L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Nicolino]

La Iglesia hispánica...¿Dónde habían habido más pruebas de fe que en aquella tierra, que había vivido la Reconquista, y vencido tantas veces, en nombre de Dios, al infiel?¿Dónde acaso, aguardaban el renacer de la fe?

Desde Asturias a Córdoba, algún día habían llevado la fe de Aristóteles, bajo la justicia de monarcas de otros tiempos, de obispos guerreros, de huestes de órdenes tiempo atrás extintas, entrara, por la fuerza, la fe triunfante, lanza y estandartes en ristre.

Pensando en ello, el Borgia, en la oscuridad, reflexionaba. Aún dudaba, cuando había sido que comenzara a moverse en la estrecha línea entre el comportamiento instintivo y pasional, y el propio de alguien que cuya experiencia le hacía cauto y dado a la planificación. Aunque nunca sus intrigas habían estado caracterizadas por el secreto...

Solo su voz se oía, sus manos, entrelazadas a aquella cruz de oro y rubí, que pensaba no había sido capaz de honrar. Leía un texto antiguo, que él mismo había marcado, señalando ciertos pasajes:

[lisandross]

En la noche oscura como la tinta para la pluma de su memoria buscaba incesantemente los recuerdos que ya no podía retener, sería la edad o la atención a tantos fieles o el cansancio por incontables viajes ... lo que fuera ya estaba avanzando sus días al descanso final, ya no era el de antaño decía su cuerpo, pero el alma se negaba a reconocer y le daba fuerzas para buscar más una Cruzada o cualquier batalla que librar.

La ciudad ya no era todo el encanto que tenía a su llegada con tantas ganas de aprender y poder trasmitir a sus conterráneos, ahora ya había aprendido un poco y confirmaba que la ignorancia había sido el más lindo regalo para una vida feliz. En un principio se preocupaba con los hermanos de su península, después con los reinos vecinos cada vez más acaecidos entre los herejes y paganos, hoy perdido en la oscuridad de tantos hermanos que ni siquiera conocerán el camino de la Virtud.

Recordó que había salido para encontrar al Conde de Gandía que estaba en la ciudad. Frente a la posada acomoda sus vestimentas y toca la puerta diciendo:

- Buenas noches. Busco al Hermano Nicolás Borja.


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[Nicolino]

Al escuchar el apellido "Borja", que el posadero estaba más acostumbrado a oír en la versión italiana del mismo, supo que venían a buscar a su huésped valenciano. Aquel hombre, nacido romano, hijo de romanos, miró de arriba a abajo al Arzobispo, y comprendió, según las instrucciones del de Gandía, que aquel sí era un invitado deseado.

Lo guió, candil en mano (y no cualquier candil, sino uno de los sucesores de las lucernas romanas) subiendo por una escalera de madera que tendría siglos de antiguedad, y rechinaba demostrándolo a cada paso que daba.

La primera puerta era la que buscaban. El posadero golpeó dos veces con sus nudillos, y pronunció con voz lúgubre:

-Signore...?

La respuesta de Nicolás fue inmediata. Se oyó detrabarse la puerta, que tendría detrás un pesado madero, y se abrió. Ante la luz del candil, la silueta del conspirador que Lisandros buscaba. Con sumo respeto, el Borja besó el anillo del Prelado.

-Os esperaba, Excelencia. Pasad, debemos debatir los planes, no hay tiempo que perder.

La habitación era simple: una cama, una silla, y un escritorio, tinta, pergaminos, y unos cuantos libros que habrían pertenecido a alguna biblioteca vaticana, escritos por autores doctos, sobre los cuales justificaría sus actos.

-Monseñor, todo está hecho.-dijo, dando algunos pasos dentro de la habitación, señalando a mano abierta, en gesto dativo, una carta lacrada, y un pegamino enrollado por un hilo rojo, que había dado la vuelta siete veces alrededor del rollo, antes de estamparle el sello.

-Al menos cincuenta fieles, nobles, gobernadores, consejeros, clérigos, que aún, como los virtuosos de la ciudad de Oane, se mantienen firmes en el mensaje de nuestros Profetas.-hizo una pausa, y añadió-Al menos cincuenta personas que desean apoyar nuestra magna Obra. Traeremos a esta Iglesia la tan ansiada Justicia, impediremos el Cisma, y recuperaremos para Dios a aquellos desviados del mensaje. La Reforma morirá ahogándose por el peso de sus propios pecados y herejías.

A través de la ventana, se veía el Tíber y la Basílica de San Titus, estaban cerca. Finalmente, su trabajo daría sus frutos, y se encontraba expectante. Al menos eso esperaba.

-Sólo hemos de limpiar el camino.
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A schism? Just try it. I will strip you of all you have...

[lisandross]

Lisandro se acerca con alegría y abraza a su hermano, un verdadero ejemplo para los fieles de la Santa Madre Iglesia, dedicado a defender siempre la Iglesia ante todo.

Mira por un momento al pergamino lacrado y dice:

- Un excelente trabajo hermano Nicolás, ya fue permitido por mucho tiempo la herejía dentro de la Iglesia Aristotélica, es nuestro deber limpiar nuestra senda.
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