L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Welser]

Roma era un laberinto para el joven Arzobispo; Un laberinto de calles, Palacios y trastiendas... Pues eso un lugar donde Welser nunca acababa de sentirse cómodo.

Después de perderse varias veces consiguió guiar su burro hasta las puertas del Palazzetto di Sisto donde habia sido convocado por su bien amigo el embajador Castellano.

Una vez en la puerta se presentó ante el servicio Saludos, el Marqués de Gondomar me espera y seguramente bastante tiempo... Os ruego aviséis de mi llegada

Tras su presentación le invitaron a acceder al magnífico edificio.
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[Guillen.]

Volver a las comodidades del Palacio había sido... Bueno, gratificante. No es que las expediciones e incursiones le incomodaran, pero el polvo, el cansancio y, en suma, las inclemencias de los viajes eran tan atractivas como el lugar donde se habría de reposar al concluir aquéllos, y el palacio derrochaba medios para desentumecer los cuerpos y animar los espíritus.- ¿No están ya en el verdadero camino?.- Fue su particular respuesta a la pregunta que había dejado flotar en el aire el buen Duque de Oropesa. El d'Astarac vestía jubón y calzas azul oscuro, con sobrerrelieve de una tonalidad más oscura, los detalles en puño y costuras estaban hechos en hilo de oro, sobre su cabeza llevaba un sombrero negro con una pluma gris.

- Guillén d'Astarac y la Rochère, Infante de Castilla, Duque de Pastrana y Olivares .- El Infante, quien había optado por omitir el resto de su titulación, tampoco se inclinó, por similares razones a las de Xacobo, a besar el anillo cardenalicio. Siguiendo al Marqués de Gondomar, accedieron a una estancia cuyo techado parecía haber sido realizado a juego con las vestimentas del Duque, un hecho totalmente azaroso ¿No? .- Os recomiendo el tinto de Haro, Eminencia, no hay mejor vino en la vieja Europa, con perdón del resto de viñedos.

También había cierto interés en promover el vino de Haro, del que su esposa era Condesa, después de todo, de la ciudad, no del vino, pero ya se me entiende. Al poco, hizo acto de presencia el que fuera Obispo en las Castillas, Guillén se puso en pie para recibirlo, tras lo cual volvió a tomar asiento.- Estamos todos ya, pues, bienvenido, Eminencia.
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[Francesco_maria]

El cardenal Sforza saludó y siguió a los demás dignatarios reunidos en esta reunión romana. Se alegró mucho de volver a ver a Monseñor Welser, su hermano y amigo, y tuvo el placer de poder saludar nuevamente al Marqués de Gondomar.

Se sentó con los demás a la mesa, escuchó las palabras del Infante de Castilla y dijo:

"Soy invitado de la embajada de Castilla y no tengo intención de discutir cuál es el mejor vino de Europa para no crear incidentes diplomáticos. Pero estaré encantado de probar una copa de vino de Haro, cuyas cualidades usted tan admirablemente canta. Gracias!"
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[Hermerico]

La llegada del Arzobispo completaba el cuadro, y el Marqués le hizo pasar con lo más próximo que podía ofrecer a una cálida sonrisa. Le gustaba considerar a Welser un amigo, aunque no estaba allí por eso. Una vez todos los invitados estuvieron acomodados, comenzaron a elegir bebida.


Por supuesto que habla bien del tinto de Haro, Eminencia, se produce en las tierras de su mujer. Que no os engañe su aparente candor, cada sorbo que dais son monedas que acaban en su bolsa.


Sonrió con malicia mientras servían el vino y aprovechó para probar las lenguas de alondra, una delicatessen romana. No tenía claro cuánto iba a poder comer a medida que avanzase la reunión.


Bueno, ya estamos todos. Supongo, Eminencia, que os preguntaréis cuál es el propósito de esta reunión. Supongo que os preguntaréis qué pueden llegar a tener en común dos herejes irredentos con un Cardenal, un Arzobispo y un Duque pontificio.


Dio un sorbo a la manzanilla y la dejó a un lado para que no le estorbase. Xacobo tenía tendencia a mover las manos al hablar, y tenerlas ocupadas le hacía perder el ritmo.


Como creo que sabéis, Pastrana y yo somos reformados. Muy reformados, añadiré. Mi padre fue el heresiarca de la Reforma ibérica, de hecho. En cierta medida, y desde vuestro punto de vista, somos "el enemigo". -las comillas fueron perfectamente audibles en su tono de voz.- Pero, en otra cierta medida, no lo somos. Oh, por supuesto que hemos defendido nuestro derecho a vivir nuestra fe en libertad y plenitud. Habría sido estúpido no hacerlo, ¿no? Pero hemos hecho lo mismo por los demás. He sido Administrador Parroquial de Aranda de Duero y Regente de la Diócesis Real de Osma. Se que eso no os agrada, Eminencia. Pero, en ambos cargos, he procurado activamente por los fieles. Todos los fieles,incluso los vuestros. Déos nos juzgará, y tras de muertos todos sabremos quién tenía razón pero, como funcionario, mi deber era asegurarme de que hasta el más necio seguidor de la más necia de las religiones pueda practicar sus necias creencias. Y hablo del Dios Pollo.


El Lucero era un ferviente creyente en la idea de que la gente tenía derecho a estar equivocada. Había escrito a los representantes de todas las religiones con presencia en su territorio para saber a quién tenía que derivar cuando alguien preguntase "¿Pero quién es el cura del pueblo?". Había sido un trabajo frustrante, para ser sinceros.


Os explico esto, Eminencia, con el fin de que podáis comprender un poco mejor mis motivaciones. No se si lo sabéis, pero la Reforma rechaza frontalmente el culto a los santos. No pretendo entrar en un debate teológico al respecto, simplemente lo hace. Y, sin embargo, os hemos invitado aquí hoy para presentaros una hagiografía, nada menos. -dio un par de golpecitos en un documento, aunque aún no se lo pasó al Cardenal.- San Ignius de Muntaner.


Ale, pues ahí estaba eso. Y Déos no le había fulminado en su sitio, ¡todo bueno hoy!


Su Majestad, el Rey Asdrúbal el Jovial, prometió a San Ignius que completaría su hagiografía. Por desgracia, no pudo hacerlo antes de su temprana e injusta muerte. De modo que su yerno y su pupilo, Pastrana y yo, respectivamente, le prometimos completar el trabajo. Y eso hemos hecho. Astarac y yo hemos recopilado la información y redactado el texto, en base a los archivos. El Arzobispo de Tarragona, que lo era de Osma cuando este viaje comenzó, y el Duque de Faenza nos han brindado información de aquellos archivos a los que no podíamos acceder. También han revisado el texto. Al fin y al cabo, Pastrana y yo no dejamos de ser unos sucios herejes, y estoy seguro de que os sentiréis más tranquilo de saber que lo han hecho.


Sonrió con suavidad y le entregó la hagiografía al Cardenal.


Me gustaría... -hizo un gesto, abarcando al resto de presentes.- Nos gustaría que esta hagiografía fuese presentada por los canales correspondientes para ser evaluada y aceptada. Vuestra opinión primero y vuestro aval después serían una buena adición, sin duda. Es un asunto importante: San Ignius sería el primer santo ibérico de esta era.


Tomó la manzanilla de nuevo y le dio un sorbo. Ya estaba todo presentado.

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☽︎ Xacobo da Lúa, Marqués de Gondomar y las Islas et cætera. || Ανοιξη νίκη!|| Royal Ambassador of Castile-León in Rome ☾

[Francesco_maria]

El Cardenal escuchó atentamente el discurso del Marqués, y mientras lo escuchaba seguía el movimiento de sus manos. Permaneció en silencio unos instantes y observó a la gente presente, luego dijo:

"Crear una hagiografía es un trabajo largo y delicado y los pasos formales que llevan a su reconocimiento son escrupulosos y complejos precisamente porque creemos profundamente en la validez del culto a los Santos y en muchas otras cosas que son indispensables para alcanzar el Paraíso Solar y que, muy a menudo, son descartadas por quienes tienen la presunción de simplificar las cosas y encontrar un «atajo» a la salvación cuando en cambio el camino principal es el más seguro y sencillo al alcance de todos.

Os jactáis en cierto sentido de ser hijo de cierta Iglesia reformada que excluía, entre otras cosas, el culto a los santos y, sin embargo, ahora consideráis importante, precisamente para agradar la memoria de un soberano difunto, que se reconozca esa santa figura.

Los métodos me dejan al menos perplejo, no estoy en contra del diálogo y por bien del Reino de Castilla también hubiera dialogado voluntariamente con la ya difunta Reina Julieta. Pero realmente no puedo entender qué valor le das a esta cosa. Para honrar a una persona fallecida se podrían simplemente reconocer oficialmente las virtudes de esa persona sin pasar por la molestia de pedirle reconocimiento a Roma.

Niegáis el culto a los santos, como muchas otras cosas que la Santa Iglesia aristotélica considera sagradas y, sin embargo, pedís nuestra aprobación para darle valor y autoridad. Realmente todo esto me resulta difícil de entender y me gustaría contar con vuestra ayuda, la de todos, para tener una visión más clara de todo esto antes de poder decir qué dirección tomar en este asunto."
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[Hermerico]

Xacobo alzó las manos. Mal empezamos.


He querido, Eminencia, ser sincero y transparente. Las circunstancias son importantes. Soy, somos reformados. Eso son circunstancias, unas circunstancias que no deseo ocultar. Vos veis jactancia en mis palabras, yo veo honestidad. No decir ciertas cosas, incluso cosas que podíais conocer o intuir habría sido una falta de honestidad por mi parte. Una falta de respeto. Soy lo que soy, Eminencia, y me siento orgulloso de serlo. -sonrió con suavidad.- Pero es que esto no va de mí.


Se inclinó un poco hacia delante, eligiendo el camino a seguir.


El hecho de que yo no comparta algo no significa que ese algo no sea importante. Por poner un ejemplo, la falta de clérigos romanos en Castilla no me afecta directamente, ¿no os parece? Y, sin embargo, me parece importante. Nuestros queridos invitados seguro que recuerdan algunas conversaciones al respecto. Algunas solicitudes, incluso. Algo similar ocurre con el culto a los santos. Yo puedo no compartirlo y, sin embargo, entiendo la importancia que tienen para los romanos. La talla de San Miguel, patrón de Castilla, que preside la entrada de Sisto, salió de mi cincel, aunque mis creencias personales sean diferentes. Personal, Eminencia, no es lo mismo que importante.


Suspiró y continuó.


Le doy importancia porque, aunque no conocí a Ignius de Muntaner, el eco de sus obras resuena a través de los tiempos. Le doy importancia porque es de justicia que su vida y su obra no caigan en el olvido. Le doy importancia porque los fieles romanos de Castilla, y también los catalanes, aragoneses y valencianos, verán en San Ignius un espejo, una aspiración, un consuelo. Le doy importancia, Eminencia, porque la tiene. Aunque no sea yo quien se arrodille ante su efigie.


Otra vez. Je. Estuvo a punto de decirlo, pero eso iba a requerir explicaciones adicionales acerca de cómo había sacado el calco de la efigie de Ignius, y no estaba seguro de estar ante la audiencia adecuada.


Hemos tomado la iniciativa, sí. Lo hemos hecho porque nadie más lo hizo. No tenemos nada que ganar. Incluso nuestros nombres están reducidos a siglas, de modo que ni siquiera tendremos la autoría como premio. Hemos recopilado información de modo metódico, con archivos de diversa procedencia. Y, hecho eso, hemos hecho que el texto fuese revisado y complementado por dos romanos intachables como el Arzobispo de Tarragona y el Duque de Faenza, cuyas intenciones y sinceridad están fuera de toda duda. Serán ellos, en todo caso, quienes presenten el texto.


Volvió a apoyar la espalda en el asiento, y prosiguió tranquilamente.


Decís que crear una hagiografía es un trabajo largo y delicado. Lo ha sido. Este proyecto lleva cuatro años en marcha. Decís que hay pasos formales, escrupulosos y complejos. Lo imagino. Por eso os hemos invitado, Eminencia. Porque queremos vuestra opinión, porque queremos vuestro consejo, porque queremos vuestro aval. Porque queremos que esta hagiografía salga adelante.


Negó con la cabeza con tristeza.


No hay más, Eminencia: simple y sencillo, sin dobleces ni engaños. No todo en esta vida se hace con la intención de obtener algo a cambio.


Para ser francos, Xacobo se esforzaba mucho en que la gente pensase que no movía un dedo si no ganaba algo con ello. Era una imagen buena para los negocios, en general, y constituía una parte importante de cómo le percibía el mundo. Aunque, claro, en ocasiones como aquella, resultase del todo inconveniente.

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☽︎ Xacobo da Lúa, Marqués de Gondomar y las Islas et cætera. || Ανοιξη νίκη!|| Royal Ambassador of Castile-León in Rome ☾