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[RP] Rome en temps d'attente/ Roma en tiempos de espera
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Poster un nouveau sujet   Répondre au sujet    L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church Index du Forum -> La place d'Aristote - Aristote's Square - Platz des Aristoteles - La Piazza di Aristotele
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Nicolino



Inscrit le: 09 Nov 2008
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MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 2:49 am    Sujet du message: [RP] Rome en temps d'attente/ Roma en tiempos de espera Répondre en citant

Roma, fines de Mayo Anno Domini 1459.

La ciudad santa, centro del aristotelismo y sede del papado, se hallaba imbuida en el clamor del pueblo aristotélico que llenaba las calles cuando se hubo proclamado la muerte del Pontífice. Estando el poder absoluto concentrado en la persona que ostentara sobre sus sienes las tres coronas, siendo éste el soberano de Roma y los Estados Pontificios, y teniendo la autoridad para destronar y coronar reyes, era lógica la incertidumbre que habría de imperar en todo el orbe...y el caos en que se sumiría la ciudad santa a la muerte del Papa. Era aquella una situación extraña para aquella Nueva Era comenzada tras la muerte de San Nicolás V, y no se sabía qué esperar de aquella decisión.

Y entre el ir y venir de la gente, y el continuo movimiento de la urbe que no se detenía y era presa de la inseguridad y la aflicción, eran vistos a menudo los blasones de las principales familias ostentados en los escudos de emisarios, lacayos y caballeros de la estirpe, oyéndose en las calles lenguas extranjeras y diversas, que anunciaban la llegada de cardenales y electores de todas las partes del mundo para el Cónclave que habría de reunirse nuevamente. Entre esos blasones visibles, se apreciaba el del toro rojo, signo de la Casa Borgia (derivado del apellido aragonés Borja), que había dado al mundo Reyes, Nobles y... Cardenales.

El Prefecto Adjunto hispánico mantenía altas expectativas en su familia, y cuando hubieron anunciado la muerte del Papa, se embarcó hacia Roma, dejando sus empresas en la península ibérica a cargo de su escribano, así cómo habiendo delegado sus obligaciones en compatriotas: se hallaba totalmente libre para viajar y secundar a su familia en aquellos turbulentos momentos. Mas no eran los únicos en llegar a Roma y hablar las lenguas peninsulares: era de esperar que también llegaran de las Casas de Laguna y Esteve, así como algunos nobles castellanos, aragoneses, valencianos y catalanes, como clérigos y legados de todo el territorio para presenciar la entronización del nuevo Papa y asistir a las exequias del difunto, que parecía tener varios detractores en diversos Reinos de Europa.

El Borja elevó su mirada hacia el palacete de su Casa en Roma. Era perfecto, y reflejaba en el los nuevos estilos urbanos adoptados por la nobleza italiana. Detuvo a su escolta con un ademán e indicó que aquel era el lugar. Descabalgó, y sin más, llamó a la puerta, abriéndole un viejo sirviente nativo de Roma, a quién pronto reconoció.

Sus pisadas se perdieron al entrar en la estructura y al haber atravesado el patio central, dónde se erguía una fuente, rodeada de diversas plantas, viéndose en una pared un nuevo fresco que distinguió cómo posterior a su última visita. Era de noche, y estaba cansado por el largo viaje. Y debía dormir bien, porque por la mañana habría mucho que hacer...

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The holy city, aristotelic centre and papacy seat, was found imbued into the clamor of the Aristotelian people who filled the streets when the death of the Pope was proclaimed. Beeing the absolute power concentrated in the only one who will hold the three crowns over his head, being this one the Sovereign of Rome and the Pontifical Estates, and having the authority to depose and to crown kings, it was logic the uncertainty would rule in all the world… and the chaos the holy city would plunge because of the Pope’s death. That was a strange situation for the New Age which began after the death of Saint Nicholas Vth, and nobody knew what could wait for from that situation.

And between coming and going of people, and the constant movement of the world which didn’t stop and was prey of insecurity and affiliation, the coats of arms of the principal families were usually seen held in the coats of emissaries, lackeys and linage lords, hearing foreign and diverse languages in the street, which announced the entry of cardinals and electors from everywhere for the meeting which would see again. Between the visible coats of arms, the red bull of the Borgia family (derivative from the Spanish Borja surname) was appreciated, which had given Kings, Queens, Nobles and… Cardinals to the world.

The Spanish Prefet Adjoint kept high expectation on his family, and when they announced the Pope’s death he took a ship to Rome, leaving his ventures of the Iberian peninsula in charge of his scribe, as he had delegated his obligations with compatriots: he was free to travel and to support his family in that troubled moments. But they weren’t the only ones to reach Rome and talk the peninsular languages: it was obvious that the Families of Laduna and Esteve would come also, even some Nobles from Castille, Aragon, Valencia and Cataluña, as clerics and legacies from all territories to witness the entrenchment of the new Pope and to assist to the funeral of the deceased one, who seemed to have many critics on different Kingdoms of Europe.

The Borja raised his look to his Family’s small palace of Rome. It was perfect, and it reflected on them new urban styles adopted by the Italian nobility. He stopped his escort with a gesture and he indicated that was the place. He get off his horse and he knocked the door, then an old native roman servant opening the door, who he recognized.

His footprints lost once he came in the structure and when he crossed the centre courtyard, where there was a fountain with plants around it, he saw a new painting on the wall that he distinguished as later on his last visit. It was midnight, and he was tired because of the long travel. And he had to sleep, because the next morning there was much work to do.


HRP: Everybody is welcome. Here, if you want, you can RP about your PJ's actions while the "Sede Vacante". And obviously, you can interact with every PJ and PNJ that is in Rome these days. In short it's a totally free and open RP Smile
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A schism? Just try it. I will strip you of all you have...
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Astaroth_14



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Localisation: ¿Una Iglesia?¡Pensé que era un ninot!

MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 5:10 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Nunca le había gustado Roma. Ciudad eterna, triple corona de una humanidad cada vez más corrupta. No, definitivamente no le gustaba Roma. Pero era el centro del mundo, y cuando este parece a punto de derrumbarse, todos los caminos parecen conducir allí. En el caso del Marqués, había sido un rápido y pequeño bajel de bandera Veneciana que le había embarcado en el Reino de Murcia y una gabarra que le había ahorrado el trayecto Tíber arriba desde Ostia.

Se había hecho con unos caballos para sí mismo y su pequeño grupo, todos hombres de su confianza. Martín, Xoel, Manuel y Quique, el más joven de los cinco. Todos galegos, todos criados en León, cómo él. Rondaban la misma edad, salvo Quique, que aún no alcanzase los veinte, siendo objeto de muchas chanzas durante el viaje. Y Miku, claro, el joven escudero que servía ahora a Astaroth con el sueño de llegar a ser un gran caballero. Todos fieramente leales a Astaroth, la clase de gente que uno quiere tener a su lado cuando visita la ciudad de los puñales por excelencia, con el permiso de Nápoles.

Roma estaba cubierta de negro, por el luto. Martín chanceó con el hecho de que los jubones con las armas del Armiño les servirían de un perfecto camuflaje, y todos rieron. La ciudad estaba tensa, espectante, y los seis jinetes de voz cantarina y risa fácil desentonaban en aquel ambiente mientras ascendían por las callejas en dirección al palacete de los Borja. Pronto encontraron aquel edificio, engalanado de pendones dorados con el buey pacente. Sonrió, e indicó con un gesto a Martín que se acercase, desplegando su propio gonfalón. Llamó a la puerta, y cuando le abrieron se inclinó sobre la grupa del corcel.

Buen día. Mi nombre es Astaroth da Lúa, Marqués de Gondomar y las Islas. Su Eminencia, Carolum Borja, me ofreció alojarme en este palacete mientras durase el cónclave, dado que algunos miembros de su familia también iban a hacerlo. Si pudiesen indicarnos donde acomodarnos...

El sirviente entendió sus palabras, e indicó con un gesto que desmontasen, para después coger a los corceles por las riendas y llevarlos a algún lugar que, supuso, sería un establo. Los hombres entraron en el palacete, sin saber muy bien donde dirigirse. Sin embargo, uno de los criados pronunció un nombre que al galego hizo volver la cabeza.

¿Nicolás, decís?¿Nicolás Borja?-un rapaz, quien hablase, asintió, provocando una risotada del Marqués.-Decidle al buen Nicolás que su viejo amigo Astaroth está aquí y que desea verle.

El chaval salió disparado, dejando al Armiño aún riendo.

El viejo Nico...¡no habremos bebido cerveza juntos! O trabajado en diferentes proyectos. O las dos cosas a la vez.
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"Un año va. Como me muera en comunión, pienso reencarnarme y quemar Roma, por inútiles."
Príncipe de Ast(inieblas)urias. Já. Ast. Y Rey de Galicia, Castilla, León y un largo etcétera, pero eso ya no tiene chiste.


Dernière édition par Astaroth_14 le Sam Juin 04, 2011 5:36 pm; édité 1 fois
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Kossler



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MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 5:11 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Kossler acudió presto a Roma, invitado por los Borgia, tanto por su Eminencia el Cardenal Borgia como por el Prefecto Adjunto de la Guardia Episcopal hispánica. También por la Reina de Castilla. Así que allí fue, a Roma, la ciudad eterna, cuna de reyes, nobles y papas asi como sede del arte y la cultura.

Kossler se postró en el Palacete de los Borgia, donde le habian permitido alojo sus anfitriones. Con su pequeño séquito Kossler llamó a la puerta, esperando el permiso de entrada.


-Kossler de Castelldú y Robledo, Duque de Caspe y Señor de Mequinenza. -Dijo el caspolino.

Y la puerta se abrió.

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mikumiku



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MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 5:51 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Miku era nuevo allí en Roma. El joven caballero jamás había visto tal concentración de arte y poder a partes iguales. Estaba asombrado, incrédulo. Caminaba por las calles con orgullo, pero con dificultades para no dejar la boca abierta cada vez que divisaba un templo.

Había sido llamado por su señor, el marqués Astaroth, al palacio de los Borja donde se hospedaría. También era otro edificio digno de admiración, aunque el joven se iba acostumbrando al cambio de aires con cada calle que cruzaba.

Llegó a la entrada. El señor Kossler, conocido durante los últimos sucesos, acababa de entrar con su guardia personal. Miku pasó por la verja abierta, un poco nervioso ante la posibilidad de no ser bien recibido por la seguridad del edificio, pero no fue así. El caballero fue aparentemente ignorado por los guardias. ¿Sabrían quién soy? Pensó.

Siguió al Duque de Caspe y su séquito dentro del palacete, confiando en no perderse así. Decidió presentarse para no parecer un perseguidor. Excelencia. Se inclinó. Me alegro de volveros a ver, Duque. Sonrió, aunque un poco incómodo. ¿Habéis pasado un buen viaje?
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Elenatxa



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MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 5:59 pm    Sujet du message: Répondre en citant

La mañana amanecía con sus asoladores rayos en la lejanía. El constante cabalgar no había cesado ni por un segundo, y aquella inmensa comitiva real, que más bien parecía un ejército de soldados rasos a caballo, había cruzado en diagonal la península ibérica con el fin de acortar el viaje y llegar cuanto antes a territorios italianos, previa mediación de los embajadores reales de la monarca de Castilla y León. Y en la más completa discreción, tan solo alzando el polvo del camino tras de sí, los seis corceles, todos ellos negros azabache y ornamentados con sobriedad, avanzaban tirando del carruaje real en el que la Reina Elena se sumía en el más completo y angustioso aburrimiento.
Acompañada por cuantas damas de compañía, guardias reales, nobles de confianza y baúles repletos de ropa requería, dejó que su cabeza cayera ladeada hacia la ventana, obviando el hecho de que ésta se movía al ritmo del constante galopar y ajetrear del vehículo. Cerró los ojos y concentró sus cinco sentidos en un solo pensamiento. Sus embajadores le habían anunciado la muerte del Papa de Roma, y aunque intentaba aparentar tristeza, acaso angustia o disgusto, no lograba hacerse creer ni tan siquiera a sí misma que realmente sentía aquella muerte. Ella era una mujer fría, calculadora; en ocasiones, y últimamente las más, pasional. Toda ella era una completa contradicción. Pero no por ello debía aparentar menos tristeza que nadie, y dada a su condición debía saber controlar sus emociones e incluso manipularlas si con ello lograba mayores galardones para sus dominios. Ahora que además estaba consiguiendo tantos avances, tantas glorias... Aquella podría ser otra más. Las cartas a jugar debían ser bien pensadas, todo pendía de un solo hilo. Tal y como la vida humana.

- ¡Vuelvo a ganar! –alardeaba una de las damas de compañía de la monarca ante otra; estaban jugando a las cartas con una baraja francesa.- ¿Jugamos otra partida?

La otra en cambio no parecía estar completamente convencida. A pesar de ello cedió, y apostó sus últimos dos reales de oro. Fue en ese preciso instante cuando la Reina abrió los ojos y el carruaje se detuvo con lentitud ante unas terribles murallas que en su máximo esplendor se alzaban imponentes, con el Sol en lo alto y pendones enlutados de riguroso negro colgados desde las alturas.

- ¿Por qué nos paramos? –preguntó entonces la soberana de Castilla, inquieta; había dormido mal, pues habían optado por no detenerse más que para descansar unas pocas horas durante el camino, y el poco dormir fomentaba su irritable carácter de gata panza arriba.
El capitán de su guardia se aproximó hasta el ventanal de la Reina, hablándola y dándola explicaciones. Le contaba que acababan de llegar a las murallas de Roma, que había una gran caravana para alcanzar la entrada y que, pobres gentes, pretendían entrar en un terrible descontrol. Sumidos en la miseria de la incertidumbre, procuraban colarse entre las comitivas de los nobles que llegaban, pendones en lo alto, y aprovechando el caos que tanto caballo provocaba. Ella en cambio, en un quedo pensamiento, se sumió en un gran silencio. Aquella no era forma de entrar a Roma, magna ciudad donde las hubiere. Por aquellas puertas, de hecho, habían entrado los Reyes y Emperadores más gloriosos tras una dura batalla, proclamándose vencedores. Roma, el centro del Universo. Y ella estaba en él.
Abrió la puerta del carruaje y bajó, sorprendiendo a cuantos la miraban. Mandó que la entregaran su corcel, un imponente frisón azabache que trajeran desde Castilla junto a cuantos baúles de ropa la Reina había mandado traer. Rauda, montó sobre él.

- Apartad a las gentes, -ordenó al instante.- este no es recibimiento para una Reina. –aclaró. E hicieron cuanto pudieron, gritando que abrieran paso y, por mucho que no entendieran, terminaron apartándose ante el paso de la monarca, que alargando los trancos del animal avanzó en galope reunido hasta entrar, seguida de toda su escolta y comitiva.
Apenas pasaron varios minutos cuando arribaron hasta las puertas del palacete de su familia. Las observó con detenimiento, y descubrió sobre ellas el blasón de la familia grabado en la piedra. Sonrió, estaba en casa. Allá donde estuviera aquel blasón, lo sería. Descabalgó sin muchas dilaciones, retirándose después los guantes de cuero y organizando su comitiva mientras uno de sus guardias tocaba la puerta y pedía paso.
Descubrió su rostro, y entrecerrando sus glaucos ojos reconoció otros cuantos caballos más que no recordaba que estuvieran allí.

- ¿Es posible que haya más gente de la que esperaba? –se dijo, alzando la voz y haciendo cuentas. Ella tan sólo recordaba haber invitado al Duque de Caspe. Abrieron entonces las puertas, y ella entró con sus habituales pasos de expectación y su desaire real. Los sirvientes aguardaban a los lados, correspondiendo con reverencias, pero ella avanzaba hasta el interior, muy al fondo. Y se detuvo, en seco, haciendo que algunos guardias chocaran entre ellos tras ella. Ahí estaba el Duque. Ahí estaba el Marqués, acompañado de su escudero, también. Y ahí estaba su primo Nicolás, tan fresco como el rocío de a las mañanas.
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Kossler



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MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 6:18 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Kossler sintió un barullo tras la puerta y entonces entró la Reina de Castilla, caminando majestuosamente y como no, presumiendo algo también. Aunque parecía cansada trataba de disimularlo aunque en vano.

Kossler se acercó a ella y le hizo una reverenia mientras la miraba con picardía.


-Majestad. Os veis radiante hoy. -Dijo Kossler mientras sonreía, irónicamente. -En serio, os veis hermosa. Deberiais descansar, seguro que el viaje ha sido largo... y supongo que por algo me habreis invitado... ya me direis... -Dijo el caspolino rompiendo algo los protocolos.
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Elenatxa



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MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 6:41 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Ciertamente aturdida, y algo confusa por la situación, no llegó a ver cómo el de Caspe se aproximaba. Tan sólo fijaba su mirada en aquel espacio que hacía tanto que no veía y reconociendo cuantos detalles observaba culminó abriendo sus verdes ojos aún más, al verse gratamente asediada por la bienvenida de Kossler.
Los halagos de éste la agradaron, y correspondiendo a sus palabras desembarazó su brazo derecho de la opresora capa, extendiéndolo y ofreciendo su mano al catalán.

- Sois un completo halagador, Excelencia. -le dijo, torciendo al tiempo el gesto en una pícara mirada- Y es cierto, el viaje ha sido largo, y me siento algo cansada... Pero por lo pronto saludaré a mi primo. -continuó, llevándose después la mano que él había besado hasta su cuello, desatando la capa y dejándola caer para que sus damas la recogieran.- ¿Nos acompañáis?

Y recuperando la compostura, sin apenas esperar a una respuesta, le sonrió y le esquivó dejando tan solo el rastro de su perfume, avanzando con rapidez hasta su primo quien parecía estar cansado también. Sonriendo, pegó un brinco hasta él y le abrazó.
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Kossler



Inscrit le: 10 Déc 2010
Messages: 368

MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 6:57 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Kossler besó la mano que la monarca le ofrecía y sonrió.

-Por supuesto os acompañaré. -Dijo el caspolino a Elena

Y el Duque de Caspe la siguió hasta Nicolás, donde los dos primos se fundieron en un abrazo. Kossler no pudo evitar lanzar una mirada desafiante a Nico. En el fondo, habían sido rivales.

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Cyliam



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Messages: 558
Localisation: Y seguire tatuada en tu pecho rodeada de rosas junto a la cruz

MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 7:06 pm    Sujet du message: Répondre en citant

La joven habia recibido la noticia en Zaragoza, no sabia quien habia mandado la carta que la invitaba a viajar desde el puerto de Zaragoza hasta Roma.
Pero confio y espero en el puerto, sola, habia dejado a Wallada al cuidado de los niños y alli en el puerto Némesis la yegua negra, un petate y la pelirroja esperaban el barco.

Fue una espera inquietante, la joven no podia dejar de temblar, seguia sin saber quien habia hecho tan largo viaje para ir a buscarla, y al horizonte por fin se dibujaba la silueta de un barco, la joven fruncio el ceño para ver si aquel barco llevaba algun estandarte y entonces fui cuando el miedo y las dudas desaparecieron.
Alli ondeaba el estandarte con su blason, habian sido sus abuelos los que habian mandado el barco para que ella pudiera viajar.

Despues de subir la joven se quedo mirando embobada hasta que alguien la saludo.
-Buongiorno, signora di Veneto.
La pelirroja saludo con la mano tan solo, se sentia rara, aunque fuera un barco de su familia, familia a la que en realidad nunca habia visto, tan solo habia recivido cartas.
- Buongiorno. Io non voglio essere disturbato durante il viaggio. Contesto la pelirroja con un perfecto italiano mientras dejaba que la guiasen a su camarote. Ni tenia ganas de hablar con nadie, ni de que nadie hablara con ella, se asomo por la ventana del camarote y de pronto se vio tumbada boca arriba en el suelo. Algo habia entrado por la ventana y la habia asustado, estaba a punto de ponerse a chillar hasta que vio sobre ella dos cuervos que alzaban las alas de manera atacante, y tan solo suspiro.

Ni se habia acordado de que Fobos y Deimos aunque no se dejaran ver la perseguian desde el cielo a donde fuera. - Quedaos, aqui, al fin y al cabo aunque os hechara ibais a volver. Dijo levantandose e ignorando a los cuervos mientras se dejaba caer sobre el camastro.

Y en aquel camastro se paso todo el viaje durmiendo, solo atendia a la puerta a la hora de comer y a la cena, pero en ningun momento quiso salir de su camarote hasta que llegaron a su destino. Cuando llegaron le entregaron el plano para llegar hasta donde los demas hispanos se encontraban, alguno de los hombres del barco se ofrecieron para escoltarla, pero ella preferido viajar sola, hasta que un anciano se la acerco y hablo en un perfecto castellano.

- ¿No pensara viajar sola, signora? Esta en un lugar extraño para usted, podria perderse.

La joven abrio los ojos de par en par con la boca entre abierta. - ¿Como dice? ¿Me esta hablando a mi?
- Si, Signora, sino fuera asi, hablaria en mi lengua natal.
- Esto, perdon, ¿Quien es usted?
El anciano dibujo una sonrisa y tomo la mano de la pelirroja, la cual miro sorprendida e inmovil. - Mi nombre, es Alphonso, Alphonso Di Veneto.
La joven ahora si habia quedado noqueada del todo. - A... A.... bu... ¿Abuelo?
- El mismo que viste y calza. Me alegra ver que te has convertido en toda una mujer, eres tan hermosa... Dejemoslo para mas adelante, tu abuela espera en el carruaje para llevarte a Roma.

Durante el viaje la joven conto su vida a sus abuelos, los cuales estaban felices de escucharla, estaba feliz por haberlos conocido por fin en persona, se sentia bien y amada por ellos.

Y asi llegaron al palacete y la pelirroja entre de la mano de sus abuelos como si de nuevo volviera a ser una niña, con una amplia sonrisa y unos ojos verde grisaceos llenos de un brillo de felicidad. Por fin la familia Di Veneto se habia reunido.

Traduccion: Buenos dias señora Di Veneto.
Buenos dias, no quiero ser molestada durante el viaje
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Carolum



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Messages: 2396
Localisation: Valladolid, Reino de Castilla

MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 7:54 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Los primeros rayos del sol se colaban entre las cortinas de terciopelo verde de la habitación. El Borja se encontraba arrodillado ante un tríptico con una escena en la que Aristóteles enseñaba su sabiduría a los más humildes. En las portezuelas de los lados había otras dos pinturas, en una, un radiante sol, los santos ángeles y hombres justos estaban sentados a una gran mesa... en la otra, la fría luna y sus almas en pena clamaban por sus sufrimientos eternos. El cardenal estaba vestido con un largo camisón de lana y una capa escarlata - aún no había llegado el calor a la Ciudad Eterna, y por las mañanas hacía un frío traicionero que podría acabar en un resfriado.

Hasta que la torre de la iglesia cercana no diera diez campanadas, no terminó las oraciones. Con cuidado, guardó en el bolsillo del camisón su rosario de plata al tiempo que el tonsor entró con una palangana de bronce y los aparejos de afeitar...

- ¿Como se encuentra, mi señor? - dijo en fuerte acento italiano el barbudo hombre, que no hacía gala y honor a su oficio. Eludiendo la pregunta, Carolum se sentó en una silla frente a la ventana y quedó mirando unos instantes a través de ella con la cara iluminada por los dorados destellos del sol. - Hoy será una larga jornada... tengo que recibir a la familia, y a unos amigos, y después ir al Palacio Apostólico... estos últimos días está siendo un auténtico caos; aún sigue instalada la capilla ardiente del durmiente - apostilló la última palabra con un tono hostil. Los dos quedaron en silencio un rato, mientras el romano terminaba de afeitar la barba. Unos ruidos llegaron desde el jardín. El tonsor miró discretamente por la ventana... - Creo que alguien de calidad ha llegado, eminencia - limpió con agua la espuma que quedaba sobre la cara del prelado.

En la habitación irrumpió el mayordomo de la villa con una bandeja repleta de cartas pulcramente selladas... - Eminencia, han llegado éstos documentos, ¿se los paso a vuestro secretario?- El cardenal miraba por la ventana, intrigado por la visita... ¡eran ellos, se habían adelantado!. Afirmó con la cabeza. - Vuestro hermano llego anoche de madrugada, pero no os quise molestar. También os aviso que acaba de llegar el Marques de Gondomar, el Duque de Caspe, y la Reina de Castilla...- Reina de Castilla... Reina de Castilla... resonó en la cabeza del Borja. - ¡Oh no! - pensó... si su prima estaba allí significaba que todo debería estar perfecto para agasajar sus caros y despampanantes gustos. Rápidamente corrió hacia el armario y sacó una túnica de lana pobre, de color pardo, un cinturón de esparto y unas sandalias - pero eminencia... - protestó el mayordomo. - ¡callaos, que no sabéis lo que anda en juego... id corriendo a avisar a los cocineros, que preparen una buena comida, id a buscar lo mejor que encontréis en el mercado, lo dejo en vuestras manos... y como me defraudéis, estaréis una semana entera fregando la basílica...¡rápido!.- dijo titubeando mientras salía raudo de la habitación.

Bajó las escaleras de piedra raudo como alma que lleva el diablo. Al llegar al final se arregló la humilde túnica y se miró frente a un espejo del recibidor... estaba pasable. Salió con paso lento, serenando el rostro como si las visitas no le hubieran sorprendido o no le interesaran lo suficiente como para estresarle... -¡encima ahora, cuando más trabajo tengo tienen que venir todos...!- pensó al ver a todos aquellos nobles concentrados junto a la fuente de los jardines.

Con una rápida ojeada pudo ver a los presentes a tan sólo unos metros. Los lacayos estaban bajando los equipajes de los carruajes, y sus señores, visiblemente cansados por el viaje, conversaban junto al tranquilizador sonido del agua de la fuente. Carolum avanzó con paso decidido hasta donde ellos se encontraban... y se le quedaron mirando, vestido como si fuera un andrajoso... sus caras mostraban alerta, como cuando a lo altivos nobles se les acercaba la chusma pidiendo una limosna. Se plantó ante la reina de Castilla, se arrodilló y agachando la cabeza dijo: - Majestad, es una bendición para nuestra humilde casa que os hayáis dignado a visitarnos... no somos merecedores de tal privilegio.- claro que lo de humilde casa no era más que una mera formalidad... sin duda, aquel palacio podía ser la envidia de cualquier noble; todos conocían las abultadas nóminas que recibían los cardenales cada mes... algunos también exhibían abultadas barrigas, pero ese no era el caso de Carolum.

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Ignius



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MessagePosté le: Sam Juin 04, 2011 9:30 pm    Sujet du message: Répondre en citant

El Padre Ignius se acercó andando desde la Plaza de Aristóteles hasta el Palacio Borja. Sabía que Su Emiencia Carolum estaría ahí y no quería dejar de mostrar sus respetos.

Con su pobre túnica de esparto, fué andandando por calles poco conocidas hasta desembocar en la gran calle donde estaba sito el palacio. Mientras se acercaba, vió que del palacio entraban y salían sirvientes y se imaginó que ocurria algo. La sorpresa fué mayúscula cuando vió que, delante de la puerta, había un carruage con la bandera de la Corona de Castilla.

Acongojado, entró y vió a un sirviente, al cual paró para decirle.


-Soy Mossèn Ignius, de Puigcerdà. He venido a presentar mis respetos a Su Eminencia Borja d'Agnilio y a Su Majestad la Reina.
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mikumiku



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MessagePosté le: Dim Juin 05, 2011 12:03 am    Sujet du message: Répondre en citant

Miku asistía incrédulo ante el despliegue de personalidades que se había reunido allí en cuestión de minutos. Se percató de que nadie había reparado en él, sintiéndose invisible, un fantasma. De todos modos, tampoco quería interrumpir ni estaba al nivel de los presentes. Juntó las manos bajo las mangas de la túnica y se inclinó con aire ausente.

El caballero dio un paso atrás y bajó la cabeza, limitándose a escuchar como un guardia más.
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Nicolino



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Messages: 5364
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MessagePosté le: Dim Juin 05, 2011 4:58 am    Sujet du message: Répondre en citant

Un siervo despertó al Borja de su profundo sueño, tras llamarle por el tratamiento de "Monsignore" sin respuesta, luego por su nombre de pila y finalmente gritándole que despertara pues habían invitados que deseaban verle. Abrió paulatinamente los ojos, desperezándose con cierta molestia impresa en su rostro y sentándose luego en la cama frotándose las sienes, conminando a su siervo con una única seña a que se retirara y cesara su parloteo, pues ya había entendido lo que quería decirle y no deseaba oír más monserga de criado.

Se vistió lentamente, apresurando cuando ya se hubo percatado de la situación y recordado, entre confusos pensamientos, lo que de verdad significaban las palabras de aquel sirviente de su Casa. Se lavó el rostro en una fuente de latón sobre una mesa cercana a la cama, y apreció su rostro en un fino espejo cercano, cerciorándose de que se hallaba en condiciones de salir al patio central a recibir sus invitados y presentarse ante quién fuera que hubiera llegado, que sería en cualquier caso noble, siervo, o clero.

El agua le había espabilado bastante, pero aún mantenía el ceño fruncido y la cara de pocos amigos que le caracterizaba en los días de resaca (aunque éste no era precisamente el caso). Y tras haber recorrido el breve trecho desde su dormitorio hacia el patio, ante él se habría aquel amplio claustro dónde eran visibles varios frescos, la fuente, y las columnas que lo separaban de los pasillos y el interior del palacete, destacando el verde allí presente, y siendo notoria la presencia de los invitados, siervos y otro personal de la casa. Al primero que distinguió el Borja fue al de Valdecorneja, o cómo entendía él, creyendo al mundo valenciano, "Vall dels Cornejas", cosa que no se notaba en demasía cuando lo pronunciaba de todas formas.


-Mira quién ha llegado primero...-balbuceó, abrazándole como si de amigo de toda la vida a quien no hubiera visto en años se tratara, cosa que, a pesar de sus marcadas diferencias y en situaciones cierto desprecio, no era tan lejana a la realidad. Intentó, al ver al Armiño, mostrarse lo más cortés que pudo y camuflar el desagrado de tener que despertarse,y tan bruscamente, por su culpa-¡Astaroth el de Valldelcornejas!¡El más grande de los vasallos de mi prima, y el más obligado con nuestra Casa! Tiempo ha pasado sin que haya escuchado nada de vos...hay mucho de lo que hablar, y sin duda sobrará tiempo ésta noche, en el banquete...

Su mirada se posó por un instante en el escudero de Astaroth. Reconoció ipso facto que era el mismo de las justas castellanas. Que no se le viera precisamente famélico y tuviera éste aún los dos ojos, brazos y piernas, era algo que hablaba bien de su dueño: todos sabían que los escuderos de gente cómo el Armiño eran los primeros en morir en cualquier pugna, normalmente, en pos de sus amos, y en otras situaciones, corriendo mientras a éstos los apuñalaban. O aquellas historias eran las que contaban los juglares de su tierra.

Mas el andar de su prima hizo desviar su pensamiento de aquellas lides hacia otras menos nobles, tras un fraternal y cariñoso abrazo con aquella Reina de quién más de una vez alardeaba ser pariente cercano. Tenía su mirada clavada en el Duc de Caspe, que se mostraba demasiado cortés e interesado en su prima, lo que ya rozaba los límites de lo para él tolerable. El caspolino se había metido en la boca del lobo, y era demasiado osado provocar a un Borja aún de mal humor en su propia casa, rodeada ahora más que nunca de guardias, y con arsénico recién traído juntando polvo en la bodega. Allí él sentía que tenía el control absoluto, y amaba aquella sensación de poder: podía, si quería, mandar a descuartizar a quién osara importunarlo, o hacer llenar de cantarella la copa de quién deseara.

Mas procuraba evitar cualquier falta de decoro hacia todo quién considerara digno de respeto: y aquel respeto se perdía cuando ofendían su apellido públicamente.¡Maldita costumbre aquella de creer que el honor de toda una familia se hallaba en la entrepierna de sus mujeres!


-¡Prima mía y deleite de mis ojos!-exclamó, tomándola de las manos-¿Qué tal ha estado el viaje?
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Carolum



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MessagePosté le: Dim Juin 05, 2011 12:04 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Y allí estaba, arrodillado ante la reina, cuando Nicolino, rebozado de un suntuoso traje de pedrería, espada de oro, lacitos, borlas, plumas, plumones y demás afeites de pisaverde le apartó pisoteándole sin contemplaciones, y echándole como si de un sirviente se tratara...

El Borja rodó por el pavimento hacia un lado. Tenía la cara roja, el pelo lleno de paja y la túnica manchada de la tierra... entrecerró los ojos desde el suelo, clavandole la mirada a su hermano mayor como si de dos puñales se tratara... no quedaría asi.

Uno de los sirvientes, al ver aquel desaguisado, corrió a auxiliar a su señor que se intentaba levantar a duras penas. En el suelo había unos rastros de sangre, al caer el cardenal, se le había clavado profundamente el cilicio que llevaba en el torso amarrado con unas finas correas, unos pequeños hilos de sangre corrían por sus tobillos y los dedos de los pies... - Vale vale, muchacho, estoy bien... vete a llamar al boticario, que me limpie las magulladuras...-

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Astaroth_14



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MessagePosté le: Dim Juin 05, 2011 3:53 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Y llegó el Duque. Y llegó la Reina. Y llegó el Prefecto Adjunto. Y llegó el Cardenal. Y no llegó el Papa porque acababa de morir, porque si no habría apostado ese dinero que no tenía a que habría aparecido bamboleando la pesada tiara papal sobre su cabeza. El efusivo abrazo de Nicolás le hizo reir con fuerza.

Por supuesto, viejo amigo, por supuesto.

Percibió que miraba a Miku, y sus labios se curvaron en una media sonrisa.

Sólo traigo cinco hombres conmigo. No poseen títulos pero, como vos, no son hombres sin rango que puedan dormir hacinados con las bestias.

Inclinó la cabeza en un cortés saludo hacia Kossler, e hizo una media reverencia a Elena sin destocarse, justo antes de que Nicolás se le acercase, dedicándo a Elena un caluroso saludo, y derribando de paso a Carolum. Se adelantó a auxiliar al Cardenal, pero uno de los sirvientes se le adelantó. No pasó inadvertido el fino reguero de sangre que había quedado en el suelo.

Cuidado, Eminencia, váis perdiendo trozos de capelo.-comentó sonriente, antes de inclinarse levemente hacia él y reducir al susurro su voz.-¿Muchos pecados que expiar, Carolum?

Volvió a subir el tono.

Creo que al joven Miku le conocéis ya, ¿me equivoco? Se encontraba en las Justas, a principios del pasado mes.

Miró por el rabillo del ojo. ¿Habría acabado ya Nicolás con Elena? Aún ni había tenido tiempo de saludarla como era debido.
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"Un año va. Como me muera en comunión, pienso reencarnarme y quemar Roma, por inútiles."
Príncipe de Ast(inieblas)urias. Já. Ast. Y Rey de Galicia, Castilla, León y un largo etcétera, pero eso ya no tiene chiste.
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