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Lujuria
Inscrit le: 24 Jan 2012 Messages: 739
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Posté le: Ven Déc 26, 2014 1:07 pm Sujet du message: Del carácter sacro y perpetuo del bautismo |
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Del carácter sacro y perpetuo del bautismo
Texto teológico y canónico sobre los fundamentos del sacramento del bautismo
El bautismo es el primero de los sacramentos que un fiel recibe durante su vida. Infunde el estado de
gracia por primera vez en el alma del bautizado y borra, como nos enseña Christos, los pecados
cometidos antes de la obtención del sacramento bautismal. Por este rito, el creyente se convierte en
un fiel aristotélico. Así es como nos es relatado por los actos y palabras de Christos en su Vida en
el Capítulo XII.
« Entonces Christos se acercó a la fuente y dijo al centurión:
"Por la gracia de Dios lavaré tus pecados con agua, la fuente de la vida."
Y Christos sumergió sus manos unidas dentro de la fuente. Luego roció al centurión
con esta agua susurrando estas palabras: "¡Señor, dígnate a lavar los pecados de este
hombre y darle así una nueva vida entre los creyentes! En el nombre del Señor. Amén". ". »
El bautismo aparece como un nuevo nacimiento. Hace renacer en Dios al que lo recibe,
independientemente de las acciones perpetradas o las palabras pronunciadas. Su alma se lava,
convirtiéndose en inmaculada. Recibir el bautismo aristotélico es entrar en la Comunidad Aristotélica
que forma la Iglesia de Dios en la Tierra. Este es el primer paso hacia la Salvación del Alma en el
Paraíso Solar que es el reino del Altísimo. Porque es por el bautismo por lo que recibimos la gracia.
Y la gracia ayuda a la santificación del fiel. Este enlace de comunicación y comunión con Dios permite
que la fe del fiel sea aumentada, impregnando su vida de los valores y las virtudes aristotélicas. Esta
es la verdadera efectividad del sacramento del bautismo que siembra la semilla santificadora que
conduce a la Salvación. Como dijeron los profetas, cuyo mensaje continúa siendo transmitido por la
Iglesia, "El Altísimo salva y santifica a los hombres a través de los sacramentos, que son las maneras
más seguras, pero no las únicas vías de salvación".
Pero si se entra en la vida aristotélica por medio del bautismo, igual que nuestro nacimiento nos lleva
a la vida en la tierra, esto implica que hay una posibilidad de muerte. Así se presenta la cuestión de la
disolubilidad del bautismo. Porque se dice en el capítulo XII de la Vida de Christos el profeta:
« Entonces, Christos nos llamó a su lado, a nosotros, sus apóstoles
y a uno tras otro nos purificó con el agua de la fuente, haciéndonos renacer. Nos dijo:
"Apóstoles míos, tanto hombres como mujeres, por la gracia de Dios ya han sido lavados
vuestros pecados. Demostradle a Él que podéis ser dignos de este honor que os concede
porque el sacramento del bautismo se podrá retirar a cualquiera que traicione su esencia". »
Sin embargo, Christos también afirma que, como el matrimonio, el bautismo es un compromiso de por
vida. Estas palabras reportadas en el Capítulo XII de su Vida parecen en un primer momento
contradictorias:
"Cuando dos seres se aman con un amor puro y desean perpetuar nuestra
especie por medio de la procreación Dios les permite, por el sacramento del matrimonio, vivir su amor.
Este amor tan puro, vivido en la virtud, glorifica a Dios porque Él es amor y el amor que los humanos
comparten es el más bonito homenaje que pueda hacérsele. Pero, igual que el bautismo, el matrimonio
es un compromiso de vida, por eso, Natchiatchia, si elijes juiciosamente casarte con Yhonny no podrás
ya romper el compromiso”. ».
Entonces se hace necesariamente importante preguntarse acerca de los fundamentos de la vida
como fiel Aristotélico. Por encima de todo, como hemos dicho, la búsqueda de la Salvación en el
Paraíso Solar y el amor de Dios mismo. Así pues, parece que la vida Aristotélica no es sólo la
vida terrenal como se entiende en el sentido físico del término, sino también la vida en el tiempo
y la eternidad en el Cielo.
Por tanto, ¿qué es la muerte aristotélica? Esta es la condenación, alejándose de Dios, para morir
a los ojos del Altísimo, privadose de su visión beatíficadora y del amor de nuestros hermanos en la
Iglesia. La única muerte real para un aristotélico es el Infierno Lunar. De esta manera, cuando
Christos dice que el bautismo es un compromiso de por vida, habla de toda nuestra vida, la terrenal
y la celestial.
Entonces, un condenado está muerto espiritualmente. Su sacramento del bautismo, como todos los
sacramentos que pudiera haber recibido, no sirven de nada pues el enlace entre él y Dios, por el
cual se encontraba participando en su gracia, se ha perdido. Así es el verdadero sentido de las
palabras de Christos que nos decía que seamos dignos de nuestro bautismo en la tierra o nos
arriesgamos a ser eliminado de la eternidad, causándonos sufrimiento y castigo para siempre.
Así llegamos a decir que los sacramentos, que son "regalos infinitamente graciosos y gratuitos del
Altísimo a la raza humana, son eternos y perpetuos." De hecho, la infinita misericordia del
Todopoderoso nos lleva a afirmar que el Bautismo es un sacramento indisoluble, debido a que es el
único vínculo perpetuo y continuo que une a Dios y que permite el acceso, fuera del pecado, a la gracia
santificante de la que Él es fuente. Porque sólo el pecado rompe el lazo que nos une a Dios. Y como la
obtención del conjunto de los sacramentos aristotélicos está subordinado a la existencia del rito
bautismal, sin bautismo, el de la confesión no es posible y, por tanto, tampoco el sacramento de la
penitencia que emana de eso. Disuelto el bautismo, el fiel excomulgado sería condenado
definitivamente al infierno selenita, debido a la imposibilidad de recibir el sacramento de penitencia que
sería la continuación de la confesión de sus pecados.
Ahora bien, Dios es Perdón y Amor, por lo que no puede ser concebible que condene a la eternidad del
infierno a los fieles potencialmente contritos. Por otra parte, la Iglesia, en su Costumbre y su Ministerio,
ha abierto ya en varias ocasiones sus brazos a los que acuden a ella pidiendo humildemente contritos y
arrepentidos, la absolución de sus pecados y la reintegración de sus cuerpos y sus almas en la Comunidad
de la Iglesia y de los Fieles con la esperanza de alcanzar el Paraíso Solar y la gracia salvadora del Altísimo.
Además, como el sacramento del perdón está condicionado a la recepción del sacramento del bautismo,
llegamos a la conclusión de que el sacramento del bautismo no se puede disolver, ya que de lo contrario, un
fiel excomulgado nunca podría reincorporarse a la Comunidad de los Fieles. Christos ha instituido la confesión
que perdona los pecados, por lo tanto, ningún pecado puede resistir una confesión verdadera y sincera
porque el poder de perdonar de Dios es, como Él mismo, infinito. La mera existencia de la propia confesión
confirma la explicación de la aparente contradicción en las palabras de Christos: "la confesión restaura el
estado de gracia de un bautizado que cayó en el pecado y vuelve a infundir la gracia del bautismo en su alma,
por lo que de nuevo vive ante los ojos de Dios, y hace revivir en él las virtudes teologales de Fe, Esperanza
y Caridad"
Para el pueblo de Dios,
Aaron de Nagan,
Arzobispo de Cesaree.
Aristokolès de Valyria
Obispo de Agen
Con la participación de Tibère de Plantagenêt, arzobispo de Rouen, Aymé von Frayner-Embussy,
arzobispo de Arles, decano del Seminario de Provence, legista papal y jurista en la Congregación del Santo
Oficio, Aegon de Valyria, obispo de Autun, legista papal y escritor en la Congregación del Santo Oficio, Pie
de Valence, obispo de Langres, legista papal y escritor de la Congregación del Santo Oficio, Overnas de
Chypre, arzobispo de Malines.
________________________________
Texto teológico y dogmático sobre la base del sacramento del bautismo.
Dado y aprobado en Roma por el Sacro Colegio bajo el pontificado de Su Santidad Inocencio VIII
el ocho de septiembre, domingo, en el año de gracia de MCDLXI.
Expedido y sellado por Su Eminencia Aaron Nagan, Canciller de la Sede Apostólica, el día ocho de
septiembre, domingo, en el año de gracia de MCDLXI .
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