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[ESP]El Libro de la Hagiografía - Santos antiguos
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Kalixtus
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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 6:02 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Citation:

    Hagiografía de Santa Hinchada


    La joven Hinchada nació en 552 en Beaune, Borgoña.

    Sus padres, paganos, tenían una taberna respetable en la plaza del mercado, la “Taberna de los Hospicios” (cerveza a 0,60 escudos y cartas a 6).
    Eran gente seria y respetable, no rogaban al menos a los ídolos mas desconocían del mensaje la Iglesia. Sin embargo estos valientes taberneros se abastecían de vino y de cerveza de los monjes de los alrededores e Hinchada, que se ocupaba de la reserva, tenía frecuentes contactos con ellos.

    Como era abierta e inteligente los monjes la iniciaron, a la vez, en la fe y en la enología. Fue durante una de sus muy largas noches de formación y debates teológicos, en la sala trasera de la casa paterna, que fuera deslumbrada por la luz divina en el reflejo de una pinta.

    Convertida y segura de su fe, Hinchada dejó a sus padres y eligió la vía de la Iglesia. Fue formada por uno de los monjes que la habían tomado bajo su protección y que había quedado impresionado por la fuerza de su fe. Experimentando la necesidad imperiosa de predicar su nueva fe se ordenó secretamente como sacerdote en 582, a pesar de las prohibiciones y consciente de los riesgos, pero segura de seguir las intenciones divinas.

    No pudiendo convertirse en cura, abrió una taberna “El buen creyente” dónde hizo conversiones y dio cursos de catecismo, e incluso habría bautizado allí a creyentes con la ayuda y el apoyo del cura de Mâcon.

    Dedicada a predicar para muchos espectadores y administrando su taberna con mano maestra,fue una misionera de envergadura en la ciudad y convirtió a las masas a la Verdadera Religión. Se recordará por mucho tiempo su acción caritativa hacia los vagabundos y la organización de sus concursos (o exámenes) religiosos en la taberna con lotes de cerveza que se entregaban como premio.

    Después de haber convertido a la mayoría de los habitantes de Mâcon, Hinchada experimentó la necesidad de viajar y propagar el mensaje de Aristóteles. Dirigió sus pasos y su carro lleno de panes y vino hacia el vecino país germánico, en el SRING actual, para iniciarlos en el banquete de la amistad aristotélica.

    Sin embargo los habitantes fueron menos receptivos a su prédica y se encontró frente a un Rey cruel y pagano, Childehald, que se negó a rechazar a los falsos dioses de sus padres. No desalentándose, la Santa predicó en público, construyó la primera iglesia en Colonia y quiso crear una taberna para facilitar su santa tarea misionera.

    Pero Childehald no lo entendió así y promulgó un decreto en contra de la prédica. Hinchada lo infringió , fue acusada por el fiscal y condenada a muerte por Alta Traición. La sentencia de muerte debía ejecutarse en un lugar público para instruir a la población utilizando la herramienta de su crimen: sus santas comidas. El verdugo le hizo beber a la fuerza gran cantidad del vino pero la Santa no desfallecía y sostenida por Aristóteles soportaba valientemente su martirio, predicando al mismo tiempo aún desde el cadalso.

    Childehald, loco de rabia, decidió terminar y pidió ahogarla en el último Hautes-côtes de Beaune que quedaba. Cuando retiró a Hinchada del barril, tenía su cara resplandeciente de felicidad. Delante de este espectáculo sorprendente, Childehald se arrepintió y, afectado por la gracia, se convirtió y obligó a todo su pueblo a convertirse.

    Realizando su tarea terrestre y abierta la vía a la conversión de los germanos, Hinchada decidió descansar tranquilamente ante el Señor e incorporarse al Sol.


    ¡Desde entonces, Santa Hinchada se convirtió en la patrona de los viticultores y sobre todo de los taberneros y aún se encomiendan a ella estos o sus clientes cuando deben hacer frente a una noche agotadora de trabajo! No es raro oír en nuestras tabernas la exclamación consabida y llena de afecto para la Santa: ¡“Que Hinchada esté contigo”!

    Reliquias:


    • La cabeza de la Santa se conserva y venera en la Basílica de Colonia.
    • El Corazón y el Hígado de la Santa se trasladaron y devolvieron a Mâcon y se conservan en el tesoro de la iglesia de la ciudad.

    El Culto de la Santa:

    El cultoa a Santa Hinchada se certifica en Colonia y Mâcon desde el siglo VI y sus reliquias se exponen siempre durante la procesión de bendición de la vid de Mâcon que tiene lugar el 22 de septiembre antes de las vendimias.

    Citas:

    • El hecho de que la comunión sea gratuita no quiere decir que podamos engañar a los fieles y distribuir jarras aguadas.
    • ¡No rechazaré mi fe por todo el vino del mundo!
    • ¡De verdad tal felicidad no puede ser sino divina! ¡Perdónanos Hinchada por nuestra ceguera! (Childehald delante del cuerpo martirizado de la Santa)
    • Es mejor la cerveza en el cuerpo que el cuerpo en la cerveza.
    • Es necesario beber con moderación y rogar con entusiasmo.
    • Tengo más de corazón que de hígado pero puedo resumir todo si es dicho por amor al Altísimo.
    • Si Christos no hubiera querido a mujeres sacerdotes lo habría dicho.
    • Ya no creer crea una crisis de fe, demasiado beber un ataque hepático.
    • Si Nuestro Creador hubiera querido que la mujer se limitara a la procreación nos habría hecho incapaces de amar a otros humanos, excepto la sangre de nuestra sangre.
    • Respeto las leyes dictadas por la fe, pero si la Iglesia niega a las mujeres el sacerdocio es para darle el gusto a los emperadores y no a Dios.
    • Aunque no sea mañana, un día habrá nuevas mujeres curas y hasta mujeres obispos.
    • ¿Quién mejor que una mujer puede llevar a los hombres de la nariz?
    • Tenía mi un cartel en su taberna “la casa no da crédito al rico, pero ofrece agua y pan a los pobres”.

    Símbolo: seis rosas


    Traducido por Froda.
    Revisado por Casiopea.




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Kalixtus
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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 6:11 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Citation:

    Hagiografía de San Jorge de Lydda



    San Jorge es el patrono de la Caballería y de la Gente de Armas, simboliza el triunfo del Bien contra el Mal, la victoria de la Fe sobre la Criatura sin nombre, la fuerza de la Fe y la valentía.

    El Ducado y el Delfinado de Ost de lionés lo hicieron su patrono.



    I - Origen

    Jorge nació hacia el 275 después de Christos, en plena Era de la Dispersión de la Fe, en la Provincia de Capadocia, en el seno de una familia rica y de alta condición. A la muerte de su padre, a pesar de que tenía sólo diez años de edad, su madre, Polychronia, convertida a la fe Aristotélica a espaldas de su esposo, lo llevó a Palestina, su tierra natal. Allí, le inculcó las Virtudes de la Razón enseñadas por Aristóteles, así como la Fe en el Amor de Dios recomendada por Christos.

    Jorge creció y se hizo un hombre joven de bella apariencia, de espíritu vivo y costumbres refinadas. En el momento de su decimoctavo año, decidió abrazar la carrera militar y se comprometió en los ejércitos romanos, con el fin de defender la paz de las tierras romanas y sus habitantes. Rápidamente, su valor lo distinguió del resto, y sus superiores le nombraron tribuno de la guardia pretoriana. El emperador mismo reconoció su devoción y su coraje y lo ascendió a la dignidad de prefecto.


    II - Jorge y el "Dragón" de Beryte:

    Mientras Jorge regresaba a Capadocia, después de una campaña victorioso en Mesopotamia contra el rey persa Narses, atravesó la región de Beryte, asolada entonces por un ejército de saqueadores sanguinarios e impíos, comandados por un hombre cruel llamado Nahf cuya barbarie sin igual le había valido el sobrenombre de "Dragón", porque en fenicio, nahf " significaba "serpiente". Los saqueadores de Nahf se habían instalado en los pantanos vecinos de la ciudad, hacía varios años, y habían realizado allanamientos continuos sobre la región, asolando las cosechas y robando las granjas. A Todos los que habían intentado resistirles se les reventó los ojos por Nahf y sus hombres. Para protegerse de la devastación, los habitantes decidieron ofrecer cada día dos animales en tributo para calmar a los saqueadores del Dragón. Sin embargo, llegó un día en el que no hubo más bestias que sacrificar, y Nahf empezó de nuevo sus estragos. Desesperado, el rey de esta comarca aceptó que se diera cada día a una joven mujer por sorteo a los bandoleros para satisfacer sus viles apetitos.

    Las semanas y los meses pasaron, y llegó el día en que la propia hija del rey, la princesa Alcyone, fue escogida para ser pasto de los saqueadores. Fue atada a una estaca de madera frente a los pantanos y abandonada así a su triste suerte. Algunos instantes después, mientras Alcyone lloraba a lágrima viva, oyó un gruñido. Creyendo llegada su última hora, cual no fue su sorpresa cuando descubrió que el ruido venía, no de los pantanos, sino de la llanura que se extendía detrás de ella. Alcyone se volvió y pudo percibir a un jinete alto, revestido de una armadura brillante que llevaba una lanza larga, y que dirigía su montura hacia ella. Llegado a su altura, puso el pie en tierra y se acercó a Alcyone que pudo distinguir, así, la gran cruz roja que adornaba su pechera blanca. La princesa le rogó que se fuera lejos de ella para salvar su vida, pero el jinete se negó y la cogió. Decía llamarse Jorge y que dedicaba su vida al servicio de Dios y a difundir Su palabra entre los Hombres. Para Jorge, Nahf era un hombre pervertido por la Criatura sin nombre, dando prueba de Vicios que había jurado combatir y aniquilar con la ayuda de las Virtudes enseñadas por Aristóteles y Christos.

    De repente, un rugido resonó a través de los pantanos y cien hombres vestidos de negro montados sobre caballos aparecieron, avanzando en columna tras un cuerpo gigantesco que ondulaba entre los charcos de agua pútrida. Todos ellos llevaban armaduras de mallas semejantes a escamas de un verde oliva, y blandían sus espadas como centenares de ganchos acerados preparados para abalanzarse sobre Jorge y Alcyone. En su cabeza, un hombre fornido parado en toda su altura sobre ambas siluetas los miraba furiosamente. Jorge jamás había visto a un hombre tan inmundo y repulsivo, su barba hirsuta se tragaba gran parte de su cara cobriza donde sólo sus ojos inyectados en sangre se abrían a través de su casco de cuero. Apartó los ojos para preservarse de este espectáculo abyecto, pero su resolución de enfrentarse con estos infames saqueadores no se había debilitado. Levantó su lanza hacia los cielos y vivamente espoleó su caballo y se lanzó al galope hacia el "Dragón". Aullidos terroríficos se elevaron entre las filas opuestas y como un solo hombre, los saqueadores se lanzaron al asalto del guerrero solitario. Jorge se encontró encerrado en medio de un remolino de ojos encendidos de rabia y de hojas de espadas. Por todas partes donde su mirada se posaba, había un saqueador listo para caer sobre él, pero se mantuvo firme mientras el círculo se cerraba sobre él, continuó espoleando su montura hacia la de Nahf. Si bien sería sumergido por la marea humana, Jorge movilizó todas sus fuerzas y su Fe, para levantar de nuevo su brazo y hundir su lanza en medio del remolino de hombres y de hojas que se levantaban frente a él. Un grito terrorífico resonó, al cual respondieron aullidos enloquecidos. Aterrorizados, los saqueadores huyeron tan repentinamente como habían aparecido, dejando sus armas detrás de ellos.

    Saliendo de su exaltación guerrera, Jorge vio a Nahf que yacía a sus pies, mortalmente herido por su lanza que se había cuajado de través de su garganta. Jorge ató al jefe de los saqueadores, ennegrecido de tanto pecado como tierra, a su caballo y regresó a Beryte con la princesa Alcyone, arrastrando el "Dragón" detrás de ellos. Fueron acogidos con alborozo y con las aclamaciones de los habitantes por fin librados de esta terrible calamidad. Jorge puso los restos de Nahf delante del rey que se prosternó ante Jorge y juró que él y sus súbditos se convertirían a la Fe aristotélica. El héroe luego reemprendió el viaje a Capadocia.


    III - El martirio de Jorge:

    Algunos años más tarde, el emperador de Roma convocó a Nicomedia a todos los gobernadores de las Provincias de Oriente con el fin de comunicarles sus decretos contra los discípulos de Aristóteles y Christos. Jorge, tuvo la sensación de que había llegado el momento de confesar su fe públicamente, distribuyó sus bienes entre los pobres, liberó a sus esclavos y dio paso hacia Nicomedia para rendirse a la corte imperial. Se presentó en medio de la asamblea y reprochó al emperador haber vertido injustamente la sangre inocente de los fieles aristotélicos. Dejado atónito, el emperador interrogó a Jorge sobre su creencia. Jorge respondió que creía solamente en el único Dios verdadero, aquel que Aristóteles y Christos habían profesado, y que era su creencia la que le había guiado allí sin temor, para reprochar al soberano. El emperador, temiendo la agitación, le propuso a Jorge cubrirle de honores si aceptaba sacrificar al culto imperial. Jorge negó respondiéndole:

    “Tu reino se corromperá y desaparecerá rápidamente en la niebla lunar, sin proporcionarte ningún provecho; ¡pero aquellos qué ofrecen un sacrificio de alabanza al Altísimo se sentarán con Él en el Sol toda la eternidad! "

    El emperador dio la orden a sus guardias de golpear a Jorge y ellos le molieron a golpes. La sangre empezó a fluir a chorros, pero Jorge se negó a abjurar de su fe. Agotado, el emperador lo hizo meter en la cárcel, con una piedra pesada sobre el pecho, pero al día siguiente, cuando fue llevado delante del soberano, el héroe continuó negando con la misma firmeza. Lo ataron pues sobre una rueda suspendida por encima de una miríada de instrumentos cortantes y lo hicieron girar. Las hojas lo hirieron un millar de veces, cortando y magullando su carne, pero Jorge siguió inflexible, superando su dolor gracias a su Fe en el Amor de Dios. Delante de tanto coraje, dos soldados se arrodillaron para confesar el Aristótelicismo y fueron decapitados de inmediato. La emperatriz misma se declaró aristotélica, y también la encerraron en el palacio.

    El emperador ordenó que se echara a Jorge en un hoyo de cal viva. La cal atacaba sus principios, quemando atrozmente su cuerpo, los vapores nauseabundos invadían su nariz y lo sofocaban pero, todavía se negó a abjurar su fe. La muchedumbre admirada delante de su valentía sin límites lo aclamó y comenzó a alabar al Señor y Sus profetas. Lo obligaron luego a caminar con zapatos guarnecidos de agujas enrojecidas con fuego, pero Jorge triunfó de nuevo gracias a su Fe.

    Al día siguiente, el emperador hizo comparecer a Jorge en el templo de Apolo, en presencia de una muchedumbre considerable. Fingiendo querer sacrificar en honor de la divinidad, Jorge entró en el templo y se dirigió al ídolo santiguándose. La misma esencia de la acedia habitaba estas estatuas, pero en la presencia y a las palabras del Santo Jorge, éstas prorrumpieron en pedazos, dejando escapar un olor pútrido que desapareció con un silbido. Los sacerdotes y los paganos echaron entonces a Jorge a grandes gritos y le devolvieron al palacio. Atraída por el tumulto, la emperatriz salió, hendió a la muchedumbre gritando: " ¡Dios de Jorge, ven a mi ayuda! “Y se arrojó a los pies del Santo. No pudiendo contener más su rabia el tirano, cuyo corazón se había endurecido después de tanta impiedad y crueldad, ordenó decapitarlos a los dos. Pero, en vísperas de la ejecución, la emperatriz devolvió apaciblemente su alma a Dios en la prisión y pudo así morir en paz al día siguiente.

    Llegado el día, Jorge fue al lugar de la ejecución, seguido de una gran muchedumbre. Dio gracias a Dios, a Aristóteles y Christos por todos sus beneficios y, pidió su asistencia en favor de todos aquellos que invocaran, con confianza, su intercesión en los siglos venideros, inclinó la nuca bajo la espada y se dirigió al Sol con el premio de la gloria eterna. A partir de ese momento una gran luz se hizo sobre el lugar, mientras que el alma llegaba poco a poco a la vida eterna y feliz que lo esperaba.

    Conforme a la recomendación del Santo, su servidor transportó su preciosa reliquia a su patria, Lydda en Palestina, dónde innumerables milagros se cumplieron en la vasta iglesia que se construyó en su honor.



    Simbología:

    Tradicionalmente se le representa a caballo, a menudo blanco, con un dragón a sus pies, revestido de una armadura, una lanza en la mano, llevando un escudo y una bandera plateada con una cruz roja. La lanza y la cruz roja sobre fondo plateado son sus símbolos más comunes.

    El dragón es una representación de Nahf, el jefe del ejército de saqueadores persas que asoló Beryte al que el Santo Jorge venció para salvar a Alcyone y liberar a los habitantes de la región. Esta imagen encuentra su origen en el mismo nombre de Nahf que significa "serpiente" en fenicio y que fue apodado " el Dragón " por los habitantes de Beryte a causa de los estragos que causaba y de su gran crueldad. Poco a poco, la importancia de esta victoria crecerá, particularmente después del martirio de San Jorge, el Dragón es una alegoría del Vicio, la victoria de Jorge es la victoria de la Fe sobre el Mal. Victoria tanto más importante y fuerte en significado, ya que aportará la Luz al reino de Beirut que se convierte al Aristótelicismo gracias a Jorge de Lydda.


    Fiesta:

    Se celebra el 23 de abril.


    Las reliquias:

    El cráneo de San Jorge en Lydda (Palestina), su armadura de la que se ignora que fue su suerte, así como la lanza con la cual derribó a Nahf, están perdidas.


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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 6:14 pm    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de San Juan (3-101)




    I- Su vida con Christos

    Una vez Christos le encontró cuando salía del desierto, Juan siempre quiso propagar la Santa Palabra de Aristóteles y, cuando Christos fué hacia él, lo abandonó todo inmediatamente para seguirle.

    No se convirtió en apóstol, peró pasó a formar parte de un grupo reducido de fieles, seguidor de Christos y los apóstoles, recordaba la Santa Palabra a los que dudaban o comenzaban a caer en el pecado cuando Christos partía.

    Fué uno de los discipulos de Christos más apasionado. Era el más joven de entre todos los que le seguían, apóstoles inclusive. Pronunció el voto de castidad a partir de su encuentro con Christos, cuyas palabras absorbía e intentaba encontrar siempre su lado más puro de las cosas. Ante el pueblo, era el primero en encender la llama de los extraviados , aportándoles las enseñanzas de Aristóteles y Christos, y siempre era el último en irse de un lugar.

    Christos, una vez, observándole, le dijo:


    -¿Por qué, tú,el más fiel y devoto de mis seguidores, no aceptas juntarte a mi grupo y convertirte en apóstol?

    Alagado, Juan le miró y le respondió:

    -Christós, vuestro papel y el de los apóstoles es el de iluminar al pueblo en la Santa Fe Aristotélica. Eres como un faro que iluminas en la oscuridad. Pero a veces, tras vuestra partida, algunas llamas se apagan en los espíritus más débiles. Si yo estoy a vuestro lado, el pueblo ya no será, tal vez, iluminado más por vuestras palabras, pero las llamas podran permanecer encendidas.

    Sin embargo acabó siguiendo a Christos, y el día de su muerte éste último le hizo jurar que velaría por su madre María y protegerla como si él fuese su propio hijo.

    II-Su vida tras la muerte de Christos

    Tras la muerte de Christos, Juan siguió propagando la fe aristotélica en Palestina, nombrando clérigos que custodiasen sus enseñanzas.

    Perseguido por los romanos, Juan decidió refugiarse en Éfeso. Durante el viaje, curó con sus oraciones a todos los soldados de su escolta que padecían de disentería y, al llegar, curó también con sus oraciones el hijo de un notable, poseído por un espíritu impío, lo cual le dió la oportunidad de buatizar a toda su familia al llegar.

    Garantizaba las confesiones a los fieles y, por cada uno de sus pecados, volvía al bosque en busca de ramas y madera que amontonava en un campo. Dirigiéndose a los habitantes de Éfeso, les dijo:


    - Ésta pira simboliza el perdon de Dios, mediante mi persona, a vuestras confesiones; os lo concede cada dia, a todos. Os recuerda que cada día podéis extraviaros pero que, al hacerlo, os sometéis al juizio del Altísimo, el cual perdona pero no olvida.

    En una fiesta en honor a la diosa Artemisa, la cual era venerada por los efesios, Juan subió a un monte donde se erigía la gran estatua de la diosa y comenzó a predicar a la multitud pagana. Estos, furiosos, trataron de apedrearlo, pero todas las piedras dieron a la esculutra que se rompió en mil pedazos, los cuales salieron despedidos en contra los que seguían lanzándole piedras. Mientras Juan rezaba, la tierra tembló y engulló a los más vengativos, pero tras esto la multitud suplicó a Juan, el cual recorrió a su misercordia. Finalmente, todos ellos salieron de las profundidades de la tierra, venerando al Santo y pidiéndole el bautismo.

    Detuvieron, entonces, y condujeron a Juan ante el templo de Artemisa, donde un oficial imperial lo acusó de magia negra y lo condenó a muerte. Juan oró a Dios y el templo se derrumbó sin matar a nadie.

    Conduzido ante el Emperador, éste decidió hacerlo hervir. Cuando Juan estaba a punto de sucumbir, perdió el conocimiento.

    Entonces se le apareció Christós en sueños y le dijo:


    -Juan, en tu vida ya has encendido suficientes almas de fieles en la Fe Verdadera. Has renunciado a los placeres carnales y te ofreces al Altísimo. Ahora, el Altísimo, me envía para pedirte que termines tu ministerio.

    -¿Cómo?- respondió Juan

    -Hoy no morirás, porque es la voluntad del Altísimo. El emperador te liberará e irás con Samoth a Éfeso para ayudarle en su búsqueda de la verdad sobre mi vida y las enseñanzas que es necesario que transmitáis a las futuras generaciones.

    Entonces el agua dejó de hervir y el fuego se apagó ante los ojos sorprendidos del emperador, el cual mandó liberar a Juan. Al mismo tiempo, un fuego idéntico al que se había apagado hacía un momento, apareció bajo una pira de madera, sin que ésta fuera encendida.

    Liberado, Juan llegó a Éfeso, llegando el 24 de Junio al caer la noche, y pasó toda la noche ante la pira de madera.

    Se sorprendió al ver la llama, y Christos se le apareció nuevamente:


    -Cuando Dios concede su perdón, es necesario no olvidarlo. Por eso, el mismo fuego que te hubiese privado de vivir, te recordará, a ti y a los efesios, que debéis recordar su perdón, así como vuestras faltas. Este día que separa la primavera del verano; será el día del olvido.

    En ese momento las llamas se apoderaron de la madera, alzándose, de repente, varios metros.

    -Si éstas ramas ayudan a los más débiles a permanecer en el camino correcto, entonces sigue apilándolas, ya que nada es en vano si ayuda a preservar la fe. Pero es Dios a quién deben recordar, y a su perdón, y ser hombres virtuosos. Ésta es la razón por la cual te pido que quemes, cada año, en la noche de la entrada del verano, éstas ramas amontonadas, para que permitan que los hombres avancen.

    Los años siguientes, Juan ayudó a Samoth en sus escrituras y siguió protegiendo la fe en Éfeso. Cada año quemaba las piras que había construido y pedía a los efesios que se perdonasen a si mismos, para que pudieses conservar una vida virtuosa durante los tiempos venideros.

    En el momento de su muerte, él hizo cavar una fosa y entró en oración a Dios. Tan pronto como terminó su oración, él estaba rodeado de una luz tan brillante que nadie podía verlo. Una vez que la luz desapareció, encontraron el pozo lleno de maná divino.

    III- Citas

    Citation:
    Lo que está escrito, está escrito.


    Citation:
    Amados unos a otros como yo os he amado.


    Citation:
    No hay mayor amor que el que da la vida por sus amigos.


    Citation:
    Quien busque salvar su vida, la perderá.


    Citation:
    No juzgéis por las apariencias. Juzgáis con equidad.


    Citation:
    El viento sopla hacia donde quiere; escucharéis su voz, pero no sabréis ni de dónde viene ni hacia donde va.


    IV- Oración a San Juan

    Oh glorioso Juan, tan querido por Christos que mereciste descansar la cabeza en su santo pecho,
    y ser, por él en su lugar, dado como hijo a su madre;

    Pon en mi corazón un gran amor por el Altísimo, Aristóteles y Christos.
    Ponme con el Señor que yo también
    con un corazón puro de todos los afectos terrenales,
    yo soy digno de estar unido aquí
    a Aristóteles y a Christós, como un discipulo fiel,
    y al Altísimo, como un hijo tan devoto,
    para permanecer unidos por siempre en el cielo

    Que así sea.

    Traducido por Ignius de Muntaner
    Revisado por Monseñor Lisandro Siqueira




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    Hagiografía de Santa María Magdalena de Sainte Baume (1266 - ?)


    I. LA juventud de María Magdalena.


    María Magdalena nació el 6 de junio de 1266 en Saint Maximin en Provenza, en un pequeño convento fuera de la ciudad. Su madre, la hermana María Teresa, era la administradora del convento, se hizo cargo de ordenar y de recibir los alimentos para la comunidad de monjas.

    El nacimiento de María Magdalena provocó en el convento muchas dudas sobre la validez del voto de castidad, de su madre. Se habían llevado a cabo la mayoría de las investigaciones, pero no hubo pruebas de la culpabilidad de una persona sobre el hecho. La hermana María Teresa se defendió a sí misma por no haber tenido nunca una conexión con el único panadero local, un sospechoso en la historia, ya que es el "único hombre que hizo entregas al convento, pero fue absuelta por falta de pruebas", aunque la duda persistió. El caso fue cerrado y se decidió que la hermana María Teresa debía criar a su hija en secreto.

    La educación de María Magdalena se lleva a cabo en los meandros de una pequeña cocina y una pequeña oficina en la que su madre trabajaba como administrativa. Aprender el manejo de los alimentos, el uso justo y la distribución equitativa entre las hermanas era su ocupación principal durante los primeros quince años de su existencia. María Magdalena sabía un número inconmensurable de recetas, desde ensalada de olivos hasta la torta de higos y el estofado de cabra era su especialidad y hacía milagros a la hora de las cuentas: de hecho ella manejaba las cifras con facilidad hasta el punto que su madre le dio la carga total de la administración sin hablar con nadie.

    María Magdalena a écrit:
    "Cuando estaba estudiando truncamiento integral invertido, poco a poco, me di cuenta que no iba a utilizar variables exponenciales para calcular las existencias de frutas del convento. ¡Este fue un verdadero punto de inflexión para mí!"



    2. El exilio de María Magdalena


    El día de sus quince años, la pequeña comunidad del convento tomó una decisión para el futuro de María Magdalena. No podía decentemente convertirse es una de las hermanas, los celos ocultos durante tantos años contra María Teresa fueron tan fuertes que ninguna de ellas nunca la habría aceptado porqué podía procrear y ellas no. Se tomó la decisión de desterrar a la pobre joven del convento quien estaba a diez leguas de imaginar tal odio hacia ella. Las hermanas sentían que a los quince años ya contaba con conocimientos útiles, la infortunada debía retirarse.

    A continuación de una noche sin luna, en el verano de 1281 María Magdalena fue sacada del convento por dos hermanas voluntarias. Antes de eso, prestó juramento: nunca decirle a nadie dónde estaba y nunca volver al convento, bajo pena de ser humillada públicamente. Las dos hermanas se llevaron un burro hasta detrás del macizo de la Sainte-Baume y depositaron en un sendero con una bolsa llena de provisiones y sin pronunciar una sola palabra regresaron al convento.

    María Magdalena a écrit:
    "El temor de enfrentarse a su odio es más difícil de soportar que su propio odio."


    La primera noche solitaria de María Magdalena, en el borde del macizo de la Sainte-Baume fue larga y llena de amargura. Pero al día siguiente, ella se fue hacia el norte, el único destino aceptable donde no tenía ningún problema. Después de unos días de caminata llegó a la pequeña aldea de Correns. Después de hablar con personas del lugar, le dijeron que el Señor de Correns buscaba quien se encargara de la cocina, así que fue a Fort Gibron donde fue puesta a prueba por el Señor y obtuvo sin dificultad alguna el manejo de las cocinas: le tomó unos minutos para componer una ensalada que seduce el paladar del Señor, dejándolo sin opción de decidir a quién contratar.

    3. El éxito de María Magdalena


    Su corta edad pudo ser un obstáculo para ella, pero logró adaptarse e integrarse sin problemas gracias a sus habilidades culinarias heredadas de su madre, la fama de su capacidad para preparar deliciosas comidas para las damas de la fortaleza y su propagación al séquito de la pólvora y muchos espectadores llegaron a Correns esperando degustar lo que María Magdalena preparaba todos los días.

    Su Maestro y Señor estaba contento de ver a tanta gente en la puerta, pero le preocupaba el precio que iba a costarle las comidas que tenía que organizar para incrementar su prestigio. Se le pide a María Magdalena inventar una torta que se pueda hacer en grandes cantidades. Su idea era crear un manjar local que se conociera en todos los reinos, con la esperanza de hacer algunas ganancias sustanciales.

    María Magdalena, como experta culinaria que era, no pasó mucho tiempo para averiguar lo que su maestro quería: fácil de hacer y económico pero exquisito. Así fue como invento un pastelillo. Tenía la forma de una concha, de color dorado y el aroma sorprendió literalmente al catador del Señor de Correns. La producción en masa comenzó entonces y los conocedores se precipitaron a las puertas de Fort Gibron, proporcionando ingresos financieros sin que tenga, el señor, que mover un dedo. El Señor de Correns decidió honrar a su sierva y decidió nombrar oficialmente este pastelillo « magdalena ».

    María magdalena a écrit:
    "Con sus ojos cuando me mira, me pregunta lo que hace a mis magdalenas cuando está solo." (según un guardia en la cocina)



    4. La desilusión de María Magdalena


    Más y más gente vino a ver en Correns, las magdalenas de Sainte-Baume. María Magdalena no salió nunca de su cocina mientras cocinaba magdalenas a pesar de utilizar a todos los niños y niñas menores bajo su mando, ella sabía muy poco de descanso: los hornos del castillo no tenía secretos para ella y su éxito ya era indiscutible. Pero la necesidad de reconocimiento de María Magdalena y su deseo de conocer a otras personas no le trajeron suerte. De hecho, desde el único éxito que hizo fue esta torta y que además dependía de la buena voluntad de su amo. Se quedó enclaustrada durante casi treinta años en la cocina de Fort Gibron. Nunca durante este tiempo ella pudo salir de la casa, nunca tuvo el placer de conocer a un aficionado a sus magdalenas, a un lado estaba su maestro controlando la calidad de su trabajo, ella nunca pudo regresar al convento de las hermanas de Saint Maximin para mostrar lo que era capaz de hacer por si misma, ella nunca vio de nuevo a su madre...

      El Señor de Correns a écrit:
      "María Magdalena está demasiado ocupada para hacer magdalenas para usted, pero tenga la seguridad de que en cuanto tenga tiempo, se le proporcionará más información sobre su vida."



    Sus oraciones dirigidas al Altísimo y a Aristóteles nunca fueron escuchadas durante estos largos treinta años. Su nombre era conocido por todos, pero nadie la había visto y los que habían visto su cara cuando ella llegó a Correns no podía dar más detalles, ya que era poco el tiempo que se mostraba a la luz. Los rumores comenzaron a circular acerca de ella, algún pensamiento, por ejemplo, que María Magdalena nunca había existido y que el Señor de Correns era un brujo que hechizaba a los visitantes con sus pasteles envenenados. Este rumor fue también el que rompió el aislamiento de María Magdalena. La reputación de su amo empezó a costarle muy caro, las ventas de las magdalenas comenzaron a tambalearse: todos querían ver quién era el cocinero, la atención se centró exclusivamente en ella y no en sus tortas y su amo. Luego cedió a la presión y llevó a cabo una ceremonia de presentación .


    5. Fuga de María Magdalena


    Muchos eran los que iban a asistir a la ceremonia de presentación de Maria Magdalena, el 12 de diciembre 1311: el patio de Fort Gibron estaba lleno y el lugar se desbordó de gente por todas partes, invadiendo todos los rincones de Correns. María Magdalena estaba luchando para superar su miedo a encontrarse con sus admiradores y pasó la noche en oración con el fin de sacar fuerzas. Su amo había sentido miedo y después de haber pensado en todo alrededor de sus propios intereses habían colocado guardias fuera de la cocina, donde ella tenía su cama para evitar el escape de la ceremonia. No hay duda de que tendería a la fuga porque al día siguiente, cuando vio a la audiencia en la ceremonia, se sintió abrumada por el terror: ¡todos eran obesos! Los hombres y mujeres, ricos y pobres, viejos y jóvenes tenían cuerpos deformes y gordos.

    María Magdalena de repente se dio cuenta que este fenómeno fue causado por sus magdalenas deliciosas formadas por la mezcla de mantequilla deliciosamente grasosa. Pero ya era demasiado tarde para echarse atrás, ¡esta gente había comido tanto! Era consciente de la situación y logró escapar de Correns, con toda la energía que tubo. Con la panza grande llena de torta, sus perseguidores abandonaron la búsqueda y no se ha oído hablar de María Magdalena otra vez.


    Gilbert Vésicule a écrit:
    " Si alguna vez tropezáis con uno, yo le daría mi pan para comer. " (Oído en el día de la huida de María Magdalena)



    6. La investigación de la Orden Teutónica sobre María Magdalena


    Cincuenta años más tarde, los miembros de la Orden Teutónica tomarían conciencia de la historia y se interesaron por el caso muy de cerca. Después de una investigación, entrevistaron a los residentes de Correns y consultaron los archivos del Fort Gidron, hicieron una visión completamente aristotélica de lo que pasó ]con la mujer desaparecida. Abandonada por las monjas del convento donde nació, ella ha tenido éxito a pesar de no ser conocida en todo el mundo. Incautada en la cocina por su maestro, ha luchado treinta largos años para ofrecer a sus admiradores magdalenas suntuosas, a pesar de sacrificar su propia vida. Ella ha vivido a través de sus creaciones para traer felicidad.


    Ella tenía pruebas de la amistad y el sacrificio por dedicarse a hacer su famoso pastelillo, la conservación de la búsqueda de los medios de subsistencia, la templanza de aceptar su condición y obedeciendo a su amo, la justicia tratando de hacer las mejores magdalenas posibles para todo el mundo, el placer de hacer lo que le gustaba, es decir, cocinar y convicción en la creencia de que con ello se hizo un mundo mejor y en todo es tiempo ¡los admiradores de de magdalenas pecaron en exceso!
    El Señor de Correns fue el primer pecador: egoísta porque sólo pensaba en su propia riqueza y envidioso porque pensó que se atribuyó todos los méritos de María Magdalena. Pero los admiradores de las magdalenas no eran inocentes ya que eran: egoísta porque pensaban sólo en magdalenas y no en María Magdalena, codiciosos, ya que estaban llenos de estos pasteles y seguidores de la lujuria al abusar los placeres de la carne.

    El castigo fue general: el Señor de Correns perdió su única fuente de ingresos y prestigio y todos aquellos que habían abusado de magdalenas están llenos de remordimiento y arrepentimiento. Pobre María Magdalena, al ver las desastrosas consecuencias de la mala utilización de su creación, reaccionó de la manera más lógica del mundo escapando de ese día. Pero no es una partida sin dejar nada: ser consciente de que había llegado a teorizar técnicas matemáticamente con la fusta para preparar las masa de magdalenas: v=(Im(f*)df/dx)/|f|², muchos son los carpinteros de todos los reinos tienen esta fórmula grabado en oro en los remos, no se sabe por qué tenían que hacerlo en un remo, pero lo cierto es que éste fue el caso. ¡El día que María Magdalena huyó de Fort Gibron todos estos remos sublimes y la fórmula fueron olvidada por todos! Luego, treinta años más tarde, algunas personas comenzaron a presenciar un extraño fenómeno: un remo apareció en la noche con ellos (al azar) y la fórmula seguía grabada en el remo. Solo Aristóteles puede ser suficiente para aprender y comprender este fórmula, el Señor quiere que la magdalena haga su reaparición para poner a prueba una segunda vez a los seres humanos.


    7. Cueva de María Magdalena

    Por tanto, una expedición fue enviada el 24 de abril 1362 en las cercanías de Correns para encontrar donde podía ir y esconderse María Magdalena. El macizo de la Sainte-Baume era barrído y peinado y durante meses de infructuosas búsquedas terminaron en una zona aislada, en una escarpada y discreta cueva masisa. En la parte inferior de la cueva encontraron un esqueleto. Ellos le analizaron extensamente y lograron determinar que se trataba de una mujer. Después de cavar un poco más, en lo profundo de la cueva se encontraron los restos de una cocina con con moldes en forma de concha, exactamente los mismos que los almacenados en el ala "María Magdalena" del Museo de Correns, y un remo con un registro dicho anteriormente. La deducción fue fácil y unánime, ¡estaban en posesión del cuerpo de María Magdalena de la Sainte-Baume!

    Ahora es cuando, casi un siglo después de que los remos volvieroan, los más grandes matemáticos están en el caso y tratan de descifrar esta fórmula.

    Traducido por Miryam_rosa
    Revisado por Chapita & Gasper2011


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    Hagiografía de San Olcovidius (310-338)

    Santo y Mártir


    Una infancia muy piadosa:


    Olcovidius nació en una familia romana aristotélica, así que fue criado en la fe desde muy pronto. Su padre, un hombre llamado Lucio, se había convertido a la edad de veinte años por la presión de su futura esposa, Camelia. Era su único hijo. Ciertamente no era una familia muy rica, pero tenían lo suficiente como para vivir bien y mantener el estatus de ciudadanos romanos. Vivían en Roma, pero cuando el joven Olcovidius tenía seis años, la persecución por parte del emperador los obligó a buscar refugio en Ostia, a poca distancia de Roma. Aquí Olcovidius creció y su fe con él, a través de las visitas, casi diarias, al diácono Falco, que le enseñó la sabiduría de Aristóteles y las acciones de la santidad de Christos.

    Un joven talento para el arte, el sueño de dedicar su vida al amor de Dios:

    Sus padres, tratando de que tuviese amplitud de miras, le hicieron leer a Ovidio y a Séneca, en lugar de Aristóteles y Platón, que tornaron sus ideas caóticas durante algún tiempo, pero al final algunas de ellas tomaron ventaja sobre las otras. Él era también apasionado de la pintura y la música, disciplina en la que mostró un talento particular con su instrumento, el arpa, que se volvió con el transcurso de los años en su principal distracción. Después de cumplir los quince años dedicó más tiempo a la oración y se puso a escribir, entre otras cosas. La más famosa es el Credo de la iglesia, composición aristotélica que escribió cuando contaba con diecisiete años, en el 123 dC. También a esta edad anunció su vocación a sus padres. Su deseo era dedicar su vida a Dios y a enseñar su amor a los paganos. Además decidió, para consternación general de su familia, que no tendría descendencia, la voluntad de permanecer célibe para pertenecerle sólo a Dios y no estar atado a la tierra porque sabía que su misión le llevaría al sufrimiento y a la muerte justo en la flor de su vida.

    La vida de un hombre: Un diácono al servicio de los hombres, un predicador de la fe hasta el martirio:

    Cuando tenía 21 años, el diácono Falco murió de una enfermedad que ningún médico podía curar: el desgaste, la fatiga de intentar convencer a los impíos a cambiar sus vidas y de huir de sus persecuciones. El joven permaneció a su lado hasta el final y recogió sus últimas palabras:

    - Hijo mío, amigo mío, perdona a los hombres. Cualquier cosa que te hagan a causa de tu fe, perdónalos una y otra vez…

    [i]En el funeral del anciano en las catacumbas, el Obispo de Roma preguntó a la comunidad de creyentes a quién querían como nuevo pastor. Aclamaron a Olcovidius por unanimidad y el Obispo contento de esta elección lo ordenó de inmediato. Posteriormente, Olcovidius continuó escribiendo salmos, pero también textos más polémicos contra aquellos que perseguían a los aristotélicos, contra quienes se negaban a abrir su corazón a la verdadera fe, pero también contra los que vivían egoístamente su fe creyendo estar salvados por estar bautizados. Siempre rogaba a Dios y a sus hermanos por la misericordia para los pecadores en sus textos, porque Dios había creado a los hombres demasiado imperfectos para ser dignos de él y de sus hermanos, porque:

    - Es necesario mirar la viga en el ojo propio, antes que la paja en el ojo de su vecino.

    El joven diácono quería ser un ejemplo para su rebaño. Vivió pues con humildad, comiendo sólo dos veces al día y ayunando el domingo. No era rico, pero su puerta estaba siempre abierta a los vagabundos que eran repudiados en la ciudad o a los pacientes a quienes nadie quería aliviar el sufrimiento.
    También caminó por las calles alrededor de Roma y Ostia apoyado en su bastón. Visitó los burgos y pueblos del campo latino. Se encontró con los campesinos pobres y los esclavos y les explicó la verdad, porque pensaba que podía abrir la mente y el corazón de todos los hombres para que la especie de Oane fuese salvada. Los pobres escuchaban y, aunque la mayor parte permanecía atada en el paganismo, una pequeña luz se había encendido en su corazón.
    Sin embargo, su fe y sus discursos intransigentes le dieron no sólo amigos. Muchos ciudadanos ricos, aristotélicos en parte, juraron destruirlo. Así el 14 de febrero del año 138 una decuria fue a arrestarlo a su casa con sus parientes y amigos.


    Un mártir de la fe:

    Fue juzgado junto a sus amigos ante el flamen, el sacerdote del culto a Augusto. Él les pidió renunciar a su fe y jurar por Júpiter, el rey de sus falsos ídolos de oro y mármol. Los amigos de Olcovidius pasaron primero, alguno juró y fue absuelto, otros rechazaron abjurar de su santa fe y fueron condenados a muerte. Entonces llegó el turno de Olcovidius para ser interrogado. El flamen, inspirado por la criatura sin nombre, dijo para provocarlo:

    - Jura, tú que te dices diácono de vuestro Dios de amor como decís vosotros y no morirás. Él no querrá que mueras si es amor. Y si tú has dicho de vivir en amistad con aquellos que apenas fueron enjuiciados y que son inocentes, alcánzalos y vive sin problema con ellos, aprovechando los bienes que los dioses han puesto a nuestra disposición. ¡Sálvate a ti mismo!

    Olcovidius parecía calmarse, pero sólo fue por espacio de un momento. Por un instante se habría podido pensar que cedería a la tentación, pero entonces se repuso con más fuerza todavía.

    - Sí.

    Respondió el santo diácono, inspirado por el Altísimo.

    - ¡Algunos de mis amigos se salvaron! Y que pecado que otros hicieran la elección equivocada…Sí, estoy de acuerdo con ellos…Mi error ha sido no gritar aún más alto, frente al mundo:

    Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
    Creador del Cielo y de la Tierra,
    de los Infiernos y del Paraíso,
    Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

    Y en Aristóteles, su profeta,
    El hijo de Nicómaco y Faestis,
    enviado para enseñar la sabiduría
    y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

    Creo también en Christos,
    Nacido de María y Giosep.
    Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
    Por ello después de haber sufrido con Ponce,
    Murió como mártir para salvarnos.
    Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

    Creo en la Acción Divina,
    En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
    En la comunión de los Santos;
    En el perdón de los pecados
    Y en la Vida Eterna.

    Al decir esto su rostro se iluminó como por una luz que parecía emanar de su interior. Sus amigos que habían traicionado su fe por miedo a la muerte entendieron lo que era la verdadera muerte y repitieron el Credo con él. Los soldados los azotaron, pero ellos no se callaron. Cantaban alabanzas, aún cuando sus torturadores los metieron a todos dentro de la infame prisión.

    La mañana del 20 de febrero, mientras llovía en Roma, los llevaron a la arena y allí fueron dados como comida a los leones, excepto Olcovidius. Él debía sufrir la visión de sus padres y de sus amigos devorados y finalmente, también fue entregado.
    Entonces se dirigió hacia el centro de la arena y se puso a rezar de rodillas encomendando su vida a Dios. Los leones estaban alrededor de él, pero no lo tocaban. Exclamó:


    - ¡Dios mío, Tú eres el Padre de los Hombres, perdona a tus hijos y transmíteles la fe!

    Estas fueron las últimas palabras que dijo en esta vida, porque Dios no quiso que sufriera y le regaló la muerte.
    Paró de llover y el cielo comenzó a iluminarse como en el mes de Junio. Un rayo de sol iluminó aún más el rostro de aquellos que no habían traicionado su fe.


    En la Arena un minuto antes la muchedumbre aún gritaba:

    - ¡Ha muerto!

    Se hizo un silencio maravilloso y finalmente se oyeron cantos aparecidos de la nada para acompañar el alma de un justo hacia el sol.
    Entre los que vieron este milagro, muchos se interesaron en la palabra transmitida por Aristóteles y Christos. La comunidad de fieles de Ostia se vio enriquecida con un aumento del número de conversos.






    Traducido por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Camp.
    Revisado por Casiopea.




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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 6:34 pm    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de San Posidonio (330 – 412 PCN)


    Juventud

    San Posidonio nació alrededor del año 330 después de Christos, en una pequeña ciudad de España, bajo la soberanía de Roma. Se le daba el nombre de Possidio. Su familia era una de las más importantes en la región y vivió su juventud en el lujo y la ostentación. Su padre murió en la flor de la vida y Possidio, aún muy joven, heredó todas las tierras de su padre. Se volvió propietario de sus campos y de numerosas explotaciones. Possidio se volvió entonces conocido por la forma en que explotaba la mano de obra local. Pagaba muy mal a sus obreros por recoger el grano, y aún menos por el sacrificio de sus vacas, sin embargo, la población no criticó nunca abiertamente sus actos de esclavismo, ya que Possidio era rico, poderoso y aterrorizaba a los aldeanos.

    Encuentro con el aristotelismo

    Un día, entre los jornaleros que Possidio había contratado, se encontró a un viejo que había sido destinado a trabajar en los jardines. Se sorprendió Possidio al verlo, ya que era viejo y débil, pero se sorprendió aún más cuando lo vio trabajar sin lamentarse lo más mínimo mientras que todos los otros se compadecían de la dureza del trabajo y el salario miserable. Cuando el día de trabajo terminó, Possidio quiso ir a personalmente a pagar el sueldo establecido para el viejo, pero éste lo rechazó. Possidio entonces le preguntó:

    Citation:
    Possidio: « ¿Cómo, anciano? ¿Te partes el espinazo en mi huerta todo el día y rechazas mi dinero? ¿Quieres decir que se paga demasiado poco? »
    Anciano: « Trabajé con mucho gusto en vuestras posesiones, joven hombre, porque el trabajo manual ayuda a elevar el espíritu. »
    Possidio: « Al menos, acepta el sueldo que te corresponde, sino se dirá que no pago a mis jornaleros. »
    Anciano: « En verdad joven hombre, el salario es ridículamente escaso, pero nadie se atreve a decíroslo por temor. »


    Possidio lo tomó por el cuello y lo observó con maldad, lo que hizo decir al anciano:

    Anciano a écrit:
    « No acepto vuestro dinero de todos modos, incluso si el precio por mi trabajo fuera justo. Abandoné los bienes terrestres y prosperé gracias a los bienes del alma y la virtud. Ser rico y abusar de los débiles no os ayudará a alcanzar la verdadera felicidad y a ganar vuestra salvación. Pensad en ello, joven. »

    Possidio, furioso, ordenó que se encarcelara al anciano y se retiró a sus aposentos. Sin embargo, en la soledad de la noche, las palabras del anciano empezaron a rondar por su cabeza y su corazón. Possidio se puso entonces a reflexionar seriamente. En efecto, era agradable ser rico y poderoso, pero era infeliz, sentía que le faltaba algo en el fondo de su alma. Comenzó lentamente a aceptar su condición que mucho tiempo se había negado a vislumbrar. Pidió que se liberara al anciano y lo hicieran presentarse ante él. Al día siguiente, cuando este último estuvo frente él, le pidió:

    Possidio a écrit:
    « ¿Conocéis un medio de encontrar la salvación sin tener que recurrir a los bienes materiales de este mundo?. »


    El viejo asintió y explicó las virtudes aristotélicas a Possidio, habló largo y tendido de un Dios Todopoderoso, hecho de Amor inconmensurable y de Amistad virtuosa. Le contó la vida de los profetas y los apóstoles después de que Christos dedicara su vida a difundir el mensaje de la fe de Dios. Le leyó hagiografías de los discípulos que, aunque perseguidos por los romanos, continuaron predicando la palabra del Todopoderoso. Possidio fue alcanzado por estas palabras y en su corazón creció el deseo de profundizar en estos preceptos. Hizo del anciano su tutor y pasó días enteros encerrados en su habitación con él, escuchando las palabras de los profetas y paseando por la senda de la virtud.

    Ordenación y Viaje

    En esta época, los creyentes aristotélicos ya no eran perseguidos por los Romanos. Los clérigos podían predicar y ejercer sus funciones a la luz del sol sin ningún temor. Possidio pasó un año entero aprendiendo las enseñanzas del anciano, hasta que decidió que era el momento para emprender el camino. En el fondo de su corazón sentía que había aprendido mucho. Un día, apoyándose en el balcón de su palacio, hizo reunir a todos los jornaleros que habían trabajado en sus campos y les dijo:

    Posidio a écrit:
    « Hermanos, finalmente he decidido comprometerme en la vía de la Iglesia. Estos últimos años lo he hecho mal, os acosé y no os pagué lo que merecíais por vuestro trabajo, pero ahora el camino que conduce a la riqueza material no constituye ya nada para mí. Os dejo todo eso. ¡Tomad mis campos, mi explotaciones, mis tierras, compartidlas entre vosotros y encontrad la prosperidad!. »


    Hecho esto, Possidio estaba preparado para su partida. Él y el anciano fueron Valencia, capital de esta provincia y lugar donde los jóvenes hacían sus estudios. Possidio cambió su nombre por el de Posidonio y recibió el sacramento de la ordenación. Hizo cuatro votos: castidad, caridad, humildad y suavidad. Renunció a los placeres carnales, al vicio y a la violencia. Estudió durante dos largos años los fundamentos filosóficos y teológicos del pensamiento aristotélico y aprendió los secretos del Libro de las Virtudes. Estudió lógica, moral, ontología, metafísica y teología. Adquirió las virtudes y las ideas trascendentes y estudió griego antiguo.

    Desgraciadamente la biblioteca de Valencia no poseía todos los libros, por lo que decidió entonces emprender un largo viaje a las distintas partes del Imperio, tanto al Este como al Oeste, para completar su conocimiento.

    Durante sus numerosos viajes, siempre con su inseparable viejo maestro, Posidonio mostró una gran caridad y una gran solidaridad hacia los pobres en particular. Donaba cinco escudos al final de cada misa y no había ninguna iglesia en el Reino en la cual él no hiciese esta donación.

    Posidonio en Mirandola

    De camino a Roma, donde Posidonio iba a ser nombrado Obispo por el Papa, ambos fueron atacados por un grupo de miserables ladrones que les despojaron de sus escasas pertenencias y los dejaron en el barro, sin ni siquiera dignarse a ayudarles a volver a ponerse en pie. Posidonio, que de los dos era el menos malherido, tomó al viejo maestro y fue a pie durante todo el día, haciendo caso omiso de la fatiga, hasta que llegaron a un pequeño pueblo con un exuberante huerto. Los guardianes de la Ciudad avistaron a los dos viajeros agotados y los condujeron a la posada para que pudieran descansar. Mientras tanto, el gobernador local fue informado de su llegada. Se reunió con los dos clérigos y se sorprendió al enterarse de que se negaban a presentar una denuncia y revelar la identidad de los ladrones que los habían atacado. Todas sus dudas desaparecieron cuando se enteró de que se trataba realmente de dos clérigos famosos por su caridad y su humildad. El gobernador declaró:

    Gobernador a écrit:
    « Escuchad, Mirandola carece de un guía espiritual desde hace algún tiempo. Sería un honor si, hasta la vuelta del sacerdote que nos ha dejado para viajar, permanecierais aquí para llenar este vacío. Los fieles se sienten abandonados por la Iglesia y temo que la herejía se propague peligrosamente en la población. »


    Posidonio aceptó inmediatamente, incluso sintiendo el deber de ir a Roma. Así pues, si bien debía permanecer tres meses en la ciudad de Mirandola, Posidonio estuvo mucho más, ya que el sacerdote no volvió. Fue amado por el pueblo. El religioso, que era conocido por sus fervientes sermones, se volvió aún más hacia este pueblo que le amaba. Practicó el culto aristotélico y los sacramentos con mucha seriedad, por lo que recibió las felicitaciones del Arzobispo de la Provincia. Sin embargo, un triste acontecimiento perturbó la felicidad de Posidonio, su viejo maestro pasó a mejor vida después de una larga vida dedicada a predicar el dogma de Aristóteles y Christos. Posidonio veló su cuerpo durante tres noches, llorando la muerte de su querido amigo a quien debía todo, celebró una misa simple, pero conmovedora en su honor y cuando el sacerdote del pueblo regresó, marchó a Roma con el corazón roto.

    La elección como obispo

    Posidonio llegó a Roma precedido de la fama de hombre piadoso y caritativo que se había ganado en la parroquia de Mirandola donde había extendido la palabra de Aristóteles entre los pobres y había hecho importantes donaciones a los más necesitados. Fue bien recibido por el Papa y ese mismo día, se le nombró Obispo de la ciudad de Valencia, en España, tierra de la cual era nativo. Durante su corta estancia en Roma, el obispo Posidonio fue invitado a asistir al juicio de algunos ladrones paganos conocidos para sus crímenes contra los aristotélicos, acusados, entre otras cosas de haber blasfemado contra el Todopoderoso y de desvalijar una iglesia, siendo todas estas faltas legalmente condenables. Cuando Posidonio vio a los culpables, reconoció a los ladrones que los habían atacado a él y a su anciano maestro por el camino de Roma. Tomó la palabra de inmediato y dijo:

    Posidonio a écrit:
    « ¡Deteneos! ¡No los castiguéis! Es más fácil enseñar al camino de la virtud y la amistad a través del perdón, que a través del castigo. Hermanos, arrepentíos de vuestros pecados y abrazad la fe en el Altísimo, que, a diferencia de esos pobres dioses paganos, os perdonará y purificará. »

    En ese momento, los ladrones se arrepintieron y humildemente pidieron el bautismo, que fue celebrado en ese mismo lugar por Posidonio. De estos bandidos, tres llegaron a ser más tarde clérigos, lo que demuestra el impacto del mensaje de Aristóteles y Christos a través de los sermones de Posidonio mediante las palabras del siervo del Altísimo.

    La invasión de los bárbaros y el exilio

    Durante muchos años después de su regreso a España, Posidonio administró la diócesis de Valencia con compromiso y dedicación. Podría haber recibido muchos altos cargos, como Arzobispo o Cardenal, o incluso Papa, pero cada vez que se le proponía, él se negaba por temor a alejarse demasiado de los pobres fieles de Valencia, y por aquellos niños a quienes amaba y de los que había captado todo su amor.

    En el año 412 después de la venida del Christos, sin embargo, esa región de España fue invadida por un pueblo bárbaro, los visigodos, que prendieron fuego a un gran número de ciudades poderosas y populosas. El rey de los visigodos fue un ferviente partidario de la religión pagana, predicada especialmente entre los bárbaros del Norte. El Aristotelismo que profesaban los obispos del reino de valencia no era del agrado del rey, por lo que ordenó su conversión de inmediato a su religión. Todos estuvieron de acuerdo, todos menos Posidonio. Ahora era viejo y débil de cuerpo, pero su mente se mantuvo joven durante toda su vida. Por lo tanto, fue llevado ante el rey de los bárbaros.

    Citation:
    Rey bárbaro: « ¿Te atreves a desafiarme continuando con tu doctrina, obispo loco? ¿Tu vida no vale nada para ti? »
    Posidonio: « En verdad, si yo renunciase a mi fe salvaría mi cuerpo, pero no mi alma, dijo Posidonio. La verdadera fuerza no reside en las armas y en la amenaza, sino en la voluntad con la que permanecer fiel a mi doctrina incluso bajo amenaza. »


    El rey bárbaro, impresionado por el desprecio feroz que mostró Posidonio a la muerte, ordenó que fuera exiliado de inmediato y, que en caso de regresar al reino que los vándalos habían conquistado, fuera ejecutado

    La fuente del agua: Arrow

    Posidonio comenzó solo su viaje hacia la frontera del reino tras haber jurado ante el rey de los bárbaros que nunca regresaría. Envuelto en harapos, apoyado en un bastón y con unos pocos suministros, llegó a un pequeño pueblo. Allí, a pesar de que la población parecía vivir en una gran miseria, fue recibido con alegría e invitado a quedarse durante unos días, una invitación a la que él no se negó.

    Desafortunadamente, el pueblo había sido golpeado por una terrible desgracia hacía dos años, no había agua en el arroyo, se había secado inexplicablemente y las lluvias eran escasas. Sin embargo, los lugareños le ofrecieron agua para demostrar la hospitalidad con el foráneo. Conmovido por el gesto, Posidonio decidió premiar a los aldeanos, pues habían demostrado gran caridad y virtud. Se dirigió al centro del pueblo y levantó su bastón invocando al Altísimo.

    Posidonio a écrit:
    « Oh, Señor, que vives en nosotros a través de los mensajes que has transmitido a tus profetas, envía tu bendición sobre esta tierra y dale agua a la población, no solo símbolo de vida, sino también de purificación de los pecados. »

    Entonces, golpeando con su bastón el suelo, el agua fluyó en abundancia.

    Los ciudadanos de la aldea comenzaron a celebrar y a alabar a su salvador, pero desafortunadamente el ruido también atrajo a los guardias bárbaros que no estaban muy lejos de allí. Cuando se dieron cuenta de que el responsable de aquel alboroto era Posidonio, lo arrestaron para llevarlo hasta su rey.

    En esta ocasión, un joven armado con un palo se puso delante de la guardia y trató de defender a Posidonio, pero él mismo le dijo que parara: "¡No malgastes tu vida de esa manera, joven! Ya ves que mi tiempo está llegando a su fin, el tuyo acaba de empezar. No derrames sangre inocente sobre mí ahora que estoy feliz por haber culminado mi misión."

    Y así fue arrestado.

    El martirio

    Cuando el rey de los visigodos volvió a ver al antiguo obispo frente a él, se enfureció de una manera terrible y de inmediato ordenó su ejecución pública. Posidonio se dejó guiar por los verdugos sin oposición, ya que no tenía en absoluto miedo a la muerte.

    La ejecución se llevó a cabo en la plaza central de Valencia, y allí, delante de una gran multitud, fue decapitado. Sus últimas palabras fueron dirigidas al Altísimo:

    Posidonio a écrit:
    « Señor, recibe mi alma a tu lado, acuérdate de mí cuando sean llamados los justos y los virtuosos, déjame admirar tu sabiduría y la luz de los profetas. »

    Así murió, en el año del Señor 412. La multitud que se componía en gran parte de aristotélicos que escondieron su fe por miedo a ser perseguidos por los visigodos, atacaron a los asesinos cuando éstos quisieron tirar el cuerpo del obispo a una fosa común. Se las arreglaron para tomar la cabeza del mártir y lo ocultaron por algún tiempo en la casa de un rico comerciante de la ciudad, que fue amigo de Posidonio. En cuanto al cuerpo, uno de los propios consejeros de la corte del rey, movido por la compasión, consiguió recuperarlo para que su gente pudiera darle una sepultura digna.

    Varios años más tarde, el cuerpo y el cráneo se reconstituyeron con el palo que utilizó para obrar el milagro. Incluso cuando los árabes invadieron una parte de África y amenazaron con destruir los restos del santo, los fieles piadosos se encargaron de que las reliquias se llevaran a Mirandola sin daños, donde se erigió una iglesia en su honor.

    Símbolos y reliquias

    La iconografía religiosa de San Posidonio es interpretada como la de un hombre que iba vestido con largos harapos, símbolo de su humildad y su modestia, la cual mantuvo incluso cuando fue Obispo. Su símbolo más importante es el palo con el que obró el milagro de la fuente.

    Las reliquias atribuidas al santo son varias. En Mirandola, además de los restos mortales del santo y el palo con el que se realizó el milagro, existe un sencillo cáliz con el que se celebraba las misas en la parroquia de Mirandola. La casa donde el santo vivió durante su estancia en el pueblo fue incorporada a la iglesia de San Posidonio. En Valencia, se mantiene un dedo del santo y un dobladillo de su vestido de Obispo


    Traducido por Lujuria Hellsing
    Revisado por Lluvia de Soria




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    Hagiografía de Santa Timorata
    frente a los Bogomilos

    La Iglesia Aristotélica nació del sacrificio de Cristos. Pero otros creyentes, santos mártires, dieron su vida para la fe revelada por Aristóteles y Cristos. Uno ellos fue santa Timorata, víctima de la crueldad del siniestro Abaddon, precisamente llamado "la plaga".

    Mientras que la fe Aristotélica se dipersaba a través del mundo, una secta nombrada "Bogomilos" causaban estragos a través de todos los Balcanes. Maltrataban las verdades creyentes y quemaban sus iglesias. A su cabeza se encontraba a Abaddon, la plaga, gurú cuya locura raramente se igualó.

    Cristos fue el segundo y último humano a haber transmitido a sus contemporáneos la palabra de Dios. Su fuerza de fe era tal que reflejaba tanto sobre el cuerpo como sobre el espíritu de sus contemporáneos. Los inválidos se habían levantado para venir a escucharlo y los enfermos se encontraron curados escuchando su prédica.

    Pero el Bogomilos predicaban por todas partes donde iban que Cristos, que llamaban por su nombre de Jeshua y calificaban de Cristo, era en realidad la encarnación de Dios en una simple apariencia carnal, un cuerpo humano. A su modo de ver, era pues él mismo Dios que había bajado sobre el mundo para predicar Su palabra y que se murió sacrificado sobre el altar del pecado humano.

    Abaddon y sus discípulos creían firmemente que Cristos había recorrido Jerusalén poniendo de pie los muertos y yendo sobre las aguas. Como, a su modo de ver, Cristos era él mismo Dios, les parecía inútil que hubo una primera revelación y negaban el estado de profeta a Aristóteles.

    Timorata, joven muchacha virtuosa, era labradora de maíz y alcalde del encantador pueblo de Sarajevo. Vivía aún en la explotación familiar y se desposaba a Igor de Zagreb, pequeño negociante croata que la gustaba tiernamente. Cuando Abaddon y los miembros de su secta hicieron etapa en la explotación de los padres de la santa, se esforzaron de convertirlos todos. Pero Timorata, sus padres y su novio Igor eran verdades creyentes. Fieles a la Iglesia Aristotélica, rechazaron todo compromiso con estos herejes.

    Santa Timorata les pidió: " ¿ Por qué Dios se hubiera limitado y desplazado en un cuerpo humano, mientras que es la Omnipotencia, infinito y eterno?"

    Pidió más: " ¿ Por qué Dios él mismo transmitía Su mensaje mientras que antes lo había confiado a un humano, en la persona del profeta Aristóteles?"

    Por último, pidió: " ¿ Si Dios se hubiera personificado, por qué se hunbiera dejado martyrizar y matar, mientras que es inmortal y Todopoderoso?".

    A estas cuestiones, los herejes, como los animales de la Creación, no supieron responder. Hervían de rabia ante una fe tan pura. Entonces, probablemente fomentados por la Criatura sin Nombre, los Bogomilos se abalanzaron sobre ella, su familia y su novio. Les hicieron sufrir las peores atrocidades, dandorienda suelta a los pecados de los que estaban saturados.

    Santa Timorata se murió así en mártir, sufriendo todos los malos tratos concebibles por tales demonios. Desencadenaron sobre ella tesoros de crueldad. Su violencia sobrepasó lo que ningún humano podría soportar. Los gritos de sufrimiento de los padres y del novio hicieron eco a los aullidos bestiales de los Bogomilos.

    Pero santa Timorata no dijo nada. En su fuero interno, rogaba a Dios querer bien perdonar su corrupción. No sabían lo que hacían, ya que fueron corrompidos por el pecado, por la mediación de la Criatura sin Nombre. Una única lágrima pasó sobre su cara, cuando los monstruos heréticos se preparaban a hacer sufrir los últimos malos tratos sobre su cuerpo agonizante.

    Pero Dios no permitió que tal fe en El esté ridiculizada así. La luna apareció en el cielo y vino a ocultar la luz solar. Mientras que santa Timorata se moría, una oscuridad demoníaca vino a retirar a los herejes del mundo para llevarlos en los limbos, en un concierto de aullidos de terror. Sólo el cuerpo sin vida de la santa permanecía iluminado de la luz de los justos, el suave calor del sol.




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MessagePosté le: Sam Sep 16, 2023 6:57 pm    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de Santo Tomás


    Capítulo I-La infancia

    1. Fue en el castillo familiar de Roccasseca donde nació Tomás una bella tarde de primavera del año de gracia 1225. Sus padres, de condición aristocrática, le inculcaron una educación basada en los principios de la razón filosófica. Su padre, alto magistrado de la pequeña ciudad de Aquino, pensaba hacer de su retoño un digno sucesor en la política. El niño mostraba predisposiciones completamente notables en las asignaturas que le enseñaba su preceptor, Albert le Gros, un ilustre personaje napolitano. Este último era dietista y sometía a su joven alumno a un estricto régimen alimenticio compuesto esencialmente por pescado y leche, con el propósito de aumentar su capacidad intelectual. Así Tomás, a medida que realizaba sus trabajos, se convirtió en una mente muy aguda. Sus razonamientos dejaban estupefacto a su maestro.

    2. Al ver una colonia de hormigas Tomás le preguntó a Albert:

    -Mi buen maestro, me dijiste muchas veces que mi naturaleza era ser sociable. Estos insectos son de naturaleza social, ¿esto significa que soy un insecto?

    Y Albert le contestó:

    - Tú razonas, Tomás, según el principio del silogismo que te hace decir burradas más grandes que tú. Pero esta forma de ver las cosas te llevará muy lejos en la política donde es necesario saber aportar las pruebas de lo grotesco que vendrá en el futuro. Te felicito.

    3. Viendo en una colmena a un enjambre de abejas, el alumno todavía interrogaba a su maestro:

    -Me dijiste muchas veces que Aristóteles afirmaba que el hombre es un animal social, porque posee la facilidad de la palabra. Estos insectos están claramente organizados socialmente sin tener la facilidad del lenguaje. ¿Esto quiere decir que Aristóteles se equivocó?

    Y Albert le contestó:

    -Blasfemas Tomás e irás a confesarte por esas afirmaciones. Aristóteles decía la verdad, y no lo contrario. Sin embargo, esta forma de ver las cosas te llevará muy lejos en la política, donde hay que saber contradecir la verdad, y hacer parecer lo falso como lo verdadero. Te felicito.

    4. Y he aquí como transcurría la dulce existencia del joven Tomás, entre juegos intelectuales y justas verbales con su maestro.

    5. Pero entonces, Tomás comenzó a mostrar un interés muy particular en las cosas del espíritu, para desesperación de su padre. Y el joven contaba sus intenciones a quienes querían oírle:


    -Así como es mejor iluminar algo que solamente reflejarlo, también es mejor transmitir a otros lo que hemos contemplado que sólo observarlo. Yo jamás haré política, yo quiero enseñar.

    Tales palabras generaban una inmensa furia en su padre, quien respondía a su hijo:

    - Eres mi único hijo y harás lo que yo te diga que hagas, te guste o no. Serás alcalde como yo y algún día conde, yo te lo ordeno.

    6. Este conflicto llegó a empeorar, padre e hijo se mantenían inamovibles en sus posturas. El primero, exasperado, hizo mandar al segundo a un monasterio Franciscano.




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    Hagiografía de Santo Tomás


    Capítulo II-Los años de estudio


    1. Tomás , al principio, se arrepintió al encontrarse con la hosca compañía de estos monjes austeros que tenían una reputación infame. Pero pronto cambió de opinión, al descubrir el placer y la satisfacción que proporciona el estudio de la teología. Cómo nunca había sido iniciado en esta ciencia siguió las enseñanzas de sus maestros con entusiasmo y seriedad. Sus compañeros lo tomaban por un idiota, Su impenetrable silencio no traicionó jamás la grandeza de su espíritu. Su aspecto físico, que era poco agraciado, lo hacía poco carismático. Sufría de un sobrepeso patológico y poseía un cuello muy musculoso que unía su cabeza con el resto de su cuerpo. Todo esto le valió el apodo de “Buey mudo”. Nos burlábamos de él, pero los franciscanos tenían la costumbre de tratar con respecto a los que les parecían diferentes.

    2. Pero un frío día del invierno de 1245, mientras Tomás asistía al seminario de teología práctica, se oyó por primera vez, el timbre de su voz. El profesor tuvo la desgracia de afirmar en sustancia, que el intelecto, a través del juego de la razón, podría superar por si solo todos los misterios de la fe.

    3. Tomás comenzó a replicarle, para consternación de la audiencia, diciendo que...


    - Grandes son los misterios de la fe, y nuestra capacidad de razonar no es nada en comparación de los propósitos de Dios que siempre serán desconocidos para los simples mortales que somos.

    Continuó, afirmando que:

    -La naturaleza siempre puede ser doblegada por la Gracia, que es su trabajo, y cuando la segunda actúa en la primera a través del poder de los milagros, nos deja como insectos, en la comprensión.

    4. El maestro estaba contrariado y quiso imponer al alumno una lección de filosofía:

    -La razón es la luz que Dios nos confió para comprender su mensaje, de lo contrario ¿Por qué estamos dotados de esta? Cállate pues, buey mudo, como sabes hacerlo tan bien ya que parece que tu intelecto no está lo suficientemente experimentado como para comprender los misterios de la fe.

    Los estudiantes se burlaron de Tomás, quien, sin perder la compostura, le respondió al profesor:

    -La razón es la ciencia de la naturaleza, ahora bien, la naturaleza es sólo la obra de Dios. Estudiar y conocer la naturaleza no es conocer a Dios, sino solamente su obra.


    5. Esta vez, el maestro se enfadó e hizo esta advertencia a su estudiante:

    - ¿Pondrías tú en duda la palabra de Aristóteles, que fue tocado por la santa y profética razón de Dios?

    Y Tomás le replicó, siempre con calma y con mucha mesura:

    - Aristóteles es santo porque él reveló la materia en su verdadera naturaleza, a saber, el de la creación divina. Pero él mismo es un efecto de la primera causa, que es Dios. Sólo la fe, sólo el abandono de sí mismo a lo espiritual, en la plenitud y la beatitud contemplativa, puede permitirnos tocar a Dios.

    6. Estas fueron las últimas palabras de Tomás en el seno del monasterio franciscano, ya que fue expulsado por su impertinencia. El rector pronunció estas palabras en el momento en que pateaba el trasero del joven caído en desgracia:

    - Ya que esas tenemos jamás te beneficiarás de la movilidad social franciscana. Nunca serás cardenal. ¡Nah!




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    Hagiografía de Santo Tomás


    Capítulo III: El vagabundeo

    1. Tomás, expulsado del monasterio franciscano y despojado de su pertenencia a la orden, se encontró entonces en la difícil condición de vagabundo. Vagaba casi desnudo por las calles de Nápoles en busca de un destino. Siempre había tenido el deseo de viajar y se dijo que esta era una muy buena ocasión. Así pues, se alistó en los caminos de los Reinos, tomando la dirección del norte.

    2. En el camino se encontró con un vendedor ambulante. Este vio en que triste estado se encontraban los pies desnudos de Tomás, que se encontraban ensangrentados tras haber caminado durante varios días sobre las piedras afiladas. El mercader increpó a Tomás en estos términos:


    - ¡Hola! ¡Caminante! ¿Has visto que tus pies están heridos? Justamente allí tengo un par de calzas que puedes ponerte y así poner fin al calvario que pareces vivir.

    Tomás se sorprendió de la repentina atención hacia él y respondió al que tan amablemente se preocupaba de su suerte:

    - Bien, amigo, no puedo más que aceptar esta agradable propuesta.

    Las calzas se ajustaban perfectamente y en efecto facilitaban su marcha.

    3. Dió las gracias al comerciante cuando estaba a punto de reemprender la ruta, pero este dijo a Tomás:


    -¡Eh! ¡Estás contento! Son sesenta escudos y debes pagar al contado!

    Y Tomás le replicó:

    -¿Contento? ¿Cómo puedo estar contento de pagar esa suma para gozar de tu caridad?

    El vendedor estaba consternado y respondió:

    - Pero, pero… ¡No se trata de caridad! Hago bien si me enriquezco. Yo no doy nada amigo, yo vendo.

    4. Tomás le lanzó una mirada reprobatoria, antes de proseguir:

    -¿Enriquecerte? ¿Así quieres enriquecerte? ¿Sobre la espalda de un pobre vagabundo? ¿No tienes un poco de moral? ¿Ignoras los preceptos de la virtud aristotélica? El tiempo que pasas enriqueciéndote no lo pones al servicio de la comunidad. Nos enriquecemos sólo en detrimento de otros. En verdad es más fácil que un rico entre en el Reino de los Cielos que una vaca pase por el ojo de una aguja. Se caritativo, como Christos te lo enseña.

    5. El mercader no lo entendió y respondió a Tomás en estos términos:

    -Sí, sí, es verdad ¿Me has mirado bien? ¿Debo darte unas calzas como esas sin nada a cambio? Vete al diablo, miserable.

    Y Tomás le devolvió las calzas al vendedor, lanzándole esta advertencia:

    -Eres tú quien irá, pobre pecador.- Y prosiguió su camino.

    6. Por casualidad durante su marcha, hizo una parada en Alais, en Languedoc. Después de haber charlado en una taberna con algún responsable local, que apreció su erudición y su visión justa de las cosas, le ofreció la posibilidad de hacerse consejero condal, y él aceptó.





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    Hagiografía de Santo Tomás


    Capítulo IV: El espejo del príncipe.

    1. Tomás se encontró pues al servicio del Conde de Languedoc. Este último venía cada tarde para pedir consejo, preocupado por basar su política en los principios aristotélicos, que Tomás parecía conocer muy bien.

    2. Un bello día, el señor vino a anunciarle su voluntad de iniciar una guerra contra un condado vecino:


    -Estos cerdos han ofendido mi honor, voy a darles una buena lección- dijo.

    Tomás expresó su desacuerdo con estas palabras:


    - Mi señor, usted no puede derramar sangre de fieles, por una cuestión que no toca más que su honor.


    El conde estaba descontento, y preguntó a Tomás cuál era la razón para contradecirle. Tomás le respondió así:

    - “Con todo el respeto debido a su rango, es necesario que sepa que su espada no podrá salir de su vaina sino con el permiso de la iglesia, al menos con su bendición”.

    3. El Conde no entendía en absoluto esta posición y así se lo hizo saber:


    - Pero yo soy un príncipe, así que haré lo que mejor me parezca. Tú me dijiste hace poco que necesitaba distinguir bien lo que es de la esfera espiritual de lo que es de la esfera temporal, ¿no? Ahí está, la guerra entre condados es una cosa que escapa del espíritu. No hay nada más terrenal.

    Tomás le respondió:

    - En efecto, mi señor. Pero esto no significa que las dos esferas estén en el mismo nivel. Todo el poder viene de Dios por el pueblo. La autoridad temporal es autónoma en tanto ella conserve este principio en su memoria. Así pues, ella sólo puede gobernar respetando la norma en la que está basada, con el consentimiento de la iglesia. Debe conformar sus acciones con las opiniones del clero, y en particular la de Su Santidad el Papa, el soberano de todos los soberanos.

    4. El Conde no apreciaba ni medianamente estas declaraciones y se lo hizo saber a Tomás:


    - Lo que dices es falso. Mi poder emana del pueblo, en efecto, pero sobre todo del rey, que es mi soberano. La iglesia no tiene que nada que ver. ¡Quiero que me aconsejes, como lo haces, pero que jamás me impongas! ¡Estoy hasta los huevos!

    Tomás sin desmoralizarse en absoluto, replicó al señor:

    - El rey ejerce también su poder de Dios. Y así como el pueblo no hace más que cumplir la voluntad de Dios colocándolo en su trono, su poder es de naturaleza divina por lo alto y por lo bajo. La espada que usted blande le he es confiada por Dios, desde luego no directamente, pero Dios es la causa primera de todas las causas y de todos los efectos. No hay ninguna duda de que Él es también la causa de su autoridad. Ahora bien, la iglesia es depositaria de la palabra divina, usted debe obedecerla. Es así, a menos que usted se rebaje a la condición de tirano.

    5. El Conde, encolerizado, dijo estas palabras:

    -¡Y aunque fuese un tirano dudo que Dios me fulminase en este momento!

    Y Tomás concluyó:

    -Por supuesto que no, pero sería arrojado al infierno por el pueblo rebelde. Si un poderoso se convierte en tirano, la iglesia debe llamar al que le confió su poder, es decir al pueblo, a sublevarse contra él y optar por (hacer clic en la opción)“Tomar por asalto el castillo” , es decir cumplir la voluntad de Dios”.

    6. El conde tuvo suficiente con la discusión y agarró a Tomás por el cuello con el fin de lanzarlo fuera de su castillo:

    - No eres más que un pobre consejero. Encontraré otro. ¡Por mi fe, eres una cruz!

    7. Y Tomás se encontró, una vez más siendo un vagabundo



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    Hagiografía de Santo Tomás


    Capítulo V El Retiro espiritual

    1. Tomás tomó de nuevo los caminos de los reinos. Sus pasos lo llevaron esta vez a Clermont, donde la suavidad del clima y la soberbia de los paisajes le dieron ganas de instalarse. Con sus propias manos construyó una ermita retirada de la agitación del mundo, para efectuar allí un retiro espiritual. Tuvo el deseo de consagrarse a la lectura del libro de las virtudes y de extraer la sustancia para consagrarse por completo a su obra teológica. Hizo esta reflexión:

    -Bien, voy a redactar una Suma, donde las ideas se enlazaran perfectamente en un informe dialéctico irrefutable. ¡Allá vamos!

    Su método fue el siguiente: Imaginó, en su brillante mente, todos los argumentos que se podrían oponer a la doctrina aristotélica, para lo cual se inspiró en sus lecturas de los teólogos espinozistas y averroístas, y se dedicó a elaborar un conjunto de cuestiones a las cuales aportaba cada vez una respuesta categórica.

    2. De esta empresa nació un tratado, De Veritate Fidei, verdadera arma de naturaleza teológica que combate todas las formas de heterodoxias. El pensamiento de Tomás se presentaba como un hilo que se desenrolla y con una claridad tal que solamente pudo haber sido inspirada por Dios. Terminado su retiro y su suma completa volvió al mundo.


    -¡Aquí me tienes, Clermont!

    Un bello día de verano, volvió pues al pueblo, con sus centenares de papeles bajo el brazo. Lo encontró presa de una agitación formidable. Los habitantes corrían en una dirección o en la otro, siguiendo trayectorias que escapaban de la razón. Tomás, que esperaba encontrar al cura, se dirigió hacia la iglesia y de camino pudo constatar que una horda de ciudadanos tomaba por asalto el ayuntamiento. El pobre alcalde declamaba con fuerza:

    - Pero, Por la sangre de Dios, ¡ustedes me eligieron banda de degenerados! ¡Necesitan saberlo! ¡Yo estoy aquí, y aquí me quedo!

    Y la muchedumbre le respondió en coro:

    -El pan es demasiado caro,
    ¡No hay más trabajo!
    Vivimos en la miseria,
    ¡Y tú en la comilona!
    ¡Magistrados y prelados!
    Todos los cómplices
    Para ellos tocarán las campanas a muerto
    ¡Y para nosotros la justicia!


    4. Tomás continuo su camino, comprobando con estupefacción la amplitud del caos que se apoderaba de la ciudad. Al llegar a la iglesia la encontró cerrada, otros ciudadanos la tomaron por blanco de su descontento. Les oyó decir:

    -Sacerdote, padre, abra estas puertas,
    Es domingo, hora de la misa
    Háganos felices
    ¡O le patearemos el trasero!


    5. Tomás vio que un predicador se había puesto a la cabeza del grupo. Se acercó y le preguntó:

    -¿Pero bueno, que es lo que está pasando por aquí?

    El extraño personaje cuya mirada revelaba el fanatismo, le respondió:

    - El pueblo está descontento. Sufre por culpa del alcalde y de la iglesia. El primero nos hunde en una profunda miseria por una gestión desastrosa y el segundo nos niega la felicidad a la cual tenemos legítimo derecho, prohibiéndonos asistir a su misa.

    6. Tomás se sorprendió y preguntó a su interlocutor lo siguiente:

    - ¿Pero por qué este hombre de Dios se niega a facilitar su oficio?

    Recibió esta respuesta:

    - Nosotros somos heterodoxos. Hace poco nos rebelamos contra la iglesia. Hemos creado la corriente platónica-ciceroniana que postula que la cruz, el símbolo de la fe, debe tener unas ramas horizontales que midan siete centímetros, y no ocho. Por eso el cura no nos deja entrar.

    Tomás esta vez estaba estupefacto, y respondió:

    -Esto es totalmente grotesco. Ustedes se pretenden heterodoxos pero sin embargo quieren asistir a una misa aristotélica. Ustedes reprochan al cura que les niegue una felicidad a la cual no tienen derecho. Esto no es razonable. Cuando estamos en desacuerdo con la iglesia lo asumimos y no asistimos en absoluto al oficio.

    La reacción del predicador fue inmediata. Pronunció esta arenga a la muchedumbre, señalando a Tomás con un dedo acusador:

    - He aquí un cómplice de este alcalde acaparador y de este cura innoble. ¡Échenlo!

    7. Tomás intentó defenderse y gritó:

    -¡Pero no! ¡Nada tengo que ver con el alcalde! ¡Ustedes hacen una amalgama desesperante! Necesitan distinguir lo espiritual de…Ah... ¡Suéltenme! ¡Vean como el efecto de masa los hace estúpidos!

    Y la multitud encolerizada le dio la razón. Fue expulsado del pueblo.

    8. Este evento tuvo una repercusión considerable en el espíritu de Tomás, que sacó esta conclusión:


    - ¡Estos heterodoxos son una plaga! Debo eliminarlos de la faz de la tierra. Esta será mi misión.


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    Hagiografía de Santo Tomás


    Capítulo VI La prédica milagrosa.

    1. Así pues, Tomás tomó la decisión de efectuar una gran peregrinación a través de Los Reinos:

    - Este es mi destino- dijo-. Cuando haya pasado por todos los pueblos, El Altísimo podrá llamarme a Él.

    [i]Sus sermones apasionados convencían siempre a más adeptos, que le seguían entonces en sus desplazamientos, aunque una multitud de fieles enseguida se habían convertido en su escolta. Por todas partes su palabra daba en el blanco y como si de un milagro se tratase, los heterodoxos de todas clases abjuraban, se convertían y caían de rodillas, implorando el perdón de Dios.

    2. Un bello día uno de los discípulos de Tomás lo interrogó en estos términos:


    - Maestro, usted difunde el mensaje de Christos y nosotros hemos aprendido que él sólo hizo milagros, que fue un ser místico. ¿Por qué no funda usted, con ese talento fantástico que le caracteriza, una nueva iglesia Aristotélica, que prefiera a Christos sobre Aristóteles?

    3. Tomás oyó esta sugerencia, y respondió:

    - Hijo mío, cierto es que insisto en la palabra de Christos, pero lo que me importa por encima de todo es preservar la unidad de la fe y en consecuencia la de la iglesia. Amo a todos los que llevan y transmiten la verdad de Dios y sería una aberración que se fundara esta disidencia de la que hablas, que rompería la amistad aristotélica. Sé lo que hago aquí. ¿Por qué iba yo a destruir lo que construyo? ¿Por qué debo buscar la derrota mientras voy de victoria en victoria en beneficio de la indivisibilidad de la Iglesia? No, hijo mío, no puede haber ninguna duda.

    Y el discípulo cambió de opinión antes de pedir perdón.

    4. Este mismo discípulo, mientras los peregrinos dirigidos por Tomás hacían un alto en Normandía, preguntó a Tomás:


    - Maestro, esta tierra está poblada de herejes. Es desesperante. Tengo una brillante idea: ¿Por qué no levantamos una hoguera inmensa donde coloquemos a todos estos extraviados? De esta manera, seriamos libres y ganaríamos tiempo.

    5. Tomás oyó esta propuesta y respondió:

    - Tu idea no es nada brillante, hijo mío. Primero, estos heterodoxos son humanos antes que seres desviados y como criaturas de Dios nosotros no podemos eliminarlos. Además, tendríamos que malgastar grandes cantidades de madera para un uso muy pobre.

    El discípulo no estaba satisfecho con la lección de Tomás y creyó que podría cogerlo en un renuncio:

    - Pero, maestro, Pero si los herejes no abjuran les está bien empleado que sean quemados uno a uno. Y además, cuando la iglesia lanza cruzadas ¿no provoca la muerte de los desviados?

    6. Tomás prosiguió así:

    - Nunca es la iglesia misma la que levanta la hoguera, sino el brazo secular para que los herejes se entreguen. Por lo tanto, siempre mantiene las manos limpias. Y las cruzadas son totalmente diferentes. Son lanzadas contra las tierras ocupadas por los perdidos y sólo acabarán muertos quienes se interpongan en el camino de los Ejércitos de Dios. La cruzada es una guerra justa, Ad Majorem Dei Gloriam. Y ahora miraré desde lo alto.

    Y el discípulo cambió de opinión antes de pedir perdón.

    7. De este modo fue dirigida la más grande empresa de plática jamás realizada. La piedad estuvo a niveles inigualados en el seno de los reinos. Por todas partes se transmitía la noticia del periplo de Tomás. Y este adquirió la más alta consideración de los príncipes de la iglesia.



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    Hagiografía de Santo Tomás


    Capítulo VII La revelación de la muerte

    1. Habiendo terminado su peregrinación, Tomás volvió a Clermont, a su ermita. El viejo edificio se había convertido en un santuario repleto de animales salvajes y de una flora exuberante, pero a Tomás, viejo y cansado, no le importaba. Se echó en la fría piedra a esperar la muerte. Durante dos días permaneció en estado de santidad. Sin comer ni beber. Se sentía débil y no tenía fuerzas para moverse.

    2. La tarde del segundo día se produjo un acontecimiento extraordinario. La brisa había amainado y la tranquilidad del anochecer sólo era perturbada por algunos grillos. Tomás se abandonó a su contemplación, y sintió que llegaba su última hora. Entonces, un soplo divino hizo que se agitaran las hojas de los árboles y las plantas trepadoras y una luz sobrenatural vino para golpear a Tomás en la cara. Majestuosa, grave e inspirando recogimiento, una voz gutural se hizo oir:


    - Tomás, soy yo, Christos. Abre los ojos, para que puedas verme.

    3. Tomás no podía creer lo que escuchaba y pensó que debía tratarse del delirio que precedía al óbito. En un soplo imperceptible, interrogó a la voz:

    - ¿Ya está? ¿Estoy muerto?

    La extraña presencia le respondió:

    -No, todavía no. Pero pronto lo estarás. Bueno, ¿puedes abrir los ojos?

    4. Tomás hizo uso de sus últimos recursos para levantar sus párpados en un esfuerzo inconmensurable. Lo que vio fue una maravilla. Un rostro de una belleza fabulosa estaba inclinado sobre el suyo. Estos rasgos tan perfectos evocaron en Tomás una plenitud que no había sentido jamás. Se sentía sereno y reconfortado.

    5. Tomás se dirigió a esta celeste aparición con estos términos:


    - Usted es todavía mejor que todas las figuras que lo representan. En fin, ¿Por qué se aparece ante mí, Señor?

    Christos respondió:

    -Tomás he venido a conducirte al Reino de los Cielos, porque debes reunirte en el panteón de los virtuosos. Tu vida fue un modelo de excelencia y de abnegación al servicio de la fe y tienes derecho a la santidad eterna. Te anuncio que un día serás santo sobre esta tierra y una orden llevará tu nombre. Serviste bien a Dios, a Aristóteles y a mí mismo. Bendito seas por los siglos de los siglos.

    Y tras estas palabras, Christos desapareció dejando en la atmósfera un perfume de piedad.

    6. Tomás tuvo fuerza para responder:


    -Amén[i]- antes de rendirse.

    Entonces su alma se elevó arrastrada hacia los cielos por la luz celeste.

    7. Así desapareció Tomás de Aquino, cuyos restos, según las crónicas, aún permanecen en la ermita de Clermont sobre las ruinas de esta donde luego fue construida una abadía…


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