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Vita Christós Ubaldo II

 
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Ubaldo



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MessagePosté le: Sam Avr 07, 2007 2:41 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Capitulo 2

Pero María estaba demasiada feliz por ser madre de el que iba a hacerse el Mesías para no compartir su dicha con otras personas. Un día, mientras que iba a la fuente por agua, se cruzó con una cortesana del rey de Judea llamada Elitobias.

Elitobias, una erudita que servía la vía del Estado con celo, vivía en un lujo insultante, alimentándose de carne, de pescados, de leche... Tenía la costumbre de burlarse de la pobreza de María. "Yo, decía, yo sirvo al gran rey de esta región, nuestro querido Mistral IV. "

Entonces, María cometió un error, no pudiendo soportar más los sarcasmos de Elitobias, le respondió:

" Y yo, soy la madre del Mesías, de Jeshua que llevará el mensaje de Aristóteles y que destronará totalmente a sus reyes falsos, sus profetas falsos. Mistral IV es un rey temporal, mi hijo le sobrepasará en carisma y su nombre quedará grabado en las memorias muchísimo más tiempo que tu Rey. "

Entonces, Elitobias, que creía en los sueños y en los signos del destino, quedó perturbada. Volvió precipitadamente al palacio de Mistral IV para prevenir a su dueño.

Mistral IV era un hombre de mármol, estatua pulida por el paso del tiempo. Era tenebroso, un viudo, un desconsolado de mirada triste y lejana. Un príncipe que había combatido a los medos gracias a un sistema astuto de poleas y de carretas. Pero sus días de gloria quedaban lejos, y se había hecho un rey silencioso e indiferente a las miserias de su pueblo. Sediento de poder, pretendía dirigir a sus tropas pero dejaba de hecho a su mujer al cuidado del reino. Salía de los oros de su palacio sólo para reprimir una conspiración o sofocar una rebelión.

Cuando oyó a Elitobias, para la cual tenía una cierta preferencia, contar lo que había oído, quedó sorprendido. Entonces, le preguntó: " ¿Quién es ese mequetrefe que se hace llamar Jeshua y que salvará su pueblo? ¿Podría yo encontrarlo donde? ¿En qué pueblo? ¿En qué fonda? "

Elitobias proclamó entonces su discurso denunciador, esperando merecer así las gracias de este rey de una belleza helada.

"Según lo que me dijo María, Jeshua es el Mesías, el guía, el espejo de la divinidad. Es el anunciado de Aristóteles y, según su profecía, les aportará a los hombres la buena palabra y confirmará los preceptos Aristotélicos. Su influencia será grande y sus discípulos numerosos, que se reconocerán en él y en Aristóteles para los milenios que vienen. Usted podrá encontrarlo en Belén. "

A estas palabras, Mistral sintió volver a él sus antiguas supersticiones, así como la memoria de la fe que había sabido reprimir y ahogar en su corazón. Tenía miedo de perder su trono y consideraba seriamente la amenaza. Llamó a sus guardias, y les dijo :

" Guardias, un niño acaba de nacer, que podría conjurar contra mí. Hay que impedir que este hombre lo consiga cueste lo que cueste. Se encuentra en Belén y se llama Jeshua. ¡ Encuéntrenle, y asesínenle ! ¡Usen los astutos sistemas de poleas y de carretas! ".

Entonces, la guardia del rey cumplió la orden, y se fue hacia Belén.

Pero esta noche, María tuvo de nuevo un sueño. Vio de nuevo al jinete que le había anunciado el nacimiento de Jeshua. Se le reapareció a María y le dije:

" ¡Levantaos! Tomad a Jeshua con vosotros, y seguir sobre los caminos. Dirigíos hacia el Norte, hacia la Isla de Chipre, y quedaos allí hasta que se os prevenga. Porque Mistral quiere matar al chico. "

Entonces, los padres se levantaron, tomaron de su humilde choza las hogazas de pan y espigas de maíz que les quedaban y se fueron por los caminos, con destino al Norte, pasando por Tarotshé. Dejaron el país y se quedaron en Chipre tanto tiempo como la amenaza duró.

Mistral IV, sabiendo por sus guardias que los padres habían huido el país, se puso furioso, y dijo : " ¡ Guardias, este Giosep y esta María son provocadores! ¡ Se burlaron de mí y fueron culpables de traición contraviniendo un edicto real! ¡ Que se los erradique inmediatamente! En cuanto a este hijo de… de… no tiene que conseguir reinar. Vayan y encuentren todos los niños menores de dos años, y erradíquenlos, a la honda si es necesario. "

Entonces, los ejércitos famosos de Mistral, aquellos que era capaz de levantarse en masa en solamente algunas horas, fueron y recorrieron todo el país. Registraron cada pueblo, cada fonda, dejando mensajes donde le pedían a la población presentarles a las autoridades todos los niños de menos de dos años, para censarles.

Y la gente del pueblo, inocentemente, presentó sus niños o sus ahijados a las autoridades sin darse cuenta del drama que se iba a acontecer.
Y oímos llantos, gritos, y vimos de la sangre, el sudor y las lágrimas. Estos guardias, que eran horribles, sucios y malvados degollaban estas jóvenes almas inocentes delante de los ojos de sus padres.

Y el tenebroso, desde lo alto de su trono, miraba la matanza silenciosamente, melancólico y frío. Después de esta crisis, el rey recayó en su silencio, letárgico. Incluso olvidó, los años que pasaban, alimentarse y perdió fuerzas. Se volvió débil, luego esquelético, y murió por fin.

En Chipre, los padres se enteraron de la muerte de Mistral y pensaron que la vida de Jeshua ya no estaba en peligro. Entonces, Giosep y María decidieron volver en Judea, pero escogieron no llamar a su hijo Jeshua sino Cristos, para no atraer la atención sobre él. Tomaron de su choza las hogazas de pan y espigas de maíz que se les quedaban y se fueron en los caminos, con destino al Sur, pasando por Tarotshé. Llegaron por fin a una ciudad llamada Nazareth, con el fin de que se cumpla la profecía de Aristóteles.
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