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[Hagiografia] Apóstol Nicolás

 
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Ignius



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MessagePosté le: Jeu Jan 19, 2012 3:23 am    Sujet du message: [Hagiografia] Apóstol Nicolás Répondre en citant

Citation:



Hagiografía de San Nicolás, Apóstol de Christos:

Ahora que la edad me vence yo, Séneca de Tarso, fiel discípulo de Nicolás de Cesarea que recibió del propio Christos la fuente de la vida, quisiera dar testimonio de como fue la enseñanza del que continuó la obra de Christos en las naciones y sufrió, por ella, el martirio.


Capítulo I: La infancia:

Nicolás de Cesarea nació algún año antes de Christos en la ciudad del mismo nombre. Era hijo del retórico de origen griego Fidias y de Pomponia Grecina, descendiente de una familia noble romana.
Siempre estuvo relacionado con altos cargos ya que frecuentaba la escuela de retórica, donde le enseñaron tanto el arte de la oratoria como la filosofía de los autores paganos. Muy pronto se interesó por la filosofía de Aristóteles a quien consideró superior a todos los otros pensadores griegos.


Capítulo II: La controversia con Escartus:

Fue entonces cuando se hizo conocido por su célebre manera de pensar:

- Hace falta ser para pensar y no pensar para ser.

Eso fue lo que sucedió en realidad. Se convirtió en un bello joven con un cuerpo esbelto y enérgico, cabellos negros y ojos de gran belleza. Decidió que debía debatir en su clase de retórica con uno de sus compañeros de clase, Escartus, un ser pequeño, regordete y malicioso, que afirmó que se debía pensar para ser:

-¡Lo que dice Escartus son tonterías, amigos míos! vociferó.
¡No veo más que neoplatonismo hervido en aceite de hígado de bacalao! ¡No lo voy a saber yo! ¡Por tanto si sigo el pensamiento de Escartus, ese hombre pobre y un poco loco que pide limosna en la entrada de nuestra escuela, tan débil de mente que es casi incapaz de pensar, no puede existir! ¡Seríamos todos víctimas de una alucinación colectiva!

- ¡Nicolás, en verdad te digo que no es eso lo que aparece ante nuestros ojos! ¡Se trata de vulgar basura!
¿Cómo te atreves a afirmar que esa cosa, repugnante, inmunda y bestial es un ser?
¿Como puedes admitir la existencia del ser en esa cosa que ha nacido prisionera de un cuerpo, exclusivamente esclava de los bajos instintos animales de los cuales imita hasta los gruñidos?
El pensamiento es lo que define al ser.
Lo que no piensa, no es, ya que solo el pensamiento diferencia al ser del objeto y del animal.
Por tanto, si esta cosa no piensa, se deduce que esa no es el ser en cuanto a ser, aunque exista.


- Me haces reír con tu discurso, replicó Nicolás.
Ese idiota que se sienta en nuestra puerta es cualquier cosa que tú puedas decir, y por el hecho de ser, puedes pensar cualquier cosa que tu digas. Un gruñido es ya una señal de pensamiento, también primaria, también bestial. Él produce pensamientos y no puede evitarlo porque ES.
Tú mismo, Escartus ¿podrías un día comprender tu estúpido pensamiento si no existieras? ¿O bien harías intentos por engendrar ideas sin sustancia? La idea llega al espíritu siempre y cuando exista la cosa, dice Aristóteles y tiene razón: “es de algo material que nace la idea, es del ser que nace el pensamiento”.
¡Primero se debe existir para pensar, mi pobre Escartus! El pensamiento no se produce por sí solo, hace falta ser para pensar y no pensar para ser.


-¡Mirad amigos míos! ¡Mirad esta piedra! Rebuznó Escartus.
¡Agarraos el vientre no vaya a ser que os explote de la risa! ¡Porque en verdad Nicolás viene a decirnos que esta piedra piensa por el solo hecho de que existe!

- ¡No has entendido nada, Escartus! Esta piedra no piensa y a pesar de eso ES. Porque nació de un pensamiento y ese pensamiento ha nacido, a su vez, de un ser, y ese ser era uno de los dioses.
Por cuanto se remonta de causa en causa, de la cosa producida al pensamiento que la produce, nos encontramos siempre con un ser creador y así sucesivamente, hasta los últimos creadores supremos que son los dioses. Esto es porque los dioses son los que han dado origen al pensamiento.
Pero si seguimos tu razonamiento llegaríamos rápidamente a la estúpida conclusión por la cuál los dioses no son más que la consecuencia del pensamiento humano y de la especulación pura.


Esta última afirmación provocó el desprecio del público, muy fiel al culto de los dioses, se produjo un movimiento repentino de la muchedumbre y Escartus fue expulsado del aula por la fuerza.

- Sin embargo-añadió cuando lo empujaron fuera-Pienso, luego existo.Pero nadie quiso escucharlo.

Un día, que estaba tranquilo en la ribera del lago Tiberíades y mis pensamientos tenían el color de la tarde, volvió sobre este episodio de su vida para preguntar si su manera de pensar no había cambiado.

- En verdad-me dijo-las personas como Escartus cometen pecado de soberbia por razonar demasiado y porque se dejan llevar por la especulación sobre la realidad de las cosas. Niegan la evidencia que tienen ante sus ojos para defender mejor sus teorías.
Mira Séneca, todas las cosas que nos rodean fueron creadas por Dios de un pensamiento nacido de un ser: esta es la única realidad posible, porque fue Dios quien la pensó. Si afirmas lo contrario acabas diciendo que el pensamiento es creador de todo, incluso de Dios, pero para eso debería existir una fuerza aún más grande que Dios y que no sea un ser, sino un pensamiento inmaterial. Como sabes, eso es imposible, porque nadie es más grande que Dios.


Durante toda su vida siempre lo vi fiel a su pensamiento y ocupado, como diré por enésima vez, en defender celosamente la plenitud de la potencia divina contra todos los que podían desear reemplazarlo, porque para él, Dios fue el primer pensador, el Legislador supremo, ante el cual todas las voluntades se deben inclinar y para quien la iglesia es su sierva fiel.
Nada presagiaba un futuro encuentro entre Nicolás y Christos, pero…

Capítulo III: El encuentro con Christos

Un día en el que Nicolás estaba solo y un poco retirado en la ribera del lago de Tiberíades se le acerco un hombre de aspecto modesto y preguntó:

- ¿Por qué rezas, amigo mío?

- Rezo porque es nuestra costumbre orar a los dioses en determinadas horas del día, así me lo enseñaron de pequeño.

- ¿Piensas que este modo de orar es justo?.


Preguntó el hombre que no era otro que Christos.

- No lo sé, pero es el único que conozco.

- En ese caso piensa. ¿Crees que tus dioses se pondrán contentos al verte realizar gestos y rituales que realizas por costumbre sin conocer su signicado? ¿Crees que las oraciones recitadas de manera mecánica pueden ser eficaces?

- Ciertamente no
-respondió Nicolás- tienes razón.

- Quién no hace más que obedecer órdenes como una máquina sin hacer un examen crítico con el fin de penetrar en su propia esencia no se esfuerza en ir hacia Dios ni hacia la salvación, es más, la mayoría de las veces se aleja.
Si no entiende el significado de aquello que hace no será capaz de comprender que las oraciones son útiles y no recibirá alivio alguno, ya que será ajeno al concepto del amor.
Ven, sígueme y aprenderás lo que es el amor y que no hay muchas divinidades sino un solo Dios. Por el mismo motivo no puede existir más que un solo amor porque no puede haber más que un Dios para recibirlo.


Así Nicolás, abandonando todos sus bienes, siguió a Christos, recibió su enseñanza y se convirtió en uno de los doce discípulos llamados apóstoles.

Capítulo IV: Dónde Christos enseña a Nicolás que los sacerdotes no deben jurar fidelidad a otros hombres:

Un día, cuando Christos y sus discípulos llegaron a Séfora, Nicolás inició una de sus frases así:

-Maestro enséñanos…antes de ser interrumpido.

- No me llaméis Maestro porque no tenemos más que un solo Maestro que es Dios y a través de Él nuestra iglesia que es la intérprete fiel de sus pensamientos y sus decisiones deben ser respetadas por todos sus ministros. ¿Pero qué sería de los hombres si tuviésemos que reconocer a otros maestros además de a Dios y a su iglesia?
Dios nos ha dado la libertad, así que no hay motivo por el que debamos cederla a otros.
Imaginad que ocurriría si, y Dios no lo quiera, un sacerdote llegase a prestar un juramento de fidelidad a otro hombre. De inmediato se volvería propiedad de ese hombre, su siervo, el siervo de intereses particulares y nunca más sería el siervo de Dios.
Los hombres de Dios, queridos hermanos, le obedecen sólo a Él, no deben rendir cuentas más que a Él y quienquiera que les pida un juramento está solo buscando poner a la iglesia bajo su control y hacer de los hombres de Dios sus lacayos.
¿Qué pueblo confiaría en hombres de Dios sometidos a otros hombres y no a Dios mismo? Sembraríamos, con estas prácticas, la semilla de la duda y de la incredulidad.
Así que os digo, hermanos de todo lugar y todo tiempo, que hay que rechazar compromisos que pudieran pretender vuestro favor, ya que son un instrumento de dominio sobre la Iglesia de parte de los laicos y de corrupción de las ideas divinas por parte de las ideas terrenales.
Del mismo modo, tal y como nos recomienda el gran Aristóteles, es necesario que os impliquéis socialmente en los asuntos de la ciudad, cuidándoos bien de no hacer política, porque la política no es más que asunto de hombres, donde a menudo reinan la corrupción y los intereses particulares y podríais arriesgaros a contaminar el santo nombre de la Iglesia.


Cuando Nicolás me relató aquella lección de Christos le pregunté el sentido profundo de aquellas palabras:

-Christos, -me dijo- era muy consciente de la superioridad de Dios sobre los hombres y quiso evitar que la pureza de la ley divina fuese corrompida por el pecado, ese fue sin duda, el motivo por el cual instituyó la Iglesia.
Dios es soberano en todas las cosas.
De esa soberanía deriva la ley y para la mayoría de los hombres de todos los países, la moralidad.
La Iglesia estuvo destinada a representar esta soberanía divina a partir de Christos.
Por tanto la Iglesia actúa y legisla en su nombre.
Es la Iglesia la institución en la que Dios delegó para establecer entre los hombres la ley y la moral, según sus palabras contenidas en el libro de las Virtudes.
De ahí la necesidad de libertad absoluta de la Iglesia y de los hombres que la componen.
¿Cómo quieres que un hombre de Iglesia, si se vuelve propiedad de otro hombre, pueda conservar esa libertad? ¿Y cómo es posible no ver que los intereses privados de un hombre a quien el cura prestó juramento podrían contaminar la pureza divina?

- Pero hermano Nicolás no entiendo por qué Christos prohibió a los eclesiásticos hacer política, mientras Aristóteles pensaba lo contrario.

- Séneca, en la época en que Aristóteles nació la Iglesia no existía, las cosas eran diferentes entre los tiempos de Aristóteles y los tiempos de Christos. Pero aquello que Christos quería decir es que un hombre de Iglesia, aunque practique una función pública, debe comportarse como un hombre de Iglesia y hacer prevalecer la moral divina sobre los intereses particulares para preservar la pureza divina y no manchar el nombre de Dios.


Nicolás, inspirado por Christos, se autodenominaba defensor de la Omnipotencia divina en oposición a los laicos.

Capítulo V: Donde Nicolás encuentra a Séneca de Tarso:

¡Pero qué despistado estoy, querido lector! Escribo y hablo de aquello que me enseñó Nicolás pero aún no he dicho en qué circunstancias nos encontramos.
Tarso era una bella ciudad que está en la orilla del mar sobre la costa de Asia Menor, donde la reinaba la filosofía. Esa que nos enseñó sobre todo el escepticismo (también a nosotros pobres y andrajosos huérfanos de la ciudad) hasta el punto de que uno de los poderosos de la ciudad podía afirmar, sin riesgo a ser contradecido:


- En lo que concierne a la multitud de dioses que se han acumulado por una larga superstición, auque los adoremos no debemos olvidarnos que tal culto no tiene otro fundamento que la tradición y la costumbre. No soy tan estúpido como para creer en semejantes tonterías.

Debo decir que la dulce vida de la ciudad invitaba a la desidia, a la práctica de todas las perversiones posibles e imaginables y que el bienestar material nos parecía un dios adecuado para satisfacer todos nuestros deseos.
A esta ciudad llegó una mañana el Apóstol Nicolás y esa misma mañana lo encontré, o mejor dicho, tropecé con él por la calle cuando salía tambaleándome de una taberna donde había pasado la noche bebiendo y fornicando.


- ¡Otra vez esta escoria que sería buena para bautizar con agua bendita!, refunfuñó el Apóstol.
A lo que yo respondí y confieso que aún hoy me avergüenzo de ello:


- ¡Lárgate imbécil!

Entonces el Apóstol me tomó por el cuello y juró que antes de que cayese la tarde lograría mi redención y me conduciría por el camino del Señor. Traté de pedir ayuda gritando a todo pulmón:

-¡Cecilia! ¡Carla! ¡Ayudadme!

Pero ninguna intervino.
Nicolás me arrastró aparte. En una sala del templo de Apolo y con la ayuda de un médico local empezó a hacerme vomitar hasta la última gota de alcohol presente en mi cuerpo.


- Ahora que estás más fresco - me dijo unas horas más tarde y después de un sueño reparador - sabes que Dios me ha enviado a ti para salvar tu alma. Tienes que elegir entre escuchar lo que tengo que decirte de su parte o que te ponga en manos de los guardias mamelianos (la guardia de Mam, de la gran sacerdotisa del culto de Apolo en Tarso).

Estaba decidido a huir de la custodia del viejo brujo y resolví escuchar a medias las palabras del apóstol que, debo decir, tenía muy pocas posibilidades de agitar al joven de 17 años que era entonces. Nada de lo que pudiese decirme me convencería de la existencia de Dios, tanto que al final perdió los estribos y exclamó:

- ¿Y mis nalgas, has visto mis nalgas? ¡Y sin embargo existen! ¡Saca la máscara, no eres más que un sinvergüenza irrecuperable y me pregunto ahora por qué Dios ha puesto interés en ti! ¡Hay días en que simplemente no puedo entenderlo!


¡Ay! si el apóstol no lo entendía Dios sabía muy bien lo que estaba haciendo y no se olvidó de mi. Menos de una semana después del incidente con Nicolás fui detenido por una patrulla de la guardia Mameliana después de haber participado en el incendio de un almacén de carros de alquiler, lo que a mis compañeros y a mi nos había parecido muy divertido.
Siendo huérfano había pocas posibilidades de que alguien viniese a salvarme y comenzaba a desesperarme cuando me anunciaron que un hombre se había hecho responsable de mi. Aquel hombre era Nicolás que actuaba por orden de Dios.


- Ahora, hijo, elige: O seguir resueltamente los caminos del Señor y convertirte en mi discípulo o la hermosa horca que el Tribunal de Justicia te está preparando. Como sabes esta es la última oportunidad que Dios te ofrece. Si piensas mentirme y luego volver a tus viejos errores te equivocas: Dios es un justiciero implacable.

Así que seguí a Nicolás a una cabaña que había alquilado en la ciudad, comencé a ayudarle, a seguirle en los desplazamientos y a tomar conciencia de la vida más estable que me obligaba a llevar, a través de las lecciones que impartía sobre la rectitud que me ofreció.
Poco a poco mi corazón se abría al amor de Dios y Nicolás se convirtió en mi segundo padre.
Una mañana embargado por mi fe en Dios pedí el ser bautizado.
Fui yo mismo quien me puse al servicio de Dios, el benefactor, el Misericordioso. Él que, en virtud de su gracia, me salvó la vida y me dio una segunda oportunidad. Esto es lo que yo siento, querido lector, sobre esta pequeña anécdota que te ofrezco como prueba de la infinita bondad de Dios hacia todas sus criaturas.

Capítulo VI: La vida y las obras de Nicolás tras la muerte de Christos:

Después de la muerte de Christos, Nicolás, como muchos otros discípulos, se movió por el mundo para difundir el mensaje del Profeta, viajando a lo largo y ancho de todo el Imperio romano y también a otros lugares.
A un pueblo que rezaba a los ídolos le dijo:


- ¿No veis que todos esos dioses a los que dais nombres no son más que representaciones de un mismo todo y que sólo muestran atributos de una sola persona: Dios? ¿No veis que todo esto no son manifestaciones del poder de los dioses, sino de un solo Dios, motor de cada cosa, Creador del Universo y de la Tierra, de los hombres y de las plantas, de la mente y de la materia?
Todos los nombres contienen una referencia al poder y hay tantas bondades como nombres puedan ponerse ¿Queréis llamarlo Naturaleza? No os equivocáis, porque de Él nació todo, su respiración nos da la vida. ¿Queréis llamarlo Mundo? Tenéis derecho a hacerlo, porque es inmenso todo lo que ve y todo es parte de él.
Él se sostiene gracias a su propia fuerza. Se puede llamar también Destino, porque la suerte no es más que la serie de causas que están conectadas entre sí y Él es la primera de todas las causas, aquella de la cual dependen todas las otras...

y así, los convirtió a la Verdadera Fe.

De esta manera actuaba Nicolás, defendiendo en cualquier parte la omnipotencia de la presencia divina en la más pequeña de sus creaciones, como le había enseñado el Libro de las Virtudes y convirtiendo a muchos pueblos con la veracidad de sus intenciones.
Le dijo a otro pueblo que quería rebelarse contra los poderosos de la ciudad y a quienes denunciaron por tiranos:


- En nuestra ciudad cada gobierno es instituido según la voluntad del pueblo, que sólo puede ser la voluntad de Dios porque, en verdad, no puede haber poder sin que Dios lo consienta. Si fuese de otro modo Dios no sería perfecto.
Por tanto, no es digno de un aristotélico rebelarse contra un gobierno legítimamente constituido y que respeta a los servidores de Aristóteles y de Christos, ya que significaría rebelarse contra Dios mismo.


Fue en aquella ocasión cuando hizo la afirmación que después se volvería famosa:

- Dios se expresa a través del sufragio, quien niega los resultados del voto libremente expresado niega a Dios.

En Atenas, encontró al diácono Epífanos que ardía en una cólera mortal hacia los paganos contra los cuales había ordenado una gran cacería.


- Epífanos, ¿quién eres tú para sustituir la justicia divina por la justicia humana y para acusar falsamente a los hombres de crímenes que no han cometido con el único argumento de que no creen en Christos?
¿Cualquier hombre puede distinguir por sí mismo y afirmar: “Esto es bueno, esto es malo”? Qué fanatismos y caos surgirían si a todos se les metiese en la cabeza hacer lo mismo: Que cada hombre, en base a los propios intereses particulares viva según la propia ley privada y el Santo Nombre de Dios será manchado pronto por crímenes abominables.
En primer lugar tu deber es convertirlos con el ejemplo y la palabra, porque ellos son ante todo criaturas de Dios que se han perdido o a quien nadie ha ayudado a encontrar el camino de la Verdad.
Pero tú no puedes sustituir a la justicia divina, es pecado de orgullo hacerlo, porque nadie conoce la inmensidad del amor de Dios por Sus criaturas, ni la inmensidad de Su Perdón. Cuando fue necesario juzgar a los hombres de Oanilonia y destruir la ciudad Dios no recurrió a la justicia humana, pero ejerció su propia justicia que no está contenida en ninguna ley humana y no puede ser reducida a códigos y leyes so pena de querer negar, limitar o restringir la infinita libertad y bondad divina.
Además, en estos casos tu deber no es impartir tú mismo la justicia terrenal, sino hacer referencia a aquellos que guían a la iglesia, que son delegados de la justicia de Dios y sabrán qué decisión conviene tomar.


La sabiduría de las palabras de Nicolás fue tal que muy pronto se tableció la costumbre en toda la Comunidad Aristotélica hacer referencia a los guías de la Iglesia para saber cómo actuar contra este o aquel hereje.

Capítulo VII: La muerte:

Un día en el que Nicolás entró en los Marcómanos fue capturado en la calle por un grupo de bandidos. Viendo estos que se trataba de un aristotélico y pensando que lograrían grandes riquezas con él lo secuestraron y lo ataron a un árbol.
Cuando se enteraron de que no poseía nada, para divertirse y encontrar un escape a su frustración, lo usaron como blanco humano, se burlaron de su religión, lo acusaron de adorar un asno y lo torturaron con un montón de flechas. Cada golpe que ensangrentaba su cuerpo causaba la hilaridad de sus torturadores.
Así Nicolás murió en el año 50 d.C, en un bosque repleto de carne de caza en los confines de la actual Moravia.
Recuperé su cuerpo unos días después. La putrefacción que se había apoderado de él nos obligó a hervir la carne en el agua para recuperar los huesos, que coloqué luego en una caja de madera preciosa que me sigue siempre, aún hoy, y que deposité en un pequeño oratorio en la espesura de la selva de Semur en Borgoña, región que he evangelizado siguiendo las enseñanzas de Nicolás.

Generalmente se le asocia una paloma con una ramita de olivo en la boca
.

Sus frases más famosas:

A un no creyente que lo indignó:

- ¿Y mis nalgas? ¿Has visto mis nalgas? ¡Y sin embargo existen!

A los rebeldes de una ciudad:

- Dios se expresa a través del sufragio, quien niega los resultados del voto libremente expresado niega a Dios.

A Cartesius:

- Hace falta ser para pensar y no pensar para ser.

A Epífanos:

- Aquellos que guían a la Iglesia son delegados de la justicia divina, sabrán qué decisión conviene tomar.






Traducido por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Camp.
Revisado por Casiopea.



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