L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Ferrante]

Uno de los múltiples servidores de Roma - ataviado con las pontificales libreas - hizo entrega de una carta sellada al secretario del Primado Hispánico, retirándose inmediatamente con la misma discreción con la que había llegado.

[Ignius]

El prelado leyó la vitela que había recibido de Valladolid, que fechaba de aquel mismo día. Si bien eso ya le hizo sospechar, pues era imposible hacer un viaje tan largo en tan poco tiempo, esa sospecha no hizo más que sumarse a tantas otras.

Se dirigió hacia el despacho de Lujuria.

-Monseñor, quisiera que leyeráis esto. Es del joven aquel que no hace ni medio año estaba haciendo campaña para que el patrón de Castilla fuera el que la Reina quería. Dice que abjura.

Espero a que leyera y le preguntó.

- ¿Entiende los motivos? Porque yo no acabo de vislumbrar ninguna justificacicón, salvo lo que él pueda creer... Que desde Valladolid a Roma hay muchos quilómetros... Además, ¿no es el que escupió a Lisandros, el día que le nombraron? ¿Aquel al que propuse como noble pontificial, para que dejara de ser un pobre herrero, y otros deshecharon mi propuesta por su conducta?
_________________

[Lujuria]

Leyó la Obispo de Segovia la carta con detenimiento, arqueando su ceja más de una vez por lo que en ella había escrito. Cuando terminó, se la devolvió a Ignius y se puso en posición pensativa, tocandose la frente con las yemas de los dedos haciendo unos pequeños movimientos a lo largo de esta.

- No se. No entiendo su postura, ni sus razones ni las que ahora considere sus convicciones. Pero si me pregunta, Su Eminencia, yo creo profundamente que aquí no ha expuesto los verdaderos motivos. Algo oscuro y alejado de la fe debe estar pasando por su cabeza. ¿Acaso cree que ha sido fortuito y gratuito el momento de hacer esta declaración? Ahora... con la trágica muerte de la Reina Froda. Ahora... con la llegada al trono del reformista Astaroth. - Lujuria negó con la cabeza - No lo creo.
_________________

[Ignius]

-No, yo tampoco lo creo- dijo, meditabundo- pero sigue sin tener sentido. Fijáos, además, que tiene fecha de hoy. ¿Quién firma una carta con una fecha posterior? Porque es evidente que es imposible que haya llegado desde Valladolid en un solo día. Pero bueno. ¿Qué hacemos? ¿Se la mando a Nicolás o Casiopea para que la tramiten en la inquisición?
_________________

[Lujuria]

Sí, está claro que la fecha no concuerda... ¿qué insinúa Su Eminencia? ¿que la ha podido enviar alguien en su nombre? ¿o que Ferrante ha perdido la cabeza por completo y ya no sabe ni el día en el que vive? Yo creo, como bien dice, que debemos poner en conocimiento de la Inquisición esta misiva. Seguro que ellos son capaces de averiguar el trasfondo de este turbio asunto.

A la prelado no le había sentado muy bien aquella declaración de Ferrante. A pesar de llevar algún tiempo alejado de la Iglesia, Lujuria tenía la esperanza de que con su llegada a tierras pucelanas pudiera reconducir la situación y que él fuera un pilar importante del aristotelismo en Castilla. Pero eso ya parecía que iba a ser imposible.

Y nos, ¿qué debería hacer? Es una persona con la que tendré que lidiar a diario en mi diocesis...
_________________

[Ignius]

Ignorarle, me figuro. ¿Qué se puede hacer en estos casos? Castilla respeta a todo lo que respire. Además, es Maestro de Armas del Rey Ermíneo, así que... Yo no jugaría con gente con ese tipo de amigos. Todo el mundo sabe que el ojo que le falta al rey lo cambió por locura malsana -se dirigió hacia la puerta-. No podéis hacer nada, Lujuria. Con él, no. Voy a mandar esto a los missi inquisitiones.
_________________

[Lujuria]

Con una tristeza absoluta en su mirada se limitó a asentir con la cabeza. Sabía que poco podía hacer ante las locuras que invadían aquel cuerpo de forjador.

-Que el Altísimo os bendiga, Su Eminencia. Y que la Inquisición haga su trabajo con la mayor presteza que pueda.
_________________