L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Cyliam]

Paseábase el rey moro — por la ciudad de Granada
desde la puerta de Elvira — hasta la de Vivarrambla.
—¡Ay de mi Alhama!—

Cartas le fueron venidas — que Alhama era ganada.
Las cartas echó en el fuego — y al mensajero matara,
—¡Ay de mi Alhama!—

Descabalga de una mula, — y en un caballo cabalga;
por el Zacatín arriba — subido se había al Alhambra.
—¡Ay de mi Alhama!—

Como en el Alhambra estuvo, — al mismo punto mandaba
que se toquen sus trompetas, — sus añafiles de plata.
—¡Ay de mi Alhama!—

Y que las cajas de guerra — apriesa toquen el arma,
porque lo oigan sus moros, — los de la vega y Granada.
—¡Ay de mi Alhama!—

Recitaba la pelirroja mientras recogia los bajos de las ultimas sotana, puntada tras puntada, sentada frente a una pequeña mesa redonda, que acompañaba con te y pastas, que desprendian un aroma delicioso y tentador a cualquiera que se paseara cercano al lugar.

Los moros que el son oyeron — que al sangriento Marte llama,
uno a uno y dos a dos — juntado se ha gran batalla.
—¡Ay de mi Alhama!—

Allí fabló un moro viejo, — de esta manera fablara:
—¿Para qué nos llamas, rey, — para qué es esta llamada?
—¡Ay de mi Alhama!—

—Habéis de saber, amigos, — una nueva desdichada:
que cristianos de braveza — ya nos han ganado Alhama.
—¡Ay de mi Alhama!—

Allí fabló un alfaquí — de barba crecida y cana:
—Bien se te emplea, buen rey, — buen rey, bien se te empleara.
—¡Ay de mi Alhama!—

Mataste los Bencerrajes, — que eran la flor de Granada,
cogiste los tornadizos — de Córdoba la nombrada.
—¡Ay de mi Alhama!—

Por eso mereces, rey, — una pena muy doblada:
que te pierdas tú y el reino, — y aquí se pierda Granada.
—¡Ay de mi Alhama!—

Y alli peleando con la aguja, proseguia con el romance mientras la tela caia sobre su falda esperando...
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[Xurri]

La diaconisa de Tarragona caminaba por los agostos pasillos de Roma cuando escuchó a alguien recitar un romance poco propicio para el lugar. Afinando su oido para encontrar las cuerdas vocales de quien provenía, se dirigió hasta una de las celdas del fondo. Al llegar, cegada por los rayos de sol que entraban por las ventanas, dislumbró la figura de una de sus hermanas.

- Buenos días nos dé el Altísimo, hermana Cyliam. - saludó. - Os encuentro extraña esta mañana. ¿Os sucede algo? - dijo aun sorprendida por lo que habia escuchado.

Y tomando asiento a su lado, se sirvió un poco de humeante té mientras observaba las puntadas que daba aquella mano inexperta en el arte de la costura a una de las sotanas.

- Hermana Cyl, los superiores se molestaran. Estas dando mal los puntos, harás que la tela no caiga con soltura. - dijo a la vez que movia de un lado a otro la cabeza. - Trae, te enseñaré a hacerlo bien.- agregó despojando de las manos de la diaconisa la vestidura liturgica.
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[Cyliam]

- Buenos días nos dé el Altísimo, hermana Cyliam. - saludó. - Os encuentro extraña esta mañana. ¿Os sucede algo?

La pelirroja sonrio ampliamente. - Mi querida sobrina, ¿que podria sucederme en un dia como este?, en el que los pajarillos cantan, la primavera hace florecer las bellas flores y el sol brilla dando calor.

Despues de dejar que Xurri se encargara del trabajo pesado prosiguio con su habladuria.

- Xurri, tengo una duda que me corroe por dentro. Por cierto que los bajos queden cortos, ahora que se aproxima el calor y mi embarazo va a mas no quiero axfisiarme dentro de la sotana. Dijo con malicia, una malicia siempre caracteristica en ella. - Bueno mi duda como te decia, es que mientras recitaba el romance se me paso por la mente, ¿Que requisitos te pidieron para ser diaconisa, sobrina? Sorbio de la taza mientras se desabrochaba uno de los botones del cuello del vestido. - Quien dice requisitos, dice que meritos tuvimos para estar aqui, al fin y al cabo yo por muy noble que sea sigo siendo igual de rebelde e insolente que antes y creo que siempre sera asi. Dijo la pelirroja sonriendo alegremente mientras mordisqueaba una de las pastitas. Se agacho acercandose a Xurri y dijo en voz baja. - Ya sabes, no tengo precisamente modales para estar aqui.
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[Xurri]

*** Porque tenia que coser. Asi cosía así, así. Asi cosía así, así. Asi cosía así, así. Asi cosía que yo la vi.***

Cosía con cuidado a falta de dedal mientras escuchaba a su tia Cyl. Siempre le había gustado estar con ella, se parecían mucho. Aunque a la de Valdecorneja le faltaba un tornillo más que a ella. Al oir su pregunta, levantó la mirada dejando la tela por un momento, y esbozó una sonrisa. A veces su tia le hacía unas preguntas...

- ¿Qué requisitos me pidieron para ser nombrada diaconisa? - repitió mientras tomaba la taza de té que minutos antes se habia servido y acercándola a los labios tomó un sorbo. -Pues.. a ver.. no es que se me diera una lista de requisitos a tener en cuenta. A parte de ser aristótelica.... - agregó llevándose a la boca una servilleta para limpiarse. - ... y comunicar al Obispo de mi diócesis que queria dedicar mi tiempo, mis ganas.. mi vida al Altisímo... llevando su palabra. Me preparé concienzudamente e hice el seminario y finalmente cuando lo aprobé me nombraron diaconisa. - dijo intentando recordar por si se le olvidaba algo. - A lo mejor te cree que fueron estas dos grandes razones las que me ayudaron. - susurró. Dicho esto, soltó una carcajada y cogió entre sus manos el labor.
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[Cyliam]

Y una gran carcajada resono por los pasillos. La pelirroja enrojecia por momentos a cada risotada que soltaba.

- Pues yo creo. Dijo totalmente seria. - Que esas dos grandes razones fueron lo que me permitieron entrar a mi, eso y porque soy simpatica, guapa, divertida y por que yo lo valgo como no. Dijo mientras movia la cabeza haciendo bailar sus cabellos rojos antes de volver a reirse con mas fuerza otra vez.

Despues de retomar el aliento tras las risas volvio a tomar la taza entre sus manos metiendo la naricilla en el humo que desprendia e inhalando el aroma, tras ello volvio a sorber del te.

- Yo creo sobrina, que estas dos grandes razones que el altisimo nos ha dado abren la puerta a muchos lugares. ¿No lo crees asi? Ademas no se porque tengo un presentimiento. Volvio a inclinarse sobre la mesa acercandose a Xurri con un aire de misterio. - ¿Crees que aqui puede haber...? Dijo arrimandose mas a su sobrina. - Mano negra, ya sabes alguien que maneja el cotarro y elige quien entra y quien no, asi al tuntun, tu si, aquel no.
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[Xurri]

Las risas de ambas retumbaban en las cuatro paredes, la Urgelina intentaba contenerse por miedo que alguno de los clérigos viniera a echar la bronca pero no podia aguantar.

- Tiran más estas dos que dos recetas.. o eran carretas. - dijo sin parar de reir. - O eso dicen.. Ay!.. - se quejó al clavarse la aguja. Y metiendose el dedo en la boca para parar el sangrado se inclinó al ver a la marquesa hacer lo mismo. Tras escuchar el leve susurro dijo asombrada.

- Tu crees... qué eso puede ser posible... pero eso no puede ser, cómo va a pasar en la Iglesia eso.. ¡Estas loca!. - murmuró. - Yo nunca he sabido de alguien al que se lo hayan negado la entrada. La Iglesia está abierta a todos, es de todos. Qué cosas se te pasan por la cabeza, tía.. cada día me sorprendes más. ¡Cómo se le va a negar la vocación a alguien! - dijo meneando la cabeza nuevamente. - Además, si se diese el caso, sería una mano blanca, no negra.. Y volvieron las carcajadas.
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[Cyliam]

No podia evitar reirse una y otra vez, pero en una de la veces se le escapo una carcajada mientras intentaba tragar un poco del te, lo que sucedio fue una finisima lluvia de te que empapo a Xurri y parte de la falda de la pelirroja.

- Creo que tienes razon, eso seria imposible, somos gente de buen corazon que no juzgamos sino que acogemos entre nuestros brazos a la gente. Dijo con tono serio mientras le pasaba la servilleta por la cara a Xu secandola las gotas de te y a la vez limpiaba el estropicio sobre la mesa. - Quizas sean paranoias mias, aun asi creo que preguntare a mas gente. Afirmo rotundamente con la cabeza, mientras terminaba de limpiar el lio.

- Y cuentame, querida, ¿como van las cosas por Cataluña? ¿Se nos hace notar a los aristotelicos? Pregunto apoyando los codos sobre la mesa con cara de atencion. En Castilla todos parecemos dormidos, mucho trabajo para poca gente. Aunque yo tambien soy un poco vaga, me puede mas el camino que la iglesia. Comento con un cierto aire de desgana.
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[Xurri]

Recibió el té en su cara con una mueca de asco... ¡Por Aristótes!... y ayudada por la de Gordomar se limpió con una servilleta.

- Asi es, hermana. Debemos acoger a los que realmente quieren dedicar su vida a Dios en nuestro seno y enseñarlos, como un día lo hicieron con nosotras - respondió y al pensar lo que habia dicho se echo a reir. - Tu me entiendes. - agregó dando las últimas puntadas a la sotana color amarillo fosforito. - ¿En Catalunya? no sabría decirte, somos muchos clérigos ,si, pero.. no sé, noto en falta algo.. quizás ..no sé - guardó silencio y suspiró.
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[Cyliam]

La pelirroja escuchaba atentamente a su sobrina, viendo como surgia alguna duda en su respuesta, la joven tambien sentia lo mismo.

- Yo tambien siento que falta algo. Dijo con un tono triste. - En los ultimos meses me he fijado que hay muchos averroristas por ahi haciendo ruido, y nosotros no nos hacemos notar... De nuevo volvio a la taza de te, se sirvio mas te y engullo otra pasta.

- Siento que falta movimiento, ruido, hacernos notar, ¿sabes a que me refiero verdad? Nos resguardamos en nuestras iglesias como acobardados por el mundo, y lloramos por las esquinas cuando nos faltan fieles y clerigos, pero nosotros no hacemos otra cosa que dar misa, callar y escondernos. Las ultimas palabras las dijo con un tono enfadado y resignado, suspiro y se recosto en la silla poniendose las manos sobre la barriga. - Creo... no se, que deberiamos buscar una solucion a esto, deberiamos llamar la atencion de los fieles para que se unan a nosotros.

Finalmente se quedo con la mirada perdida, pensando y meditando pero sin saber que decir. Miro de reojo a Xurri e intento decir algo, pero no cabian palabras para expresar lo que sentia.
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[Carolum]

La puerta estaba entreabierta; Carolum apareció tras ella, y llamó la atención de las dos mujeres golpeando con los nudillos en la puerta...

- ¿Puedo pasar, hermanas?
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