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[RP]Escenas de Sisto

 
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Hermerico



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MessagePosté le: Ven Sep 18, 2020 9:27 pm    Sujet du message: [RP]Escenas de Sisto Répondre en citant

    El lugar, el Palazzetto di Sisto, sede de la Embajada de Castilla y León.


    El momento, ahora.


    El protagonista... bueno, eso depende de vos, ¿no es así?

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☽︎ Xacobo da Lúa, Marqués de Gondomar y las Islas et cætera. || Ανοιξη νίκη!|| Royal Ambassador of Castile-León in Rome ☾


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Hermerico



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MessagePosté le: Mer Déc 16, 2020 3:19 pm    Sujet du message: Répondre en citant

Sisto bullía.

Los sirvientes traídos desde Castilla y los contratados por la Embajada en la propia Roma se afanaban por poner el Palazzetto -¿Eran necesarias tantas cetas y tantas tes?- a punto. Los "meviacagántumare" se mezclaban con los "questodipestidipestodiquesto" en un potente choque cultural aderezado con pesadas cajas. Los dos Cancilleres del reinado de Asdrúbal habían sido romanos devotos, y aunque habían fruncido la nariz ante la elección de un reformado como Embajador, habían hecho lo posible porque Sisto, la Embajada de Castilla y León, fuese cómoda y acogedora para sus embajadores.

Y, hablando del Embajador, Xacobo se erguía como una roca batida por los mares.

De espaldas a la escalera y la estatua, Gondomar contemplaba con gesto solemne los dos retratos, pero su mente estaba lejos, muy lejos, sumida en mil problemas que ansiaba resolver. Un leve carraspeo le devolvió a la realidad, pero no apartó la mirada.

Dime, Gaspar.

Vueftro defpacho eftá lifto, feñor.

Sin responder, el joven Armiño se dirigió al despacho del Embajador. No era una cámara especialmente lujosa -el lujo es dinero mas tiempo y, aunque disparaba con pólvora del Rey, acababa de llegar-, pero parecía cómoda. Un sirviente estaba encendiendo la chimenea, y un amplio escritorio presidía la estancia. Tras este, un par de secretarios colocaban libros y documentos en una estantería. Dos retratos, ambos de inconfundible daLuidad, decoraban su despacho. Dio una vuelta por el despacho, evaluando la disposición. Aquí y allá, señaló algunos cambios que deseaba. Cuando estuvo satisfecho, se sentó en el escritorio. En su escritorio, se corrigió.

Aquí estamos. No lo creí posible.

Gaspar miró a su señor sin comprender. Era normal, claro, que no comprendiera, porque Xacobo tenía la mala costumbre de hablar para sí delante de otras personas. Cuando te pierdes tres de las cuatro voces que intervienen en la conversación -el Marqués tenía una vida interior muy interesante-, es normal que no sigas el hilo.

Ahora lo único que falta es poder salir. No quisiera verme atrapado en una ratonera.-miró a Gaspar.-Sabéis lo que tenéis que hacer.

Esta vez, claro, sí lo sabía. Habían hablado del tema durante el viaje: el da Lúa no temía tener problemas en Roma, pero se había visto forzado a contemplar la posibilidad. Si el día llegaba, debía tener clara la ruta que le devolviese a Segovia tan rápido y seguro como fuera posible. Y Gaspar debía encontrar aquella ruta, armado tan sólo con sus ojos y unas letras de cambio oportunamente firmadas por el Canciller. Debería bastar.

Feñor.

Gondomar contempló a Gaspar salir de la estancia y se permitió mirar al techo, pintado al fresco. Iba a tener que acostumbrarse a aquellas imágenes. Iba, en definitiva, a tener que acostumbrarse a Roma.

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Zebaz



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MessagePosté le: Dim Jan 10, 2021 2:45 pm    Sujet du message: Répondre en citant



¡Olas altas como campanarios! Gritaba el viejo conde llegando al Palacete di Sisto. Se le podía oír casi desde su llegada al puerto. Rezaba y rezaba. Aferrado a un jamón Campeador por si caíamos al mar embravecido. Que golpeaba con una furia titánica al barquito ese. Le gustaba poner un toque de dramatismo a las historias. Las olas en el Mare Nostrum no eran tales como él Conde describía. Poco amigo del agua era el anciano. Los tripulantes y sirvientes que habían acompañado al noble a Roma escuchaban incrédulos aquellas historias. Pero callaban para no ser increpados por la sí ira titánica del viejo.
Ante las puertas del Palacete, se quedó observando la fachada. La primera impresión fue muy buena, y con sus dos bastones se apresuro a ver el interior. Estaba cálido, aquello también le gusto. Y ante las escaleras los retratos de dos reyes de Castilla.

Cuidado, cuidado, !Cuidado¡ Iba subiendo el tono. Tener cuidado con el retrato que soy yo. Le indicaba. Carreaban un cuadro de grandes dimensiones con la figura del viejo conde en calidad de Canciller Real. Y aquello había sido su principal objetivo del viaje. Traer el cuadro a la embajada. Quería que el Marques de Gondomar no olvidase que le vigilaba. Quería que el Marqués lo tuviese siempre presente.

Me alegra ver que habéis preparado bien el despacho para mi llegada. Se dirigió al embajador. No le gustaba mucho reconocer los aciertos del joven gallego, pero aquello fue un detalle. La chimenea encendida y con buena leña para que me encuentre caliente y confortable. Dijo dejándolo pasar para no darle más importancia de la necesaria. Aquí traigo un presente. !Mi retrato! Pronunció eufórico. Lo pondremos encima de la chimenea, que se vea bien. Se acerco a la mesa central, y mirando fijamente al Marqués. En este despacho, podré trabajar bien. Me gusta. Apropiándose de la estancia. He venido a trabajar. Al viejo conde no le gustaba descuidar sus funciones. También para visitar san Titus y rezar. Tenia la esperanza de poder encontrarse con Su Santidad el Papa y que le bendijera. Esperanza que tenia en muchas ocasiones, como en la coronación del Emperador y aun no había tenido la suerte de coincidir en el mismo lugar. Pero los Campeador eran muy pacientes. Ya llegaría el momento, pero no era asunto del Marqués.
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Monseñor don Zebaz Campeador Torres de Borja i Villalonga.
✠Furriel Major✠Gentleman of His Holiness✠
✠Duque de Faenza✠Conde Palatino de San Juan de Letrán✠Comandante de la Orden de Nicolás V.✠
✠Aristotelian since 1456✠Senatorial Herald✠.
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Hermerico



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MessagePosté le: Mar Juin 29, 2021 8:58 pm    Sujet du message: Répondre en citant

    Xacobo tomó aire y lenta, muy lentamente, lo expulsó. Su mesa. Su despacho. Su Embajada.

    Aquí estamos de nuevo, Gaspar.

    Gaspar o, como se hacía llamar ahora, don Gaspar Iáquez de Segovia, asintió sin decir nada. No había mucho que decir. El Marqués tamborileó con los dedos sobre la mesa. Los sirvientes de la Embajada, diligentes, habían seguido dejando papeles con diversos anuncios y notificaciones en el tiempo en que nadie había ocupado Sisto. Por supuesto, la mayoría los conocía -había dejado la Embajada, pero siempre mantenía un ojo puesto en Roma, y había continuado ayudando, aunque fuese de modo extraoficial, al Canciller. Tenía que repasarlos, no obstante, algo podía habérsele pasado por alto.

    Gondomar presente y listo para el servicio.-dijo, con sorna.-Soldados, calen armas.

    Destapó un tintero, en el que mojó una pluma y alcanzó el montón de documentos. No todas las espadas están hechas de metal.

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MessagePosté le: Mar Oct 19, 2021 11:28 am    Sujet du message: Répondre en citant

    Una campanilla anunció la llegada de un visitante y, de entre la montaña de objetos, surgió un hombre de nariz grande y ojos pequeños y llorosos. Vestía un rojo desvaído, con sombrero a juego, y se frotaba las manos.

    Buongiorno, nobile signore!

    Xacobo, completamente inmune al tratamiento obsequioso del romano -en realidad, completamente inmune al tratamiento obsequioso de cualquiera que quisiera meter mano en su bolsa-, saludó vagamente mientras recorría la tienda. Era una especie de... es difícil decirlo. Había objetos por todas partes, y no había dos iguales. Había pinturas que enseñaban la vida de los Santos, de muy diversa calidad. Había estatuas, había figuritas, había estampas, había cruces de todas las formas, colores y tamaños. Había joyas de coral, libros y artefactos cuyo origen el Marqués sólo podía imaginar. Era una especie de almacén de curiosidades, a dos pasos de Sisto.

    Cosa desidera il nobile signore? Abbiamo santini benedetti sette volte da Sua Santità, libri di preghiera così splendidamente illuminati da essere quasi blasfemi. Forse una croce in oro bianco e zaffiri per una signorina?

    Sólo estoy mirando.

    Se paró ante los cuadros, mirándolos con ojo crítico. Alargó la mano para moverlos un poco y verlos mejor. Algunos eran un espanto, pero otros no estaban mal. Uno, le gustó especialmente, y mostraba a Santa Kyrene predicando la tolerancia y el amor a los dos soldados, justo antes de que uno de ellos, harto, se volviera y la golpeara con el escudo. Golpeó suavemente el marco para indicarle al dueño que lo deseaba, y un rápido intercambio de palabras cerró el asunto del precio. Estaba a punto de marcharse cuando su mirada se vio atraída por una figura femenina, tallada en madera.

    ¿Qué es?

    En tiempos, probablemente habría estado pintada, pero ahora la madera, oscurecida por la edad, quedaba al descubierto. "¿Qué es?" era una pregunta que, realmente, se entendía como "¿Qué tiene de especial?", porque era evidentemente una Magdalena. El culto mariano era muy popular en la Península Ibérica, y cualquier íbero podía reconocer sin problemas la imagen. Pero era una talla relativamente tosca, no muy rica, que destacaba justamente por su discreción. Algo tendría.

    Ah, nobile signore, è l'immagine della Madonna delle Lacrime! Era su un'isola al largo della costa dalmata, ma i pagani la rubarono. Per secoli andò perduto, finché un fulmine divino distrusse il palazzo dell'imperatore pagano, e la statua, miracolosamente caduta in una barca, tornò a Venezia, dove fu ritrovata. È una statua miracolosa, vedete, ogni notte, al tramonto, la figura versa delle lacrime. Dieci cento ducati per voi!

    Había levantado los diez dedos de las manos. Gondomar hizo como que valoraba la historia y levantó un dedo.

    Un ciento. La talla es tosca.

    E miracolosa. Otto cento.

    Es madera basta, sin pintar. Tres.

    È una meraviglia di questo mondo. Sette.

    Eso decís, pero quien se arriesga a ser engañado soy yo. Cuatro.

    Sei, nobile signore. E perdo soldi.

    Cuatro cientos y medio, y seguiré viniendo aquí.


    El hombre meneó la cabeza y terminó por asentir, aceptando el trato. El Marqués asintió a su vez, satisfecho. Habría pagado lo que pedía el hombre sólo por la posibilidad de que la figura fuese lo que decía que era, pero regatear no era tanto una cuestión de dinero como de cultura.

    Enviad ambas piezas al Palazzetto di Sisto. Allí os pagarán.

    Unos instantes más tarde, la campanilla volvía a sonar, anunciando esta vez que el noble gallego salía de la tienda hacia las transitadas calles de Roma.

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MessagePosté le: Ven Nov 05, 2021 12:53 am    Sujet du message: Répondre en citant

    En algún momento,
    pero en Otoño.


    En un pequeño salón, sentado en una butaca, frente al fuego prendido, el Marqués de Gondomar leía un apasionante comunicado con el membrete de la Cámara Apostólica, la más apasionante de todas las apasionantes secciones que comprendía la Iglesia Romana. Hacía frío fuera, por eso estaba en aquel salón, fácil de caldear. Y estaba aburrido, aunque la razón por la que combatía aquel aburrimiento leyendo aquel documento en concreto escapa del entendimiento humano. Contuvo un bostezo. Le gustaba aquella embajada, pero últimamente la carga de trabajo, de trabajo interesante, se había reducido casi a cero, y el joven Armiño era poco más que un recadero con caché. Breve aquí, bula allá, nomíname, nomíname, otro nuevo Cardenal, elévame, elévame. Sus estancias en Sisto, siempre breves, pero periódicas, transcurrían sin muchas más preocupaciones que ir de compras por las muchas tiendas de aquella ciudad. Se sentía enjaulado.

    Gaspar.

    El escudero se acercó en silencio. Por supuesto, el Marqués no era de la clase de hombres que se quedan tranquilitos en una esquina viendo el Tíber bajar. Y así, caminando en la delgada línea gris entre el blanco y el negro, había decidido enviar un discreto billete con una educada y escueta invitación hacia un hombre al que no conocía más que por su nombre. Y por su nombre vaya si le conocía.

    Si el Cardenal llega, no le hagas esperar y tráele directamente aquí, ¿de acuerdo?

    Gaspar asintió y salió del salón, dejando a Xacobo sólo con el fuego y el aburrido comunicado. Una mano, pálida como la luna, se introdujo en su pelo, rubio ceniza, masajeándose el lateral de la cabeza. Intentó retomar la lectura pero, una y otra vez, su mirada, verde brillante y carente de emociones, se desviaba hacia la ventana emplomada, donde las gotas de lluvia se estrellaban con violencia. No tenía claro que fuese a acudir. No era el Papa, claro, pero casi. Pero así eran las cosas. Gondomar le había invitado un día a una hora, y ese día y a esa hora le esperaría.

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Roderic_
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MessagePosté le: Sam Nov 20, 2021 10:46 pm    Sujet du message: Répondre en citant

El otoño se encontraba sobre Roma, la temperatura ya había comenzaba disminuir y los ánimos en algunas personas comenzaban a menguar. ¿Por qué las personas encontraban tan tristes estas épocas del año? ¿sería el frio? No lo encontraba lógico, lo único molesto era la cantidad de ropa que debía de utilizarse para poder entrar en calor. Las oficinas como siempre se encontraban llenas de papeles, cosas que debían de supervisarse, investigarse e incluso dar resolución a temas inconclusos como las supuestas afrentas a la tregua dominical.

Se me había extendido una invitación que en otras circunstancias me parecía lo más extraño o incluso poco deseada según algunos. Pero el mundo era algo cambiante y sin duda alguna, no podíamos quedarnos con ideas tan cortas o tan estrictas sobre lo que no debe de hacerse o con quien juntarse. Por lo que despeje mi tarde para poder asistir a la cita indicada e hice los preparativos necesarios para que todo fuera tranquilo.

Una pequeña escolta de no más de dos guardias me acompañaba, uno vestía con los colores de mi casa mientras que el otro lo hacía con los colores de la guardia romana. En mi caso había optado por ropa completamente negra a excepción del solideo y una capa abrigadora del color cardenalicio, además del anillo y la cruz pectoral que corresponden a mi rango. Uno de mis asistentes que siempre me acompaña realizo el anuncio de mi llegada. Al parecer ya nos esperaban porque nos hicieron pasar directamente hacia la habitación donde se encontraba el Godomar
Buenas tardes Excelenciadije por saludo mientras extendía mi mano con el anillo es un placer conocerle, he escuchado muchas cosas sobre usted
_________________

Cardinal Dean // Cardinal Bishop // Cardinal Vicar Grand Inquisitor // Prelate of Honour of His Holiness //
Archbishop sine cura of Sassari and Urbino // Bishop sine cura of Urgell // Chancellor of the Order of Saint Nicolas V .
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Hermerico



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MessagePosté le: Dim Nov 21, 2021 12:15 am    Sujet du message: Répondre en citant

    La puerta se abrió y por ella entró el Cardenal. Xacobo se incorporó y se acercó a recibirle.

    Eminencia.

    Se inclinó sobre el anillo que se le ofrecía, pero no llegó a posar los labios, vieja costumbre que mantenía. Al fin y al cabo, sólo tras la muerte sabrían el Roderic y Xacobo quién de los dos tenía razón, si es que alguno la tenía, y no había motivos para añadir combustiones espontáneas antes del momento de reunirse con el Creador. Con un gesto, le invitó a tomar asiento pero, antes de hacerlo él mismo, chasqueó los dedos en dirección a Gaspar. El joven escudero sabía lo que tenía que hacer.

    Bienvenido a Sisto. Sois el primer Cardenal que lo visita desde que nos fue entregado. Vuestro predecesor estuvo a punto, pero al final nuestras respectivas obligaciones...-dejó las palabras en el aire.-No estoy tan a mis anchas para agasajaros como lo estaría en Sevilla, pero no penséis que carecemos de comodidades. Gaspar traerá un poco de mojama de atún, procedente de las almadrabas de la costa gaditana, y algo de manzanilla. Si gustáis de otra bebida u otro alimento, os lo ruego, no os contengáis. Es la mía una tierra hospitalaria, y en esta Pequeña Castilla queremos estar a la altura.

    Estudió con atención a su interlocutor. Joven, sin duda, algo más que él mismo, si no se equivocaba. Pero había llegado alto, eso quería decir listo y ambicioso. Xacobo no creía realmente en la suerte, pero respetaba a quien quería llegar lejos y lo lograba. Vestía rico -el rojo y el negro eran los tintes más caros, Gondomar lo sabía porque producía uno de ellos-, pero sin alardes. Xacobo mismo vestía en discretos tonos de gris, pero en buen paño.

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