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[Dogma] Arcángel San Miguel (la Justicia)

 
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Silencioso



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MessagePosté le: Jeu Oct 21, 2010 9:44 pm    Sujet du message: [Dogma] Arcángel San Miguel (la Justicia) Répondre en citant

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Hagiografía del Arcángel San Miguel



Nacimiento de Miguel

Miguel nació en la ciudad de Oanilonia, era el quinto de los diez hijos de Diana y Robin, una pareja de cazadores que vivía, como muchos en este período, para servir a alguien más rico que ellos.
Su maestro, porque había que llamarle así, no tenía más objetivos que adquirir más riquezas y tierras que no podía utilizar.

Este hombre, que era conocido bajo el nombre de Maestro Satanás Sybarite, había afirmado poseer tierras hasta dos kilómetros alrededor de la ciudad, y todo los que cazaban allí o los que cultivaban la tierra debían darle la mitad.
Se decía que él no dormía hasta que el día no le diese un beneficio que pudiera llenar dos de sus cofres, uno de esos cofres de maíz, y el otro de carne.
Enviaba a sus secuaces a cobrar más a los desafortunados que vivían en el borde de la ciudad.


La Vida de Miguel

Miguel creció entre los pobres de Oanilonia aprendiendo de su padre el arte de la caza y el manejo de la lanza. De su madre aprendió a seguir las huellas dejadas por los animales que cazaba. Aprendió también a leer e interpretar las estrellas para encontrar el camino. Vivir con sus hermanos y hermanas le enseñó a repartir y el amor de los demás.

A los trece años, Miguel ya tenía la espalda y la fuerza de un adulto, el mayor de los chicos de la familia. A menudo era él quien defendía a sus hermanos y hermanas interponiéndose frente a los que querían sus miserias. Y aunque jamás hirió a nadie, fue temido y respetado por los suburbios. Muy pronto le pidieron arbitrar los conflictos porque se decía de él que podía leer el corazón de la gente.

Cuando no había pruebas para desempatar a dos personas, depositaba su lanza en la cabeza de uno de los dos, y, si la lanza se quedaba en equilibrio, significaba que la persona decía la verdad, en caso contrario, mentía. Pero muy pronto, no hizo falta utilizar más su lanza.
El sólo hecho de anunciar que Miguel vendría, el culpable renunciaba, y las cosas se arreglaban por sí mismas. Algunos decían que tenía un poder sobrenatural, pero los más sabios sabían de dónde procedía esto.
Sin embargo, a pesar de su gran sabiduría y su destreza en la lanza, no podía hacer nada contra los secuaces del Maestro Satanás Sybarite, que cada vez se volvían más golosos.

Su padre murió cuando Miguel tenía 20 años, convirtiéndose en patriarca porque era el hijo mayor de los chicos. Es en este tiempo recibió la visita de su amigo Timoteo que venía a pedirle el permiso para casarse con Emilia, su hermana menor.
En Oanilonia, los sacerdotes habían abandonado el pueblo para ocuparse sólo y exclusivamente de la gente notable y de los más ricos aportando los favores del Altísimo.
Miguel se encargó entonces de organizar los bandos, y todo el mundo fue bienvenido.

Este día, Simplicius, uno de los tenientes del Maestro Sybarite, estaba presente y cayó bajo el encanto de la hermana de Miguel. Volvió el día siguiente con sus guardias y exigió a Emilia que los siguiera para entrar al servicio de Satanás, pero Miguel se interpuso y dejó en un estado lastimoso a su guardia y finalmente Simplicius quedó a su merced...
Pero en lugar de matarlo, tomó su daga y se la lanzó diciendo: "Si tu ojo derecho te atrae hacia lo que no te es destinado, arráncatelo y quémalo, porque más vale que una parte de ti perezca, que atraer hacia ti la cólera de Dios."
El teniente no pidió su arresto y regresó con su Maestro. Pero al día siguiente con una tropa más grande, detuvo a Miguel y Timoteo; que fueron conducidos y encerrados en la prisión de Oanilonia.


La Destrucción de Oanilonia

El primer día de cautividad fue también el primero de los siete días que provocarán la destrucción de la primera ciudad de los hombres.
Un rayo cayó sobre la pared de la prisión que permitió a Miguel y a su amigo evitar el caos, y reunirse con los suyos.
Miguel reagrupó a tanta gente como pudo, diciéndoles que el castigo del Creador iba a ser terrible, pero que las personas justas podrían vivir una nueva vida lejos de la ciudad maldita.
Como Timoteo era pescador, propuso reunirse en el puerto para huir a través del lago. Miguel ayudó a los que merecían, por su fe en Dios, embarcar sobre el esquife. Como quedaban unos sitios libres, le pidió a su amigo dejar subir a unos niños que se habían refugiado cerca de ellos.
Unos cobardes que querían evitar la ciudad, más por miedo que por seguir la voluntad de Dios, intentaron asaltar el esquife, pero Miguel se interpuso, permitiendo a su clan y a los niños irse de la ciudad sin saturarse.

Una vez sus amigos estaban seguros, se quedó solo, y durante los seis días, salvó a los que podían ser rescatados.
El séptimo día, quedaba gente para salvar pero el barco era pequeño. Milagrosamente, otros dos esquifes aparecieron. Invitó a los que tenían el corazón puro a subir sobre estas barcas. Parecía capaz de leer en los ojos de la gente si su fe era real, y enviaba a aquellos a los que consideraba dignos a la primera barca y los que huían por miedo o para salvar sus riquezas a la segunda barca. Viendo los 2 barcos llenos, se negó a subir, diciendo que Dios tenía una misión para él y que sentía que debía quedarse para salvar a otros amigos.
Llegando a la salida de la ciudad el primer barco se dirigió sin saturación hacia alta mar, mientras que el segundo, más pesado a causa del oro que llevaban estuvo bloqueado en la baja mar. Desapareció con la ciudad cuando los grandes vientos destructores vinieron del centro de la Tierra, agrietando la tierra en numerosos abismos.

Algunos que sobrevivieron, lejos de la ciudad, contaron que en este momento, mientras que la lluvia caía a pesar de un cielo sin nubes, un arco iris que directamente venía del sol había caído sobre la ciudad. Miguel fue escogido por Dios para ser llevado así por un nubarrón celeste, y se convirtió en uno de los siete arcángeles.


Primera aparición

La primera aparición del Arcángel es, en realidad, la que hizo de él un ángel guerrero que jamás derramaba sangre.

Algunas generaciones después del día del juicio y de la muerte de Miguel, dos clanes descendientes directos de aquellos a los que él había protegido, se peleaban entre sí porque una parte le había construido un templo a Miguel, y hasta lo había renombrado considerándolo como igual a Dios porque había sabido salvarlos. Los otros consideraban el sacrificio de Miguel como un ejemplo y no como el acto que hace de un humano un dios.

Inspirado por la oscuridad, el que se había declarado Gran Sacerdote de Anubis vio cómo aumentaba su poder (nombre que le dieron a Miguel, no se sabe demasiado la razón, podría ser que fuese el nombre de su clan, pero ningún rastro de este hecho ha sido encontrado hoy en día). Diciendo recibir informaciones del mismo Dios, el Prelado nombró a un recién nacido soberano del pueblo por ser hijo de Anubis y en su nombre controló varios años e hizo derribar el templo dedicado a Dios y declaró que ya que este dios no había sabido proteger a sus fieles, éstos se convertirían en sus esclavos. Para solidificar su poder y hacer olvidar al verdadero Dios, él recogió los nombres de los Arcángeles para convertirlos en dioses a su vez.

El patriarca de los fieles imploraba a dios cada día y, a pesar de sus sufrimientos, éstos le agradecían por lo que tenían.
El Señor sintió lástima y envió al Arcángel en persona.
San Miguel apareció en armadura con una lanza larga y un escudo ancho y se dio a conocer a todos, apareciendo en la cumbre del templo que le fue destinado.

El Gran Sacerdote le imploró y le dijo: « Anubis, por fin, ¿viniste para agradecer a tus fieles y recompensarnos por haber construido tanto para ti? »
Miguel le respondió, « No, vine para aportar la palabra de esperanza de Dios hacia aquellos que no se volvieron contra Él, porque numerosas son las comunidades de fieles que recorren el mundo esperando la llegada de los profetas que las reunirán en el amor y la amistad »
El Gran Sacerdote no le reconoció y dio la orden a sus guardias de probar el engaño masacrando a los fieles del único Dios. Miguel se interpuso y durante 2 días rechazó a los agresores sin matar a ninguno de ellos, permitiéndoles a los fieles huir hacia otras tierras.

Después de los 2 días de combates los fieles del Gran Sacerdote estaban demasiado cansados, demasiado heridos para perseguir a quienquiera que sea, y vieron alas crecerle en la espalda del Arcángel que le permitieron reunirse con los cielos. El Prelado hizo ejecutar a todos los guardias por sus sacerdotes y diciendo que no era Anubis quien había venido, sino un dios vengador para castigarles por haber dejado en vida a los servidores del único dios falso.

Hay varias versiones sobre esta leyenda, que cuentan que el Arcángel estaba en la cabeza de un ejército de ángeles, otra versión cuenta que había armado el brazo de la mayoría de los fieles, y otra que sólo inspiró al más valiente de los siervos de Dios para llevar la rebelión y guiar su clan a través del desierto. Todos estas versiones tiene muy poca importancia, lo principal es que es la intervención de Miguel y la voluntad de Dios les permitió a sus niños huir hacia tierras más generosas.


La leyenda del monte de San Miguel

La segunda aparición del Arcángel que encontré se sitúa en la época en la que ciertos bárbaros veneran a dioses alcohólicos que tenían como templo las tabernas y como liturgia la borrachera. En aquella época, existía una comunidad fieles perseguida por un bárbaro cuyo nombre era Saathan que veneraba a un dios alcohólico que exigía el sacrificio de los niños.

La comunidad que huía hacia el norte se encontró atrapada en un bosque al lado del océano. El patriarca de la comunidad pidió a todos los suyos prepararse para sacrificarse en el océano para no caer en manos de bárbaros. Entonces se dirigieron hacia el punto más alto de la costa y se pusieron a rogar al Señor para que San Miguel preparase la llegada de sus almas.

Dios, que no podía tolerar que sus niños pusiesen fin a su vida, le dio a conocer al patriarca, a través de un mensajero celeste, que un niño no podía escoger el día en que se reuniría con su creador. Ordenó pues, que si le amaban y tenían fe en Él, derribasen grandes árboles y hiciesen una empalizada alrededor del peñasco. Una vez hecho, hiciesen un gran festín y encenderían un fuego en la cumbre del peñasco para que Saathan conociese su posición.

Así fue hecho, y siete días más tarde con la empalizada terminada, el fuego fue encendido. Por la mañana vieron las tropas de Saathan rodear el peñasco y comenzar a atacar la protección frágil del peñasco. Con la ayuda de piedra y con la ayuda de lanzas, los fieles se preparaban para pelearse ya que tal era la voluntad de Dios. Mientras que, en el mismo lugar donde el fuego había sido encendido, un ángel vestido con una armadura y una lanza y un escudo apareció... No dijo una palabra, pero todos los fieles supieron quién era.

El Arcángel Miguel lanzó su arma hacia el horizonte que pareció levantarse hacia los cielos y avanzar hacia el peñasco como una pared de caballos al galope, esta pared se llevó todo a su paso, pero no destruyó la débil empalizada. Las tropas de Saathan fueron engullidas y cuando el mar se retiró, había hecho del peñasco una isla rodeada de arena movediza donde acababa de hundirse el ejército vencido por la fe de los fieles.
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