L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Eduardo_de_laguna]

No estaba en sus planes ser el oficiante de la ceremonia, mas así lo había querido el destino. El cardenal examinaba en la Sacristía las capas pluviales, casullas, albas y demás ropajes litúrgicos que los sacerdotes del templo le mostraban. Debía encontrar los correspondientes a su talla y por lo que se deducía de aquellos telares, los italianos poseían más barriga que altura.

Tras intensa búsqueda halló las vestimentas adecuadas y sin más dilación se introdujo en ellas. La mitra bellamente adornada era, sin embargo, sumamente incómoda. El báculo, suntuoso y pesado, encajaba con el estilo de algunas rancias y poderosas familias italianas, empeñadas en recordar que tras un cardenal con sus apellidos se hallaban también sus ejércitos y su prestigio. Poco que ver con la elegante sobriedad hispánica.

Todo estaba dispuesto. El arzobispo entreabrió la puerta del sacro habitáculo y observó a los invitados, a los padrinos y al novio. Hizo memoria de algunos segmentos de las escrituras sobre las que improvisar la homilía y se dirigió al altar. El coro acompañó su entrada y los rituales pertinentes, incensario incluido. Desposeído ya por un sacerdote de la mitra y el báculo, el silencio regresó a la basílica, centrándose todas las miradas en las elevadas puertas por las que debía hacer majestuosa entrada la novia.
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[ederne_bp]

Bajamos las escaleras con mi padre, ambos íbamos sonriendo mientras el acariciaba mi mano posada sobre su brazo, al llegar al último peldaño, un mozo se acerco haciendo una reverencia para luego acercarse a decir algo a su oído.
Su rostro dejaba ver que algo malo ocurría y el pánico casi se hizo presa de mi en esos momentos, el cuerpo me comenzó a temblar y las manos a sudar.
Tranquila hija mía – dijo mi padre - un leve contratiempo con las sotanas - se había mofado de ello
Explicadme que sucede, acaso Nico… - las palabras no lograron proseguir, no podía convencerme de que a estas alturas se hubiese echado atrás.
Mi padre acaricio mi mejilla y sonrió - Nicolás está en la iglesia, pero un cambio en el oficiante, debemos esperar unos minutos mas - había dicho y el alma me volvió al cuerpo, asentí volviendo a sonreír.
Tras unos minutos y luego de subir al carruaje, mi padre me acompaño hasta aquel santo lugar
Un silencio inhabitual en mi, me inundo, durante el viaje fui recordando cada palabra que Nicolás había dicho en los días anteriores

" -Nada me separara de ti – y a pesar de la forma burlona en que lo había dicho, Nicolás me había tomado entre sus brazos con ternura, intentando consolarme con la fuerza de su abrazo, pues lo último que ambos queríamos era volver a separarnos.
Sonreí lentamente y me acerque más a él, deteniéndome y deslizándole los brazos alrededor del cuello. Nicolás poso las manos sobre mi cintura para sostenerme cuando me puse de puntillas, inclinándome hacia él. Bajo la mirada a mi cara respingona y familiar. Algunas veces parecía una chiquilla, aunque en mis ojos seguía brillando las emociones de una mujer. Inclino la cabeza para besarme tan suavemente que nuestros labios apenas se rozaron.
- ¿qué fue lo primero que pensaste esta mañana cuando te despertaste? – murmure cerca de su oído.
Pensé varias cosas a la vez. No recuerdo ni una sola – había dicho sin pensarlo mucho, mas la duda le había quedado y había susurrado la misma pregunta.
Mientras nuestros alientos se unían en un solo halito, el sonrió y frotando su nariz brevemente contra la mía le dije - que no me importa si existe o no el cielo, siempre que pueda vivir la vida contigo – su expresión fue de asombro y respondió - que hermosas cosas me decís...y yo tan tonto, siempre desaprovechando oportunidades...."

Apenas había notado la presencia de mi padre en el carruaje dejándome con mis pensamientos hasta la llegada a la catedral…


La llegada a la catedral fue maravillosa, fuera cientos de caras curiosas se detenían a observar el carruaje.
Mi padre descendió del carruaje y me ayudo a bajar, algunas doncellas que se habían adelantado, ordenaron mi vestido y mi padre me ofreció su brazo.
Preparada? - había dicho y sonreí
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[Rose_de_anthares]

Cuando las puertas de la iglesia fueron abiertas, notó un cambio pues era el Marqués quién oficiaría la ceremonia. Disculpándose con los invitados, la de Pern se adelantó dentro del suelo santo y tras saludar afectuosamente a su excelencia el Cardenal, la de Pern se enteró de lo que había pasado.

Salió hasta la entrada, el novio había llegado y le había saludado con una sonrisa. Ya habría tiempo de hablar más, los invitados comenzaron su entrada al recinto y la de Pern esperó pacientemente la llegada de su hija junto con su esposo.

Cuando su hija descenció del carruaje, la condesa no terminaba de admirarse de la belleza de su pequeña, nerviosa la miró y le saludó, adelantándose con el resto de sus hijos hasta los primeros puestos de la iglesia dónde se hallaba la familia cercana para esperar con igual emoción que los invitados el ingreso de la novia y el inicio de la ceremonia.
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¡Gloria eterna a los Héroes y larga vida a los seres anónimos!

[yuste]

Que fuera Laguna quién oficiara el enlace de su hija no le desgradaba, después de todo era uno de sus mejores amigo y un alguien muy importante para su familia por lo que de alguna forma estaba feliz con la noticia, ya hablarían en la fiesta de las buenas y malas cosas.

Tranquilizó a su hija por el cambio y cuando descendieron del carruaje vió a su esposa que no dejaba de estar emocionada. Tomó del brazo a su hija - ¿preparada? - preguntó y ella con una sonrisa le respondió que sí.

Su esposa, tan hermosa siempre, y sus hijos se adelantaron. Tras unos minutos avanzaron ellos hasta el solar de la perfecta puerta de madera que custodiaba el hermoso interior de la iglesia. Siempre le conmovían los sitios sagrados y en especial éste que quedaría por siempre en sus recuerdos por ser el lugar donde perdía a una hija y ganaba un hijo.

Miró a Ederne - estáis a tiempo de... - pero su hija, de mejillas sonrojadas y absorta en los invitados y más aún en el altar le dió una respuesta clara y sencilla de que estaba lista.

Con paso lento y ante la mirada de todos avanzaron por el pasillo central hasta el altar.
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[Carolum]

Carolum había invitado a sus acompañantes castellanos para descansar un rato en el palacio familiar, que desde su marcha de Roma, ocupaba su hermano Nicolino. No prestó demasiada atención, todo estaba igual que la última vez: los jardines - que le hicieron recordar la anécdota de su prima y el Duque Kossler, los salones donde tantas veces habían ofrecido comidas y recepciones... En su habitación, que conservaba el mobiliario intacto se aseó todo lo que pudo para estar decente en la ceremonia. Se lavó con el agua tibia que le habían dejado en una palangana de bronce, y sus criados le ayudaron a cambiarse la ropa, por algo más adecuado.

Cuando todos quedaron arreglados y hubieron descansado un rato, partieron casi en procesión el pequeño tramo que separaba el palacio de la Iglesia, mientras las campanas volteaban en lo alto de la torre, llenando aquel barrio Tiberino de una melodía armoniosa. Antes de llegar al templo, se despidió de sus acompañantes; ellos ocuparían otros puestos en el templo. El rey con lentos pasos y mirada firme se dirigió hacia el corrillo que formaban los nobles valencianos, también preparados para entrar a la Iglesia. - Mi señora condesa, creo que ha llegado el momento.- el rey dirigió una sonrisa a la de Bétera, tendiéndole el brazo para que se apoyara en él. - No nos retrasemos, creo que ya están esperando dentro.-

Y así fue como entraron por la puerta, Tadeita y Carolum, agarrados del brazo - lo cual despertaría algunos cotilleos entre las viejas del lugar - a un paso lento por el pasillo central de la nave. El rey, vestido con una larga capa escarlata, bordada en oro con castillos y leones, y tocado con una corona de oro y rubíes, que arrancaban destellos dorados de luz, fue saludando a los conocidos con alguna inclinación de cabeza o alguna sonrisa. El "paseillo" fue corto y rápidamente llegaron hasta el altar, allí el Borja despidió a la de Bétera y cada uno fue a ocupar su sitio, en primera fila.
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[Tadeita]

- No nos retrasemos, creo que ya están esperando dentro... habló el rey.
- Majestad, señor, contestó ella, tomando su brazo y sonriendo al padrino de la ceremonia...

Y del brazo de Carolum, Rey de Castilla y León, padrino de doña Ederne, inició el recorrido hacia el altar, donde esperaba el novio junto a su eminencia Don Eduardo de Laguna...

Había visto el nacimiento de la pequeña Ederne, había asistido a su bautizo, la había visto crecer, enamorarse.... y, ahora, asistía como madrina de Don Nicolás, a la boda de la joven Berasategui.

Llegaron hasta el altar, a sus respectivos lugares, haciendo una protocolaria reverencia al rey Carolum, sonriéndole, a su eminencia el cardenal, y santiguándose aristotélicamente frente a la figura del altísimo... sin perder la mirada y sonriendo, por último, al novio.

Pensaba lo afortunado que era aquel muchacho por la joya de esposa que aquel día se llevaría consigo, para siempre.... si algo no lo impedía, claro... en tal caso, todo estaba preparado...

Ya se escuchaba el murmullo de la llegada de la novia a la iglesia, las voces iban levantándose poco a poco, anunciando su entrada en el templo.
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[Nicolino]

El Borja ya se hallaba allí, frente al altar, engalanado en sus mejores ropajes, y a la expectativa, enarbolando su habitual sonrisa. La de la Vega y su hermano ya estaban allí, y serían tanto testigos de la unión como sus padrinos. Se sintió sereno, por no más que un corto y fugaz instante, al ver aquellos rostros tan conocidos. Una sensación extraña le embargaba, mezcla inevitable de alegría, ansiedad y algo más a lo que no podía dar nombre. Era la noción de saberse el novio y aún no percatarse del hecho, del comprender el cambio y saber su destino, que le depararía mucha felicidad al formar familia, y de hallarse prendado de una dama junto a la cual se sentía completo, pero palpando la perpetuidad y lo sacro del matrimonio. Sería pues la noción del compromiso y la eternidad...¿O una parte de él aún se resistía a enfrentar lo nuevo?¿Era un dejo de cobardía? Y, mas aún ¿era de cobarde preguntárselo?.

Pero de momento se impuso dejar eso de lado. A él no le importaba, a fin de cuentas, era un Borja, llevaba el toro rojo en su blasón, y añoraba las aventuras, lo nuevo, lo desconocido, y sabía que su esposa era igual. Y su nueva ambición y sueño era una familia, numerosa, prolífica y que hiciera estremecer a las otras Casas, dejando un largo legado. Además, de que confiaba que su vida conyugal junto a Ederne sería...divertida. Sí, ese era el término de buscaba: divertido, entre sorpresas diarias e ingenio. Si ya era dado a trazar planes de conquistas y expansión, y hasta cuando dormitaba soñaba con nuevas tierras y tronos lejanos, quizás sería hasta mejor de a dos: ella también tenía interés en esas cosas, y se sentía libre moviéndose en esas lides, las armas, los caballos, los soldados, los tableros y las conspiraciones. Aquella era su maldición de megalómano cimentada en delirios de grandeza, que se había agudizado tras la muerte de Elena, luego de que algo faltante, y según el inconcluso ("la misión Borja en este mundo"), pasara a ser llenado con ambición.

Y su prima...también tendría que ir a rendir culto a aquel fantasma. Le seguía debiendo cierto viaje a Castilla, que realizaría, sí. El era hombre de palabra, había dicho que algún día la iría a visitar, y lo haría.

En aquel instante, lo aceptó todo. Todo se redujo a unos segundos eternos, interminables. Sin darse cuenta contenía la respiración. Finalmente, ella. Allí llegaba su esposa, con quién compartiría el resto de sus días. Sintió que su corazón se detenía, que él trascendía el espacio y el tiempo, cuando sus miradas se encontraron. Se veía especialmente bella, resplandeciente. Desde hacía unos días le veía con otros ojos, más de compañero verdadero con quién recorrería un largo camino que de amante furtivo.

Allí llegaba ella, quién se desposaría con él a sus dieciséis años, siendo el cinco años mayor, lo que no era tampoco mucho.
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A schism? Just try it. I will strip you of all you have...

[ederne_bp]

«Cuando amas a un hombre estás en su poder», Estaba completamente a merced de un hombre, y lo sabía
En eso pensaba cuando la voz de mi padre resonó en mis oídos, mis ojos solo podían observar la gran multitud de personas que había al interior de la iglesia.
Estáis a tiempo de... - había dicho y dejado inconclusa la frase. no podía estar más segura de lo que estaba haciendo, habrían sido mis palabras de respuestas, mas el paso de el Rey de Castilla y la Condesa de Bétera distrajeron mi argumento.

Ellos irían adelante en procesión hacia el altar, seguidamente mi padre para entregarme en las manos de Nicolas.

Aunque miles de pensamientos discurrían por mi mente como una interminable corriente, era consciente de cada pequeño detalle de la ceremonia. Como el brillo de las velas en la caoba oscura de los bancos de la iglesia, el olor a madera vieja de estos, el susurro de mi vestido de novia, la exquisita fragancia de las rosas. Tenía las manos frías y temblorosas y a pesar de tener la certeza de que todo estaba saliendo bien, estaba muy nerviosa.

Levante los ojos hacia él, estaba tan guapo que sentí que se me oprimía el corazón de puro placer, aunque le amaría igualmente si fuera menos agradable a la vista no podía negar que su atractivo era algo que me llenaba de orgullo, me sumergí en su cristalina mirada, incapaz de creer que aquello estuviera ocurriendo de verdad. En unos minutos, pertenecería a Nicolás y el a mí, podría reclamarle como ninguna otra mujer lo había hecho nunca.

Entre con pasos seguros, aunque el cuerpo me temblaba y camine hacia el. Una dulce melodía se escuchaba, a mi alrededor la gente cuchicheaba, miraba y sonreía, mi padre asentía a las miradas de las damas y los varones, algunos, seguramente conocidos y otros totalmente ajenos.
Mis rodillas temblaron a medida que me acercaba al altar, no quería parpadear, pues pensaba el sueño podía terminarse en caso de hacerlo.
Nos detuvimos a escasos pasos y mi padre tomo mi mano. Le mire agradecida y sonreí, baje mi vista cuando deposito un dulce y cálido beso en mi frente y mejilla.

Deposito mi mano en la de Nicolás y me acerque hasta el altar donde su eminencia nos esperaba para dar comienzo a la ceremonia
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[Kurt]

Kurt acudió al palacio de la familia para antes de acudir al enlace. Allí bebió algo de agua y terminó de adecentar sus vestimentas. Las campanas tañían desde lo alto del campanario, transportando las calles su sonido de forma nítida.

Antes de entrar en la ceremonia, el Maestre se percató de la cercana presencia de su hermano, el rey de Castilla, al que no había tenido el placer de ver en la recepción. Aún habiendo oído una vez tras otra su nombre y su centenar de títulos de boca de uno de sus vasallos, no logró alcanzarlo con la mirada hasta ahora. Vio como éste se enlazaba del braco con la Condesa de Bétera y se adentraba en el templo, por lo que le fue imposible acercarse a saludar. Hacía mucho tiempo que no veía a su hermano, desde que había asistido a su juramento del fuero. Realmente no se acostumbraba haberlo con aquellas engalanados atuendos, después de haberse acostumbardo a verlo vestido con sotana o con las vestimentas rojas típicas del cardenalicio.

Alzó su mano a media altura para que Leonor pudiese posar la suya sobre ésta, y entraron por la puerta. Cruzaron el largo pasillo hasta llegar a la primera fila de bancos, donde el Borja tomó asiento junto a Carolum, al fin podría saludarle, antes de ver el esperado enlace entre su hermano Nicolás y Ederne.
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[juliane_bp]

Luego de apreciar emocionada lo bonita que había quedado su hermana con su traje de bodas, la menor de las Berasategui se dió prisa rumbo a la basílica, deseosa de presenciar la ceremonia.

- Hola querida amiga ... no sabes la alegría que me da verte,... pero mira como estas de linda hoy, sabes aun recuerdo el viaje a Castellon donde no hemos podido hablar y pasar ratos divertidos por diferentes hechos que ya conocemos, pero eso si, espero verte luego pero con un poco mas de calma... - oyó que le hablaban por su espalda.
Al girarse sonrió con alegría y estrujó con un gran abrazo a su amiga de toda la vida, Danpi, que se encontraba allí con sus bellas hijas - que alegría estén aquí! cómo han viajado? expresó la jóven alegremente.
- por favor discúlpame con vuestra familia por mi demora, pero he tenido varios inconvenientes que han hecho que tardara mas de lo previsto - dijo la tortosina.
- que va, no hay demora, aún no comienza la ceremonia, apurémosnos en sentarnos - exclamó Juliane, feliz de la llegada de la dama, y dirigiéndose a las primeras filas del recinto.
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[Kossler]

Ya bastaba de protocolos y saludos. Uno acababa con la boca seca y sin aliento y de momento no veía vino por ningún sitio. Dudaba mucho que le dejaran entrar en la sacristía a cogerlo, así que decidió dejar la palabrería y unirse a la multitud que empezaba a entrar ya al recinto.

Con la fusta bajo el brazo derecho y Bianca colgando bajo ella, en el costado izquierdo el Duque comenzó la ascensión de escalones hasta la entrada de la Catedral. Tropezó con el segundo y un logró mantenerse erguido gracias a un rápido traspies que lo equilibró.

-Gmnfnfnerfn. -Gruñó.

No debería beber si iba a subir escalones... Aunque, siendo asi, ¿cómo iba a saber cuando hacerlo? ¡Si para bajar a las bodegas de Mequinenza ya había cuarenta y siete!

Recuperando la sobriedad se encaminó hasta los bancos del novio y se sentó, reposando la fusta sobre su piernas.
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[Hsmeduardo]

Finalmente fue abierto el gran templo. El Arzobispo de Tarragona se acercó a uno de los bancos y de rodillas oró un momento, pedía al Altísimo para que consagrara aquella pareja que estaba a punto de unirse en santo matrimonio, y así pudieran ser una familia feliz y ejemplar.

Eduardo volvió a tomar asiento esperando que la ceremonia empezara.
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Arzobispo Metropolitano de Tarragona

[Ignius]

El Abad vió que todo el mundo empezó a entrar y, yendo al lado del President de la Generalitat, fueron a buscar el sitio honorífico para joven. Luego, el Abad, se fué a buscar algun banco entre los monjes.
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[Asdrubal1]

Asdrubal entró, con paso firme seguido de Druso, en la iglesia, aunque al llegar aminoró el paso pensando y yo ahora donde me siento... Seguro que los nobles no les parece bien que me ponga el primero... Y tampoco quiero liar un escándalo en tan especial evento...

Aunque supiera que los bancos de delante estaban ocupados, en los de detrás no pensaba ponerse en los de detrás, así que ni corto ni perezoso, se sentó en uno de los bancos del medio; desde un buen ángulo, que no quería que ningún listo alto le tapara el horizonte...Aunque dependiera del tio...Si con suerte a algún plebeyo se le ocurría molestarle, buena la que le caería...que fuera noble...eso ya sería otro tema...
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[jesusalfonso]

Al ver como las puertas de la Iglesia se abrían, Jesús entró en la Iglesia y se sentó en una banca para disponerse a realizar una pequeña oración silenciosa.
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