L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Anzo]

Se levantó, habían finalizado, ya estaba preparado, tanto en cuerpo como en espíritu.

Gracias, Eminencia -dijo a Dunpeal-, sea pues.

Entonces se dirigió a Tanys, al que dirigió unas palabras.

Monseñor, os quedo agradecido... -y añadió sonriente- nuevamente. ¿Tendríais a bien venir conmigo a recibir a mi familia? Seguro que mi señora se alegrará de veros, os tiene en gran estima.

[Manrique]

La fatiga va remitiendo. La sensación de estar en una balsa que estaba en un estanque que a su vez estaba en una gran barca que se mecía sobre la superficie del mar, desequilibraba mis sentidos, mas acrecentaba mi sensación de no pisar tierra ni tener contacto con la realidad. Encofrado en un doble cascarón, más seguro pero más frágil a la vez, contradictoriamente.
Ahora eso ya había pasado. El vaivén lento pero seguro de su caminar me apaciguaba. La protección sobre mí se reforzaba. Por unos días Poseidón no desvelaría mis sueños. Al principio pensé que era el amparo de mis progenitores, que debían de ser excepcionales en cuando al cuidado y la defensa de mi bien. Pero al poco tiempo comprendí que era algo mucho mayor nos guarecía y escudaba cual padre que protege sus hijos.
La emoción, la alegría, la congoja, recuerdos nunca antes recordados, nombres, lugares, acontecimientos pasados, toda un torrente de sensaciones que entraban en mi cuerpo como si un hilo uniera nuestras mentes.
Y en la mayoria de ocasiones pensar que te están tocando, aun cuando los dedos pasan a un centímetro de tu piel y no has visto que se han acercado, pero sabes que están ahí; ese contacto sin tocar que lo eleva a la categoría potencial de lo que nunca ha llegado a pasar pero que has vivido como si ya hubiera pasado.

Voces graves, otras agudas, risas, sonidos de trompetas, clarines y tambores. Algo de una importancia que no concibo tiene que estar sucediendo fuera. Ella me lo transmite y yo lo siento.
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[Rose_de_anthares]

Tenía razón, no se había equivocado, aquella reunión familiar había sido tal y como la había esperado.

Abrazó con fuerza a doña Sorkunde, su Amatxu, luego la miró sonriente. Avanzó luego hasta su querido Zeian y casi saltó a sus brazos, ambos rieron, tras de ellos a Javiera, su tia Safiro y quienes no conocía saludó de manera cortés.

Había un jóven, un poco más alto que Zeian, al cuál solo veía la espalda y que hablaba animadamente con don Anzo. Su curiosidad sería saciada luego, ahora debían abordar la imponente embarcación.

El viaje había sido muy placentero de verdad, los vientos favorecieron, las estrellas en el amplio cielo brillaban como nunca, las noches y días en compañía de la familia habían servido para contar y charlar sobre todo.

La última noche no podía dormir y se levantó para respirar el aire nocturno que siempre era frío y la ayudaría de seguro a dormir. Se apoyó en la baranda de la proa del barco donde ya podian verse las primeras luces del puerto y cerró los ojos sintiendo la suave brisa que azotaba sus cabellos, entonces sintió una vos tras su espalda

¿Sin sueño?
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¡Gloria eterna a los Héroes y larga vida a los seres anónimos!

[yuste]

El reencuentro con toda la familia era de suma gratificación para Yuste, encontrarse con sus padres y hermanos, eran principalmente la mayor de las satisfacciones, los había dejado hace un tiempo, y que mejor momento para el reencuentro que el acenso de su padre al trono de Valencia, quien mejor para dirigir los destinos de un pueblo que aquel que tanto siempre había dado y hecho por los que le rodeaban.

Cuando el capitán había anunciado arrivo a la mañana siguiente al puerto, Yuste decidió salir a dar un paseo por la cubierta del barco, en la proa vislumbro una figura, esa misma que le había causado curiosidad tiempo antes.

- ¿sin sueño?

Preguntó el joven Yuste a la dama que le había causado curiosidad en el puerto de Tarragona, a pesar de los largos días de viaje, no había tenido oportunidad de ser presentado con aquella dama.

La dama se giro y le sonrió, Yuste correspondió con una sonrisa y continuó hablando.

- Tanto gusto, alteza… tantos días y por fin os conozco, mi hermano Zeian me confirmo vuestra presencia, sois lo que me habían dicho – sonrió apoyándose junto a ella en la baranda enfocando su mirada en las lejanas luces del faro del puerto.
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[Rose_de_anthares]

Se giró y pudo ver a la figura que contenía a la voz que le llamaba. Sonrió.

- Tanto gusto, alteza… tantos días y por fin os conozco, mi hermano Zeian me confirmo vuestra presencia, sois lo que me habían dicho.

El placer es Mío, y por lo de hermano de Zeian deduzco, que usted debe ser el inquieto Yuste, a quién recuerdo solo de niño - rie - es para mi un verdadero agrado volver a verle alteza, y en respuesta a su pregunta, asi es, no tengo nada de sueño. Se me ocurrió buscar la brisa marina para ver si ella me regresaba al deseo de dormir, mañana será un largo e intenso día - miró al Infante y buscó parecidos con Zeian, sin duda los habían, el cabello, el porte pero no así los ojos. Respiró profundamente

Lamento sea corta esta charla, pero me obligaré a descansar. Alteza ... - realizó una cortes reverencia y partió hacia su decanso.

Al día siguiente, todo muy muy rápido; la llegada a Roma, la recepción, el viaje hasta el lugar de descanso y nuevamente la noche. Esta vez el sueño si era intenso.
Su habitación, bastante sobría y de pocos lujos, le parecía perfecta para el descanso y rápidamente se rindió al sueño. Que felicidad, no tenia un solo pensamiento que la aquejara.

La mañana, la precisa, la importante. Se levantó como si algo nuevo la llamara a presentarse hacia ese día con todas sus fuerza renovadas.
Alistó un hermoso vestido, ordenó preparar el baño, todo la esperaba.


Hoy es un gran día.
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¡Gloria eterna a los Héroes y larga vida a los seres anónimos!

[Tanys]

Tanys sonrió al duque y asintió levemente a sus gentiles palabras. Lo cierto es que había decidido reducir a lo imprescindible su presencia y no quería tomar mayor protagonismo del necesario para la ceremonia... pero de alguna forma aquella familia, y de forma muy especial la duquesa Sorkunde, eran, desde mucho tiempo atrás, lo más parecido a una familia que había tenido desde la violenta y prematura muerte de sus padres.

Saludo a Monseñor Dunpael y se unió al duque en su camino, la ceremonia estaba a punto de comenzar.
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[yuste]

El placer es Mío, y por lo de hermano de Zeian deduzco, que usted debe ser el inquieto Yuste, a quién recuerdo solo de niño – rie Rose - es para mi un verdadero agrado volver a verle alteza, y en respuesta a su pregunta, asi es, no tengo nada de sueño. Se me ocurrió buscar la brisa marina para ver si ella me regresaba al deseo de dormir, mañana será un largo e intenso día - miró al Infante y buscó parecidos con Zeian, sin duda los habían, el cabello, el porte pero no así los ojos. Respiró profundamente

Lamento sea corta esta charla, pero me obligaré a descansar. Alteza ... - realizó una cortes reverencia y partió hacia su decanso.

Yuste sonrió a la dama luego de la pequeña conversación y mientras se alejaba se despidió – Descanse, alteza, nos veremos seguro mañana –

Se volvió a apoyar en la baranda del barco, disfruto un tiempo corto de la brisa marina de la noche y pronto regreso al camarote compartido con su hermano Zeian, quien dormía tranquilo, sin hacer bulla se recostó en su cama y pronto cayo en sueño.

A la mañana siguiente, un marinero tocaba la puerta del camarote y le decía de la llegada al puerto romano, los infantes se levantaros raudos para alistarse – venga hermano, preparaos, y acordaros que hay que volver, porque vais a conocer a alas italianas y no vais a querer regresar – rió Yuste – vamos!...

Desembarcaron pronto, y seguían los pasos de su madre, quien seguro les indicaría donde tendrían que quedarse.
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[Diego de Anda]

El Secretario Real de Aragón contemplaba los impresionantes edificios de la Santa Sede desde el balcón de la habitación que había sido puesta a su disposición, nunca habia visto semejante magnificencia.
El viaje había sido tranquilo y reparador. Los sirvientes habian subido el equipaje a uno de los carruajes de la comitiva real en la plaza de armas del palacio de Zaragoza, y Diego habia tomado asiento junto con los demas consejeros de la Secretaría Real.

Cinco largos dias de viaje por los caminos de Aragón y Cataluña, y en fin Tarragona, donde la comitiva del futuro Rey de Valencia se reunio con ellos, y embarcaron para cruzar el Mediteraneo.
El espectaculo del mar desde un barco puede parecer tedioso para algunos, pero Diego lo disfrutaba, siempre encontraba algo distinto en la forma que adquirian la olas, el color del mar y del cielo. Se pasaba varias horas en las mañanas contemplando el mar, luego se retiraba a su camarote a descansar y se libraba a su pasatiempo predilecto, la lectura.

Al ritmo de los remos arañando la superficie del mar, vieron desfilar las montañas de Sardaña y Corcega, y tres dias mas tarde, la costa italiana.
Unos carruajes los llevaron hasta Roma, y en esta vispera de la coronación del Rey de Valencia, estaba Diego meditando sobre un balcón, en la contemplacíon de la imponente arquitectura romana.
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[Dunpeal]

Verrouillé à requête de Anzo.