínculos, y la unión a pesar de todo lo demás, hizo que esta familia fuera grande alguna vez. Reyes, Emperadores y Cardenales han surgido de nuestra Casa, próspera porque mientras otras familias se destrozaban entre sí por sus míseras herencias, nosotros construimos juntos el futuro de nuestra dinastía. Nunca olvidéis eso.-continuó diciendo, reemplazando el tono afable por severidad. Si alguien compartiría su comida y su favor, debía primero conocer sus reglas.

-Y sé que quizás os encontréis perdida o dubitativa. Roma es una gran urbe, después de todo, y un mal lugar donde deambular sin saber la dirección de sus pasos. Tendréis que tomar decisiones importantes pronto.-agregó, manteniendo fija la mirada en Adara. Notó cierta chispa de astucia en sus ojos, indicio de que no era una de aquellas muchachas estúpidas, que soñaban con castillos y príncipes azules, pero que acababan desfloradas por el primer bardo que les cantara algún romance. Quizás la muerte de sus padres le abriría aún más los ojos, sobre aquel mundo cruel.

El Borja no había tenido esa suerte. Vagó como caballero errante mucho tiempo hasta comprenderlo. Vivió en Reinos distintos antes de establecerse. Debió luchar en varias guerras, casi siempre en el bando perdedor, antes de comprender. Estaba dispuesto a ahorrarle el excepcional esfuerzo de equivocarse a aquella muchacha. Sólo por ser de su sangre.


-Pero debéis tener hambre, y parece que el tiempo ha pasado.-quizás envejecía, era muy típico de los ancianos el entretenerse hablando, hastiando a sus nietos, ahijados y sus propios hijos. Mantuvo el silencio, y se puso de pie.-Acompañadme. ¡Silvio, preparadnos algo de cenar!
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