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[ESP]El Libro de la Hagiografía - Santos antiguos
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Kalixtus
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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 1:47 am    Sujet du message: [ESP]El Libro de la Hagiografía - Santos antiguos Répondre en citant

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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 4:50 pm    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de Ánani Mhour


    El último erudito de mi pueblo del que tengo memoria fue tan importante para nosotros que decidí transcribir mis pensamientos en un texto.

    La vida de Ánani Mhour

    Ánani Mhor nació el día de la caída de Oanilonia en una de las primeras familias que dejaron la ciudad por amor de Dios.
    Su padre contaba a menudo que había visto todo desde el otro lado del lago: los rayos desgarrando los edificios, los abismos que engullían los restos de la ciudad. Le gustaba contar cómo un arcoíris se había visto durante tres días después de la destrucción de la ciudad maldita.
    Había visto llegar veleros trayendo lotes de refugiados de los cuales ciertos hablaban un idioma desconocido a pesar de que les había conocido hablando el mismo idioma que él algunas semanas antes.

    Nuestro grupo recogió a algunos de estos refugiados que seguían hablando nuestro idioma, pero ¿hablábamos realmente ya el mismo idioma o el idioma de Oane desapareció con la ciudad?
    Mi madre tenía veinticinco años y era la guardiana de la gran biblioteca. Había huido con numerosos libros y sólo los que hablaban del mensaje de Dios todavía se podían leer. De hecho, mientras que antes hablábamos todos el mismo idioma, la ira del Altísimo nos había condenado a hablar en diferentes decenas de dialectos, separando a los humanos los unos de los otros y obligándoles a entenderse para sobrevivir.

    Al principio se decía que sólo los justos habían sobrevivido, pero nos dimos cuenta rápido que pecábamos por orgullo diciendo que éramos mejores que los otros. Fuimos conscientes que entre nosotros no todos tenían el corazón puro y que el miedo les había hecho huir lejos de su Fe en Dios.

    Para los supervivientes, los primeros años fueron penosos y la incomprensión, junto con nuestra miseria, impedía la creación de un grupo unido. Algunas comunidades se formaron rápidamente y se agruparon en tribus.

    Yo tenía doce años cuando mi tribu tomó la decisión de partir hacia la puesta del sol, esperando así acercarnos a Él.

    Dios parecía habernos abandonado, pero no le abandonaríamos de nuestro entorno. Nos quedaba la esperanza de que un día perdonaría a la humanidad por el hecho de haberle servido tan mal.

    Ánani, como primer hijo nacido desde la destrucción de la gran ciudad, fue instruido como se instruyen los sacerdotes de Oanilonia, y, sorpresivamente, cuando tenía apenas siete años podía citar cualquiera parte del libro de Oane.
    A la edad de diez años agrupó todo lo que sabíamos de la historia de la humanidad desde Oane hasta la destrucción de la ciudad, él decía:


    Citation:
    ”Si estas cosas son olvidadas cometeremos los mismos errores, no enfademos a nuestro Creador y sepamos mostrarnos dignos.”



    Ánani, aunque era más joven que todos los otros estudiantes, pudo muy rápidamente sobrepasarme en el arte de la caligrafía y su pasión por el dibujo hizo que mezclara a los dos en sus relatos.

    Era el que prolongaba la memoria de los suyos gracias a la escritura; cosa nueva para nosotros porque los únicos escritos que teníamos eran poesía, los libros de cuentas de la ciudad y los textos sagrados del templo. El gran libro de Oane había desaparecido con la gran biblioteca pero Ánani copió las memorias de los ancianos sobre finas tablas de madera o grabando tablones de piedra.

    Nada le desviaba de su misión, preguntaba a los ancianos y transcribía incansablemente sus historias: la manera de construir una barca, la forma de plantar el maíz o los relatos de la vida de nuestro pueblo desde el día en el que nuestro Creador destruyó la ciudad maldita y la cubrió de sal.

    Se decía que si era tan erudito y sabio, era porque fue bendecido por Oane mismo cuando apareció, cuarenta días después del día de las cenizas. De hecho, pienso que estaba inspirado por los justos que Dios había hecho llegar al paraíso.

    Cuando Ánani murió, cuatro generaciones estaban presentes para llorarle, y lloraron durante diez días. El décimo día como se solía hacerse en esta época, llevaron su cuerpo sobre la colina más alta para quemarlo a la salida del sol.

    En efecto, los más ancianos de la tribu habían oído las palabras del Altísimo que decían que el paraíso estaba en el sol. Queriendo ayudar al alma del difunto a llegar al sol, usaron en adelante la cremación. Lo hacían cuando el sol tocaba el horizonte para que el alma pudiera ir sin cruzar a la vista de los malditos en la Luna.

    Pero el fuego no prendía… Un arcoíris se formó desde el sol hasta el pie de la hoguera y el alma de Mhour pareció salir de su cuerpo, se dirigió hacia la luz y se dio vuelta por un momento para decir:


    Citation:
    ”No me lloréis porque adónde voy seré un ángel entre los ángeles, no destruyáis mi cuerpo porque es un regalo de Dios, es materia y debe volver a la materia. Que desde ahora el fuego sea reservado a la purificación de los cuerpos impuros y el entierro para todos los que creen en Él.
    Preservad el mensaje de Dios para el día en el que elegirá a su primer profeta, porque ese día necesitará que sus palabras sean recordadas a los seres que pueblen la creación.”


    Luego pareció subir sobre el arco iris para ir directamente al Sol acompañado por un nubarrón celeste idéntico al que los antiguos habían descrito llevándose siete humanos de la ciudad de Oanilonia antes de que los abismos la engulleran y que la sal recubriera el lugar maldito.

    Se acerca mi hora y estoy aquí, en el mismo lugar donde se encontraba hace unos sesenta años la gran ciudad, la que acarreó sobre nosotros la cólera justa pero implacable de nuestro Creador.

    Ánani me dijo un día:


    Citation:
    Espero que un día los humanos se acuerden que Dios dijo que la creación estaba sometida a la humanidad, pero no dijo que la humanidad debía estar sometida a algunos de los suyos. Necesitamos jefes, pero jefes justos, jefes que vivan para su pueblo y no de su pueblo. Espero que un día seamos gobernados por servidores del pueblo y no como fue el caso de la ciudad maldita, por servidores de ellos mismos.



    Acabo este texto rezando a nuestro Creador que me permitió ver de nuevo a mi amigo después de mi muerte, porque me gustó como una hermana, porque lo ame como su esposa, pero él tenía solamente el pensamiento de servir a Dios y a su pueblo, y no podía ligarse a una sola persona.

    Encierro este texto en un baúl de oro en la sal que señala, todavía y para siempre, el emplazamiento de la primera ciudad de los hijos de Dios y junto a esos cuatro textos de mi amigo, de mi amor, para que un día quizás sirvan de memoria a la humanidad.

    La historia de mi pueblo (por Mhour)

    La destrucción de Oanilonia, que se efectuó el día de Mercurii, fue sólo el principio de nuestro castigo. Le llamamos "Mercurii de las cenizas".
    Había siete grupos que hablaban ahora lenguas diferentes y desconfiaban unos de otros, y para empeorarla, había muy poco alimento. Nuestro grupo tomó la dirección del poniente y marchó cuarenta días.

    Durante los cuarenta días teníamos sólo muy poco para alimentarnos, lo justo: una planta extrañamente nutritiva que únicamente servía en principio para alimentar a los cerdos del dueño Mayhiz, pan encontrado sobre una de las embarcaciones que habían huido la ciudad y algunos pescados que eran reservados para los niños antes de nuestra salida.

    Reemplazábamos pues el alimento por la oración y los placeres por las penitencias. El pueblo se maldecía de haber preferido el placer a la oración y a la contemplación.

    El cuadragésimo día, Oane se nos apareció. Los que habían visto su estatua en el gran templo le reconocieron de forma inmediata y se arrodillaron, golpeándose el pecho suplicándole interceder por ellos cerca de Dios.
    Se dirigió hacia mi padre, y le dijo:


    Citation:
    Mhor, tu hijo es el primer nacido desde el día de las cenizas. Guiaste a tu tribu cuarenta días en la privación y la oración sin pedir nada para ti, que sepas que tus oraciones han sido oídas y que mañana será un día graso para los tuyos. Dejad de lamentaros por las faltas de los antiguos, porque Nuestro Creador me dijo "lo juzgaré, respecto a la vida que tuvo y no a las faltas de sus padres".

    Debéis vivir el presente y no llorar el pasado, serás el guía de tu pueblo, e instruirás a tu hijo para que abra la vía que conducirá a los profetas.
    Dios pide solamente vuestro amor y podéis dárselo solamente si os queréis a vosotros mismos. Que el perdón de las faltas sea dado a los arrepentidos, pero destierre al que reincida contra la palabra dada.
    El mañana es un regalo de Dios, juerguéese porque será el día de la renovación. Que los cuarenta días pasados no sean la imagen de su vida, no busquéis a Dios en el sufrimiento, sino acordaos de haber sufrido por no perderlo. Voy a dejaros perseguir su vida, reposad y acabad con todos los alimentos y el vino que quedan, porque mañana será el día de la renovación.



    Mi tribu pues se regocijó, los que todavía tenían pan lo compartieron con su vecino, el vino también fue compartido hasta la última gota. Este día fue el día el primer gran día desde el Mercurii de las cenizas.
    Todo el mundo durmió como yo, es decir, como el bebe que yo era, y despertándose con el sol la gente vio que había una fuente de agua corriente no muy lejos y un poco más lejos un oasis lleno de frutos y de animales.

    En el centro del oasis se levantaba una estela sobre la cual fue fijada la tabla de Oane, la tabla que repetía los mandamientos de Dios. Esta piedra que había sido grabada por los dedos del Creador y confiada a la primera comunidad para que jamás olvide que más allá del Amor estabamos ligados a la ley de la Creación. Esta piedra que, sin embargo, debería haber desaparecido con la ciudad, estaba allí intacta, pero escrita en una lengua que ya no sabíamos leer. Mas eran las leyes del Altísimo, no estábamos dispuestos a olvidarlas de nuevo.

    Allí es pues, cerca de la estela, donde mi pueblo se instaló en su mayoría. Desde hace más de cuarenta años de paz y de felicidad vivimos aquí y rezamos a Dios para que perdone a sus hijos.

    Otros continuaron hacia el mar y más allá, para extender la raza humana en toda la creación.


    Las 3 tesis de A. Mhour

    Recordamos su vida y sobre todo sus tres principales tesis.

    La primera podría ser una de las fuentes de la jerarquía no familiar


    Citation:
    Dios creador del mundo es el Padre y hay que quererle, temerle y respetarle; pero esto es pues válido para todos los hijos hacia su padre y madre. Y de manera general si el padre tiene autoridad sobre el hijo, es porque todos los que tienen la autoridad sobre nosotros deben ser queridos, ser temidos y ser respetados como un padre. Pero así como el padre debe proteger a su hijo, tener la autoridad sobre otra persona comporta las mismas responsabilidades. El que, por una razón cualquiera, toma el cargo de padre debe aceptar los honores pero también las responsabilidades.


    La segunda tesis de Mhour señalaba que el Señor recompensaba la amistad por la longevidad de las cosas.


    Citation:
    Oane dijo un día en el momento de la creación de nuestra primera ciudad que "es por el amor y la complementariedad que vosotros podréis crear, porque nuestro Creador nos quiere totalmente unidos en la vida como servidores humildes de la creación".

    Tal es la verdad que por olvidarnos de ella el Todopoderoso nos castigó, cada uno queriendo volverse el dueño y hacer de su hermano delante de Dios un servidor.

    El amor por el saber impulsó al humano a crear la escritura para conservarlo, pero la escritura sin amor es sólo la continuación de palabras tristes y sin alma. Es el amor por la escritura el que hace que un escrito tome todo su sentido y el amor de la lectura el que hará que ese texto no esté perdido.

    Todo lo que es hecho para durar debe ser hecho con amor y amistad. Si el masón trabajó sin amistad hacia su cliente, la casa que construya se derrumbará con los primeros vientos.



    La tercera tesis, que posiblemente le guste más, es que el que domina la palabra posee numerosos poderes y debe servir con un buen fin y por la paz.


    Citation:
    Voy a contarte la historia de Ocless, quien fue una gran dama, pero que, aunque poseía el poder de la palabra, prefería el de la espada.

    Ocless era la matriarca de una gran familia hoy olvidada. Cada vez que una discusión se tornaba en desventaja, sacaba su espada y la colocaba delante de ella, apuntando hacia su contradictor. Rápidamente la discusión giraba en la dirección deseada por la dama y burlona envainaba su espada en la funda.

    Su familia desapareció porque, no teniendo nadie que se atreviera a contradecirla en sus palabras, pudo solamente persistir en sus errores y conducir a su familia a la quiebra. Era imposible para el clan vivir sin interrupción, con miedo de la espada de la dama Ocless por encima de ellos.

    Todo hombre y toda mujer tiene como misión salvar la humanidad a los ojos de Dios y debe hacerlo por qué la humanidad ha sido escogida para ocuparse de la creación. El humano debe pues, ser feliz ayudando a su prójimo a serlo, porque no se puede concebir dar el amor alrededor de sí si no es ya feliz.

    Dios en su gran sabiduría nos dio más que la palabra, nos dio la posibilidad de utilizar esta palabra para propagar la amistad y la felicidad. Es nuestro deber utilizar la palabra para reconfortar a nuestros semejantes y hacerles felices, pero la palabra es también una arma poderosa y sería bueno que los que detienen las llaves no puedan estar además armados. El humano está hecho de espíritu y de materia, posee dos tipos de armas, una fundada sobre el espíritu y la otra sobre la materia.

    El arma del espíritu dada por Dios está hecha de políticas, prédicas y diplomacias. Debe prohibir, al arma de la materia que derrama sangre odio, su desenfundadura. Para esto sería ventajoso que los que llevan la palabra no lleven la espada.



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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 4:52 pm    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de San Andrés el Protocletos




    I: La infancia y la juventud:

    Andrés nació en Betsaida, 6 años antes de la llegada de Christos, en una familia humilde. Su padre era pescador, una actividad a la cual Andrés se dedicó con éxito y que le permitió desarrollar una notable inteligencia.

    El niño pasó toda su juventud en las cercanías del lago de su tierra natal, y creció en sabiduría y dulzura, cálidamente rodeado de la falsa creencia en múltiples dioses.

    A veces, y mientras más pasaba el tiempo, su corazón se preguntaba, sin lograrse expresar, sobre la fe hacia estos dioses de los que él nutría instintivamente bastantes dudas. Para Andrés ellos eran la representación humana de seres divinos, construida sobre el modelo de los hombres; no eran ciertamente ejemplos de virtud.

    Un día escuchó hablar de eventos milagrosos que ocurrían en Judea, donde al parecer un profeta había nacido. Desafortunadamente fue obligado a permanecer en las riberas del lago.


    II: La Llamada:

    …Andrés, siendo ya adulto, iba a pescar, como siempre, con su hermano Simón y otros amigos.
    Fue entonces que un desconocido vestido con harapos se acercó al lago. Su aspecto se veía inspirado:
    parecía un hombre santo, pero sin los ricos adornos de seda y piedras preciosas que normalmente adornaban a los sacerdotes.


    “-¿Quién es este hombre?”
    Se preguntó Andrés, cuando esté lo apostrofó con dulzura:

    “-Pescador, ¿Cómo va tu pesca?”

    “- No está mal”.
    Respondió Andrés sin convicción, concentrado a pesar de todo en su trabajo.

    Su hermano y sus amigos lo llamaron para que continuara su trabajo.

    Pero el desconocido lo miró con dulzura y continuó:


    “- Pescador, aquí tú vives días monótonos…Tu vida es desperdiciada aquí. Te he observado por unos días y veo un destino más grande en ti. Esta mañana, el Altísimo me ha inspirado: ¿No querrías dejar el lago para convertirte en misionero? Sígueme, y encontrarás a otros hombres, consagra tu vida a Dios.
    Yo soy Thanos, he vivido con el Profeta Christos, y vengo a traerte Su palabra, que es la palabra del Único Dios.”


    Andrés sintió que su corazón daba un salto, y aunque el futuro para él fuera desconocido, tenía una certeza que no había sentido nunca antes que anunció a los amigos y al hermano:

    “- ¡Seguiré a Thanos, y haré de mi vida un regalo agradable al Único Dios!”

    Thanos sonrió y preguntó:
    “-¿Cuál es tu nombre?”

    “-Andrés.”

    “- ¡A partir de hoy, te llamarás Andrés el Protocletos (que es el primer llamado), ya que eres el primero al que llamo a compartir mi Santa Misión!”

    Andrés abrazó al Apóstol, y corrió hacia sus hermanos y amigos, que lo miraban ansiosos por intentar entender lo que estaba sucediendo, para decirles simplemente:

    “-He encontrado mi camino, he oído la Llamada.”

    Fue a casa para recoger sus cosas y decir adiós a la familia, y siguió sin remordimientos la estela del apóstol Thanos.
    Partieron al amanecer, después de que Thanos le bautizara en las riberas del lago. Después de esto, todos los pescadores querían visitar el punto exacto donde fue bendecido Andrés. En aquel lugar, los pescados eran más grandes y más numerosos.


    III: La separación y la esclavitud:

    A lo largo del camino, Thanos, maravillado de la inteligencia de su discípulo, enseñó a Andrés el mensaje de Aristóteles y de Christos.
    ¡Un humilde pescador que podía disertar tan agudamente los misterios del Altísimo era sin duda alguna uno de Sus regalos!

    Thanos le enseñó todo lo que podía, de modo que Andrés se convirtiese en el equivalente de un sacerdote de nuestro tiempo, y que nadie pudiera distraerlo de la Verdadera Fe.
    Pero los días de amistad y cooperación entre los dos hombres se terminaron bruscamente.
    En efecto, justo antes de llegar a una ciudad de la región, los dos hombres cayeron víctimas de una emboscada. Los bandidos los separaron y se llevaron a Andrés, el más de fuerte de los dos, para venderlo como esclavo en el puerto.
    Un mercader griego de Patras, Teognostos, fue a comprarlo y embarcarlo al amanecer como cocinero para toda la tripulación de su nave.
    No vio nunca más al amigo Thanos.


    IV: La tempestad y el primer milagro:

    Andrés, siguiendo los preceptos de Tanos, no se quejaba nunca de su propia suerte. No maldecía nunca el momento en que cambió su destino. Oraba mucho, tanto como el Omnipotente le permitía hacer. Un día, una gran tormenta agitó el mar y los vientos. Era evidente que el casco del barco de Teognostos, zarandeado por las olas, amenazaba con romperse. La desesperación tomó posesión de los marineros. Entonces Andrés alzó la voz y comenzó a orar a Aristóteles y Christos por la salvación de toda la tripulación. Con estas palabras y viendo el rostro de Andrés iluminarse, los marineros lo siguieron en la oración. De repente, milagrosamente, el mar se calmó, el sol apareció por detrás de las nubes… Teognostos, impresionado por este milagro, ordenó la inmediata liberación de Andrés y le dirigió palabras de admiración:

    “- Salve a ti, ¡Oh! gran mago. Pero dime, ¿cuáles son tus dioses, que son tan poderosos como para detener la tormenta?”

    Andrés respondió: “- Pagano, no veis que es un solo Dios. Él es superior a todos, más alto que los elementos y hoy habéis asistido a una prueba de su misericordia. Vos habéis orado en su nombre y esto os ha salvado. Mostradle vuestra gratitud, escuchad Su Palabra.”

    Después de haber hablado así, Andrés cumplió su primer acto como sacerdote: Le fue solicitado convertir a todos los miembros de la tripulación de la galera. Acabó por convertirse en amigo de Teognostos, que lo quería como preceptor de sus hijos.

    V: La Comunidad y los nuevos viajes:

    Llegado a Patras, ciudad natal de Teognostos, Andrés se afanó grandemente: asumió por completo el rol de preceptor, mostrando a aquellos jóvenes la luz de la verdadera fe. Se esforzó por difundir la doctrina de Aristóteles. Con la ayuda de Teognostos, Andrés construyó una comunidad numerosa y bien organizada, basada en los principios de la generosidad y del compartir. Entonces fue recompensado por sus esfuerzos por el mismo Papa Tito, que teniendo conocimiento de sus acciones le envió una carta llena de gratitud, en la cual afirmaba que él sería un cardenal de la Iglesia futura.
    Luego, cuando Tito envió su famosa carta a Lino, este último heredó su mensaje y reveló la lista de fieles de los cuales se sabía podía esperar ayuda.


    Hagiografía de Tito el Apóstol, Primero entre los Apóstoles, Padre de la Iglesia.

    Citation:
    Escribo esta carta desde mi prisión ya que pienso que mi misión está llegando a su fin.

    Te escribo a ti, Lino, amigo mío, porque deseo que tú prosigas después de mí lo que nuestro salvador Christos ha comenzado en Judea y por lo que murió mártir.

    Yo no sé que ha sido de los otros Apóstoles; te encargo hallarlos y organizar la difusión de la Fe y la formación de nuestros sacerdotes. No cedas nunca a la tentación de desenvainar la espada, pero no busques tampoco con obstinación el morir inútilmente en el martirio, porque la vida es un regalo precioso que Nuestro Creador nos ha regalado.

    La Iglesia debe convertirse en una comunidad visible, que se reconocerá por cuatro características, estas deberán ser: una, santa, aristotélica y apostólica.

    La unión que reúne la quintaesencia divina para mantenernos cercanos al Creador no existe más que por Su Voluntad y por la mediación de Christos y de Sus Apóstoles.
    Ya que fue a nosotros a quienes nos dio primero esta unión: y esto será transmitido por efecto de la infinita misericordia de Dios a través de aquellos que permanezcan fieles al mensaje de los Profetas.
    El mensaje divino, transmitido por los Profetas, debe ser custodiado y salvaguardado por aquellos que abrazamos como obispos entre los obispos, gracias a los cuales será imposible para la Iglesia de Christos caer en error y volverse infiel al Dogma.
    Es igualmente necesario exiliar todas las otras sectas que usurpan el nombre de la Iglesia, ya que son inspiradas por la herejía y por la Criatura sin Nombre, ellos están entre los errores más nocivos, sea para la recta doctrina, sea para la correcta moral.
    A pesar de que el camino será largo, he visto en sueño que tú llegarás a Roma para terminar la edificación de lo que se volverá el corazón de nuestra comunidad de fieles a la palabra que nos enseñó el Mesías en persona.

    Cuento contigo amigo mío, para continuar el camino que he iniciado con Kiréne, Calandra, Adonia, Elena, Ofelia, Uriana, Thanos, Paulus, Nicolás, Samoth y hasta aquel infiel de Dajú...

    El mensajero que te lleva esta carta te entregará también un manojo de llaves, una de las cuales abre la cripta donde nos reunimos en secreto, podrá conducirte y protegerte, pero procura mantenerte en las sombras, ya que por ahora nuestros enemigos tratan de hacernos desaparecer.
    Además encontrarás en esta cripta siete puertas, cada una puede ser abierta con una de las llaves que te he hecho llevar. Detrás de la séptima puerta se encuentra la lista de nuestros más seguros fieles, con los cuales podrás continuar nuestra obra.


    Andrés formaba parte de esta lista, y Lino lo nombró en seguida obispo de la nueva Diócesis de Patras.

    Entonces un día, un barco atracado en Patras llevó hombres del Este que estaban en busca de Andrés. Una vez que lo encontraron, el comandante dijo:


    “-Andrés, nosotros somos habitantes de Sarmacia. ¡Durante nuestros viajes por el mar, hemos escuchado hablar de vuestros milagros, de vuestra sabiduría y os pedimos que por favor aceptéis la invitación a educar a nuestro pueblo según los principios del Dios que rezáis!”

    Sorprendido y feliz de la idea de llevar otras ovejitas perdidas bajo la protección del Altísimo, Andrés se despidió de la comunidad, del fiel amigo y de los niños de los cuales se había ocupado. Teofilactos, hijo de Teognostos, lo acompañó en el viaje. En seguida se convertiría en el infatigable asistente de Andrés.

    VI: En las tierras sármatas:

    Andrés y Teofilactos se dedicaron a la predicación en aquellas tierras bárbaras, donde los hombres vivían en la ignorancia y en la descortesía. Enseñaban la justicia, la generosidad, la templanza y todas las otras virtudes de Aristóteles. Ellos fundaron además muchas comunidades, dando vida así a las primeras raíces de las Iglesias Orientales.
    Pero un día, los poderosos y despiadados tiranos locales decidieron arrestar a Andrés con la intención de ajusticiarlo porque denigraba a sus dioses. La gente, espontáneamente y sin miedo, inició grandes procesiones en las cercanías de la prisión donde el Obispo estaba encerrado, pero sin resultado, ya que el tirano permanecía firme en su decisión de condenarlo. Entonces, una noche, una gran luz atravesó la celda de Andrés y un bellísimo ser alado liberó al prisionero y lo llevo a la pequeña capilla construida gracias a la generosidad de la población. Cuando el tirano supo del milagro fue armado de pies a cabeza con sus secuaces para asesinar a Andrés.
    Sin embargo el Obispo lo esperaba calmado y sonriente, vestido con una túnica blanca.


    “- Hermano mío, como veis el Altísimo me ha protegido. No temo a las armas de los hombres. Arrepentíos de vuestras acciones y aceptad el perdón de Aquél que es Superior a todos. Vuestros pecados os han vuelto ciegos, y vuestras acciones son fruto de la malvada influencia de la Criatura Sin Nombre.”

    Parecía que Andrés estaba estrechando la mano del tirano: los secuaces quedaron boca abierta, inmersos en un silencio estupefacto. De repente el tirano dejó caer la espada, haciéndola estrellar en el suelo:

    “- Es verdad, siento esta voz en mi cabeza, la voz de la muerte. ¡Ayúdame, te lo ruego!”

    Andrés venció así su primer duelo con la Criatura Sin Nombre. En reconocimiento, el ya ex tirano hizo construir una magnífica catedral e hizo del Obispo su brazo derecho. Nada podía impedir la conversión de toda Europa.

    VII: Regreso a Patras, y después a Italia:

    Andrés sentía cierto cansancio, pero su camino terrenal no estaba aún terminado. Un mensaje de su amigo, Teognostos, lo convenció a volver a Patras.
    Dejó la dirección de la comunidad a Teofilactos, ordenándolo obispo, y zarpó hacia Grecia. Después de un largo viaje, a su llegada, todos lo rodearon para darle la bienvenida. La comunidad había prosperado y crecido, y ya lo veneraban como a un santo. El otro hijo de Teognostos, Teodoro, fue ordenado y se convirtió a su vez en obispo.
    Andrés decidió entonces retirarse a una lejana ermita para ocuparse de su espíritu. Pero una nueva solicitud le llegó y a pesar de su siempre creciente fatiga, se dirigió a Sarzana en Italia, donde tenían lugar muchas persecuciones. Su último acto lo condujo al camino del martirio.


    VIII: El martirio:

    Desembarcado en Rávena, Andrés prosiguió el viaje por tierra hasta Sarzana, donde la gente saludó a su llegada con alabanzas y coronas.

    “-Hermanos y hermanas”, dijo el obispo,“Yo vengo a liberaros de la tortura y para donaros la luz del Altísimo. ¡Pero recordad, no estoy aquí para hacer caer a los poderosos, yo he venido a ayudarles a combatir contra su ignorancia y sus pecados!”

    Andrés fue arrestado y conducido al Procurador Imperial justo antes de que muchedumbre pudiese reaccionar.

    “-¡Con que tú eres el jefe de estos rebeldes, que burlan a los dioses y se niegan a adorar al emperador!” Gritó y escupió sobre su túnica blanca.

    Andrés: “-Yo llevo la verdad y la paz. ¡Vos no buscáis más que el motín, la guerra, la sangre para servir únicamente a vuestra ambición y el deseo de vuestros sacerdotes de carrera! ¡Escuchadme y alejaros de la influencia del mal!”

    Pero esta vez las orejas del Procurador permanecieron cerradas, y se echó a reír en su cara. La piadosa población de Sarzana y de toda la región vino a rendir homenaje al santo hombre, como había sucedido en Sarmacia. Procusto comenzó a preocuparse del orden público y prohibió las puertas de la ciudad a toda la muchedumbre que estaba reunida. Entonces se apresuró a pronunciar la sentencia contra Andrés: ¡Crucifixión! En la víspera de la ejecución, Andrés se puso a orar a Dios para que echara el miedo de su mente y le diera el coraje para presentarse como un verdadero mártir de la Fe. Él oró para que su muerte sirviese para sellar su testimonio y su largo servicio en la difusión de las palabras de Aristóteles y de Christos.

    El día de la crucifixión, Andrés pidió que su cruz fuese erguida en forma de X, porque consideraba no ser digno de imitar la muerte del Profeta. Fue frente a la ciudadanía en llanto que el Obispo murió, bajo un cielo nublado. Procusto, que había sido sacudido por las dudas toda la noche, vio su respuesta cuando una luz atravesó las nubes e iluminó el pobre cuerpo crucificado. Una paloma se posó sobre la cabeza de Andrés y depositó una pluma blanca y una espina de pescado. El Procurador, como golpeado, cayó de rodillas y dijo:

    “-¡Estaba ciego! ¡Él era verdaderamente un hombre santo!”

    Luego ordenó enterrar el cuerpo en el mismo lugar donde más tarde se volvió el Santo patrón, y sobre el que se construyó una magnífica Catedral.


    Reliquias: El cuerpo del santo, cruz del martirio, carta de San Tito.

    Fiesta patronal: 30 de noviembre, conmemoración del martirio.

    Dichos:

    -“Los obispos deben ser como los pescadores: Humildes, muy trabajadores, y deben saber donde lanzar el anzuelo.”

    -“No hay tierra que no esté preparada para el mensaje de Dios.”

    -“¡Abre los ojos! No eres tú quien actúa, sino la Criatura Sin Nombre que se ha apoderado de ti.”





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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 4:55 pm    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de San Antiochos: el destino de un rey seléucida


    Citation:
    "Joven Antíoco, vuestro destino será inspirado y determinado por Dios. Gracias a vos, millares de personas de diferentes naciones serán convertidas a la verdadera palabra de Dios. Y de entre estas personas, nacerá el que acabará con lo que empecé"


    Estas son las palabras que le dijo el profeta Aristóteles a Antíoco cuando tenía apenas unas semanas de vida después de que el profeta convocase a Antíoco y a su padre Seleuco a Calcis, sellando así el destino de una vida fuera de lo común.

    Una vida guiada por la teología

    En el 322, a.C en un lugar de Grecia no revelado, nacía el hijo de Seleuco y la reina Apama, Antíoco I Sóter *. Su padre, un soldado retirado y amigo de Aristóteles y Alejandro, tuvo la revelación del profeta:

    Citation:
    Cría a tu hijo bajo la enseñanzas de Dios, enséñale las lecciones que te enseñé a ti, preparándolo para la misión que Dios le encomendó. Para ayudarte en esta tarea te asigno a Nicómaco, mi hijo, quien será el tutor de tu hijo.


    Es por ello que desde su juventud, Antíoco se benefició de las enseñanzas del Altísimo, dadas a través del primer profeta. Las lecciones hablaban, por lo tanto, de amistad y virtud. Nicómaco le enseñó los preceptos que había recibido de su propio padre.

    En este momento, poco después de la muerte de Alejandro en el 323 AC, Grecia experimentó un período de agitación y conspiración, con el objetivo de monopolizar la distribución de las tierras que había entregado el emperador a los generales macedonios. Seleuco tomó la decisión correcta al aliarse con Ptolomeo, rey de Egipto, quien salió victorioso frente a sus oponentes, y que le otorgó el título de Maestro de la Mesopotamia.

    Antíoco y su tutor, Nicómaco, siguieron a su nuevo maestro, Seleuco, en sus campañas militares para el engrandecimiento de Babilonia. El joven dedicó todo este período a aprender las estrategias y tácticas militares de su padre, manteniendo siempre en mente los valores que había aprendido de las enseñanzas de Aristóteles.

    Los territorios de Seleuco se expandieron aún más, incluyendo la dominación de la zona norte de las gobernaciones de Asia hasta los territorios cercanos a India. Su niñez estuvo, por ende, llena de consejos de guerra y enseñanzas teológicas de Nicómaco. Con un gran e increíble talento natural, en breve se convirtió en un experto en temas militares y teológicos. Mientras la mayoría de los niños jugaban con otros niños, él socializaba con los líderes del mundo adulto. Era muy consciente de su destino, recordado por su padre, quien le contaba frecuentemente la profecía de Aristóteles.

    En el 307 AC, a la edad de 15 años, Antíoco presenció la coronación de su padre, quien obtuvo el título de Basileus (Rey), hecho que dio inicio al imperio Seleúcida. Fue entonces que el hijo asistió al padre como consejero y teólogo. Seleuco siempre fue receptivo a las enseñanzas de Aristóteles con quien compartió muchas aventuras y su hijo estaba entusiasmado con este aspecto del rey. Su joven y tutor Nicómaco, junto a Seleuco se asentaron en la ciudad de Seleucia, la cual el rey fundó en el año 311 AC. El hijo del Profeta le dio un libro que contenía todas las enseñanzas de Aristóteles, titulado "Del único Dios y su mandamientos" y una carta sellada que Aristóteles le había dado a Seleuco. Más tarde fueron descubiertos sus enigmáticos contenidos:

    Aristóteles a écrit:
    El sacrificio de sí mismo es una condición de virtud.


    Antíoco con su brillante mente interpretó esta sentencia como sagrada. Ahora estaba convencido de que debía entregar su persona para la grandeza del Altísimo, incluso si esto lo llevara a la muerte.

    Con el paso de los años, Antíoco se convirtió en una ayuda perfecta para su padre, siempre actuando de una manera racional y dando prominencia a su percepción del mensaje divino. Alentó a su padre para que no sembrase el terror en las tierras conquistadas, sino que las engrandeciera a través de las ventajas de Grecia. Bajo su guía, el pueblo tenía escuelas y aprendían sobre medicina, economía y teología. Era un gran propósito para el futuro rey el mejorar las condiciones de aquellos que eran conquistados por su padre.

    La coronación de un rey

    Un nuevo período de agitación surgió en el imperio babilónico, en efecto, Antígono, entonces rey de Macedonia, deseaba extender su dominio sobre Grecia. Es bajo la dirección de Antíoco que Seleuco se alió de nuevo con Ptolomeo para emerger finalmente victorioso del conflicto que se produjo. El reino de Antígono fue dividido entre los ganadores. Seleuco recibió Siria y la parte oriental de Asia Menor. La posesión de Siria le dio una apertura hacia el Mediterráneo. Convencido de que esta victoria se debió al asesoramiento informado de su hijo, inmediatamente fundó la nueva ciudad de Antioquía del Orontes, que se convirtió en la sede del gobierno. Mientras Seleucia en el Tigris se convirtió en la capital de las satrapías orientales.

    Antíoco estaba ya bien preparado para servir plenamente a su padre y había alcanzado la edad de 28 años. Nicómaco permaneció en Seleucia junto a Antíoco con el fin de darle aún más educación. Con su experiencia, el joven logró tomar un lugar importante en el corazón de su padre y tenía la estima de sus generales, de manera que en el año 294 Seleuco nombró a su hijo Antíoco como sátrapa en Antioquía. Su manejo del reino de Siria y los negocios del momento, trajeron serenidad y estabilidad a los territorios bajo su administración. Fue en esta época cuando empezó a conocer más del Profeta Aristóteles y las enseñanzas que él entregó a los hombres. Por lo tanto, eligió cinco hombres y una mujer entre sus fieles amigos, les explicó la profecía divina conocida por él a temprana edad. Su carisma y excelentes habilidades para hablar en público pronto convencieron a sus seguidores que luego se apresuraron a través de las tierras seléucidas a difundir la palabra del Virrey. A medida que su reputación creció, las lecciones se transmitieron y se convirtió en parte de la vida cotidiana de los pueblos de satrapías de Seleuco.

    Los babilonios que vivían en la región de Seleucia tenían en ellos sus propias creencias arraigadas. De hecho, ellos adoraban a Oane, el hombre que respondió a la pregunta de Dios.

    La Iglesia Oanista, testigo de la propagación de las palabras de Aristóteles, se sintió intrigada por su enseñanza y la introdujo en su propio dogma, lo que convierte a Aristóteles en uno de sus profetas.

    Antíoco se dio cuenta de la convergencia alcanzada por la Iglesia Oanista y también estaba interesado en la mitología Oanista, que sentía profundamente memorable, interesante y bien integrada con las enseñanzas de Aristóteles. Por lo tanto, con el consentimiento de su padre, invitó a los más altos sacerdotes del culto de Oane a su palacio y escuchó la voz de Oane y Aristóteles. Todos estaban asombrados y emocionados por la idea de que los hizo así.

    Antíoco a écrit:
    "Mis amigos, sois los herederos de una gran religión, podríais encerraros en vosotros mismos y negaros a ver lo que está sucediendo a vuestro alrededor, como muchas de esas religiones conservadoras. Pero no, vosotros habéis oído hablar de la Santa Palabra de Aristóteles que Nicómaco y yo hemos estado transmitiendo. No sólo oído, sino entendido esta enseñanza y la habéis incorporado a vuestro dogma.

    Aristóteles era consciente del Altísimo, pero no sabía de vuestra Iglesia, si la hubiera conocido, habría que consideraros como los únicos y verdaderos herederos de la verdadera Palabra del Altísimo. Él no pudo hacerlo, pero yo sí.

    Por eso os propongo a vosotros, los sumos sacerdotes de la Iglesia Oanista, incorporar su Iglesia y su dogma, y con las enseñanzas de Aristóteles, proclamo la iglesia oficial de nuestro Imperio bajo el nombre de Iglesia Oanista Aristotélica."


    Así, la iglesia oficial del Imperio comenzó a extender su enseñanza en las grandes regiones del Imperio, con un éxito inmediato en Babilonia, pero mucho más difícil en otros lugares.

    Antíoco luego comenzó a estar al margen y por su cuenta, a distinguirse de las conquistas de su padre, siempre dando consejos sutiles, pero tomándose más tiempo para abordar el tema del Altísimo. Su padre sabía que Antíoco debía tomar su lugar en la profecía urdida por el Todopoderoso y que aún se animaba a ampliar sus territorios. En Antioquía, el joven se había convertido en una curiosidad, escuchamos su largo discurso sobre la amistad, sobre la virtud, la justicia o la moralidad. Su aura también se extendió más allá del imperio seléucida, más allá de las satrapías orientales e incluso hacia el oeste de Grecia. La profecía que Aristóteles había declarado fue transmitida y en el espíritu del viejo profeta fiel, crecía la esperanza de un nuevo profeta en la persona de Antíoco. Así Teofrasto, el primer escolarca ** Alta Escuela, llegó a Siria para reunirse con él que a los ojos de los griegos, era el sucesor del Profeta.

    Teofrasto a écrit:
    "Me alegra saber que eres tan sabio, los preceptos enseñados por Nicómaco y la sabiduría de vuestro padre os inculcaron valores importantes y vuestra fe es grande. Aseguraros de que, voy a transmitir vuestras fervientes palabras a los eruditos de Atenas. Que el Todopoderoso os ayude por mucho tiempo."


    El escolarca luego regresó a Atenas para difundir aún más el aura de Antíoco, que ya gozaba de una venerada reputación más allá de las orillas del Mediterráneo.

    Los años pasaron y Antíoco pasó su tiempo en la gestión del reino, la difusión del mensaje de Dios y la prestación de asesoramiento estratégico a las conquistas de su padre Seleuco. Fue en el año 280 AC, con 42 años, cuando su padre fue asesinado en las fronteras de Asia Menor. Se tardó más de un mes antes de que la noticia de su muerte se extendiese a Antioquía, y el hijo pródigo fue devastado por esta muerte súbita. Antíoco fue herido en lo más profundo de su alma y devastado porque no pudo estar con Seleuco cuando éste tuvo su último aliento.

    La sucesión fue normal y Antíoco fue coronado Basileus y se convirtió en rey de Siria, reclamando los territorios ganados por su padre a lo largo de su reinado. Su primer discurso fue dado desde el balcón del palacio de Antioquía, ante una enorme multitud que se había congregado para vitorear al nuevo rey. Su fervor y convicción de que tenía una misión más importante para llevar a cabo en nombre del Altísimo hizo este discurso excepcional y memorable en la mente de las personas. Concluyó con estas palabras, según lo dictado por el Todopoderoso:

    Antíoco a écrit:
    “Yo, el rey Antíoco I, ordeno que los templos sean construidos alrededor de nuestro reino sobre bases sólidas que no serán jamás destruidas, lograré esto para demostrar mi fe hacia el Todopoderoso. Por lo que al final de mi vida, vendré aquí para mi eterno descanso y uniré mi espíritu con el Todopoderoso en la esfera solar."


    El advenimiento de un reino dedicado al Altísimo

    La primera acción de Antíoco para cumplir su promesa fue la colocación de la primera piedra del edificio que dedicó al Altísimo en Antioquía, con la esperanza de cumplir con el creador y perpetuar el mensaje que había enviado a los seres humanos a través de su profeta Aristóteles. En el mismo año se casó con Estratónica, la hija del rey Demetrio de Macedonia, a la que había amado durante mucho tiempo. Ella dio a luz a cinco hijos: dos hijos y tres hijas. También decidió reforzar la nueva Iglesia Oanista Aristotélica fomentando la contratación de jóvenes indígenas en todas partes de su imperio por los sacerdotes, para que se convirtiera en una religión del Imperio más que en una religión externa impulsada por la gente.

    Es por esto que comenzó a viajar a través de su reino, a través de Persia, Media, Susiana, Partia, la Drangiane la Arie, Bactria, Sogdiana, Hircania, Arachosia y hasta la India. En todas partes se lanzó a un largo discurso digno de los mejores oradores, y asistidas por el Altísimo, sus palabras podrían convencer incluso a los más reacios del único Dios, la amistad y la virtud.

    Así, fueron muchos los que se unieron a las filas del clero de la Iglesia Oanista Aristotélica y le permitió crecer de forma exponencial.

    Antíoco disfrutó de un aura a través de su gente que a menudo repetían sus grandes frases. Por lo tanto, la idea de un creador todopoderoso conmovió profundamente a las personas. Él construyó grandes ciudades de Asia Menor con base en el modelo ateniense y en cada una de las capitales de los territorios en los que él era el rey, construyó un templo al Altísimo con los cimientos más fuertes. Concedió a los antiguos generales de su padre que habían llevado la mayoría de las campañas anteriores, nombrarlos como gobernadores de provincias grandes, lo que les permitió la gestión de regiones remotas.

    Antíoco había mantenido el contacto con Teofrasto hasta la muerte de este último en - 288, compartiendo con él durante seis largos años, largas cartas y tratados sobre la unicidad del Omnipotente, disertando sobre la moralidad, la amistad o la virtud. Fue lo mismo con el segundo escolarca - Strato de Lampsacus. Así que cuando Antíoco fue rey de los seléucidas, le pidió que la escuela enviara a sus mejores discípulos en teología. Puso cada discípulo en las ciudades donde se construyeron los templos y se convirtieron en los asesores de los gobernadores (ex generales) para orientar la política de las provincias. Entonces Antíoco logró alcanzar la lealtad de Gobernadores al premiar a los generales de su padre y también difundir los fundamentos de la religión aristotélica, anclarla en la idea de un solo Dios, creador de todas las cosas.

    Pero fue en su propio territorio que vino la confusión. Antíoco tuvo que enfrentar una revuelta que estalló en Siria, fomentada por los que no se preocupaban por su misión divina o lo que ellos llamaban riendo, el gran rey de "ideas locas”. Así que optó por detener las campañas de expansión y fue obligado nuevamente a la batalla para salvar lo que su padre había construido. Antíoco supo que la pérdida de Siria lo llevó a perder lo que consolidó su reino. Pero a pesar de una victoria que le permitió conservar su trono, Antíoco se opuso a las tendencias ofensivas de sus reinos adyacentes. Envió a sus mejores guerreros armados con sus mejores estrategias para prevenir que los peores generales de los reinos adyacentes tomaran el control.

    No queriendo arrastrar conflictos interminables, prefirió firmar repetidamente tratados de paz y asegurar la supervivencia de su propio reino. El valor de una vida era demasiado para él, así que prefirió perder algunos territorios en lugar de insistir en el orgullo fuera de lugar. De todos modos, lo sabía y frecuentemente contaba que había perdido contra Eúmenes en Sardis.

    Eúmenes a écrit:
    " Tengo una pregunta Antíoco, ¿por qué firmáis este tratado hoy, cuando hoy tenemos un número superior al vuestro, pero en seis meses o un año ya tendríais suficiente para enviarnos seis metros bajo tierra?"


    Antíoco a écrit:
    “Eúmenes, ahora vos habéis ganado, estas tierras os pertenecen, pero no tengo miedo, porque lo que se ha hecho no se puede deshacer como en cada uno de sus nuevos súbditos se ancla la fe en el único Dios y hagáis lo que hagáis, digáis lo que digáis, nunca va a estar en silencio."


    Antíoco se sentía bien, había enterrado en lo profundo de su alma y de su corazón, la fe indescriptible y poderosa hacia el Todopoderoso. Él estaba sobre todo interesado en la transmisión del mensaje del Todopoderoso. La misión confiada a él por Aristóteles desde su más tierna infancia había planteado la fe en Dios, en gran parte del mundo. Él por lo tanto sembró el suelo, de modo que los reinos de Asia y el Oriente Medio serían fértiles para la llegada del segundo profeta del Altísimo.

    Una vida termina

    Mientras que el imperio seléucida se debilitó debido a múltiples ataques y revueltas de los que fue víctima, Antíoco filosofaba en este hecho y se las arregló para encontrar lo positivo. Lo que se convirtió en provincias, estos Reinos y la fe en un solo Dios, habían crecido hasta el punto de transformarse en la fe indispensable y natural en todas partes. Cuando llegó a sesenta y cuatro años, la construcción de los templos que había pensado que durarían para siempre, se acercaba al final y en cada uno fueron nombrados los teólogos de la Escuela Secundaria utilizando rituales dejados por la gente de Oanilonia. El Gran Rey inauguró el majestuoso templo de Antioquía que fue el último en ser completado porque su tamaño y magnitud eran inmensos. Antíoco, en el último escalón de la corte que daba a la plaza por más de diez metros de altura, dio otro discurso grandilocuente, abordando siempre los mismos temas que amaba. Mientras hablaba, sus ojos brillaban y las lágrimas corrían por sus mejillas, porque había terminado la obra de toda una vida.

    Antíoco a écrit:
    “Yo, Antíoco el primero que ordenó que el templo se construyese sobre cimientos que nunca serían destruidos. He hecho esto para probar mi fe hacia el Todopoderoso en el final de mi vida… entraré aquí en mi descanso eterno y se unirá mi espíritu con el Todopoderoso en la esfera solar."


    Apenas había terminado de decir esa frase, Antíoco fue alcanzado por una flecha que le hirió en el corazón. El rey se puso de rodillas, sosteniendo la flecha con la mano derecha y con la otra mano apuntó al cielo al tiempo que dirigió sus últimas palabras hacia la multitud que se sorprendió de presenciar su muerte:

    Antíoco a écrit:
    “Recuerda lo que te enseñé, ama como él nos ama, ama como él te ama...”


    Su cuerpo se tensó de repente en esta posición, la mano extendida hacia el sol, un charco de sangre yacía en la plaza de mármol dibujando un círculo perfecto en el centro del cual se sentaba el rey. Una luz brillante descendió del cielo e hizo brillar intensamente el cuerpo de Antíoco. Cuando desapareció, el hombre se dejó caer hacia atrás con los ojos brillantes de lágrimas. Los habitantes de Antioquía se mantuvieron en estado de shock ante este evento, convencidos de que era la intervención del único Dios que venía en busca de quien hubo servido tan bien.

    Su asesino nunca fue encontrado.

    El funeral del gran Rey fue espléndido y su hijo Antíoco Theos, que le sucedió, se comprometió a continuar la obra de su padre. La flecha que había atravesado el corazón de Antíoco se mantuvo como una reliquia sagrada y el cadáver fue enterrado en los cimientos del templo de Antioquía.

    Una enorme estatua fue esculpida en bronce representando a Antíoco en el momento de su muerte. Estaba ubicada en la explanada del templo y en su pedestal se indicó:

    " Antíoco I Soter - Rey seleúcida e Hijo del Altísimo "

    Traducido del griego por el Monseñor Bender B. Rodriguez.
    Traducido al español por Chapita - Revisado por Lujuria y por Lady_lluvia

    ___________________________________

    * El Salvador en griego.
    ** Rector de la Liceo fundada por Aristóteles en el 335 a.C., sucesor del profeta en el 322 a.C.


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    Hagiografía de San Babila


    San Babila nació en Antioquía en el año 200 y murió en la misma ciudad alrededor del 250. Fue Obispo de Antioquía desde el 237 hasta su muerte y es venerado como santo por las Iglesias de Occidente - que celebran su memoria el 24 de enero- y de Oriente - el 4 de septiembre-.
    Junto a él son recordados sus fieles discípulos Urbano, Prilidano y Epolono junto a quienes fue arrestado durante las persecuciones de Decio.

    De él se cuenta que nació en una familia de la alta burguesía. Su padre era un famoso comerciante de telas y Babila pasó los años de su juventud descuidando la religión, pero dedicándose a divertirse con los amigos de su padre.

    Babila, que era muy ambicioso, no se contentaba con pasar sus días perdiendo el tiempo en posadas de moda, sino que quería convertirse en un hombre importante y entrar en el bonito mundo, así fue como desarrollando la actividad de su padre inició una fructífera actividad como sastre creando una serie de modelos de gran prestigio que vendía en las cortes europeas a los altos prelados.

    Un día cuando acompañaba a su padre a Roma con el fin de negociar el precio de la seda de Oriente conoció a Valentín, el futuro Santo de los enamorados, con quien lanzó una línea de trajes para esposas y otra de hábitos para altos prelados en brocado rojo.

    Rápidamente su fama creció y no había reina o dama de la nobleza que no quisiese tener un traje suyo o de su amigo Valentín.

    Un día que estaba en su sastrería de Antioquía se enteró de que su amigo Valentín se había retirado de los negocios y había tomado los votos, convirtiéndose en el Obispo en Terni, Italia.

    Mientras pensaba que quizás este hecho posiblemente podría mejorar sus negocios con la Iglesia un rollo entero de terciopelo de Damasco cayó sobre su cabeza dejándolo aturdido en el suelo. Mientras sus ayudantes de la bodega y criados lo ayudaban Babila abrió los ojos, se fijó en su fiel discípulo Urbano y dijo:


    - Urbano: el Señor me ha hablado. Hasta hoy nosotros hemos pecado, hemos sido vanidosos y nos hemos complacido de ello, pero ahora me percato de que esto es sólo obra de la Criatura sin Nombre que hace que nos parezca un dulce un pecado, pero finalmente nos engaña.

    Desde aquel momento Babila dejó de crear modelos para los ricos y los nobles y se dedicó a proveer a los pobres monjes y curas del campo de hábitos humildes pero decorosos y a todos quiso identificar con la marca D&G -Deo Gratias- para recordar la gracia de la visión que había recibido de Dios bajo el rollo de Damasco.

    Se conocen también muchos milagros suyos, el primero de todos fue aquel de la envoltura de las vergüenzas de San Sebastián, Cuenta que un día, viendo la representación de San Sebastián traspasado por las flechas atado desnudo al palo del suplicio, corrió a la bodega para tomar un paño de lino con el que cubrir el pubis del santo y sustraerlo así de la vergüenza. Tiempo después se supo que, milagrosamente, mientras Babila cubría a San Sebastián, todos los retratos y estatuas del santo esparcidas por el mundo quedaron cubiertas en el mismo instante.

    Su fama de hombre piadoso y temeroso de Dios se extendió entonces por todos lados y sus vecinos querían que fuese obispo pero él se negaba:


    - No soy capaz de eso, decía, pero después de reiteradas súplicas aceptó y durante años gobernó con amor y compasión.

    Durante las persecuciones de Decio fue arrestado junto a sus discípulos, fue atado a un cepo de hierro y antes de morir legó sus elegantes brazaletes a las iglesias que había visitado durante su vida.







    Traducida por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Campo.
    Revisión por Casiopea Alonso Beltrán.




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    Hagiografía de las santas Bárbara y Mónica


    Bárbara y Mónica nacieron en Aesernia (Isernia) en el siglo III. Su padre, Urbano, era magistrado romano.
    Su preceptor, Ermete, que mantenía en secreto que era aristotélico, las inició en el estudio del libro de las Virtudes, así las dos niñas se convirtieron a la fe verdadera repudiando a los falsos ídolos. Urbano, cuando se enteró de la conversión de sus hijas, ordenó asesinar al preceptor y buscó mil maneras de alejar a las niñas de su fe, pero nada logró que disminuyesen ni un poco las voluntades de Bárbara y Mónica.

    Hizo que las encerrasen en una torre junto a doce criadas y las rodeó de comodidades y de lujos para obligarlas a abrazar el estilo de vida pagano. Pero las dos niñas lograban salir milagrosamente de la torre cada noche y distribuían sus riquezas entre los pobres, incluso sus lujosos vestidos. También rompieron los ricos ídolos que su padre había colocado en la torre y distribuyeron los fragmentos preciosos entre la gente pobre.
    Las criadas estaban asombradas de tal comportamiento, entonces Bárbara y Mónica las instruyeron en el libro de las virtudes, convirtiéndolas al Aristotelismo.
    Durante sus excursiones nocturnas predicaban las enseñanzas de Aristóteles, su ejemplo de amistad, la convicción y templanza de sus palabras hicieron que se unieran a ellas un número siempre creciente de personas, que abrazaban la verdadera fe y abandonaban las absurdas creencias paganas.
    Su padre tenía conocimiento de lo que estaba ocurriendo así que las entregó al Prefecto Dionea, quien las denunció por herejes.

    Ordenó que las niñas fuesen conducidas a la cárcel donde recibieron las visitas de su madre y de algunas otras matronas, que les suplicaban abjurar, pero tampoco las lágrimas maternas lograron mover a Bárbara y Mónica.

    - Nosotras adoramos sólo al verdadero dios y seguimos a nuestros únicos maestros: Aristóteles y Christos.

    El Prefecto condenó entonces a las hermanas a ser despojadas de sus vestiduras y a ser flageladas públicamente después de haberles hecho cortar el cabello. Conmovidas por tanta crueldad las mujeres del sitio cubrieron a las dos pobres niñas con sus capas y sus verdugos, después de largas horas de tortura, impresionados por la divina resistencia de las niñas, cayeron a tierra exhaustos.

    Entonces Dionea hizo que las ataran a una gran rueda metálica que al girar habría dislocado los escuálidos miembros de las Santas. Al primer giro de la rueda, por intervención del Arcángel de la amistad, se partió matando a los verdugos y provocando estupor entre los presentes. El Prefecto, atónito por los acontecimientos y enojado por su impotencia, hizo conducir a Bárbara al templo de Apolo para obligarla a quemar incienso ante la deidad, pero con sus fervientes oraciones la estatua del dios cayó del pedestal rompiéndose en el suelo y matando con un fragmento al perverso Dionea. Con esta visión todos los presentes se convirtieron a la fe Aristotélica y dejaron huir a las dos niñas.

    Ellas atravesaron la provincia y hacían obras de caridad por todos los lugares que vivistaban aunque no tuviesen ya casi nada.
    Al llegar cerca de una ciudad fueron hospedadas por una modesta familia de aristotélicos que vivía en una pequeña casa al límite de la frontera.
    Aunque estaban cansadas por el viaje se ofrecieron a trabajar en los campos de la familia y rechazaron comer carne.

    - Dios nos ha dado todo aquello que necesitamos para vivir e hizo que consiguiésemos comida mediante nuestro trabajo, el trabajo mismo es por tanto glorificación al Altísimo. Ocuparse de los campos y de los animales es un modo de demostrar nuestro amor por lo que Dios nos ha dado.

    El domingo las dos Santas condujeron la oración de la pequeña comunidad de fieles que se había creado siguiendo sus enseñanzas.
    Su guía era tan admirada que los fieles las llamaban Obispos.
    Un hombre de noble familia asistía aquel día a la celebración del rito.
    En el momento de la eucaristía invadió la fila de los fieles, pretendiendo tener prioridad, pero fue rechazado por las celebrantes y se enfureció:

    - Soy noble, perteneciente a un antiguo linaje, ¿no querréis hacerme esperar como a la gente común, no?

    Bárbara entonces respondió:

    - Vuestro título no os da ningún derecho por sobre los demás y, como enseña el segundo Profeta, la verdadera nobleza es la del espíritu.
    Si no entendéis esta verdad y no la cultiváis en el corazón será más fácil para un cable pasar por el ojo de una aguja, que para un noble entrar al Paraíso.

    El noble enfurecido dejó la asamblea no sin antes haber amenazado a las dos mujeres por haber osado desafiarlo.
    Él, una vez en la ciudad, denunció ante las autoridades a las santas.

    Las jóvenes intentaron huir y alcanzar el Picenum, pero fueron arrestadas y conducidas ante el Prefecto de Interamnium (Teramo) quien las condenó a muerte.
    Las hermanas fueron llevadas por el camino de Cecilia donde Bárbara fue lapidada mientras Mónica fue apaleada hasta la muerte.

    Sobre el lugar del martirio se reunían multitudes de fieles independientemente de las represalias.
    Para evitar problemas de orden público el Prefecto, en la oscura noche, hizo transportar los cuerpos de las niñas hasta Silvi y las echó sobre un barco, donde con una gruesa piedra al cuello sus cuerpos fueron arrojados a las olas.
    Pero cierta matrona romana de nombre Plautilla vio a las mártires en un sueño en el que le indicaban el lugar donde podía encontrar sus cuerpos, invitándola a convertirse.
    Plautilla llegó de madrugada a las playas de Silvi y, con gran estupor, vio dos delfines que transportaban cada uno a una santa llevándolas hasta la playa.
    Plautilla enterró a las Santas en los alrededores de la ciudad.

    Sobre su tumba, en el siglo IV, fue erigida una basílica y dos playas de Silvi fueron dedicadas cada una a una santa: La playa de Santa Mónica y la playa de Santa Bárbara.

    Alrededor del 1230, con la fundación de la ciudad de Aquila por parte de Federico II Hohenstaufen de Suabia, las reliquias de las santas fueron trasladadas a la nueva Catedral que estaba dedicada a ellas.
    En Silvi permanecen los dos cráneos, mientras que las manos fueron llevadas a Teramo en memoria de su encarcelamiento.



    Elementos relacionados:

    La torre y los dos delfines.
    Patronas de Molise y Abruzos.







    Traducida por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Campo.
    Revisión por Casiopea Alonso Beltrán.


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    Hagiografía de San Benito
    Patrona del clero y del monacato


    Introducción:

    Benito de Nursia, Ben para los amigos o San Benito para Aristóteles, fue el fundador de la Orden Benedictina, ahora extinta, e inspirador del auge monástico. Está considerado el santo patrón de las órdenes religiosas de la vida monástica y la aristotélica, inspirada en la Tabla de Oane. Fue el editor de la Regla de San Benito (madre de todas las otras cartas aristotélicas) y doce preceptos, que llevan también su nombre, destinados a civilizar un poco la vida de la ciudad.

    Infancia:

    El pequeño Ben nació hacia el año 480 en una familia de esnobs romanos. Sufrió una crisis existencial ya que rechazaba el modo vida depravado que lo rodeaba, se interesó por el estudio de la lógica de Aristóteles y por el misticismo de Christos.
    En aquella época, una buena parte de las poblaciones rurales de los Reinos de Occidente era presa de las peores heterodoxias. El pequeño Ben encontró a un viejo hombre, un ermitaño, en un mercado. Benito le preguntó porqué vivía así, de una forma diferente a los otros, siendo un marginal entre los marginales. El anciano le respondió por la respuesta de Christos:


    - ¡Discípulos! Vivid para otros en lugar de esperar que otros vivan para vosotros. Es la ciudad la que debe acoger a los marginales y no los marginales quienes han de ayudar a la ciudad.

    El ermitaño le enseñó que la moral que lleva a Dios debe ser transmitida a los hombres unidos en la misma ciudad. Para guiarlos hace falta la razón. Ésta se obtiene por la educación siguiendo a los sabios, los hombres maduros y las mujeres que avanzaron sobre el camino de la Verdad.

    Así podrá surgir la moral que nos lleva a Dios y da la paz en “gran esfera”. Empezaron a hablar y a discutir. Su intercambio duró tres días y tres noches sin fin, continuaron así y acabaron quedándose dormidos...
    Cuando se despertó, Benito estaba solo, el ermitaño había desaparecido. Su voz todavía resonaba con una frase que quedó grabada en su mente hasta el final de sus días:


    -Una causa final es una inteligencia pura, una divinidad. Si se volviese a montar el orden de las causas y de los efectos encontraríamos sólo una sola causa final. Pues Dios es único… Dios hay sólo uno, este motor inmóvil del mundo, esta voluntad perfecta que es la fuente de toda sustancia, de todo movimiento. Dios es la finalidad cósmica del universo.

    Benito cayó de rodillas, obligado por la intensidad de la revelación que lo iluminaba. Benito rechazó a los dioses falsos de la gente oscura y fue iluminado por el resplandor de la Revelación.


    Vocación:

    Ben pidió permiso a sus padres. Frente a su resolución, su padre sólo podría aceptar su decisión, le dio una beca cuantiosa y Benito se marchó.
    Frecuentó a los doctos aristotélicos, prestándose a sus juegos de reflexión. Leyó todos los libros que le confiaron sus maestros. Se le instó a estudiar religión, pero él no se sentía preparado.

    Descubrió emocionado la Razón sino así como la ciudad y su espíritu. Cuando tenía 21 años de edad se fue de nuevo y ganó la Galia cuando gran parte de su territorio era salvaje todavía. Quería estar a solas con la creación y obtener sabiduría al observar la gran obra de Dios.

    Construyó una cabaña en una montaña rodeada de bosques. Aprendió a vivir lejos de los hombres y comenzó a pensar en la educación recibida. Escuchó a los animales, a sí mismo y se encontró con un ambiente extraño. Su alimento consistía en pescado que capturaba en un lago de agua pura, unos pocos vegetales y algunas frutas que recogía. Su inteligencia y carisma, reforzados por la comida sana, alcanzaron un alto nivel de desarrollo. Las bestias salvajes lo dejaban caminar entre ellas, sin asustarse de los más débiles, sin atacar a los más fuertes. Su cuerpo se sentía en plena armonía con la naturaleza, pero su alma de animal social a menudo se sentía sola por las noches junto al fuego.

    Su inteligencia se agudizó y tanto su mente como su alma, se volvieron totalmente aristotélicas. La razón habitaba en él. Durante nueve años descubrió la ausencia de los hombres, reflexionó sobre sus vicios y sus defectos, meditó sobre su belleza y sus virtudes. A continuación, hizo una profunda experiencia de la moral que lo llevan a continuar buscando la razón humana. Tuvo la experiencia íntima de la relación entre el hombre, la razón y la moral.


    -Todo es cuestión de proporciones y ritmos armoniosos.

    Comprendió entonces las enseñanzas de Christos:

    -La fe trae la verdad. Pero para entender esto, debemos usar la razón.


    Se dio cuenta de la belleza del mundo, la belleza del hombre, su alma desprovista de todos los artefactos se percibe como belleza sensible, una imagen de la belleza eterna que siempre ha sido contemplada por el alma. Su conocimiento de la moral, la razón y la virtud habían evolucionado mucho pero de modo demasiado teórico y Ben sentía cada vez más la necesidad de tomar el sentido práctico.

    Una noche tuvo un sueño extraño: vio girar una rueda en un cielo violeta, sentados en las barras había demonios provisto de látigos que hacían crujir sobre los lomos de unos bueyes. Sus ojos estaban tapados con velos, en cada uno de ellos se incluía el nombre de un vicio: la lujuria, la avaricia, el orgullo… La rueda giraba impulsada por la ganadería de tiro. Los animales caminaban constantemente en círculos para hacer girar la rueda. Cada res llevaba un nombre marcado y uno de ellos llevaba el de Benito.

    Se sentían solos, no veían nada, solo el cielo púrpura a través de su velo. Entonces supo que el hombre sabio debe participar en la vida de la ciudad donde va a llevar los frutos de su sabiduría. Benito, en cuanto se despertó, preparó sus escasas pertenencias y se fue a las ciudades de los hombres


    El mundo:

    Benito se fue a las plazas públicas y mercados y comenzó a predicar. Estableció relaciones con mujeres, hombres y niños… les enseñó las virtudes, la naturaleza y la profunda belleza del hombre. Su mensaje era simple, era el de Christos:

    - Si la vida no tiene sentido, entonces el amor tiene más significado que la vida. No esperes a morir para darte cuenta de que se te pasa la vida. Recuerda que: No nacemos para morir, nacemos para vivir.

    También dijo que el ser divino es Todopoderoso y la esencia de las cosas está en las cosas mismas y en sus formas. El lugar ideal donde el hombre educado puede alcanzar la felicidad es la ciudad.

    Nos reímos de él y algunos llegaron a tirarle piedras. La milicia lo detenía varias veces, lo golpeaban lo conducían a las puertas de la ciudad. Sin embargo, continuó con su trabajo. Gente de todas las edades lo seguía de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad. Benedicto XVI descubrió las dificultades de la enseñanza. Escuchó a los hombres y a las mujeres que le seguían, algunos de los cuales se ocupaban de realizar las tareas necesarias para garantizar la vida de todos. Comprendió que las cosas son copias de las ideas y que siempre se debe trabajar sobre las cosas, ya que las ideas solo pueden ser expresadas. Vio que, gracias al esfuerzo y trabajo de todos, su enseñanza estaba dando sus frutos.
    Se impuso a todos ellos. Algunos se apartaron de él, lo dejaron. El resto del grupo se convirtió en una comunidad nómada. Los más avispados comenzaron a predicar también.

    Sus pasos los llevaron a la tierra de Borgoña, plagada de bárbaros y paganos que se fueron abriendo poco a poco a la civilización aristotélica. Los pueblos los recibieron con un respeto prácticamente intangible. La multitud los recibía a su llegada y los escuchaban con afecto y comprensión. Ante la enorme afluencia de habitantes de Borgoña que seguían sus enseñanzas, la princesa Clotilde, la futura esposa de Clodoveo, rey de los francos, decidió llevarlo al palacio de los reyes de Borgoña.

    Benito y Clotilde experimentaban un intenso amor por los demás, pero no sucumbieron aún. Benito la invitó a seguir el camino de la palabra y Clotilde convenció a su padre para escuchar la doctrina. Puso a prueba a sus sacerdotes de Borgoña y reunió a los nobles. Durante una semana debatieron y Benito tomó la delantera logrando eliminar uno a uno los valores paganos. A la Asamblea se incorporó la aristocracia, a quienes los sacerdotes habían otorgado cierto poder sobre los hombres. Benito entendió el adagio de Christos y gritó con voz estentórea, alto y claro, comprensible para todos:


    - Tienes nobleza de alma y de corazón, por eso eres noble. Pero sabemos que aún así, serás vulnerable porque la nobleza fue herida muchas veces por la mezquindad.


    Los nobles borgoñones entendieron su mensaje y empezaron a aplaudir. Persiguieron a la religión falsa y pidieron a su rey una audiencia. Durante tres días el Rey conversó y Benito se ganó el corazón y el espíritu de aquel hombre indomable. Se convirtieron a Aristóteles él y todos los borgoñones, debido a que su rey había entendido el mensaje del santo y se mostraba encantado.

    - Sólo el honor evita la mezquindad - le dijo el rey.

    Benito aprendió así la importancia del valor de unos hombres sobre otros hombres, los líderes respetados que conducen a su pueblo para afrontar el futuro. Sabía que tenemos que evolucionar estando entre ellos. Ben le dijo a un amigo en una carta:

    - La vida de la ciudad no puede llevarse a cabo en el orden establecido. El único resultado que obtiene el soberano se deriva su legitimidad y se deriva del orden establecido por la Divinidad. Desafiando el orden establecido viene la tentación de caer en el caos y la criatura sin nombre. ¡Cuidado! Sigue siendo el soberano que se olvida de nuestra autoridad fuera de nuestras enseñanzas canónicas y dogmáticas.


    Tablas y leyes:

    El rey otorgó a Benito unas tierras en Cluny para que pudiese instalar su comunidad. El grupo se trasladó allí. Se construyeron edificios para que los monjes pudiesen reunirse en un lugar donde cada uno buscaba encontrar la sabiduría. Este primer monasterio mantuvo firmemente la disciplina ejemplar: ningún monje volvió a intentar, como en ocasiones anteriores, salirse de la senda de la vida santa apartándose a la derecha o a la izquierda. Con tanta rabia contenida los hermanos perdieron la cabeza. Buscaron una forma de asesinarlo. Por medio de su oración y sus bendiciones, Benito descubrió las intrigas maquiávelicas y trató de desenmascarar los ataques del enemigo. Ben se planteó pues la cuestión de las reglas de moral ideal para organizar la ciudad y la comunidad monástica.

    Según el consejo de Christos:


    - Si alguien se niega a acogerle y a escuchar sus palabras, salga de esta casa o de esta ciudad poniendo pies en polvorosa.

    Benito dejó el monasterio y se instaló de nuevo en la cumbre de Monte Casino, el antíguo lugar de tradición heterodoxa. El hombre de Dios en cuanto llegó destrozó el ídolo y derribó el altar. El "sin nombre" hace uso de los artificios más diversos para impedir la construcción del monasterio … En el peor momento y cuando empezaba a desesperarse, Dios le dio un empujón a su proyecto y San Benito tuvo un sueño extraño:

    "... En el centro de un oasis había una estela erguida sobre la cual reposaba la Tabla de Oane, la famosa Tabla que contenía los mandamientos de Dios.
    La piedra había sido esculpida por los dedos del Creador y fue confiada a la primera comunidad para que jamás olvidase que más allá del Amor estamos sujetos a la Ley de Dios. La piedra, aunque tendría que haber desaparecido con la ciudad estaba allí intacta. En su viaje onírico, vió a un hombre que lo invitaba a acercarse, parecía mayor y llevaba barba.... Se asemejaba a los retratos antiguos de Aristóteles, pero habría podido parecerse a Christos o la mismísimo Oane. El hombre cogió arena, pero tal vez era sal ... Una mujer que llevaba un cántaro se le acercó y el hombre vertió la arena en el frasco. La mujer se dirigió a la columna y echó el contenido de la jarra en la piedra ... No era sal, ni arena, ni cualquier otra cosa que él conociese... Era como un arco iris del cielo que se vertía sobre la piedra y hacía que brillasen miles de luces. La Tabla brilló pero sin deslumbrarlo y aunque las palabras estaban escritas en un lenguaje desconocido el texto le resultaba familiar.
    Ben habló largo y tendido con la pareja, le dijeron que representaban el pasado y el futuro, le explicaron que la Tabla se había conservado, pero había sido retirada de la vista de los hombres, ya que aún no estaban listos para la contemplarla. Sin embargo, él, Benito de Nursia podía traducir el texto que Aristóteles le había mostrado cuando descubriese y descifrase la piedra. Le mostraron donde estaba escondido y olvidado el texto... "


    Por la mañana al despertarse sabía que tenía que ir a un lugar muy cercano: una cripta mortuoria en una cueva bien escondida a los pies del Monte Casino. Ben encontró allí, tal y como su sueño había mostrado, un paquete sellado de cuero que contenía varios rodillos de antiguos pergaminos en mal estado. Aristóteles los había traducido respetando el estilo grecoalejandrino vigente en su época y su traducción fue larga y laboriosa. Basándose en su conocimiento que la Ley Divina le había otorgado a través de la Tabla de Oane, Ben se propuso redactar doce preceptos con el fin de guiar la moral relajada de la ciudad y establecer la famosa regla monástica que en lo sucesivo llevarán su nombre.

    Benito desarrolló su mensaje de orden y paz, sólo merecida por una comunidad de hombres y de mujeres inclinados hacia la verdad y la educación en la verdad.
    Esta experiencia transformó su vida y le dio la inspiración necesaria para continuar su obra. El nuevo edificio que ayudaba a crear significó un resurgimiento más que una construcción. Hombres silenciosos permanecian en la obra o en el bosque, cavando, roturando, edificando. Otros hombres en silencio se recogían sentados en el monasterio helado, cansando sus ojos y aguzando su espíritu, a duras penas copiando y volviendo a copiar los manuscritos que habían logrado salvar. Ninguno discutía o despreciaba, ninguno se jactaba de lo que hacía pero, poco a poco, los bosques pantanosos se convirtieron en una ermita, una casa religiosa, una granja, un abadía, un seminario, una escuela, una ciudad.

    Caminos y puentes la ponían en contacto con otras abadías y otras ciudades que habían crecido de la misma manera.

    La comunidad benedictina fue fundada así. El trabajo fue el eje que los permitió desarrollarse para la satisfacción de se todos. La vid es lo esencial de los trabajos manuales, porque como lo decía Benito:


    - Es la sangre de la tierra, don otorgado por nuestro señor a los hombres. Por esta sangre, hagamos fructificar la casa de los hombres para la magnificencia de Dios.

    Cada uno tenía su sitio aunque podía cambiarlo. La búsqueda de la belleza estaba en el trabajo porque la belleza sensible es una imagen de la belleza eterna que el alma ya ha contemplado. Trataban de descubrir las proporciones, las medidas y los ritmos armoniosos que permiten su manifestación.

    Benito seguía así los principios de Aristóteles: el motor de las cosas está en las mismas cosas y les da forma. Benito no olvidó en absoluto la educación de los hombres: sacerdotes en cada pueblo, obispos para llevarlos, monjes ambulantes para ayudarles sin descanso y hacerles compartir la sabiduría. Los que protegían a la comunidad tenían reservadas partidas de carne para que pudieran fortalecerse. A los predicadores borgoñones les daban frutas y verduras para que su carisma se desarrollase lo mejor posible; pescado para los que se quedaban en la abadía, trabajando en las causas primigenias, ya que su inteligencia debía estar más viva porque, como lo dice Aristóteles:


    - Ya que el último bien reside en el divino, sin duda alguna y para identificar el bien, basta pues con ceñirse al análisis de la esencia de lo divino. La sustancia del todopoderoso es inteligencia pura y perfecta, así que el bien puede ser sólo perfección de la sustancia y, por tanto, de la naturaleza de las cosas.

    Con un abad para dirigir la comunidad, un consejero para echarle una mano y encargarse de los monjes en pequeños grupos, todo el mundo encontraba a un guía siempre presente. Borgoña se convirtió en un gran feudo de la religión aristotélica.

    Los 12 mandamientos de San Benito:


    1) A un solo Dios adorarás y amarás.
    2) Su Santo Nombre respetarás, huyendo de la blasfemia y de los falsos juramentos.
    3) El día del Señor guardarás, sirviendo a Dios devotamente.
    4) A tu padre y a tu madre honrarás y a tus superiores también de la misma manera.
    5) El asesinato y el escándalo evitarás, así como el odio y la cólera.
    6) La pureza guíe tus actos con cautela.
    7) Los bienes de otros no tomarás, ni retendrás injustamente.
    8)La maledicencia se desterrará y la mentira también.
    9)En pensamientos y deseos velarás por la pureza.
    10) No codiciarás los bienes de otros.
    11) Fe y Razón te guiarán a la vez.
    12) Solo a Aristóteles y Christos adorarás, evitando a los falsos profetas.


    Regla de San Benito



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Dernière édition par Kalixtus le Sam Sep 16, 2023 5:13 pm; édité 1 fois
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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 5:12 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Citation:

    Anexo a la Hagiografía : Regla de San Benito
    Madre de todas las demás cartas internas aristotélicas


    PRÓLOGO

    Escucha, Hijo mío, la enseñanza del amo, abre los oídos de tu corazón! Acepta de buen grado los consejos de un padre que te ama de verdad y y haz todo lo que te dice. Con trabajo y obediencia llegarás a Dios. En efecto, si te niegas a obedecer por falta de coraje te alejarás de él. Ahora, te toca a ti y a todo hombre que abandone su voluntad egoísta para tomar las fuertes y bellas armas de la obediencia con el fin de combatir bajo las órdenes de Christos, el verdadero Rey, nuestro Mesías.
    En primer lugar, cuando se empieza a hacer algo bueno debemos rezar con fervor a Aristóteles desde el principio al fin.
    Él quiso convertirnos en sus Hijos, así que no debemos ofenderlo por nuestro mal comportamiento. Sí, los dones que nos ha otorgado siempre tenemos que destinarlos a obedecerle. De lo contrario, será como un padre enojado que castiga a sus hijos y los despoja de sus bienes.
    E incluso si nos negamos a seguirle a la gloria, será un maestro terrible que se enojará por nuestros pecados. Y nos condenará al castigo eterno en el lugar más maligno.


    EL SUPERIOR


    El Superior, el que es digno de estar en la cabeza de una comunidad, debe recordar siempre el nombre que le damos. Debe demostrar con sus actos que es digno de llamarse "superior". Es por eso que debe enseñarnos algo, establecer poco y no ordenar nada fuera del entorno de los mandamientos de Dios. Pero sus órdenes y sus enseñanzas actuarán como una semilla para difundir la justicia de Dios en el corazón de sus discípulos. El Superior debe siempre recordar a esto: el día terrible en el que Dios juzgará a los hombres, examinará estas dos cosas: su enseñanza y la obediencia de sus discípulos. El Superior debe saberlo: Si, entre sus ovejas, el padre de familia encuentra una en mal estado, es el pastor quien asumirá la responsabilidad.
    Por el contrario, si el pastor ve que las ovejas están intranquilas y no obedecen, y agota sus energías haciendo todo lo posible para curarlas de sus malas acciones y el Día del Juicio, Aristóteles le declarará inocente.

    Es por ello que, cuando alguien recibe el nombre Superior, debe conducir a sus discípulos mediante la enseñanza de dos modos: todo lo que sea bueno y santo lo demostrará con sus palabras, y todavía más, con su ejemplo. Para los discípulos que tienen el corazón dócil, sus palabras representarán los mandamientos de Dios. Pero para los que tienen el corazón duro y para los que comprenden con menos facilidad será con su ejemplo con lo que mostrará los designios de Dios.
    Y cuando el Superior les explique a sus discípulos lo que es malo, será con su ejemplo con lo que demostrará que algo no se debe hacer. De lo contrario, si no enseña a los demás, será condenado. Y si comete pecados, un día Dios le dirá:


    - Recitas mis mandamientos: ¿pero por qué? Hablas de mi alianza: ¿por qué pues? Detestas todo reglamento.
    ¡Arrojas mis palabras al suelo!.


    Y también:

    - ¡Ves la paja en el ojo de tu hermano, pero no ves la viga que está en el tuyo!

    El Superior ingiere todas sus comidas con los huéspedes y los extranjeros.
    Pero cuando haya menos personas, podrá invitar a los hermanos que desee a la mesa. Sin embargo, dejará siempre uno o dos veteranos con los hermanos para mantener el buen orden.


    EL SUPERIOR AMARÁ A TODOS LOS HERMANOS SIN HACER DISTINCIONES


    En el monasterio el Superior no hará ninguna diferencia entre los monjes. No amará a un hermano más que a otro, a menos que encuentre uno que sea más apto o más obediente que otros. No hará pasar al hombre libre antes que al esclavo, excepto por un buen motivo. Pero si, por una razón justa, el Superior piensa que hay que actuar así, lo hará sin tener en cuenta el rango de los hermanos en la comunidad. Excepto en este caso, cada uno guardará su fila de entrada al monasterio. En efecto, esclavo u hombre libre, ambos son uno en Christos y todos tenemos la responsabilidad de servir al único Dios.
    No, Dios no hace diferencia entre las personas. Lo único que le importa es que seamos mejores que otros por nuestras buenas obras y que seamos humilde. Por lo tanto el superior ama a todos los hermanos por igual. Se aplican las mismas normas para todos, pero de acuerdo a los méritos de cada uno. Obedece todas las órdenes de los superiores, incluso si se comporta de un modo diferente y esperemos que no! -. En este caso, recuerda que el mandamiento de Christos:


    - Haz lo que dicen y no hagas lo que hacen!

    El Superior tendrá mucho cuidado con los hermanos que han cometido errores, porque no son los que están sanos quienes necesitan al médico sino los enfermos.

    EL SUPERIOR ACTUARÁ COMO EL BUEN PASTOR

    El Superior debe hacer todo lo que haga falta y con presteza, para no perder una sola oveja del rebaño que Dios le confió. Para eso, se sirve de su inteligencia y su habilidad. En efecto, lo sabe: ha recibido la misión de conducir a personas enfermas y no debe abusar de su poder sobre las personas sanas. Tendrá miedo de la amenaza que Dios comunicó por boca del profeta Aristóteles:

    - Se ha hecho cargo de las ovejas que a usted le parecían bien alimentadas. Sin embargo ha podido ver sus debilidades.

    El Superior imitará la ternura del buen pastor que abandona a sus 99 ovejas en las montañas para ir a buscar a una sola oveja perdida.
    Siente tanta lástima por la debilidad de esta oveja que la pone sobre sus santos hombros y la devuelve hacia el rebaño.


    LOS BIENES Y OBJETOS DE LA ABADÍA

    Para ocuparse de los bienes del monasterio (herramientas, trajes y todos los demás objetos) el Superior elige a hermanos en los que tiene confianza. Son su buena conducta y su modo de hacer lo que guían su elección. El Superior les otorga la responsabilidad de guardar los diferentes objetos, como él estime oportuno. Entonces los hermanos se ocupan de ellos y los arreglan. El Superior tendrá la lista de estas cosas. Así, cuando los hermanos se suceden en un servicio, el Superior sabe lo que da y lo que recibe. Si alguien trata los objetos del monasterio sin limpieza o con negligencia, se lo reprochará. Si este hermano no se corrige, será castigado según la Carta Caritatis.

    LOS ENFERMOS

    SERVIR A LOS ENFERMOS, ES SERVIR A DIOS


    Ante todo y sobre todo, hay que ocuparse de los hermanos enfermos. Los serviremos como a Christos mismo, porque dijo:

    - Estuve enfermo y vinisteis a visitarme.

    Y:


    - Lo que vosotros hagáis a uno de estos pequeños es lo que a mi me haréis.

    CÓMO CUIDAR A LOS ENFERMOS

    Los enfermos tendrán una vivienda separada y de uso exclusivo para ellos. Para servirlos pondremos a un hermano que respete a Dios, que sea muy devoto y cuidadoso. Cada vez que sea necesario, ofreceremos a los enfermos la posibilidad de tomar un baño. Pero se lo permitiremos en menos ocasiones a los que están bien de salud y sobre todo a los jóvenes. Además, permitiremos a los hermanos que están muy débiles comer carne para reponer sus fuerzas. Pero, cuando están mejor, todos se privarán de carne como es costumbre. El Superior velará con sumo cuidado para que los cuidadores y los enfermeros no sean negligentes con los enfermos. En efecto, es el Superior quien es responsable de todas las faltas de sus discípulos.

    LOS TRABAJOS MANUALES

    La pereza es la enemiga del alma. También, en ciertos momentos, los hermanos deben estar ocupados trabajando con sus manos. En otros momentos, deben dedicarse a la lectura de la Palabra de Dios. Es por eso que creemos que hay que organizar estas dos tareas del modo siguiente: de Pascua en el 1 de octubre, saliendo del oficio de Prima, los hermanos harán el trabajo necesario hasta aproximadamente las 10. De las 10 horas hasta el oficio de Sexta, harán su lectura. Después de Sexta, levantándose de la mesa, reposan en su cama en silencio completo. Entonces, cuando un hermano quiera leer algo en particular lo hará en voz baja, sin molestar otros. Llamamos Nona al período anterior, hacia las 2.30 horas.
    Luego los hermanos empiezan de nuevo a trabajar hasta Vísperas. Ellos mismos deben recoger las cosechas, bien porque sea necesario allí dónde están, o bien porque son pobres, y así no estarán tristes. Cuando vivan la experiencia de trabajar con sus manos, como nuestros Padres, entonces serán verdaderamente monjes. Sin embargo, lo haremos con mesura, a causa de los que son débiles. Del 1 de octubre hasta el principio de la Cuaresma, por la mañana, los hermanos harán su lectura hasta aproximadamente las 8. Luego, hacia las 8 horas, se le llama Tercera. Posteriormente harán el trabajo que se les asignó hasta las 3 de la tarde aproximadamente. A la primera señal de Nona, todos los hermanos dejarán su trabajo para estar preparados para la segunda señal.
    Después de la comida, leerán de nuevo o estudiarán los salmos. Durante la Cuaresma, harán su lectura desde la mañana hasta las 9. Luego harán el trabajo que se les pidió hasta las 4 de la tarde. Durante este tiempo de Cuaresma, cada hermano recibirá un libro de la biblioteca. Lo leerá a continuación. Distribuiremos estos libros al principio de la Cuaresma. Ante todo, nombraremos a uno o dos veteranos que circulen por el monasterio en el momento en el que los hermanos hagan su lectura. Los vigilarán: habrá posiblemente alguien a quien no le gustará nada. Pasará su tiempo sin hacer nada o charlanado en lugar de aplicarse la lectura. Este mismo hermano se causa perjuicio y además distrae a los otros.
    ¡Cuando se encuentre a un monje de este género -y esperemos que no- se lo reprocharemos una vez, dos veces!
    Si no se corrige, lo castigaremos según la Carta para que otros sientan temor. Un hermano no estará con otro hermano cuando no sea el momento. El domingo, todos hermanos se ocuparán de la lectura, salvo los que sean responsables de servicios diversos. Si un hermano negligente o perezoso no quiere o no puede meditar o leer, le ordenaremos realizar un trabajo para que no se quede sin hacer nada. En cuanto a los hermanos enfermos o de salud frágil, les daremos una tarea u oficio que le puedan hacer. Así, no quedan desocupados y tampoco serán maltratados por un trabajo demasiado duro. El Superior debe tener en cuenta su debilidad.


    EL CAMINO DEL NOVICIADO

    UNA ENTRADA DIFÍCIL


    Cuando alguien llega con la intención de llevar una vida religiosa, no le dejaremos entrar fácilmente. Seguiremos el consejo de San Benito:

    - Procure saber si el espíritu que tiene viene de Dios.

    Sin embargo a veces el que llega sigue llamando a la puerta. Después de cuatro o cinco días, vemos que sobrelleva con paciencia la mala acogida y las dificultades que se le ponen. Y sigue pidiendo entrar en el monasterio. Entonces le permitiremos entrar y se quedará en la casa de los huéspedes durante algunos días.

    ¿ACASO EL RECIÉN LLEGADO VERDADERAMENTE BUSCA A DIOS?


    Luego, irá a la Cripta de los novicios, allí dónde meditan, comen y duermen durante 15 días. Se los confiaremos al Maestro de Novicios quien es capaz de conducirlos hacia Dios.
    Este hermano se ocupará de ellos con gran esmero. Observará atentamente al recién llegado. ¿Acaso verdaderamente busca a Dios?
    ¿Acaso se aplica con ardor al Servicio de Dios, la obediencia, las pruebas que lo hacen humilde? Le hablaremos de antemano de todas las cosas duras y penosas por las que hay que pasar para ir hacia Dios.


    UN COMPROMISO PARA TODA LA VIDA

    Quien va a ser recibido por los hermanos debe prometer delante de todos ellos, en la iglesia de la abadía, quedarse para siempre en la comunidad, vivir como un monje y obedecer. Hará esta promesa delante de Dios y de los santos. Entonces, si se comportase de otro modo, debe saber que: el Dios de quien se burla lo condenará. Hará su promesa por escrito en nombre de los santos que tienen sus reliquias en ese lugar y en nombre del Superior. Esta promesa, él mismo la escribirá de su mano. Si es analfabeto, le pedirá a otro que la escriba por él. El novicio trazará un signo sobre su promesa y él mismo la pondrá sobre el altar. Después de eso, el novicio comenzará a recitar este versículo:

    - Acógeme, Aristóteles, según tu palabra y viviré.
    No hagas larga mi espera.


    Toda la comunidad repetirá tres veces este versículo y añadirá el "Credo". El hermano novicio se arrodillará a los pies de cada monje con el fin de que se rece por él. A partir de ese día formará realmente parte de la comunidad.

    EL HÁBITO


    El Hábito desde que los monjes ingresan a la orden debe ser llevado por todos ellos cada día. El vestido comprende la túnica blanca, el escapulario negro, el cinturón de cuero y una cruz de madera en el pecho. Lo que distinguirá a los Padres Oblatos de los Hermanos será una cruz de plata en lugar de la de madera.


    ACOGER A LOS HUÉSPEDES

    Todos los huéspedes que lleguen serán recibidos como el Hijo de Dios. En efecto, él mismo dirá:

    - Fui forastero y me acogiste.

    Los recibiremos a todos con sumo respeto, sobre todo a los hermanos aristotélicos y a los extranjeros. Por tanto, en cuanto se anuncie la llegada de un huésped, el superior y los hermanos irán a su encuentro con todo el honor que el amor inspira. Comenzarán por rezar juntos. Luego se darán la paz. Daremos este beso de paz solamente después de la oración, a causa de los engaños de los engaños del maligno. En los saludos, les mostraremos los signos de humildad a todos los huéspedes que lleguen o se vayan. Bajaremos la cabeza o bien nos arrodillaremos para adorar a Christos a través de quienes recibimos.
    Después de esta acogida, conduciremos a los huéspedes a la oración. Luego el superior o el hermano al que envíe se sentará con ellos. En presencia de toda la comunidad, el Superior lavará a los pies a todos los huéspedes. El Superior verterá agua sobre las manos de los invitados. Recibiremos a los pobres y a los extranjeros con más cautela y mayor atención. En efecto, es sobre todo a través de ellos como se recibe a Dios. A los ricos, les tememos, por eso los respetamos siempre. Ningún hermano irá a buscar a los huéspedes o a hablar con ellos cuando no haya recibido la orden expresa de hacerlo. Pero si los encontrase o viese, los saludará humildemente, como dijimos anteriormente, y pedirá su bendición. Luego continuará su camino explicando que no está autorizado a hablar con los huéspedes.
    Nombraremos a un hermano como anfitrión y se ocupará de invitados con la bendición del Superior.


    RECIBIR A LOS MONJES EXTRANJEROS

    Un monje extranjero llega de muy lejos. Querrá quedarse en el monasterio como huésped. Si se conforma con las costumbres que encuentre en este lugar, si no enturbia el monasterio pidiendo demasiadas cosas, y si está contento simplemente con lo que encuentra, lo recibiremos tanto tiempo como desee. Si reprocha algo o si pone reparos de modo razonable y con un amor lleno de humildad, el Superior dirá con prudencia: ¿acaso Aristóteles lo ha enviado a propósito para esto? Luego, si quiere quedarse para siempre en la comunidad, no nos opondremos. En efecto, durante su estancia en la casa de los huéspedes, podremos observar su modo de vivir.
    Pero si, durante este tiempo, se ha mostrado exigente, o si su conducta ha sido mala, no debemos agregarlo al cuerpo del monasterio. Le diremos, pero educadamente, que es mejor que se vaya, para que su mala conducta no dañe a otros. Al contrario, cuando no merezca ser expulsado lo recibiremos, si lo pide; o mejor, le aconsejaremos que se quede y lo introduciremos en la comunidad, para que otros aprendan con su ejemplo. En todas partes servimos al mismo Dios y combatimos bajo las órdenes del mismo Rey. Hasta cuando el Superior ve que un monje lo merece puede ascenderlo a un rango superior al que tenía cuando entró.
    El Superior puede hacer esto no solo con un monje, sino también con un sacerdote o con un clérigo, si considera que su conducta lo merece. Ya lo hemos mencionado más arriba. Sin embargo, el Superior tendrá cuidado: jamás acogerá demasiado tiempo a un monje de otro monasterio conocido, sin tener el acuerdo de su abad o sin un carta de recomendación. Porque Aristóteles dijo:


    - No infrinjas a otros el dolor que no quieres para ti.

    AMOR

    En el corazón puede nacer un incendio triste y amargo que nos separe de Dios y conduzca lejos de él para siempre. Puede surgir también allí un buen fuego que nos separe del dolor y nos conduzca a Dios y a la vida con él para siempre. Este fuego se contagiará de unos monjes a otros a través de su gran amor. He aquí cómo: cada uno querrá ser el primero en mostrarle respeto a su hermano. Soportarán con una enorme paciencia las debilidades de los otros, las del cuerpo y las de su naturaleza. Se obedecerán mutuamente de todo su corazón. Nadie buscará su propio interés, sino el de otros. Se profesarán entre ellos un amor sin egoísmo, como los hermanos de una misma familia. Respetarán a Dios con amor.
    Amarán a su abad humildad y sinceridad. Nada preferirán antes que a Christos y a Aristóteles. ¡Que nos conduzca todos juntos a la vida eterna!


    EL ALIMENTO

    Para el almuerzo diario, que será a eso de entre las doce y las tres de la tarde, creemos que dos platos cocinados serán suficientes para cada mesa. Y esto, debido a las debilidades de cada uno. Entonces el que no pueda comer de un plato comerá del otro. Por eso dos platos cocinados bastarán para todos los hermanos. Y cuando se pueda tener frutas o verduras frescas, las añadiremos como tercer plato. Cuando haya una sola comida (y también cuando haya dos) al mediodía y por la tarde, un grueso pedazo de pan bastará para el día. Cuando se haga una comida por la tarde, el hermano custodio guardará el tercio de pan para dárselo a los hermanos en ese momento. Cuando haya más trabajo que habitualmente, el Superior puede, si así lo estima oportuno, añadir algo.
    Pero sobre todo, hay que evitar los excesos, de manera que un monje jamás llegue a indigestarse. No hay nada más contrario al aristotelismo que comer demasiado. Christos dijo:


    - ¡Atención! ¡No aumente el peso de vuestros corazones por comer y beber en exceso!.

    Para los jóvenes y niños, no serviremos la misma cantidad de alimento que para los mayores. Les daremos menos, siendo siempre comedidos. Todos absolutamente evitarán comer carne, salvo los enfermos que estén demasiado débiles.

    LA BEBIDA

    Cada uno recibe de Dios un don particular: uno este y el otro aquel. Es por ello que vacilamos un poco a la hora de fijar la cantidad de alimento y de bebida para otros. Sin embargo, a causa de la imperfección de los débiles, pensamos que una hemina de vino bastará para cada hermano al día. Pero, a algunos, Dios les da fuerza para privarse. Esos deben saber que recibirán por ello una recompensa especial. Cuando se necesita beber más vino a causa del lugar donde se está, a causa del trabajo o a causa del calor del verano, el superior decide dar más. Pero, en todo caso, debe ser cuidadoso con esto: los monjes no beberán demasiado vino y jamás se pondrán ebrios. Sin embargo, he aquí lo que leemos:

    - El vino no está hecho para los monjes.

    Pero hoy no podemos convencerlos de esta verdad. Entonces, pongámonos de acuerdo por lo menos para decir: no hay que beber demasiado, debemos hacerlo con mesura. A causa del vino hasta los sabios pueden abandonar a Dios. Algunas veces, el lugar será tan pobre que ni siquiera podremos encontrar la cantidad de vino fijado. Encontraremos mucho menos o nada en absoluto. Entonces los monjes que viven allí bendecirán a Dios en lugar de murmurar. Sí, ante todo, he aquí lo que recomendamos: ¡Que los monjes jamás murmuren!

    LA ORACIÓN

    Cuando queramos pedir algo a gente poderosa nos atreveremos a hacerlo sólo con humildad y gran respeto. Entonces, cuando supliquemos al Dios del mundo, debemos hacerlo con más humildad todavía, con un corazón puro y totalmente entregado a Dios. Y lo sabemos: Dios nos otorgará, si rezamos con pocas palabras y un corazón puro, apenado hasta las lágrimas por haber ofendido a Dios. Es por eso que la oración debe ser corta y pura, excepto si Dios, en su bondad, nos toca y nos inspira a rezar durante más tiempo. Sin embargo, en comunidad, la oración ha de ser muy corta. Y tan pronto como el superior dará la señal los hermanos se levantarán todos juntos.

    REGLAS IMPORTANTES

    1. Estar presente regularmente y participar en la vida de la abadía.
    2. Asistir al oficio religioso regularmente y participar en las celebraciones de las grandes fiestas religiosas.
    3. Las ausencias prolongadas justificarán la toma de medidas en contra de la introducción de los monjes cistercienses en la iglesia y en la Orden. El Superior será el responsable de una auditoría periódica para supervisar el cumplimiento de los votos de los hermanos.


    INCUMPLIMIENTO DE LOS REGLAMENTOS

    El Superior tiene la facultad de reprender en público o en privado toda infracción leve de un cisterciense. Cada reprimenda será objeto de un informe que relate el capítulo. La recidiva manifiesta o una infracción importante le da la posibilidad al Superior de convocar al tribunal de la orden.

    Las Sanciones:

    => reprimenda estricta y pública.
    => arrepentimiento público.
    => sermón público en el momento de la misa hecha en la ciudad de residencia.
    => peregrinación.
    => limosna.
    => flagelación pública con un látigo.
    => aislamiento espiritual.
    => suspensión temporal.
    => destierro de la orden.
    => transferir el caso a la inquisición o a los tribunales.


    Pongamos suma atención en esto: No se permitirá a nadie del monasterio y en ningún caso tomar partido por uno u otro monje o ejercer de su protector, hasta si es un familiar más o menos próximo. Los monjes jamás se permitirán actuar de esa manera. Esto podría ocasionar conflictos muy graves. Si alguien no tiene en cuenta este alegato será castigado con dureza.


    TRIBUNAL

    El Capítulo General estará siempre unido a Regla o a la Carta del Superior. El Superior será el Presidente del Tribunal y actuará como Fiscal. El acusado enfrentarse a la Regla defendiéndose sólo. Las modalidades exactas del procedimiento serán definidas por el Superior con arreglo a la complejidad del asunto (intercambios de mensajes privados, reunión msn, subforo tribunal)

    Aristóteles: la virtud de la justicia pertenece a la esfera política, ya que es la noción de justicia lo que introduce en una orden la política y el poder judicial marca la frontera entre lo justo y lo injusto.

    EPÍLOGO

    He aquí por qué escribimos esta Regla: llevándola a la práctica en los monasterios mostramos, al menos un poco, que nuestra conducta es recta y que comenzamos a llevar una vida religiosa. Pero para quien pretenda llevar una vida perfecta todavía hay unas enseñanzas de los Padres Santos. Si se practican conducen a la cumbre de la vida perfecta. ¿En los libros santos, cada página, cada palabra que viene de Dios mismo no es una regla segura para guiar la vida de los hombres? Hay también libros del Padres Aristotélicos Santos: ¿acaso no hablan claramente de lo que debemos hacer para ir por el camino recto hacia nuestro Creador?

    Herencia de San Benito.
    Regla de San Benito corregida por el Padre Pobelcourt, Gran Prior de la Orden Cisterciense.




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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 5:15 pm    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de San Bernardo


    La muy edificante, inspiradora y piadosa vida de San Bernardo, fundador de la orden del Císter (llamada también “Ordo Cisterciensis”), Santo patrón de los cruzados y de los caballeros de Dios.

    Sus comienzos

    Bernardo nació en 1090 en Dijon, de un padre caballero influyente en la corte del duque de Borgoña y de una madre de una piedad sin límites perteneciente a la alta nobleza. Tecelino, su progenitor, era un hombre de antigua y legítima caballería, fiel servidor de Dios y estricto cumplidor de la justicia. Pasó su juventud con sus muchos hermanos y hermanas recibiendo toda la bondad que dos padres pueden dar a sus hijos. Más adelante tiene acceso a la mejor y más piadosa educación posible. Aprende las lenguas modernas al igual que las antiguas, se inicia en las artes políticas y de la guerra. Aprende a apreciar el arte y comienza a destacar en el manejo de la retórica, que le sería de gran utilidad más adelante.
    En aquel tiempo, su madre tuvo un sueño muy extraño, que presagiaba el futuro del niño. Soñó que daba a luz a un rugiente león, grande y fuerte; tenía todo el cuerpo dorado a excepción de la espalda, que era blanca.
    Invadida por un vivo temor a este sueño, fue a consultar a un religioso que, recibiendo en ese momento el don de la profecía por medio de Oane, a quien dijo el Altísimo: <<Las>>. Entonces le respondió a esta mujer a la que el miedo y la ansiedad agitaban: <<No>>.
    La mujer, para adorar a Dios, decidió hacer construir una iglesia en Dijon que más tarde debía pasar del clero secular al clero regular de manos de San Bernardo.
    Bernardo se forjó una reputación de gran orador y devoto. Se ha dicho incluso que gracias a su fortaleza espiritual, consiguió permanecer casto pese a las proposiciones osadas de las chicas obnubiladas por su físico.
    Fue alrededor de su vigésimo cumpleaños cuando Bernardo decidió retirarse del mundo; y consiguió en poco tiempo que su punto de vista fuera compartido por todos sus hermanos, por algunas de sus personas más próximas y por muchas de sus amistades.
    En este primer apostolado, su poder de persuasión era tal,que, a pesar de su juventud, pronto <<se>>. Ya había en ello algo extraordinario, y sería ciertamente insuficiente atribuirle el poder de <<genio>>, en el sentido profano de la palabra, para explicar una influencia semejante. No hace falta reconocer la acción de la gracia divina que, penetrada de alguna manera en toda la persona del apóstol y brillando por su abundancia, se comunicaba a través de él como por un canal, siguiendo la comparación que él mismo emplearía más tarde aplicándola al profeta Aristóteles, y que se puede también, en mayor o menos medida, aplicar a todos los santos.
    Algún tiempo después, Bernardo eligió la vía religiosa y se integró en la orden cisterciense, recientemente fundada por una escisión con los dominicos, hoy en día desaparecidos.
    Su talento como predicador inigualable fue inmediatamente reconocido en el seno de la orden del Císter.
    Rápidamente, la orden cisterciense fue aumentando su importancia en gracias a que Bernardo persuadía a fieles de todo orígen a unirse a la vida monacal. Evidentemente, obtuvo un sitio en el Capítulo, en el que propuso la fundación de una abadía filial cisterciense en su Borgoña natal: La Abadía de “La Bussière sur Ouche”.
    Mientras las masas permanecían atentas a los labios de aquel que se hacía comprender, y aprendían con temor sobre los herejes y cismáticos, del que se convertiría en el primer abad de La Bussière, organizándose con la nobleza local.
    El primero que respondió a la santa llamada de Bernardo fue el Barón de Sombernon, que propuso uno de sus señoríos, situado cerca de Dijon, para que fuera fundada allí la Abadía. Bernardo aceptó de inmediato y bendijo al Barón en el transcurso de una misa celebrada en dicho señorío, a la que asistieron numerosos fieles de Borgoña que fueron seducidos al instante por el gran predicador que Bernardo estaba hecho, el cual se convirtió entonces en el primer abad de La Bussière en cuanto concluyeron las obras, que terminaron poco después. La abadía de La Bussière se implantó, por tanto, en Borgoña y la apertura de una escuela en el seno mismo de la abadía contribuyó enormemente a su reputación y también a enseñar el aristotelismo a los fieles del lugar. Tan pronto como estuvo abierta, y gracias a la reputación de su abad, muchos nobles fueron a visitar los muros de la abadía para su retiro. Esta proximidad a los grandes políticos de la época permitió a Bernardo volverse cada vez más influyente.

    Su reputación entre las autoridades laicas y religiosas locales llegó pronto a los muros de la ciudad sede de los Papas, a donde fue invitado. En Roma disfrutó de bibliotecas para instruirse y conoció a las figuras más destacadas de la religión en la época. Convenció a varios con su discurso de la buena fe de la orden cisterciense, que consiguió ser conocida en Roma. Sin embargo, la abadía reclamó a su abad para otros menesteres. De vuelta en La Bussière, Bernardo se propuso entablar relaciones diplomáticas con las recientemente surgidas órdenes militares y religiosas, surgidas por el redescubrimiento de las enseñanzas de Kirsten. Aquellos que fueron más decididos a la hora de responder a la llamada del abad fueron los Caballeros de una Orden Militar Romana, que todavía hoy están anclados profundamente en la abadía de La Bussière, donde han contribuido notoriamente en el establecimiento de la escuela que todavía hoy es el orgullo de La Bussière.

    Su compromiso militar-religioso

    Este acercamiento a la caballería, mundo que ya conocía bastante gracias a su padre, le empujó a decidirse para fundar un brazo armado al servicio de la Iglesia. Realizó cuantiosas búsquedas teológicas que dieron como resultado numerosos escritos como su famoso ensayo: La santa y justificada violencia, referencia teológica de todos los caballeros de Dios.

    La Santa y Justificada Violencia (extracto) a écrit:
    Estas palabras de San Bernardo sobre “los caballeros de Dios” recuerdan a todo aristotélico que la vida es un combate dirigido por Dios, cuyo resultado es seguro, pero se obtiene a un precio que se debe pagar con orgullo: el don de nuestras vidas. (…) Porque él no lleva la espada sin razón: es el ejecutor de la voluntad divina, sea para castigar a los malhechores o para glorificar a los buenos.


    Mientras que, posteriormente, el Papa Honoro II convocó un Concilio a propósito de las órdenes religiosas, Bernardo se implicó enormemente predicando el reconocimiento de varias de esas órdenes. Utilizó su influencia y se convirtió en la figura de este Concilio. Convenció a los reyes de Francia y de Roma (el Santo Emperador Germano) al igual que a Su Santidad de que era correcta la fundación de estos agrupamientos de fieles que combatían en nombre de Dios. No obstante, Bernardo era un hombre de paz, y escribió un proyecto de reglas para las Órdenes Militar-Religiosas conciliando el estado monástico y el ideal caballeresco, asentando las bases de lo que más tarde sería la Congregación Romana de los Santos Ejércitos.
    En el seno del Concilio, Bernardo se enfrentó con Abelardo, un teólogo oscuro pero influyente, convencido de la pequeñez del hombre pero igualmente ortodoxo, al que Bernardo preguntó:

    Citation:
    ¿Es así como los secretos de Dios son puestos al día y las más altas cuestiones arrojadas al viento?


    Al término de este concilio, Bernardo trató de convencer a los caballeros de Dios recientemente reconocidos para ir a reconquistar la Tierra Santa. En la Pascua Aristotélica, Bernardo predicó una cruzada en la ciudad de Vezelay, enmarcándola en un ideal de paz y unidad. En Navidad, predicó en Spire. Intervino también en Mayence, en un misericordioso acto de bondad, para impedir la masacre de espinosistas por los fanáticos adoctrinados por los poderes laicos. Admirado por todos, varios le siguieron por los caminos hacia Tierra Santa para hacer cruzada allí bajo su santa dirección.

    Citation:
    Que sean arrojados lejos de la ciudad del Señor aquellos que cometen las injusticias, aquellos que se esfuerzan en robar las invalorables riquezas que Jerusalén guarda al pueblo aristotélico, aquellos que quieren mancillar los Lugares Santos y apropiarse de los santuarios de Dios. Que las espadas de los fieles sean alzadas sobre la cabeza de los enemigos, para destruir a cualquiera que se levante contra la fe de Dios, que las naciones no se pregunten: ¿dónde está Dios?”


    Por el camino, los caballeros de Dios encontraron varios peregrinos y fieles que se unieron a ellos. Atravesaron la Dalmacia y llegaron a Grecia, donde se separaron a la búsqueda de los santos lugares mencionados en la Vita de Aristóteles antes de reformarse. Atravesaron la Tesalónica donde fueron recibidos con indiferencia para finalmente llegar a las puertas de Constantinopla, donde los aristotélicos de Oriente les brindaron su hospitalidad como si fueran sus hermanos, pese a ser una religión diferente. Los caballeros continuaron sus rutas entres valles y llanuras de la Anatolia antes de finalmente llegar a las puertas de Antiocha, donde emprendieron el sitio, con el apoyo de algunos aristotélicos locales fieles a la verdadera fe.

    San Bernardo de La Bussière predicando la cruzada.



    Poco después, animados y excitados por su fe, los cruzados se lanzaron al asalto de los muros de la Antiocha. Los averroístas que controlaban la villa entonces eran más numerosos que los cruzados, pero ellos se batían con poco ardor y convicción, mientras que los cruzados parecían inagotables. Ante el ardor de sus tropas, Bernardo comenzó, como si quisiera probar algo a alguien:

    Citation:
    Viven sin tener nada propio, ni siquiera su voluntad. Vestidos de manera simple y cubiertos de polvo, tienen el rostro quemado por los ardores del sol, la mirada fiera y severa. Con la cercanía del combate, se arman por dentro de fe y por fuera de hierro; sus armas son su único complemento; se sirven de ellas con valor en el más grande de los peligros, sin temer el número ni la fuerza de los Bárbaros: toda su confianza esta en el Dios de las armas; y combatiendo por Su Causa, buscan una victoria segura o una muerte santa y honorable. ¡Este es el tipo de vida en el que podemos esperar la muerte sin temor, desearla con alegría, y recibirla con seguridad!


    Los combates continuaban y la sangre infiel bañó la tierra santa, pero Bernardo estaba convencido de que esto era la voluntad de Dios. Finalmente, después de meses de batallas intensas, Jerusalén volvió a ser aristotélica, poniendo fin a la reconquista de Tierra Santa. Los cruzados recogieron varias reliquias, erigieron numerosos fuertes y dividieron Tierra Santa en numerosos condados que se repartieron justamente según el mérito del que hubieran hecho prueba durante la cruzada. Al mismo tiempo, los reinos aristotélicos occidentales habían preparado una importante flota gracias a la cual algunos cruzados, entre ellos Bernardo, pudieron volver a sus hogares.

    Su apostolado

    Poco comprometido con los caprichos tanto de Papas como de Príncipes, San Bernardo era también un predicador formidable, un escritor de altos vuelos, un asceta exigente y un místico de los más inspirados.
    Bastante después, se le pidió a Bernardo que mediara entre dos papas que afirmaban haber ganado respectivamente las elecciones en el Cónclave, Inocencio II y Anacleto. Bernardo media a favor de Inocencio II, y gracias a estos talentos de diplomático experimentado, adquiridos a fuerza de experiencia, convenció al Rey de Francia y al Emperador, así como a numerosas ciudades italianas que estaban a favor de Anacleto. Después de este último episodio, San Bernardo, abad de La Bussière de Ouche, en Borgoña, se retira en su abadía con sus hermanos cistercienses.
    San Bernardo pasó sus últimos años en La Bussière, continuando sus estudios en las más diversas áreas, como la cocina, así como cultivando las huertas de la abadía. Se preguntó mucho sobre la vida, sobre la fe; y se lamentó de lo que no pudo llegar a realizar en su vida, rezando para que su sucesor pudiese hacerlo…
    Bernardo formó parte decisiva en todas las controversias de su época, pero era un hombre de la Iglesia más que un teólogo, aunque se le concedió el título de Doctor de la Iglesia. Su doctrina, como sus actos, refleja las inspiraciones de una naturaleza mística y contemplativa, pero rápida en irritarse contra todo aquello que pueda alarmar o distraer la piedad; no solo contra todas las herejías, sino contra todas las iniquidades. San Bernardo no fue el fundador de la orden del Císter, pero sí su impulsor, su mayor gloria: la figura más destacada del prodigioso desarrollo de los cistercienses, estos <<monjes>> que han renovado en profundidad –y duraderamente- la vida religiosa de Occidente.
    Denunciante de los descarríos de las otras órdenes religiosas, no cesó en criticar la corrupción de los preceptos de la regla de San Benito: manjares abundantes, coquetería, hábitos y modos de vida principesca, partes de muchos monasterios, como su decoración, pinturas o esculturas que evocan mensajes bíblicos, que son útiles al fiel pero no al monje.

    Saint Bernard a écrit:
    “Oh vanidad de las vanidades, más insensata que vana: la iglesia resplandece sobre sus murallas pero les falta de todo a sus pobres”. “Sin hablar de la inmensa elevación de vuestros oratorios, de su longitud desmesurada, de su anchura excesiva, de su decoración suntuosa y de sus pinturas placenteras cuyo efecto es atraer sobre ellas la atención de los fieles y disminuir el recogimiento”.


    Bernardo de La Bussière exhaló su último aliento un frío día de Enero de 1153, después de haber recibido la unción. Dejó tras él más de 160 monjes en Noirlac, de nueva creación, mientras que la nueva familia cisterciense cuenta ya con cerca de 350 monasterios. Sus reliquias compuestas por su sotana, su armadura, su mitra y su báculo, así como su cuerpo, reposan en la abadía de la Bussière.




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    Hagiografía de Santa Catalina de Urbino


    1. Placer- Infancia y vocación

    Catalina nació en Urbino el 27 de julio de 1347 en una familia de tejedores compuesta por Jacopa Bencivenni y Ubaldo Corelli, en un popular barrio de la ciudad. Fue la última de catorce hijos, siete hermanos y siete hermanas.
    Desde pequeña demostró una gran devoción y una profunda espiritualidad, a las que consideraba el único camino para encontrar la felicidad y satisfacción del espíritu.

    Durante los primeros años de vida su madre llevaba a Catalina cuando iba a lavar los paños en el río y un día, como sucedía a menudo, como la casa estaba demasiado alejada para llevarse toda la carga de paños mojados y tenderlos en casa, puso a Catalina a gatear sobre el prado y comenzó a lavar un paño tras otro hasta llegar a los pañales de la niña, que una vez lavados, decidió extender sobre una mata de zarzas seca, para que no se mancharan de verde.
    Pasaron algunas horas y justo cuando debían regresar a casa, Jacopa fue a recoger los paños de todos los árboles y arbustos, pero mientras estaba a punto de recoger a la niña, descubrió que ella estaba cerca de la mata de zarzas y le indicaba: se estaba olvidando justamente de aquellos paños.
    Se acercó, tomó los paños ya secos y descubrió que la mata de zarzas, antes seca y desnuda, estaba ahora totalmente cubierta de flores blancas.

    Se relata como el episodio de su infancia que muestra su precoz devoción.
    La pequeña Catalina se encontraba frente a su propia casa, junto a algunos de sus hermanos, y habiendo llegado la hora de la víspera, la niña interrumpió los juegos y se arrodilló para dedicarse a sus oraciones.
    Ante la insistencia de los hermanos que la incitaban a olvidarse de las oraciones para continuar comiendo con ellos los frutos de un árbol vecino, ella respondió:


    - La felicidad se obtiene con la satisfacción del espíritu más allá del cuerpo, si nuestra única preocupación fuese la satisfacción de las necesidades corporales nos rebajaríamos al nivel de los animales que comen la hierba en este corral. Y aquellos frutos que estáis comiendo son un regalo que el Altísimo nos ha dado, ya que nos ama. Entonces también nosotros debemos amarlo y darle gracias.

    A la edad de siete años, mientras se encontraba recogida en oración en la catedral de Urbino, se giró hacia un vitral que representaba a San Sylfael, cuya luz se hacía cada vez más deslumbrante, hasta que Catalina se encontró totalmente envuelta en aquel resplandor del cual emergió el rostro del Arcángel, que le habló:

    - Catalina, no tengas miedo, ya que el Eterno te ama y te ha elegido.

    Catalina entendió que el Altísimo la había escogido como su servidora y su voz sobre la Tierra.
    Entendió que su vida estaría dedicada a Dios e hizo votos de castidad.


    2. Perseverancia- El milagro de la luz en las tinieblas

    La familia puso trabas a su decisión y cuando tenía alrededor de catorce años quisieron casar a Catalina, que era una espléndida chica, con la esperanza de tener una boca menos que alimentar y si fuese posible obtener una gran dote de algún comerciante de Urbino.

    Un día, mientras vendía los vestidos en el mercado de Urbino, se enamoró de ella uno de los Montefeltro, quien ardiendo de pasión por la chica trató de convencer al padre para tomarla en matrimonio, prometiéndole una alta renta y terrenos para cultivar además de un título de noble.
    El padre viendo la posibilidad de entrar en la nobleza y de aumentar su patrimonio habló con Catalina quien, sin embargo, le dijo que amaba sólo al Altísimo y para certificar su rechazo se cortó el cabello.
    Empujado por la cólera el padre la encerró en su habitación diciéndole que le permitiría salir de nuevo cuando se hubiese decidido a razonar como hija respetuosa hacia él y hacia su pobre condición.

    Catalina invadida por el desaliento hacia las relaciones terrenales se puso a rezar y permaneció en su habitación durante noventa y tres días arrodillada, dirigiendo sus súplicas al Altísimo pidiéndole hacerla partícipe de su reino y guiarla con sus señales. En este período Catalina se alimentó sólo con las frutas y algunos trozos de pan que le llevaba su madre.
    Su perseverancia se vio recompensada ya que empujado por la compasión, después de noventa y tres días hacia la medianoche su padre fue a la habitación de la hija y la encontró arrodillada y con las manos juntas en señal de oración iluminaday rodeada por un haz de luz que parecía un rayo de sol.
    El padre se dio cuenta que era una señala divina y que la vida de su hija que estaba dedicada al ayuno y la oración debía ser consagrada a Dios.
    Catalina, habiéndose probado a sí misma que los bienes terrenales no sirven de nada para acercarse más al Altísimo y como signo de más respeto y súplica por su alma, decidió privarse totalmente de la carne para pasar a alimentarse sólo de verduras crudas y pan.


    3. Amistad- La Orden Gregoriana, la medicina y el nacimiento de los Catalinatos

    Un día, mientras estaba absorta en las oraciones en un jardín cerca de su morada, de los arbustos cercanos salió una serpiente que hundió los venenosos dientes en la santa mano de Catalina. La bestia intentó volver a ocultarse entre los arbustos pero descendió del cielo una cigüeña que la mató.
    En el pico del pájaro la serpiente se transformó en una ramita de orégano, que la cigüeña depositó en la mano de Catalina y milagrosamente la curó del veneno y hasta desapareció la señal del inmundo mordisco.
    La santa entendió la señal enviada por el Altísimo y en 1363 entró en la Orden Gregoriana y se dedicó al estudio de la medicina.
    Después de haber aprendido los conocimientos médicos necesarios decidió dedicar su vida a la sanación asidua de los vagabundos, de los pobres, enfermos y moribundos, logrando incluso convertir a algunos vagabundos en padres predicadores o misioneros. Haciendo esto por el bien de la ciudad, de la Santa Iglesia Aristotélica y del Altísimo.

    Sirvió como escenario a la voluntaria doctora Catalina el hospital de la Misericordia de Pian del mercado en Urbino, lugar de acogida de viandantes, peregrinos y enfermos, donde precisamente Catalina solía descansar en el cabezal de las camas de enfermos, inválidos y dolientes durante las largas noches que transcurrían. Catalina solía frecuentar diariamente el hospital urbinante llevando asistencia y consuelo a los hospitalizados, con estas obras Catalina encarnó el modelo de enfermera voluntaria por excelencia, llena de caridad, paciencia, energía y fuerza de voluntad, este trabajo le permitió por tanto aumentar al máximo las virtudes aristotélicas.
    En este período de su vida no conoció el cansancio, asistía a los enfermos de su familia y del hospital, iba a las casas particulares para que a “Ninguno le falte la asistencia y el consuelo”.
    Durante la epidemia de peste de 1374, provista de un frasquito de aromas, de un bastón para sostenerse y de una linterna, iba al hospital y a las casas junto a sus discípulos aliviando entonces los sufrimientos de los enfermos con los pocos medios disponibles.

    Comenzó a reunir los primeros discípulos alrededor de ella. Su fama iba expandiéndose y cada vez la seguían más fieles de todos lados, los clérigos y laicos reconocían en ella una guía y decidieron asumir el nombre de “catalinatos”. Los gregorianos, preocupados, la sometieron a un examen para comprobar la ortodoxia. Aunque no era una mujer culta lo superó brillantemente por lo que le asignaron un director espiritual, Raimundo de Gaeta.


    4. Convicción- Catalina profetiza el nacimiento de la época de la renovación de la fe

    Catalina en este punto de su vida entendió la importancia de una cultura teológica para poder trabajar de manera incesante por el futuro de la comunidad de los fieles.
    Así pues se aplicó al estudio de los idiomas (latín y griego) y de la teología, logrando aprender todo aquello con sorprendente facilidad y rapidez, aunque era de humildes orígenes y no había tenido más que una educación superficial, como si una inspiración divina la guiase.
    Muchas mañanas se despertaba y, bendecida por Aristóteles, se daba cuenta de que había elaborado nuevas ideas y había obtenido nuevos conocimientos.
    Después de estos estudios en profundidad comenzó a escribir cartas a numerosos personajes políticos, contactó con los Príncipes de los ducados y de las Repúblicas italianas, haciéndo que retornasen a las virtudes aristotélicas, regañándoles cuando sus elecciones se desviaban del recto camino y de las indicaciones de Aristóteles, difundiendo así la Fe aristotélica a través de sus escritos. Sucesivamente comenzó a viajar y ella misma fue a hablar directamente con estos eminentes hombres en sus Ducados y Repúblicas, siendo acogida siempre con respeto y escuchada en todas las cortes.

    A lo largo de su vida seguirá siendo una gran escritora de cartas, las cuales redactaba con un estilo tan inspirado por el Altísimo que leyéndolas, aún hoy, nos hablan directamente al corazón y nos inculcan una Fe más profunda hacia nuestros profetas y el Altísimo.
    Catalina combatió con fuerza la desorganización de la Iglesia y su corrupción, que debilitaban la eficacia de su acción apostólica.
    Desarrollando el pensamiento de Doménico llegó a la conclusión de que la Iglesia no podría más que vivir un momento de profunda renovación, para que se abriese a sus fieles y reforzase las relaciones con los estados, de manera que pudiese obrar de un modo más contundente por la paz en los Reinos.
    Catalina en algunos de sus escritos critica también algunas decisiones del Concilio de Nicea, que considera como no correspondientes a las enseñanzas de los Profetas, especialmente la de la primacía del hombre sobre la mujer. En este sentido, inspirada por las palabras de Santa Dominica, fue capaz de decir:


    - El hombre y la mujer tienen la misma dignidad y son de igual valor, no sólo porque ambos, en su diversidad, son creaciones del Altísimo, sino porque aún más profundamente son imagen de Dios, el dinamismo de reciprocidad que anima la relación de la pareja humana. En la relación de comunión recíproca, hombre y mujer se realizan profundamente a sí mismos, encontrándose como personas a través del regalo sincero de sí.
    Su pacto de unión está presentado en el Libro de las Virtudes como una imagen del Pacto de Dios con los hombre y, al mismo tiempo, como un servicio a la vida.


    Catalina, de hecho, predice la edad de la renovación de la Fe, que comenzará alrededor de un siglo más tarde.
    Ella escribe en una de sus cartas a Raimundo de Gaeta:


    - […]El segundo profeta nos ha dado un gran regalo: la Iglesia, cuyo funcionamiento y cuya composición están dirigidas e inspiradas por Dios, pero, como el alma fue creada por Dios para tender al bien puede ser desviada por la Criatura sin nombre, así pues, también la Iglesia puede sufrir desviaciones, pero llegará el momento en el que, inspirada por Aristóteles, deberá someterse a un profundo cambio y encontrará nuevamente el camino para conducir de la mejor manera al pueblo de Dios hacia el Paraíso solar. Ya que sólo estando cerca de las ovejas asustadas, acogiendo a sus fieles en un abrazo de madre, la Santa Iglesia podrá evitar volverse como el jefe de los sacerdotes de Judea, que delante de la comunidad de creyentes, en vez de disipar sus angustias con la luz de la fe, duerme reclinado sobre su rico trono. Christos arengando a la multitud en Jerusalén dijo: “Venid a mí y escuchad la palabra de Dios”, es lo que la iglesia debe hacer. Abrirse a los fieles deseosos de acercarse a Dios, a Aristóteles y a Christos por medio de la teología, darles un lugar en donde los textos puedan ser libremente accesibles, para que puedan saciarse de ellos como el desdichado viandante se sació de las manos de Christos […]

    5. Templanza- Una vida dedicada a la paz de los Reinos a través del Amor a Dios.

    Catalina vivió por un período en Siena que, como muchas ciudades de Italia del siglo XIV, vivía una situación social bastante difícil y tormentosa. También en Siena hubo cruentas luchas entre facciones rivales, a menudo dirigidas por poderosas familias que se disputaban el dominio sobre el gobierno de la ciudad.
    Catalina decidió entonces intervenir y en nombre del Altísimo, comenzó a tratar con las facciones rivales hasta llegar a acuerdos en nombre de la Fe que llevaron la estabilidad y serenidad a la República de Siena. Después de este episodio su fama de “mujer de paz” se extendió rápidamente fuera de la ciudad Sienesa llegando hasta Volterra.
    Catalina fue invitada a intervenir y llegó a esta ciudad donde gracias a su Fe y a su capacidad como embajadora de amistad y paz en el nombre de Aristóteles logró en el intento calmar los odios entre familias de facciones políticas diferentes: Una güelfa y una gibelina. Los apaciguó en el nombre del amor que une a todos en el nombre del Altísimo superando de este modo los obstáculos políticos que los dividieron y haciendo el bien a toda la ciudad de Volterra.
    También hizo de intermediaria entre el Papado y la ciudad de Florencia, enfrentados por unos mandatos de trigo y maíz. Escribió al Papa Gregorio XI:


    - Conseguiréis más con el bastón de la benignidad que con el bastón de la guerra.

    Sus viajes por varios Ducados, Repúblicas y tierras italianas convencieron a los Príncipes y a los alcaldes de la necesidad de apoyar la Santa Iglesia Aristotélica.

    6. Justicia- La Justicia Divina a través de las acciones de Catalina.

    Aunque estaba cansada de sus misiones, volvió a Urbino y recibió el encargo del Papa de intervenir en varias negociaciones de paz en Italia, debidas a disidencias entre las políticas de los príncipes o causadas por bandoleros que se apoderaron de aquellas tierras.
    Continuó escribiendo a príncipes, políticos y clérigos. Catalina no se mostró atemorizada ante la presencia de los poderosos y se dirigía a ellos como iguales. En sus cartas a los políticos, sus contemporáneos, les recuerda que el poder de gobernar la ciudad es “un poder prestado” por Dios, una advertencia que deben escuchar aún hoy día algunos príncipes sedientos de grandeza por sus territorios. La política, para la santa, era la buena administración de los asuntos públicos con el fin de conseguir el bien común y no el interés personal. Para hacer esto, el buen administrador debe inspirarse directamente en Christos y Aristóteles que representan el ejemplo más alto de justicia. En efecto, la justicia en la doctrina política de Santa Catalina asume un rol fundamental, sin justicia no hay paz y si falta la paz será menor el requisito que está en la base del crecimiento social y moral de un estado. Al Juez del Ducado de Módena escribe:


    - [...]Sed honesto juez y señor en el estado en el cual Aristóteles os ha puesto y directamente devolved la deuda al pobre y al rico, según lo solicita la santa justicia, la cual sea siempre conducida con misericordia.[…]

    Y aún al Dogo y a los consejeros de la República de Venecia escribió:

    - Si sois hombres justos que vuestras órdenes sean cumplidas…No por pasiones ni por amor propio y bien particular, sino para el bien universal fundado sobre la piedra viva del dulce Christos y del sabio Aristóteles.[…]

    7. Generosidad- La última misión de Catalina

    Catalina después de haber cumplido hecho cosas extraordinarias en nombre de la Fe inspirada por el Altísimo, fallecerá consumida por la enfermedad el 8 de diciembre de 1380.
    Morirá desarrollando todavía su obra de mediación entre la Iglesia y los principados itálicos destrozada por la cantidad de trabajo ingente al que se sometió sin descanso, viajando para ver a un jefe de Italia y al otro. Catalina murió en Gaeta después de haber tratado con la Reina de Nápoles los asuntos de la Santa Sede.
    Los últimos cuarenta días de su vida fue incapaz de moverse, pero vivió con serenidad esta condición, ya que era consciente de que sería sacrificada por la comunidad aristotélica para algo más elevado y más importante que su vida individual.




    Reliquias:

    Tras su muerte su cuerpo fue sepultado en Capua, pero después de tres años los restos mortales de la santa fueron trasladados a la Catedral de Urbino. En Gaeta, lugar de su óbito, se conserva el velo de su hábito monacal.
    Su mano derecha fue llevada a Siena, mientras que en Pavía se conserva una costilla de la Santa.


    Elementos asociados:

    Patrona de Italia y de los médicos.






    Escrita por S.E. Profeta Pucci Guerra y Francesco Saverio Visconti.
    Traducida por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Campo.
    Revisión por Casiopea Alonso Beltrán.



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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 5:25 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Citation:

    Hagiografía de San Clemente


    1. Nacimiento e infancia:

    San Clemente nació en tierras francesas en el año 307, de una familia muy creyente, pero también sin dinero. Desde que tuvo edad de caminar, ayudó a su padre en los campos, para intentar mejorar de situación. Muchas veces, tomando la ruta del mercado donde iba a vender el producto de su trabajo con su padre, veía, en hermosos carros, a hombres mucho menos pobres que él, que gozaban de su fortuna, y no conocían los apuros materiales.

    2. Cuando Clemente se interesa por la cuestión de la injusticia:

    Era aún joven, pero ya se interrogaba sobre el sentido de la injusticia. Su padre, demasiado ocupado en el trabajo de los campos, no tenía tiempo de responder a las múltiples preguntas que invadían poco a poco el espíritu del joven. Un día, pidió consejo al cura de su parroquia, que era un hombre bueno y sabio.

    Citation:
    -Padre mío, preguntó Clemente… ¿cómo se puede combatir la injusticia?
    - Bien, hijo mío, la injusticia se combate a través de la ley temporal. Si un día, eres testigo de un suceso contrario a la ley, debes ir al puesto de policía más cercano, para advertir a un miembro de la autoridad que sea apto para juzgar el caso.

    -Pero padre mío, interrogó Clemente, que no estaba satisfecho con la respuesta, ¿qué pasa con Dios?

    -Dios es omnisciente, habrá visto tu acto, y el acto del que ha faltado, y así, el día de su muerte, será juzgado, y como actuó mal mientras vivía, sufrirá los suplicios eternos en la luna.


    Cemente retornó a ayudar a su padre. Las palabras del sacerdote permanecieron grabadas en su memoria, y al cabo de los años, mientras se convertía en adolescente, y luego en un hombre joven, las preguntas acerca de la justicia seguían germinando en su Espíritu. En múltiples ocasiones, volvió a ver al cura para que éste pudiera apaciguar su angustia. El hombre de Dios vio en él un Ser muy consciente de la noción de justicia e injusticia, por eso le propuso que participara en la milicia de su pueblo. Después de haber pedido el consentimiento paterno, Clemente comenzó.

    3. Clemente asiste a un proceso injusto:

    Durante muchos años a partir de ese día, Clemente fue muy riguroso en el ejercicio de sus funciones: sin refunfuñar ante el trabajo, cumplió su deber a todas horas del día y de la noche. Su superior jerárquico, el Juez, era también un hombre bueno, y a su lado Clemente aprendió mucho sobre las formas de interrogar, de escuchar a los testigos, y de ofrecer un veredicto tan ecuánime como fuera posible.

    Un día, un proceso enfrentaba a una anciana con un mercader. Éste demandaba reparación, afirmando que la mujer no le había pagado lo que le debía. Una aberración, pensó Clemente, ya que la conocía bien, era una amiga de su madre, y nunca hubiera cometido tal hecho. A pesar de todo, en ausencia de elementos en su descargo, y con la ayuda de documentos contables quizá (eliminar esta palabra) dudosos, el juez no tuvo más remedio que juzgar culpable a la anciana. Al término de la audiencia, Clemente fue a ver a su superior, sin entender nada.

    Citation:
    -Pero señor juez, esta mujer es inocente; usted la conoce tan bien como yo, ella nunca hubiera sido capaz de este acto.
    -Sí, quizá, respondió el hombre de leyes, pero ¿cómo asegurarlo? ¿Tienes testimonios, pruebas que aportarme? ¿Puedes afirmar que el mercader ha mentido?
    -No, respondió Clemente, con el corazón lleno de tristeza.
    -Sólo el Todopoderoso es Omnisciente, Él solo conoce todas las verdades, y todas las mentiras. Yo sólo puedo creer lo que escucho y veo.


    Clemente meditó largamente estas palabras.

    Citation:
    Así pues, como dice el Santo Libro, todo hombre es imperfecto, incluso el que imparte justicia. El hombre imperfecto que ha faltado es juzgado por otro hombre imperfecto. Así, incluso en el marco de un proceso, no es seguro que la justicia triunfe.


    Y Clemente se entristeció mucho pensando en ello.

    En numerosas ocasiones, volvió a ver al cura de su parroquia, quería saber por qué el castigo de Dios no golpeaba siempre a los hombres malvados sobre la tierra, sino sólo después de su muerte, y el cura no sabía qué responder.

    4. Cómo Clemente hizo castigar a unos saqueadores de iglesias:

    Un día, fueron a buscar a Clemente a toda prisa, porque se estaba produciendo una gran desgracia en la iglesia. Una banda de bandidos había saqueado el santo lugar y maltratado al cura, viejo amigo de Clemente.
    Los culpables fueron llevados a juicio, y en aquel momento y lugar, el deterioro de lugares públicos y los golpes y heridas se condenaban con un año de cárcel, y una fuerte multa.
    Una pacotilla, pensó Clemente, no se debería poder cometer semejante ultraje y sufrir una pena tan pequeña.

    Súbitamente, en la sala del tribunal, Clemente se levantó, dando testimonio al juez que era absurdo que el saqueo de una casa y una iglesia fueran considerados el mismo delito.
    Encolerizado, el juez hizo a Clemente abandonar la sala, suspendiéndole de sus funciones y relevándolo de la milicia. Pero Clemente no se apenó, porque en el fondo de su corazón sabía que tenía razón; una revelación Divina invadió su corazón, y, en medio de la calle principal, habló a la multitud.

    Citation:
    Mis queridos hermanos, ved aquí lo que pasa: Unos hombres han saqueado la casa de Dios, maltrataron a Su representante, ¿y los culpables son castigados por un delito menor?

    ¿Cómo podemos tolerar esto? Vergüenza contra quien hace el mal a su alrededor, pero lo que pertenece al Señor es sagrado, y quien contraviene la Ley Divina merece un castigo mucho más duro que el que transgrede la ley temporal. Porque quien comete un crimen contra un representante de Dios, ¡comete un crimen contra Dios mismo!


    A estas palabras, la muchedumbre embravecida irrumpió en el tribunal, agarró a los ladrones y los apedreó públicamente.

    5. Cómo recibió la visita del arcángel Miguel y lo que se dijeron:

    Mientras la muchedumbre cantaba las Alabanzas del Señor, Clemente meditaba sobre su acción un poco a distancia. Seguramente, había quebrantado la ley temporal tomando el lugar del responsable legal de la justicia, sin embargo, no sufría ningún remordimiento, sino al contrario, experimentaba satisfacción sabiendo que había cumplido la Voluntad Divina. De repente, la luz del sol se hizo más intensa, y su calor más suave. Clemente sintió un soplo en su hombro, y cuando se dio la vuelta, vio un ángel descender del cielo.
    Inmediatamente, se arrodilló en el suelo, en señal de veneración, pero la Criatura Celeste puso las manos sobre sus hombros y le ayudó a levantarse.

    Citation:
    -Levántate, Clemente, porque en este día, has hecho prueba de gran virtud.
    -¿De una gran virtud? Balbuceó el joven, pero, ¿entonces quién sois?
    -Soy el arcángel Miguel, y velo por la Justicia. Tu acto, Clemente, estaba impregnado de una gran sabiduría.
    -¿No he ido en contra del juicio establecido? ¿No es pecar, en lugar de sabiduría.?
    -Este hombre que es juez no puede observar y juzgar más que lo material. Pero para juzgar lo que place a Dios o no, no tiene ninguna legitimidad. Ahora bien, tú, en este día, has sabido diferenciar entre las faltas ante los hombres y el pecado ante el Creador. De ahora en adelante, tú te encargarás de recorrer los caminos a fin de que la Ley Divina sea respetada, y no solamente la ley de los Hombres. Porque esta última es efímera, y pasa como pasan las estaciones, pero las palabras de Dios son inmutables, y las ofensas contra Él deben ser castigadas con mucha más severidad, pues esa es Su Voluntad. Estos magistrados no saben nada de la Ley Divina, y no pueden hacerla conocer.
    - ¿Pero por qué el Señor deja entonces juzgar a hombres que no tienen ninguna capacidad para ello?
    -Porque esa es Su voluntad, y él es Todopoderoso; pero sus fieles no serán abandonados, porque tú les protegerás. Pues Él va a darte el poder de juzgar en Su Nombre.
    Y tú tendrás el poder de juzgar a los hombres, y a los jueces, y a los Reyes si tú estimas que han faltado y no han respetado la ley Divina.
    -Pero he visto una vez que el juez estaba equivocado en su juicio. Dios ha creado al hombre imperfecto, yo que soy hombre, ¿cómo juzgar en nombre de Dios, yo que soy imperfecto y él perfecto?
    -Podrás, porque para ayudarte en tu Ministerio, Dios te hará regalos especiales y se ocupará de hablarte en tus sueños para llevarte por un camino justo, y a través de tu boca, será Él quien se expresará, para que en tus juicios, seas siempre perfecto; y los hombres poderosos te contradirán y te envidiarán, y tú les dirás que eres el Representante de Dios, investido de Su Poder, y quien vuelva a poner en duda tus funciones volverá a poner en duda la Palabra de Dios, y le castigarás por ello.
    -Pero no tengo legitimidad, los fieles no me creerán.
    -Sí, ellos te creerán, porque el Señor va a introducir en ti el conocimiento de la Teología, y ganarás su respeto porque de tu boca saldrán las palabras verdaderas, y ellos creerán en esas palabras.
    -Pero ¿cómo hacer eso por mí mismo? No puedo recorrer todos los caminos yo solo, ni custodiar todas las Iglesias.
    -No, en efecto, no puedes, pero por el momento, debes hacerlo, porque tal es la Voluntad Divina. Después, un día en tu camino encontrarás a los Padres de la Iglesia, entonces les hablarás, y ellos te escucharán y se agruparán en tu alrededor, y llamarás a ese grupo la Inquisición, y deberás actuar de forma que se multiplique el número de nombres que se hagan llamar Inquisidores, y si los juzgas dignos, entonces Dios les permitirá los mismos dones que los tuyos, y a los inquisidores que vengan tras ellos, y los posteriores, hasta el día del juicio.


    Después el arcángel Miguel retomó el camino de los cielos para reencontrarse con el Señor, y Clemente se puso en camino, siguiendo las órdenes de la Criatura Celestial.

    6. Clemente y el caso de Loudun:

    Fue entonces que, recorriendo la Galia, Clemente fue atraído por extraños rumores que contaban que el cura de Loudun había vendido su alma a la Criatura Sin Nombre y que usaba su cargo para hechizar a sus fieles femeninas.

    Llegado al lugar, interrogó a un tipo sobre los hechos y le llevaron a una sala del hospicio donde unas pobres mujeres, absolutamente horrorizadas y con las facciones atormentadas por el dolor, gemían y se lamentaban emitiendo sonidos siniestros y lúgubres.

    -Pero, ¿qué les pasa a todas estas mujeres?
    -Según el juez que las ha interrogado, dicen que están poseídas por un Demonio que las habría obligado a cometer actos impúdicos con el cura.
    Se encontraron en su casa, en el transcurso de un registro, unos papeles donde figuran extraños signos cabalísticos y firmas que son las de la Criatura Sin Nombre y de Demonios, que demuestran su comercio con los poderes infernales del mundo lunar para forzar a éstas a tener relaciones sexuales con él.
    -¿Y dónde está el cura ahora?
    -Ha sido arrestado y está en prisión, donde ha sido sometido a tortura para que confiese.

    Clemente se informó entonces del lugar donde podía encontrar al juez, y decidido a aclarar este caso donde un cura era la víctima, hizo valer ante este sus cualidades de teólogo y el ejemplo del apóstol Nicolás pidiendo que, en esas materias, no se actuara sin informar a los cardenales, que sabrían qué decisión tomar.
    Habiéndole otorgado esa merced el juez por un plazo de unas semanas, escribió a la Curia para rendir cuentas.
    En respuesta, ésta le encomendó un mandato para conducir la investigación en lugar del juez.
    Contando con esta delegación, Clemente procedió al interrogatorio de las mujeres y del cura y después su confrontación.

    Clemente reclutó un secretario en la persona del monje Adso, un joven fraile que acababa de tomar recientemente los hábitos y comenzaron a proceder a los primeros interrogatorios.
    El cura, que parecía sano de cuerpo y espíritu, acusó a las mujeres de un complot contra su persona debido a su castidad.

    Había llegado a sus oídos que su predecesor, no tan escrupuloso en el respeto a los mandamientos de Christos, tenía a menudo comercio con ellas.
    Se podía entonces comprender su decepción cuando el nuevo cura les cerró la puerta en las narices.
    En cuanto a la tortura, no había conseguido que confesara los hechos.

    Por su lado, las mujeres afectadas revelaron en detalle las caricias, calores, languideces, los actos impúdicos que les inspiraba el Demonio enviado por el cura, y cómo, algunas noches, el Demonio les obligaba a tener relaciones carnales con el cura.

    Ante testimonios tan contradictorios, y no pudiendo negar las convulsiones y otras crisis y fenómenos diversos que alteraban a veces a aquellas desdichadas por haberlas constatado él mismo, Clemente ordenó que se organizara una confrontación entre ellas y el cura.

    Desgraciadamente, en cuanto fueron conducidas en presencia del sacerdote, se pusieron a hablar en una lengua extraña, a contorsionarse, babear, vomitar y emitir sonidos quejumbrosos de doloroso éxtasis, de tal manera que fue imposible obtener nada de aquello.

    -Este asunto me parece muy complejo, hermano Clemente.
    -¡Lo es, Adso, lo es! ¿Cómo saber quién dice la verdad y quién miente en este caso?
    Quizá estas mujeres sean víctimas de un Demonio; quizá simplemente estén locas.
    ¿Tienes la copia de los interrogatorios precedentes y del resultado de las pesquisas en casa del cura y en las de las mujeres?
    -¡Espere! Aquí las tiene, hermano.
    -Gracias, Adso; vas a ayudarme: vamos a retomar todo y releerlo todo minuciosamente y con atención. Quizá descubramos un fallo en alguna parte o un detalle que se nos haya escapado.

    Entonces, Clemente y Adso leyeron y releyeron declaraciones y resultados de los registros.
    -¡Anda! Es curioso, exclamó de repente el joven Adso… Se encontró estramonio en casa de una de estas mujeres.
    -¿Estramonio? Pero eso es…
    -¡Una planta que provoca peligrosas alucinaciones!
    -¿Sería posible que nuestra explicación se encontrara ahí, hermano Clemente?
    -¡Vamos a saberlo rápidamente! ¡Que hagan arrestar y encerrar a esas mujeres prohibiendo toda visita y con sólo pan y agua como alimento!
    No saldrán salvo por orden mía, y para una sesión de confrontación que tendrá lugar en presencia de testigos y del juez.

    Así fue hecho, y el dicho día se reunió a las personas citadas y de testigos conocidos en la villa por su gran moralidad.
    Primero se escuchó el testimonio de las mujeres, y después el del cura, por separado.
    Después, como en el despacho de Clemente, se quiso confrontar las dos partes.
    Pero, con gran asombro de todos, no se apoderó ninguna convulsión del cuerpo de las mujeres: algunas se quedaron estupefactas mientras que otras, torpemente, intentaban reproducir con pobres imitaciones las contorsiones que las habían sacudido hacía ya varios días.

    -¿Qué es esta extraña superchería?, tronó el juez.
    -Nada, señor juez, dijo Clemente. Justamente la prueba de que estas mujeres han tratado de abusar de la credulidad popular para abrumar a un pobre cura y hacerle condenar por herejía y prácticas escandalosas.
    Sacó entonces de su bolsillo una planta:
    -Señores, vean aquí una planta que se llama estramonio. Provoca graves alucinaciones y ha sido encontrada en el domicilio de una de las mujeres aquí presentes.
    Entonces contó cómo las hizo arrestar y cómo ordenó que no tuvieran ningún contacto para que no pudieran entregársela a escondidas.
    Así, sin esta planta, ellas no habían podido reproducir las convulsiones que las agitaban ordinariamente.
    -Por consiguiente, señor juez, ordenó su arresto inmediato. Voy a escribir a la Curia para referirle este caso y saber qué decisión toma la Iglesia en su caso, ya que un cura ha sido vergonzosamente ensuciado.

    La respuesta de la Curia fue rápida y clara: que se las transfiriera al brazo secular y se las juzgara como endemoniadas.
    Además, Clemente fue invitado por la Curia a encontrarse con ellos.

    7. Clemente es recibido por el Papa y se le confía una misión:

    Fue recibido con solemnidad por el Papa Silvestre I y sus cardenales, que le interrogaron largamente sobre sus misiones.
    Al final de esta audiencia, Clemente fue convocado por la Curia, donde el cardenal camarlengo le transmitió la siguiente carta de Su Santidad:

    "Querido Hermano Clemente:
    Tu acción en pro de la Verdad y la lucha contra las herejías nos ha convencido de establecer una auténtica institución encargada especialmente de formar investigadores.
    Esta institución llevará el nombre de Inquisición.
    Nos la confiamos a tu cargo: te encargarás de formar a tus colaboradores, como lo has hecho con el joven Adso, y de confiarles las misiones que juzgues oportunas para vigilancia de la moralidad de los fieles.
    Al final de la investigación, si tus investigadores tienen suficientes pruebas, deberás actuar según tu conciencia y ordenarles las acciones más adecuadas para curar el mal: penitencia, flagelación, encierro temporal o entrega al brazo secular, siguiendo lo que te parezca juicioso para salvar el alma de los pobres pecadores desviados.
    Que Aristóteles y Christos sean contigo:

    Silvestre, Papa".

    8. Frases célebres y reliquias:

    Así pues, Clemente es conocido en principio y sobre todo por haber creado las bases de la Inquisición moderna.

    Sus frases célebres:
    "¡Maldición, pero es por supuesto!"
    "La injusticia llama a la injusticia; la violencia engendra la violencia”.
    "Cuando la ley es arbitraria, los que se colocan en la ilegalidad son los valientes denunciadores de la opresión".
    "Buscar la verdad, está bien; descubrirla, es mejor”.
    "La justicia: el más bello regalo de Dios a los hombres”.

    Sus reliquias están conservadas en Loudun, donde regresó para vivir hasta el fin de su vida y donde murió, a edad avanzada, en el 397.

    Traducido por los hermanos Caleb y Jerem



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    Hagiografía de Santo Domingo


    (Burgos, 24 de marzo 1170 – Roma, 15 de noviembre 1223, Santo Patrono de la Orden de los Frailes Dominicanos Conventuales e Itinerantes


    Infancia de Domingo

    Todos en Burgos conocían a Alfredo Manguz, un agricultor muy fiel al trabajo y devoto a la fatiga en los campos. Se cuenta que nunca pidió ayuda al Ayuntamiento, y jamás el favor de algún hacendado local para cosechar sus mazorcas y para alimentar su familia.

    En efecto, la tierra de su propiedad le jugo una batalla difícil, pero la perseverancia y la tenacidad trajeron tal prosperidad que decidieron tener un hijo, el único ser en el mundo que Alfredo permitiría trabajar sus campos.

    Como una señal, el tan esperado niño nació sorpresiva y prematuramente mientras su padre estaba arando. La alegría fue enorme y hubo una gran fiesta: fue un 24 de marzo 1170 el día en que nació Domingo.

    El padre miró a su hijo, ya él primero, sin que él siquiera lo comprendiese, anunció su nombre, Domingo, en memoria de su tío, el hermano Alfredo quien murió durante una batalla contra los moros del norte de África durante las guerras de expansión del Reino de Castilla.
    La intención del honesto agricultor era recordar la sangre de su sangre, la locura de abandonar su propia casa y su propia tierra para seguir otros sueños. Era la única enseñanza que quería realmente dar y el rudo hombre la dio inmediatamente, poniendo así su corazón en reposo mientras que la delgada figura del niño tuviese los brazos suficientemente fuertes.

    Él dejó a su esposa, Angélica, el cuidado de las demás prácticas y ella se esforzó no sólo para enseñar a Domingo el alfabeto y el conocimiento del cálculo, sino también para iniciarlo en la fe, de la manera más natural posible. Solía hacerlo dormir con una plegaria. Gracias a esto, Domingo solía dormir tranquilo y sereno.

    Pero la verdadera catequesis la tuvo de Francisco de Izan, un primo lejano, diácono en Burgos, que lo preparó para el bautismo. En el curso de estas lecciones, Domingo demostró tener un enorme y exquisito talento para la cuestión teológica, que le llevó a leer y estudiar con pasión creciente el Libro de las Virtudes, después de haber adquirido, extraordinariamente, el conocimiento del Latín.

    El hijo de la Providencia no parecía haber nacido, en el diseño del Altísimo, para la cosecha sino para cosas como las celebraciones del Espíritu. Domingo se reportó al párroco local, por su carácter, a la edad de diez, e incluso el Obispo se interesó en su caso .... dirigiéndose a él como un pequeño monaguillo.

    Sin embargo sabía que su padre Alfredo no quería que se desentendiera de la familia en los asados del domingo. Hizo de Domingo un hijo duro y fuerte. Fue entonces cuando su padre decide separarlo del mundo donde lo había dejado para traerlo al suyo. Desde luego el hijo se lamentaba de aquella decisión, que ciertamente ya conocía hace algún tiempo, pero sentía que era la elección de su destino ya escrito.

    Sin embargo, Domingo, aún pequeño, demostró hacer bien el trabajo de los campos, satisfaciendo a su padre, quien pensó que finalmente había conseguido la recompensa de tanto trabajo.

    Ese breve período en la vida del Santo no debe ser considerado menos formativo que otras etapas, aunque sin duda representa un paso menor del conjunto de su vida humana. El tiempo en el campo que dedicó Domingo fue un año entero y le hizo madurar como lo hacen las frutas, la idea del ciclo de las estaciones, de la renovación y del perecer para luego restaurar y dar una nueva vida a los cultivos. Agradeció recordar en el transcurso de las celebraciones eucarísticas que el Altísimo le da al hombre, en virtud del compromiso.

    De hecho, lo que se proponía sobre el trabajo era una concepción muy distinta de la de su padre... podía, de hecho, ver el poder de Dios sobre la creación y el motor que mueve las cosas, del cual el hombre es sólo un engranaje, una parte necesaria del orden establecido, pero aún más necesaria cuanto más inspirada este desde arriba. Con el tiempo, Domingo hubiese sido capaz de explicar con la ciencia, lo que ahora aprendía de la experiencia: él demostró como todo se transmite al final a través de la causa y efecto, que a su vez se convirtió en causa de los efectos. Anticipándose a lo que más tarde se ordenó como el sentido de la naturaleza de la fe... lo cual añade una pieza a la razón, cuando esta ha llegado a su máximo, señalado, sin definir, la primera causa de todas las cosas. De esta forma, el niño se convertirá en Santo, lo cual vamos a comentar a continuación.

    La vida de Domingo cambió durante el invierno de 1181, un invierno como tantos otros en Burgos, que, sin embargo, lo llevaría lejos de la familia. En el mundo rural, el invierno es el tiempo para el descanso. Todo parecía ir más despacio, tal vez para una reorganización. A Domingo le encantaba sentir la vida a través del viento fresco y le encantaba contemplar el encanto de los campos invernales... Por lo tanto, tal vez, podría haber influído en la posterior elección del color blanco, para sí y para sus hermanos, en memoria de la estación que cambió toda su vida de aquí en adelante.

    En la parsimonia de aquellos días, llegó un día el Diácono Francisco, con una carta para la familia Manguz.

    Esta epístola nos llega intacta hoy: además de ser una fuente histórica invaluable, es una prueba de la atenta mirada de la Iglesia sobre sus hijos, especialmente los que se distinguen por la nobleza del alma y el sentido claro de la vocación ... "in secula seculorum".

    Citation:
    Burgos, XX de enero del Año de Gracia 1181,

    A la atención de la familia Manguz,

    Queridos hijos,

    Alégrence, porque la gracia del Altísimo los ha bendecido.

    Hace tiempo que Domingo está oculto de nuestra atención, pero no por ello está menos alerta.
    Sabemos el significado de su sonrisa silenciosa.
    Sabemos la razón de su ingenio.
    Sabemos la razón de su obediencia.
    Y reconocemos en él la parte profunda de la Providencia.
    Sabemos que no está hecho para el simple trabajo en el campo.
    Sabemos que va a dar mucho de sí mismo en evidencia delante de los buenos Maestros.
    Sabemos está destinado a las altas tareas.
    Y esperamos que puedan confiarnoslo, con el fin de seguir más de cerca su crecimiento.
    Por esta razón...
    La Santa Iglesia

    Se ha comprometido a proporcionar todo lo que se necesita para hacer de este fruto de la tierra, una estrella brillante.

    Esperamos a Domingo en Valencia, donde podrá comenzar el curso de formación teológica, con el primero sol de la primavera.

    Pax Vobiscum

    Su Eminencia Alberto Obispo Mendoza.



    La Iglesia había observado muchas cosas del pequeño Domingo, pero lo que yo no había considerado era el <<duelo>> que daría lugar aquella pérdida.

    Angélica tuvo que trabajar muchísimo para apaciguar el alma del pobre marido, que se sentía como si le hubiesen arrancado a su hijo de sus manos, sin importar todos sus sacrificios.

    Pero cuando el primer rayo de sol se abrió entre el primer copo de nieve, en Burgos, fue el propio Domingo quien miró a su padre a los ojos y aplcacó su ansiedad.

    " Padre", dijo,
    "¿Cree usted que el plan de Dios puede hacer ofender al hombre? Estás tan ocupado de ti mismo, que no te has dado cuenta de la condición de mamá... dijo mirandola a los ojos pues esperaba un nuevo heredero."

    Una respuesta concisa:

    "A él lo llamaremos Alfonso, como yo, para evitar cualquier malentendido!!!


    Y vos, Domingo, andá preparando inmediatamente la bolsa, que debés partir!"

    Era un hermoso día de primavera en Burgos... el Diácono Francisco de Izan se presentó en la casa Manguz bien temprano al alba, se llevó al niño consigo y lo acompañó en su regreso a Valencia, en lo que sería el primer viaje de su corta vida.

    Años de Formación

    De las Escuelas Benedictinas en los Reinos Hispánicos, la de Valencia era la más cercana para el estudio teológico sin dejar de lado otras ámbitos, como el filosófico, el científico, el técnico, el histórico, el poltícico y la filología

    Se dieron becas a algunos maestros franceses, que habían venido aquí de la recién fundada Universidad de París, conocida por el nombre de "Escolástica". Gozo para algunos de ellos, estaban los que habían dedicado su vida para buscar la creación de la col, teniendo en cuenta que era algo mucho más grande espiritualmente que una cebolla sencilla; de hecho esta teoría era muy controvertida y opuesta.

    Había cursos claramente superiores sobre la Doctrina, pero se prestaron algunos algunos cuidados especiales a la educación de los jóvenes, recogidos aquí y allá en diferentes lugare, sobre todo por el bien de la caridad a los pobres, y en segundo lugar el deseo de ayudar a los pensadores.

    Domingo no se incluyó en las clases como alguien selecto, pero con la tranquilidad de la que se esperaba de un genio. Notoria era en la región el arte de la orfebrería, que valúa al metal por debajo de la piedra sin que esto intimide la acción de pulir evitando un escalpelo.

    Ciertamente el esplendor y la fuerza de las alturas romanas no se respiraban aquí. Pero un poco de ese mundo se vislumbraba, de los muchos, induciendo ser el primero en mover sus raíces, algo se sentía.

    En realidad, el maestro preferido de Domingo fue un alemánico, no sólo por su pedagogía bondadosa, sino por las ágiles intuiciones: correspondía al nombre latinizado de Hermano Commentius, una especie de Aristóteles rubio que de cierto modo había aprendido profundizando las situaciones y los argumentos del Liceo antiguo.

    A partir de él, en los siete años que siguieron, el futuro Santo aprendió las minucias en el análisis de un texto, la manera eficaz de despertar a la mente, las formas de absorberlo y digerirlo y aquellos más avanzados que le permitían examinar profundamente la crítica.

    Entre las relaciones significativas de este período, también recordamos a un tal Fidelius Mendoza, de la Casa de Mendoza, la misma que pertenecía el Obispo de Burgos, quien su tío le había enviado a Valencia para que pudiera entender la vida fuera de los privilegios de la nobleza.

    Fidelio, un alegre niño de doce años de edad, a quien la vida le había dado todo, ajeno a los trabajos manuales, fue el primer verdadero amigo de Domingo pero el vínculo solamente se hizo más fuerte en los últimos años. Los diferentes estratos sociales grababan siempre su peso sobre sus hombros, que al principio no entendían del todo, pues que ellos hablaban diferentes idiomas hasta que fueron adoptandolo a una misma lengua.

    Dos concepciones de la nobleza divididas: si uno considera la nobleza del alma, el otro creía solamente en la nobleza de los blasones. En ese momento, Domingo comenzó a llevar un hábito negro, muy pobre y necesitado. Señaló que en el hábito continuaba viviendo la sabiduría y la verdad. Cuando Fidelius se dio cuenta que el respeto de los demás hacia su amigo no se había apagado del todo, sino más bien, mejoró, finalmente entendió. A partir de ese entonces se puede decir que la amistad había sido bendecida por el Arcángel San Giorgio: Fidelius enseñado a Domingo cómo tratar con los ricos, Domingo enseñó a Fidelius cómo tratar con los pobres. Al final de los estudios, el Altísimo diseñó caminos distantes para ello pero paralelos.

    Cuando Domingo salió de la escuela de Valencia tenía 18 años, ya siendo llamado Doctor por su espléndida y enorme erudición. Quien mejor lo conocía, ha testificado su máxima, que podemos asumir como la síntesis del camino recorrido hasta el momento:

    "Ninguna fe es posible sin la razón o sin el corazón, pero nunca la razón debe actuar sin el corazón, y nunca el corazón debe actuar sin la razón"


    Su adultez

    Era claro que Domingo pertenecía a la Iglesia, era claro que le dedicó su vida. Desde luego, no le hubiese gustado volver al lugar donde nació y redescubrir sus raíces, y especialmente volver a los ojos tiernos de una madre y los de un padre moribundo, oero Domenico siempre fue consciente de que pertenencía a otro lugar, y tenía mucho por hacer en la Viña del Señor. Conservó, de Burgos, el recuerdo, pero no regresó.

    En su lugar, se encaminó en su viaje, con la intención de regresar a Dinamarca, aquella comunidad que creía suya.

    Pero esta vez el Sumo Pontífice le pidió que haga una parada en Francia meridional, el Papa estaba luchando con todas sus fuerzas para apagar los focos paganos que rugían en aquella zona. Lo que iba a ser un breve pasaje, en realidad duró diez años, tanto que le costó la tarea de conversión. El Obispo de la zona le nombró predicador del Reino: argumentó que un Padre debe prestar toda su vida a la difusión del Credo Aristotélico y a la lucha contra la herejía, puniendo a los que no observen el Derecho Canónico.

    La acción de Domingo fue tan eficaz que pronto asumió el rol de Missus Inquisitionis. Y, como tal, fue convocado, en el otoño de 1211, a Roma, para hacer un balance de la situación y para exponer sus propios pensamientos en relación a su obra.

    En este tiempo, Domingo se hace realmente conocido: el Papa lo estimó de inmediato por su gran conocimiento de los textos sagrados aristotélicos y por el gran fervor espiritual que lo movía. Pero, sobre todo, tenía la idea de crear una orden religiosa que incluía dos tipos de vías en ella:

    - Una itinerante, para los que querían andar por el mundo convirtiendo a losinfieles y ayudando a los pobres.
    - Una conventual, para aquellos con el estudio de los textos que deseaban contribuir al crecimiento cultural de su Diócesis, enseñandolos en la universidad, dirigiendo seminarios, más sobretodo sabiendo que en el saber hay no hay insidia.

    El discurso que Domingo realizó en la Santa Sede está registrado en los archivos de la catacumbas. Se dice que ese día, en el que hablaba, una luz lo golpeó, y casi pudo verse el reflejo de su alma bendita.

    Después del Concilio, le permitieron finalmente regresar a Dinamarca, para servir a la iglesia. Al llegar a Copenhague se dio cuenta de que todos se acordaban de él y que su reputación era casi legendaria. Incluso le dedicaron una Plaza, con un busto en el centro. Los campos circundantes prosperaron y nunca se habían visto en la memoria de un hombre tanta abundancia de peces en las redes que se arrojaban al mar.

    Pero, sobre todo, nació una pequeña asociación de hombres y mujeres, dedicados a transmitir la memoria y difundir el pensamiento. Poco a poco, gracias a que Domingo llegó a la ciudad, tomaron sus votos y comenzaron su vida religiosa regular. Los años pasaron en forma tranquila, mientras glorificaban a Dios: las certezas de Domingo se hizo cada vez más sólida, una mano del hombre que vio crecer a la Comunidad, y especialmente a los jóvenes emocionarse y ascender por la fe.

    Y así empezó a sentir una clara vocación de crear un Orden inspirado por lo que la vida le había enseñado. Él escribió al Pontífice lo siguiente:


    Citation:
    "Copenhague, XV Octubre Anno Domini 1218

    Vuestra Beatitud,

    No siempre está claro el diseño que el Altísimo ha preparado para nosotros, pero en los últimos años sin duda se hace más presente y comprensible. Los signos que Él nos da no los devolvemos, entonces, sólo es evidente para nuestra conciencia, pero persiste en las cosas y la gente.

    Agradecemos a Dios por lo que ven hoy mis ojos y mi corazón se regocija en la consideración de lo que mi vida ha sido, un instrumento en sus manos. Ahora considero el hecho como si fuera el signo eficaz de la Providencia, y tengo la intención de completar su último matiz.
    Lo que dije en Roma, que en mi razonamiento era construcción intelectual pura, un Castillo de la retórica, veo que ya se ha hecho aquí, en las mentes y los corazones de estos hermanos míos, a los que me han seguido en la vida religiosa, siendo una guía no sólo para el presente sino también para el futuro.

    Por esto pido que considere Nuestro Estatuto y formalice la REGLA nacida en nuestras manos y a través de nuestras oraciones.
    Así pues, envío el Texto que rige nuestras vidas hoy en día, con la esperanza de que se le dé su aprobación.

    Vuestro devotísimo hijo,

    Padre Domingo.



    La misiva no tuvo respuesta inmediata, pero la vida seguía en Copenhague por el camino de la fe y la devoción. Sin embargo, Domingo había comenzado a decaer. Para aquellos que lo visitaban, solía decir:

    "Estas son las formas en que el Altísimo nos llama a Sí ... el sufrimiento nos pone a prueba, pero un día vamos a estar en la gloria absoluta"

    Cuando llegó la respuesta del Papa, fue entregada a Domingo. mienrta este yacía en cama con fiebre. No fue un asentimiento o disentimiento, era más bien una invitación a volver a Roma para debatir. Con dificultad, Domingo se preparó para la última misión partiendo entre los Hermanos que llorban, pues sabían que no no iban a verse de nuevo, e incluso inseguros de que llegaría a su destino. A ellos les dijo:

    "¿Por qué estas caras? ¿Acaso ustedes pueden decir algo sobre el diseño del Altísimo? Oremos Hermanos, porque si ustedes son devotos un día los voy a ver a todos en el Alto de los Cielos!"

    La muerte de Domingo

    Domingo llegó a Roma en un viaje de dos años. Sentía la muerte asechar y cada parada era muy dolorosa para él, por lo tantom debían esperar que se recupere, debía esperar que acumulara la pequeña fuerza necesaria para continuar. Cualquiera que lo viera habría estado dispuesto a jurar, sin embargo, que el Padre nunca renunció a lo que estaba haciendo.

    El X de Marzo del Año del Señor de 1222 Domingo cruzó, agotado, las puertas de Roma y unos meses más tarde fue recibido por el Papa. Hizo tiempo para reconsiderar su idea y para exponer en detalle su proyecto a los Doctores de la Iglesia, los cuales tenían que aprobar lo que Domingo decía.

    Sin embargo, el 15 de Noviembre de 1223 se dio por vencido en su lecho de muerte. Los médicos decidieron quemar su cuerpo, para que la enfermedad no se difundiera por su descomposición. Pero algo sucedió: el fuego no quemó la carne de Domingo, de hecho parecía retomar la antigua fuerza. Por último, el corazón, que se convirtió en una reliquia y posteriormente fue conservado y custodiado en Trieste, sede del primer Monasterio dedicado a él.

    La historia de Domingo y los últimos días, el compromiso que se inició con la misión, en algún momento, compenetrado en Roma y en su nombre fueron crendo pequeños santuarios.

    El Pontífice que le había dado la bienvenida se mantuvo en el cargo durante 15 años más. El sucesor, que había oído hablar de Domingo debido a los numerosos milagros en todo el mundo realizados por su intercesión, lo hizo canonizar y reconocer Santo Doctor de la Iglesia Aristotélica y Mártir el 15 de Noviembre de 1240, el día de la conmemoración de su muerte.

    LA ORACIÓN

    "Es tarea fundamental en la vida de todo buen hijo aristotélico siempre y en todo momento, recordar a Nuestro Señor, porque él es el fin de todas las cosas y todo tiende por naturaleza a Él."

    Con estas palabras exhortaba a la oración a los fieles que encontraba en su camino, Domingo estaba seguro de que la oración tenía una importancia fundamental en la vida de cada hombre. Él enseñaba como orar al Señor y a Sus Profetas, no sólo en tiempos de necesidad sino también para darle las gracias por Sus Santos dones.

    LA CONVERSIÓN

    "Todos los hombres, sobre todo si han dedicado su vida a Nuestro Señor, debe sentir en sí el deber de difundir La Palabra, la fe no es un tesoro que debe ser preservado con avidez sino por el contrario debe ser abierto y ofrecido a todos, para que todos se regocijen y sean salvados en la Gloria de Nuestro Señor"

    Domingo, quien había recibido del Papa la tarea de convertir a los paganos, de esta manera también instó a sus hermanos en la fe a colaborar en la difusión del Credo Aristotélico.

    EL CASTIGO


    "Es necesario, a veces, muy a mi pesar, con el fin de ayudar a entender el camino de Nuestro Señor a las personas que no tienen el conocimiento, el uso de medios físicos, por lo que el castigo de uno ayuda a los demás miembros infieles de la comunidad a entender el camino de la salvación y la redención con Nuestro Señor"

    Con estas palabras, Domingo, después de haber sido nombrado Missus Inquisitionis, explica las razones y la necesidad del uso de medios físicos para difundir la Fe de la Santa Iglesia Aristotélica.

    LA IGLESIA

    "Por desgracia, por desgracia, en el mundo hay un Reino, un Ducado, un Principado en que el gobierno se pueda decir que es funcional y organizado a la perfección: que, con la alteración de su estructura y su composición, sigue funcionando mal. Pero debo admitir, y agradezco a Nuestro Señor por el don que nos ha dado, que existe una estructura cuyo funcionamiento y cuya composición son inspirados en lo divino. Esta es la Santa Iglesia Aristotélica, que se puede decir, es incapaz de vacilar"


    Con estas palabras, Domingo proclama su total fidelidad a la Santa Iglesia Aristotélica.

    VOTO DE POBREZA

    "En el mundo nada es permanente: todo lo que Nuestro Señor da, un día lo retomará, Él creó el mundo con sus criaturas y sus recursos para que el hombre aproveche y pueda vivir y utilizar sólo lo que es necesario. Nuestro Señor no quiere que un hombre que se esté bien conserve para sí mismo bienes que no necesite; en realidad Dios dijo que se convertirá en una fuente de desprecio ante Sus ojos, por lo que insto a vosotros, queridos hermanos y hermanas que guarden sólo lo que más necesitan: no acumulen, porque lo que el Señor da el Señor quita"

    Domingo convencido de que la pobreza es el elemento esencial en el mantenimiento de una conducta de vida que sigue los preceptos del Altísimo, con estas palabras enseñaba a seguir su ejemplo.


    Las 10 reglas de Santo Domingo

    Hijos míos, después de mucho meditar en mi estrecha celda, horas dedicadas a la oración al Altísimo, al Santísimo Aristóteles y al Santísimo Jeshua Christos, he llegado a la conclusión de que mi vida debe de seguir las reglas que ahora voy a exponer:

    I. El Altísimo es mi Señor, y le debo mi existencia en esta tierra. A sus profetas debo la enseñanza de la regla de vida que llevará mi alma a la salvación eterna;
    II. El Santo Padre, descendiente elegido por el Santísimo Tito, el Colegio de Cardenales, los Arzobispos y Obispos y todo el clero son mi familia, mis padres y mentores, ya que ellos son los fiscales de la labor de los Apóstoles del Santísimo Jeshua Christos. A ellos les debo mi obediencia absoluta;
    III. Aquellos que han decidido seguir mi modo de vida son mis hermanos y compañeros, ya que todos somos hijos del Altísimo y todos tenemos la misma misión;
    IV. El conocimiento es, junto con la Fe en la Palabra del Santo Aristóteles, la vía más difícil pero también la más segura para la salvación de mi alma, por lo que el estudio del Conocimiento es fundamental para mi vida;
    V. La herejía es la hija de la ignorancia. Es mi trabajo, como hijo devoto del Altísimo, enseñar la Vía correcta para aquellos que caen en los brazos de esta forma de ignorancia, con el propósito de liberar su alma de la corrupción del cuerpo con el propósito de que Dios Todopoderoso pueda volver a iluminar su alma;
    VI. Debo vivir con mis hermanos para que el Conocimiento se pueda transmitir de los unos a los otros. De esta manera, con la ayuda de la oración de Nuestro Señor, y sólo de esta manera, se puede llegar al Verdadero Conocimiento;
    VII. Es mi deber viajar para asegurarse de que el Conocimiento pueda extenderse por todo el mundo y la Fe en el Altísimo conjuntamente con él;
    VIII. Es bueno y justo que yo, habiendo aprendido del Santo Aristóteles la importancia fundamental de la Paz como una primicia de la vida en comunidad, trate y asegure por todos los medios posibles que la armonía no se altere y que la amistad no sea destruida.
    IX. La Humildad como fundamento de todas las virtudes debe estar siempre presente en mi vida, a fin de que con mi vida pueda servir de ejemplo para los que me siguen y estos a su vez servir de ejemplo a los demás. Así, junto con la Fe y el Conocimiento, será difundida por el mundo.
    X. Toda Violencia evade de mí. Nunca he elevado un palo contra otro hermano porque si ha cometido actos de violencia no estará en mí juzgarlo. El Todopoderoso será el encagardo de hacerlo en el final de los tiempos.

    Día del Santo: 15 de noviembre

    Reliquias: Corazón quemado del santo



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Citation:

    Hagiografía de Santa Dominica


    Dominica nació en 1302 en Chinon, Anjou. Chica de unos piadiosos padres aristotélicos, tenía a su tía como la Madre superior del convento de las Hermanas Aristotélicas de Chinon.
    Influenciada por los preceptos de Aristóteles y Christos durante toda su infancia, decidió, a la edad de 15 años, unirse con su tía al convento y a sus quehaceres monásticos.

    Se dedicó al estudio de los textos sagrados y se volvió rápidamente la más instruida de las hermanas. La Madre superior le confió entonces, para sus 25 años, el cargo de celebrar las misas, el de directora de los registros en el seno del convento, y el de la enseñanza de sus compañeras; tareas para la cual su erudición teológica fue apreciada por sus hermanas.

    Su conocimiento sobre las Santas Escrituras fue tal, que el cura de la parroquia de Chinon vino a verla a menudo para estudiar cerca de ella.

    Una sincera amistad aristotélica nació entre estos dos seres consagrados al cumplimiento de la obra de Dios.

    Rápidamente, los fieles de Chinon comenzaron a verla para pedirle consejo sobre el modo en el que debían manejar sus vidas para mantenerse en el camino hacia Dios.

    Cuando su tía falleció, en 1335, sus hermanas la eligieron como nueva Madre superiora, como era de esperar.

    Pero la desgracia cayó entonces sobre Francia cuando comenzó la terrible guerra de los 100 años.

    Chinon fue invadida y conquistada por los ingleses...

    La anarquía se difundía, las ciudades fueron paralizadas por el miedo.

    Sin embargo, en Chinon, la presencia tranquilizadora de la Madre Dominica hizo que los creyentes aristotélicos se reunieran alrededor de ella, en la esperanza y la oración.

    El cura de Chinon, que era muy querido, falleció a su vuelta.
    En estos tiempos de confusión, lejos de Roma y del obispo de Angers que había tenido que evitar su obispado, los fieles de Chinon se encontraron sin cura...

    Lo imposible pasó. A pesar de la imposibilidad, en aquella época, de que las mujeres pudieran convertirse en curas, u oficiar sacramentos; los fieles de Chinon suplicaron a Dominica hacerse su cura.

    Esta petición perturbó mucho a Dominica, que rezó a Dios para que la alumbrara. Fue en mitad de su sueño, que el Arcángel Galadriel le dijo:

    Citation:
    Dominica, Dios no quiso que las mujeres fueran excluidas del sacerdocio. Hizo a los hombres y mujer iguales. Es por eso, que tanto hombres como mujeres, deben poder dedicar su vida a Dios en las mismas condiciones, y alcanzar los mismos cargos en su Iglesia.
    Dios no quiere más esta postura discriminatoria hacia las mujeres.

    Dominica, eres el ejemplo de la mujer digna de los cargos más altos. Es por eso que, serás un ejemplo para las generaciones que vienen.

    Dominica, confía en tus fieles y acepta su petición.

    ¡Dios está contigo!


    Por la mañana, Dominica fue a reunirse con sus feligreses y aceptó hacerse su cura.

    Cumplió su papel con tanto fervor aristotélico, haciendo sermones usando su sabiduría, su piedad, y su amistad aristotélica, que su nombre acabó por llegar a oídos de Roma.

    Se empezó entonces a contar en Roma que un cura de Chinon, del nombre de Dominica, motivaba a la muchedumbre en Anjou, que este cura era un faro en medio del horror de la guerra, una luz de esperanza que llegaba a millares de fieles.

    La Guerra no acababa, y Dominica envejecía... Formó pronto a una joven chica llamada Karine para sucederle.
    Dominica falleció en 1393, la noticia fue acogida por una gran tristeza en el seno de la población de Anjou y numerosos fueron los que vinieron a la ceremonia de inhumación que había celebrado su discípula.

    La noticia llegó hasta Roma que decidió hacer una investigación sobre esta Dominica, que parecía acercarse a una santificación próxima.

    El enviado de Roma que llegó a Chinon se enteró entonces de la verdad sobre Dominica y se escandalizó. Decidió llevar a Karine a Roma para que sea juzgada y condenada por haber violado el Derecho Canónico y ocupado el sitio del cura, una simple mujer, y de haber continuado así la obra impía de Dominica.

    Una vez en Roma, el proceso fue comenzado contra Karine, que defendió con fervor a Dominica, relatando todo lo que había hecho. Los cardenales escucharon con atención las declaraciones sinceras de esta joven chica y decidieron llevar una investigación.

    Durante largos años, Karine defendió con fervor a Dominica, e hizo venir a fieles de Anjou para corroborar los hechos que relataba.

    Y, finalmente, fue en 1418, al final del Concilio de Constancia, que Dominica fue declarada Santa. La Iglesia reconoció entonces que las mujeres debían ser acogidas en la Iglesia como iguales a los hombres y que desde ahora en adelante todos los cargos les serían abiertos.


    Traducción por Silencioso



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    Hagiografía de San Esteban de Harding


      "Separados por los cuerpos en las diversas partes del mundo, que están indisolublemente unidos por el alma...
      Viviendo bajo la misma Regla, con las mismas costumbres"

    El santísimo y pío San Esteban, fundador del orden de Cîteaux (Orden Cistercense), redactor de la regla cisterciense y de la carta de caridad, que durante toda su vida trabajó para la apertura del ideal monástico predicado por San Benito.
    Obra de Monseñor Zaguier de Bouviers (según numerosos textos antiguos) y redactada en la Abadía Cisterciense de San Arnvald de Noirlac.

    Sus primeros años:

    San Esteban nació hacia 1060, en Dorset, región meridional de Albion, en el seno de una familia grande, vieja y noble de Harding. No sabemos demasiadas cosas sobre sus parientes, sí que su padre fue un administrador admirado y apetecible para sus registradoras, para quienes era muy generoso. Sabemos también que Esteban recibió una educación religiosa y práctica, hasta el punto de que sus conocimientos impresionaron a las autoridades religiosas locales.
    La sombra sobre su vida se disipa completamente cuando Esteban de Harding elige la vida monástica. A partir de este momento, gracias al asiduo trabajo de los monjes que acogieron al santo, los numerosos escritos y los registros podemos conocer con precisión el desarrollo de su vida.

    Sabemos que entró en la abadía Benedictina de Sherborne a la edad de 15 años. Después de un noviciado rápido y fructífero fue nombrado Hermano por el Abad Roger de Lisieux, de origen normando, quien lo llamaba poeta, y sus avanzados conocimientos en Cristología fueron muy útiles para él. Esteban se quedó interno en Sherborne durante cuatro años rezando con fervor y sin tregua. Estos cuatro años los utilizó en leer todas las obras de la biblioteca de la Abadía lo que lo convirtió en un erudito incomparable. Tras el fallecimiento del Abad de Lisieux y la sustitución de este último por un nuevo abad, un tal Richard de MacGroar, de origen escocés, rápidamente fue nombrado por este último capellán, quien además de recompensarlo por sus conocimientos, quería un contrapunto a los franceses presentes en el Capítulo. El Abad MacGroar deseaba que la vida monástica se internacionalizara en lugar de quedarse en una moda francesa. En cierto modo, podemos decir que era un precursor del concepto de globalización y su influencia fue grande sobre San Esteban, que lo transformó en un objetivo y un deber de los cistercienses.


    Sin embargo, San Esteban no se quedó de capellán demasiado tiempo ya que el Abad le obligó a nombrar Lector al seminario de Winchester, fundado algunos años antes, así como muchos otros a través de Europa, gracias a cartas patentes de Gregorio VII, que deseaba a una mejor formación de los sacerdotes, lo que a sus ojos resultaba primordial y esencial para luchar contra el Nicolaísmo y la Simonía. Fue en el seno del seminario donde Esteban pudo iniciarse en el aristotelismo, doctrina entonces reservada para una pequeña élite perteneciente al seno de los prelados y de los teólogos más eminentes. La afirmación de la sociabilidad del hombre fue impactante. Esteban descubrió entonces la futilidad del ideal monástico benedictino, el cual intentó reformar.

    Canterbury y Roma:

    San Esteban se trasladó a Canterbury, sede de la primacía de las afueras, bajo la protección del nuevo arzobispo, Balduino de Exeter, cercano a la familia real, en Normandía. Stephen, de altos preceptos, se convirtió en clérigo secular, mientras que el arzobispo le encomendó el decanato de la catedral. Stephen Harding tenía entonces 25 años. Los teólogos de la ciudad y sus colegas del claustro de la catedral fueron mucho más receptivos a sus propuestas de reforma de la Orden Benedictina ya que estaban al tanto de los acontecimientos de ese momento en Roma. San Esteban era admirado por sus sermones y fue nombrado Señor por el Rey Enrique II.

    Finalmente, Monseñor Baudoin le propuso a Esteban efectuar una peregrinación a Roma. Estaba entusiasmado y quería sacar provecho de la ocasión para discutir sobre su ideal con numerosos de teólogos del continente. Esteban se preparó y separó algunos céntimos para el viaje antes de inaugurar la campana mayor después de una misa corta celebrada en el coro de la catedral.

    Su viaje se inició cruzando canales y fue más bien tranquilo, según palabras de Esteban. Tomó luego dirección París, dónde hizo sólo una parada breve, decepcionado por los teólogos de la ciudad. Luego siguió la Vía Agripa que lo llevó hasta Roma pasando por las principales ciudades italianas.

    En Bolonia la universidad le proporcionó una buena casa y sus opiniones no fueron tan criticadas como lo fueron en Florencia. Sin embargo, las condiciones meteorológicas estaban con él.

    Al llegar a Roma se sumergió en la lectura de un libro sobre Aristóteles. Descubrió los Panegíricos y el Asedio de Aornos, que devoraba, pero resultaban muy decepcionantes para él ya que no encontraba argumentos para apoyar sus ideas reformistas. Se hizo amigo del arzobispo de Lyon y Primado de las Galias, Hugo de Borgoña. Después de eso, Esteban se hizo muy popular sobre todo gracias a los debates teológicos que organizaba y dirigía en la Facultad de Teología en Roma. Entró en el círculo de confianza del Papa, pero su arraigado aristotelismo le valió múltiples críticas. Finalmente, prefirió seguir al arzobispo Hughes, que volvía a su diócesis.

    Molesmes y Citeaux:

    La travesía por la Vía Agripa se llevó a cabo sin ningún problema, por aquel entonces esa zona no estaba infestada de Leones de Judá como lo está hoy en día. Llegó a Lyon, Esteban llegó a conocer a Robert de Molesmes, que tenía el mismo objetivo santo y noble que él. De hecho, Robert había querido reformar también la vida monástica y fundó una abadía, la abadía de Molesmes. Sin embargo, la abadía tenía enormes problemas. Construida en una colina, en tierras estériles y lejos de la ciudad, un lugar que nadie quería, la abadía se estaba hundiendo en la pereza. Inicialmente, las instalaciones se componían de chozas hechas con ramas en torno a una capilla dedicada a San Huberto. Enseguida se convirtió en la casa de los nuevos monjes, reacios a tanta austeridad. Estos monjes estaban desesperados y no quería seguir las enseñanzas de Robert, aún más drásticas, y continuaron según la Regla de San Benito.

    No obstante, Esteban prometió a Robert ir a ayudarle a Molesme, pero después de pasado algún tiempo, la tarea se revelaba tan ardua que Robert y Esteban decidieron buscar una solución.

    Ambos monjes tenían un sueño, el de fundar monasterio en un mundo de verdad, una tierra fértil y acogedora. Pero para conseguirlo había que obtener una concesión por parte de un señor o de un terrateniente y pocos se habían pronunciado a favor de una reforma de la que era entonces la orden más poderosa de Europa. Sin embargo, Esteban estaba convencido de sus ideas, por su originalidad, pero también por su seriedad. Seduciría a un vasallo importante de Su Majestad. Este noble fue Renaud de Beaune. Esteban entró en la Corte, lo sedujo con su discurso y el vizconde de Beaune le ofreció una tierra fértil en medio de un gran bosque.


    Con algunos monjes de Molesmes, Esteban Harding y Robert fundaron la abadía de Citeaux. En un primer momento la nueva comunidad trabajó para despejar la tierra. Vendieron leños y pudieron comprar piedras para embellecer su abadía. Durante el primer año, los monjes sacaron beneficios del campo. La cosecha fue muy variada. De hecho Stephen y Robert se organizaron para cultivar todas las tierras de los dominios del enorme monasterio, es decir, para cosechar tanto como fuese posible. Con la técnica de la rotación de cultivos trienal los monjes lograron cosechar una cantidad de verduras, pero también una cantidad de grano, ya fuese de trigo (los Hermanos se convirtieron en panaderos), el lúpulo (los hermanos cerveceros lo convirtieron en cerveza y licores variados) o la cebada. Se vendieron los excedentes a los habitantes del pueblo, lo que permitió a la abadía ganar grandes sumas de dinero. La estructura estaba allí, sólo requería organización para que la regla de una orden monástica fuese sólida.

    Sin embargo, los inicios de Citeaux no siempre fueron fáciles. Había discusiones en la nueva abadía y la causa principal era principalmente si Robert de Molesme o Stephen Harding debería ser elegido abad. Los monjes se dividieron en dos facciones y el caos se adueñó de la casa hasta que el sabio San Esteban decidió reconocer a su hermano como abad para poner fin a la devastación causada por la desunión de los llamados ya en aquel momento cistercienses.

    Dicho esto, los monjes de Molesme fueron a Citeaux para arrepentirse e implorarle a Robert que volviese a ser su abad a cambio someterse a los principios y las costumbres de Citeaux, lo que aceptó. Esteban Harding y Robert fueron capaces de llevar a cabo la reforma de la vida monástica.

    La Carta Caritatis:


    Tras la partida de Robert, Esteban fue nombrado abad por aclamación. Como primera medida nombró a su hermano Alberico Prior de la Abadía. Mientras tanto, el ideal monástico cisterciense se replanteaba en Francia y se hizo urgente el establecimiento de las estructuras de un nuevo orden. Stephen se inclinó por la realización de un texto fundacional común para todos los hermanos cistercienses.

    La nueva norma establecía los valores fundamentales de la Orden Cisterciense: la caridad (que consiste en asistir a los pobres y la negativa y el rechazo del egoísmo) y la ejemplaridad (que implica la adhesión a un código de honor y fe).

    El abad de Cîteaux, cuidando la globalización y el buen funcionamiento de la Orden, incluyó también en la carta las medidas administrativas. Fijó primero las modalidades de establecimiento de la orden. Así, podrá abrirse una abadía cisterciense sólo si tres monjes se encuentran en la misma región y da su consentimiento la Abadía-Madre de la Orden. La nueva abadía que se funde será como una hija de la abadía-madre.
    Además, establece el funcionamiento de las elecciones para los abades, así como las cargas, las funciones y los estatutos de cada uno.
    San Esteban, queriendo dar a la regla cisterciense un nombre evocador, la llamó Carta Caritatis (o Carta de Caridad) para resaltar el principal y más importante valor de la orden.

    San Bernardo y los últimos años:


    La abadía cisterciense floreció y se hizo más y más importante. Superó con creces la reputación de Borgoña. La reforma cisterciense interesa a mucha gente y los teólogos más respetados de forma regular afrontaron la situación del orden emergente.

    Por supuesto, cada año llegaba a Citeaux un flujo constante de gente que quería vivir allí en la virtud, con la esperanza de la salvación de sus almas y así alcanzar la luz. En este contexto, un joven noble fue directamente desde su región natal de Dijon y se unió a la Orden Cisterciense. Era San Bernardo de La Bussiere.

    Igual que San Esteban, quien como abad, adoraba admirar sus éxitos, San Bernardo tuvo gran éxito en el noviciado y ascendió rápidamente a los cargos más prestigiosos e importantes de la abadía. De hecho, incluso llegó a ser nombrado Rector de la abadía, convirtiéndose en una especie de brazo derecho de Alberic. Era el responsable de la celebración de los oficios y predicaba todos los domingos las virtudes y beneficios de los cistercienses. Su gran calidad le llevó a ser muy respetado, incluso por parte del clero secular y los laicos.

    Después de hablar con el colegio de los nobles de Borgoña, san Bernardo, que había sido nombrado Capellán Cisterciense, fue a ver a San Esteban para obtener permiso para fundar una abadía-hija sobre las tierras de Bussiere sobre Ouche.

    Esteban se mostró encantado de prestar ayuda a la fundación de la segunda abadía sometida a la regla cisterciense y aceptó con entusiasmo. La noticia de la fundación de esta abadía fue sólo el principio de una larga serie. Gracias a las medidas tomadas por San Esteban en materia de globalización -y también gracias a los conocimientos y al carisma de San Bernardo- la Orden pudo instalarse en Irlanda, en Escandinavia, en la Península Ibérica, etc.

    Él mismo hubiese querido participar en la expansión de la Orden Cisterciense, pero San Esteban no pudo debido a su avanzada edad. A pesar de todo se mantenía fiel a la regla que había escrito, siempre dando prueba de gran caridad. Poco a poco, iba delegando sus responsabilidades en Alberic -que se convirtió en el tercer abad de Citeaux- pero también en los jóvenes que se habían juntado para formar aquella gran familia cisterciense y les daba prueba de entusiasmo y de motivación.

    Cada día podíamos verlo meditar paseándose por los grandes dominios de la abadía.

    Su fallecimiento:

    San Esteban de Harding, fundador de la Orden Cisterciense y redactor de la Carta Caritatis, se apagó apaciblemente en su celda de la Abadía de Citeaux, rodeado por sus hermanos de la familia cisterciense, un bello día de Mayo mientras los árboles y los arbustos del dominio estaban en flor. Lloramos mucho a su muerte y varios dignatarios, tanto religiosos como laicos, asistieron tanto a sus funerales como a su inhumación.
    Fue enterrado en la Abadía de Citeaux y el emplazamiento de su tumba quedó marcado con una estatua yacente que fue realizada por un escultor borgoñón. Conservamos su corazón (cuyo relicario fue depositado en el Primado de San Juan Bautista de Lyon), su mitra (que se consagró a la abadía de Bussiere sobre Ouche) y su cayado (que se ofreció a la joven abadía de Noirlac).



    Atributos:

    San Esteban de Harding suele aprecer representado vestido de Abad, con mitra y báculo, casi siempre con una maqueta de la abadía de Citeaux en sus manos, recordando así que fue él su fundador. Su apariencia general es más bien sobria lo que hace referencia a su voto de pobreza.

    Reliquias:

    La historia de las reliquias de San Esteban de Harding es particular. Primero, su estatua yacente, al igual que la Abadía de Citeaux, fueron destruidos por Armagnacs en el momento de la guerra civil que los opuso a los borgoñones. Del cuerpo del Santo solo quedaba su corazón, que pudo ser admirado en Lyon hasta que Monseñor de Bouviers lo trasladó para ser venerado por los fieles que visiten la catedral San Esteban. La mitra, a su vez, regresó a Noirlac después del abandono de la abadía de La Bussière, donde se unió al báculo del Santo. Estas dos últimas reliquias se encuentran todavía en Noirlac.


    Traducido por Casiopea
    Revisado por el Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Campo



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Kalixtus
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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 5:54 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Citation:

    Hagiografía de Santa Hildegarda de Bingen





    Los primeros años

    Hildegarda de Bingen nació probablemente en la región del Rin en el Sacrum Imperium Romanorum Nationis Germanicæ en 1098 y murió el 17 de septiembre año 1179, en la abadía de Rupertsberg cerca de Bingen.

    Ella no sólo era una mística, sino también era música y escritora. Sus obras no sólo abrazan la medicina en sus diferentes variaciones sino también a Aristóteles, Platón y el lugar del ser humano en el cosmos.

    Era una niña de una familia noble profundamente fiel, pero menos distinguida. Estaba destinada a una vida en un convento a la edad de ocho años. De hecho ella se preocupaba de su familia en numerosas cosas A la edad de cinco años, desarrolló habilidades especiales: un día mientras caminaba por un prado verde con su enfermera se volvió hacia ella y le dijo "Mira hacia allá , ¿ves ese hermoso, pequeño ternero dentro de esa vaca? Todo es blanco, pero tiene algunas manchas en la frente, en las patas traseras y en la espalda!"
    Cuando nació el becerro se encontró exactamente similar a la forma en que lo describió.

    Así se incorporó al monasterio, donde conoció a la hermana Jutta de Sponheim, líder del convento femenino de Claustro Disibodenberg, quien se convirtió en su amiga y confidente. También se le dio la educación religiosa hasta que entre otros tomó los votos a la edad de 15, en la abadía benedictina de Disibodenberg. En el año 1136 Jutta murió y naturalmente, Hildegarda se convirtió de forma natural la sucesora de sus deberes.


    Medicina


    Poco se sabe que de sus primeros años salvo que recibía visiones de Dios desde temprana edad pero no sabía cómo lidiar con ellas. Aún más perturbaba a la niña y a la mujer joven, es esa la razón por la que se dedicó por completo a la medicina.

    La abadía era bastante pequeña y la estricta segregación en el claustro, contradecía la adquisición de conocimientos. Simplemente los pocos escritos médicos de la pequeña abadía y el conocimiento de sus hermanas, principalmente de la Reverenda Madre iban a dejarle dar sus primeros pasos en este campo y crear un jardín del monasterio.
    En aquellos primeros días, fueron sus visiones las que la ayudaron a adquirir nuevos conocimientos y por tanto, las pusieron en condición de comprender mejor la condición humana, de lo que hubiera sido posible en estas circunstancias. Pronto fue capaz de ayudar a la mayoría de las personas que necesitaban su ayuda. A uno, ella dio un té hecho de la amapola de maíz para tratar la to, a otro, que sufría de reumatismo, le dio prímula.

    Pasó algún tiempo en el jardín del monasterio en estos días. Cultivó las hierbas principalmente utilizadas en la cocina del convento, así como aquellas que eran famosas por su uso médico.
    Al hacerlo, ella disfrutó de la paz y la tranquilidad del jardín y pudo observar la creación del Todopoderoso: la tierra. Todo era capaz de alegrarla- el ruido hecho por un conejo escapando, el suave sonido de la rugosidad del viento en el pasto, el paisaje enmarañado que los espectadores miran.

    Fue entonces cuando las nuevas visiones la alcanzaron. Gracias a todo el manejo con verduras e hierbas obtuvo no sólo la calma interior, sino también un gran carisma.
    Se suele decir que, hablando sobre Hildegarda, que también utilizó otros elementos para el proceso de curación, especialmente espelta (variedad de trigo, por muchos desconocido), incluso importantes minerales y piedras preciosas. Entre aquellos la piedra de ágata, cristal de roca, oro, esmeralda y arcilla.
    Tenían un papel importante en la curación para Hildegarda la oración, la virtud y la fe.


    La epifanía



    Un día de junio del año 1139, al recoger la madreselva , oyó un gemido bestial en un arbusto. Cuando se acercó, pudo ver que se trataba de una hermosa paloma blanca inmaculada cuyas alas se habían quedado atrapadas en un arbusto de moras. La monja no dudó en liberar al pobre animal herido que voló sólo para establecerse en una roca cercana. La paloma se convirtió en una mujer de una belleza excepcional, que se volvió a Hildegarda mientras su aura iluminada los alrededores:


    Raphaelle a écrit:
    Mi querida niña ... Soy Raphaelle , arcángel de la fe. Me mandaron a decirles que el camino que eligió es el correcto. Siga en él, un niño le está esperando.



    Acto seguido, la epifanía desapareció. Hildegarda estaba abrumada y solo quería visitar el estanque de peces, en su banco, para calmarse y pensar en lo que había sucedido. Allí justo ante el agua, vio una figura oblonga (más larga que ancha). Se preguntaba que podría ser, por lo que se acercó con pasos cautelosos para finalmente ver que se trataba de un niño pequeño, totalmente desconocido para ella, cuya cara estaba sangrando. Reuniendo todo su coraje, ella rezó una breve oración y la fe le dio el poder de llevar al niño inconsciente a la abadía. Día tras día, ella velaba por él, sintiendo el dolor por el niño, siendo cada vez más marcada por el esfuerzo que le costaba. El 8 de julio, el cuerpo desaparece, en un momento que ella no lo miró. En cambio, en su lugar se encontraban unas pocas hojas y raíces de la madreselva, la misma planta, que no había tenido tiempo para recoger.


    La misión.


    Agitada por esto, se dedicó a la meditación profunda durante algún tiempo, buscando el significado de lo ocurrido. También ella, que antes había dedicado su vida a la medicina, ahora trató de comprender el significado de las conversaciones con los hermanos que estudiaban teología.

    En ese momento, estaba prohibido para las mujeres estudiar teología y solo se referían a temas sencillos. Era su turno para continuar en secreto sus estudios de manera autodidacta, pero ello le daba vergüenza y una conciencia culpable.

    Con el tiempo, aprendió a ser más comprensiva con las visiones que la acompañaron a lo largo de su vida, aunque a veces pensó que le habían sido enviadas por la Criatura Sin Nombre. Poco después de su nombramiento como Abad una voz le habló y le dio el derecho y deber de escribir un artículo sobre sus visiones para compartirlas con el mundo. Sorprendida ella pensó en ser víctima del maligno, por lo tanto se negó a hacerlo. De repente, un rayo le golpeó dejando su cuerpo paralizado.
    Una hermana del convento la encontró y se hizo cargo de ella, la cuidó tan bien como pudo. Un sacerdote fue a su lecho de enferma, con devoción deseaba tomar su confesion y trasmitirla luego a su Obispo. Después de muchas dudas y una gran cantidad de consultas, el Obispo dio permiso a la joven a escribir su libro. Este evento marcó el inicio de su carrera como escritora.

    Su primer libro, Scivias, llegó hasta el Papa, que, atento, le asignó a dos obispos que examinaran el libro. Su conclusión fue clara: Hildegarda no estaba poseída, ella llevaba una vida virtuosa, a la luz de Dios. El engaño fue excluido de sus pensamientos.

    Después de mucha deliberación y la lectura de los escritos de la Abad dentro del grupo de los Obispos del Papa, estos escribieron a Hildegarda:
    “Admiramos a nuestra hija, pero admiramo más, que eres capaz de creer que Dios, incluso hoy en día revela las amaravillas y que cuando Su espíritu fluye en ti, el te guía hacia el punto en donde nos dice a todos nosotros que ves, entiendes y revelas muchos misterios"


    El clautro adecuado.


    A causa de esta autorización y la fama como profeta su reputación en el mundo aumentó.

    Por la falta de estudios oficiales, era considerada como no tan educada con respecto a los miembros consagrados de la Santa Madre Iglesia, pero sus visiones de Dios, la hacian un recipiente de ellas. Eso hizo levantar sobre ella todas las dudas. Al poco tiempo, ella mantenía correspondencia completa con reyes, duques, condes, incluso el emperador Barbarossa y otras personas llegaban a la abadía y pedían su consejo a nivel local. Aún así, más y más familias nobles querían dar a sus hijas a la iglesia, bajo su tutela.


    Hildegarda se dio cuenta de que iba a necesitar su propio claustro, para hacer el grado de su carrera. Durante mucho tiempo, negoció con el Padre Abad, el cual no la dejaba ir a causa de la gran cantidad de bienes raíces que venían gracias a ella pero con la ayuda del Arzobispo de Maguncia, logró establecerse en el monasterio Rupertsberg del monte Rupert cerca de Bingen en 1148, y tiempo después pudo transcribir los bienes y las tierras a su claustro, las cuales habían sido entregadas a la abadía Disibodenberg por las familias nobles cuando dieron a sus hijas al cuidado de Hildegarda.

    En el Claustro de Rupertsberg presidió como Abad y se benefició de la opulencia principalmente para comprar libros teológicos así como médicos. Ella bajo las normativas de Santo Benedicto, permitió que sus monjas estudiaran lenguas que se necesitaban para leer las obra sobre teología y medicina, en particular los de la antigua Grecia y los que han sido traducidos al latín. Esto dio lugar a un gran debate con los Obispos y los Sacerdotes, pero hasta ese entonces, Hildegarda, con el apoyo de sus visiones, podía sostener sus argumentos en la mayoría de los casos. De hecho, las monjas todavía no serían tomandas oficialmente como teólogas o incluso consagrarse como sacerdotes, pero se les permitió estudiar teología y por lo tanto los escritos de Aristóteles y Platón.


    Otras obras.


    Sin embargo humilde como ella era, se valió poco de ello, sobre todo porque las visiones no podían ser puestos al mismo nivel que el conocimiento teológico. En su lugar, se dedicó a otras áreas.

    Ajustó la historia clínica de su casa a las de los antiguos griegos y comenzó de nuevo a componer libros. Estos también fueron influenciados por sus visiones, que incluso le permitió encontrar una planta, una vez que, después de hervir y apagar había curado un niño a punto de morir. También le dieron también ideas sobre la circulación de la sangre y de las características del sistema nervioso.

    Escribió libros como "Causae en Curae" ( causas y soluciones ), así como el "Liber subtilitatum diversarum naturarum creaturarum" ( libro sobre la vida interior de varias criaturas y plantas y "Physica" (Doctrina de la Naturaleza). Además de también escribir más obras en pergamino, que reflejan mayormente sus visiones, el "Liber Vitae meritorum " (Libro de los méritos de la vida ) y el "Liber divinorum operum" (Libro de las Obras Divinas ) .

    Ella habló sobre el medio ambiente, ciencias de la nutrición, las plantas, las piedras preciosas, así como del sonido y colores curativos. En cuanto a la medicina, Hildegarda no estaba contenta con la atención en los síntomas, sino que también examinó las causas.


    Hildegarda a écrit:
    " ... El mal sólo es la separación del orden divino, de modo que la recuperación de la salud de la humanidad requiere de un argumento con Dios. "



    En sus escritos describe al Señor como la fuente de la vida, es decir, la creación de toda la energía. Hildegarda vuelve a menudo en sus obras a la posición central del ser humano en el cosmos. Ella considera continuamente la correlación de cuerpo, alma y espíritu. Presta atención a la energía curativa del alma en el cuerpo:


    Hildegarda a écrit:
    "El alma asume el papel mas importante en el funcionamiento del organismo humano, toma el liderazgo sobre él y le da al organismo lo que necesita. Logra con eficacia esta tarea con la ayuda de los órganos sensoriales. Todo ser humano está dotado de el sentido de la vista, el olfato , el oído , el gusto y el tacto. Es por esto que al hombre se le permite conectarse a sí mismo con las otras criaturas"

    "El poder del alma afecta a la salud o enfermedad de un ser humano"


    Sanadora y también música

    Hildegarda compuso más de setenta canciones, himnos y secuencias: Ave Generosa, Columba aspexit O presul vere Civitatis ... La última es una dedicación a Disibod, un monje irlandés que vivió en el siglo VII y cuya biografía fue escrita por la santa. Ella también escribió una obra de teatro titulada Ordo virtutum litúrgico que contiene ochenta y dos melodías y presenta la densidad de un alma entre la criatura y la virtud.


    El final de la vida y el patrimonio.


    Su influencia aumento incluso con su edad. Pronto ella tuvo que iniciar los trámites para fundar un segundo claustro de monjas en Eibingen. Mientras que el primero de ellos, como era costumbre en aquella época , sólo estaba abierto a los nobles, el segundo fue pensado expresamente para las hijas de las nuevas clases medias para lentamente dejar que ellas también participen en la medicina, la iluminación, el canto y la teología.

    Además, se las arregló - como sacerdote - en la realización del derecho a predicar a la gente en el medio ambiente. Con estas homilías se despertaba piedad dentro de las personas, lo que llevó a un florecimiento de la fe en torno a Bingen y Mainz, incluso a través de la Renania.

    Ella finalmente murió a una edad avanzada, el 17 de septiembre en 1179, el cual se convirtió en el día de su conmemoración, en su abadía del Monte Rupert. Su cuerpo descansaba ya sin vida, cuando la encuentraron en su celda, sobre hojas de madreselva, la planta que la había acompañado a lo largo de toda su vida y a la que le debía todo. Ese día también apareció como por milagro una multitud de brotes de esta misma planta alrededor de todo el claustro. Hoy, sus restos se conservan en la abadía de Rupertsberg ysu cinturón en la cúpula de Konstanz .

    En el reino alemán, el claustro fue especialmente famoso por ser el origen de la Orden de Santa Hildegarda, que se basa en ella y lleva su patrimonio teológico. Sin embargo famosa sobre todo es su medicina para el resto del mundo, debido a que dos compañeros de Hildegarda fueron a Embrun para fortalecer la medicina allí y por lo tanto tomaron las cosas con ellos, las mismas que Hildegarda utilizaba, así como un hueso del dedo índice de su mano derecha.


    Citaciones

    "El daño corporal no se puede curar si usted no trata las palabras del alma"
    "El bálsamo en el corazón es mejor que el bálsamo usado en el cuerpo."
    "Una enferma con penitencia es una efermera con abstinencia"
    "El hombre religioso apunts sus aspiraciones hacia Dios, a quien mira con reverencia. El hombre que ve por todos lados con sus ojos las criaturas de la creación, ve igualmente en culquierlado al Señor en sus pensamientos."


    Reliquias


    Se mantuvo en la cúpula de Embrun:
    Un crisol de culturas, en el que Hildegarda produjo los polvos y ungüentos, especialmente los que rescataron al niño.
    Una bolsa de seda, que utiñizó cuando cosechó ingredientes para su medicina, para preparar esos ungüentos.
    Un hueso del dedo índice de su mano derecha.
    Un pequeño trozo de algodón que llevó mucho tiempo, atado alrededor de su brazo.

    Traducido por Miryam_rosa
    Revisado por Chapita



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