L'Eglise Aristotelicienne Romaine The Roman and Aristotelic Church

[Dunpeal]

O cardeal Dunpeal ouvia as palavras do futuro rei com atenção. Nunca vira palavras tão sinceras ecoarem nesta basílica. Era uma promessa de um futuro melhor para os crentes, um começo apoiado na verdadeira fé. A luz invadia a basílica e Anzo parecia um semi-deus perto do altar. Estava calor mas o cheiro de jasmim disfarçava o suor. Realmente...o nascimento de um rei da água benta.

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Cardenal Dunpeal a escuchado las palabras del futuro rey cuidadosamente. Nunca he visto tales palabras sinceras se escuchen en esta basílica. Era una promesa de un futuro mejor para los creyentes, un principio basado en la verdadera fe. La luz invadió la basílica y Anzo era como un semi-dios, cerca del altar. Hacía calor, pero el olor a jazmín encubierta el sudor. ... Realmente el nacimiento de un rey de agua bendita.

[Eduardo_de_laguna]

Tras el segundo juramento, el Primado sentenció:

_Si así lo hicierais, que Dios os lo premie, si no, que os lo demande.

Se giró hacia las grandes puertas de la Basílica, y golpeó ceremoniosamente en ellas con su báculo en tres ocasiones, tras lo cuál, exclamó:

_Si sois digno de tal gloria, que se os abran las puertas de la casa del Señor.

Tras unos segundos, los majestuosos maderos comenzaron a mostrar el interior del templo. La luz del exterior invadió la nave central, donde los invitados esperaban impacientes. Al fin, las puertas se abrieron de par en par, y los invitados se pusieron en pie.
Los prelados, bajo palio, fueron los primeros en internarse en el recinto sagrado, al tiempo que el coro comenzaba a cantar el Non nobis Domine. Tras ellos, Don Anzo, seguido por la familia real y el séquito. Todos avanzaban por la gran cruz latina que formaba el edificio.
En el crucero, bajo la sublime cúpula, esperaba un trono de oro y terciopelo escarlata. A su derecha, un sacerdote sostenía en un cojín de iguales colores el cetro real, a su izquierda, otro clérigo sostenía en almohadón idéntico el orbe. Sobre el altar, en una bandeja de plata con el escudo de Valencia grabado, la corona de oro y brillantes aguardaba a su dueño.
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[Misbudita]

Finalmente el momento habia llegado....tres golpes y al fin, las puertas se abrieron de par en par, todos se pusieron de pie. Allí Misbu Pam y Yipi, temblando de emoción vieron primero a los prelados, bajo un palio, justo en el momento en que el coro comenzó a cantar....Misbu sentía sus piernas temblar...y la música comenzaba a erizarle la piel....tras ellos, Don Anzo, seguido por la familia real y el séquito Real.
No pudo evitar dejar correr las lágrimas...era emocionante...el coro hacía vibrar el recinto llenando el aire de celestialidad....el traje blanco bordado de oro...los colores de los clerigos...toda una armonía que difícilmente se pueda describir en palabras....
Y ella estaba allí....no daba crédito a lo que le estaba pasando.
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[Jaime]

Jaime Se giró al ver entrar la luz a sus espaldas.

-¿Ves? Que la puerta era esa, no podía ser tan pequeña, por eso había tanto tráfico a la entrada, debía ser la sacristía...- explicó a Alman -Y eeeeeeeeeeso explicaría que hubiera tantos armarios llena de ropa de cura que abrimos.

-¿¿¿Que no era el guardarropía???- exclamó el moro -Pues yo no pienso devolver todas las sotanas que hemos pillado...

Después de el par de collejas que les dio Alodia por ofrecer los ricos paños robados de la clerecía a cada persona que entraba ("me lus quitan de las manos los paños de lus curas") se dieron cuenta de que aquellas figuras menudas a las que aplaudían eran un par de monaguillos que andaban de aquí para allí encendiendo velas por el altar.

-Yo es que sin las lentes no veo nah, además estamos lejísimos...- se excusó Al.

-Y yo creo que he pasado con los helados de whisky con pasas...

De repente, otro par de personas más los achucharon para que dejaran entrar a otro par de fichajes llegados para calentar el banquillo. Jaime miró a la derecha y vio que le había tocado al lado de Urania. Armándose de valor y comprobando que la muleta estaba lejos del alcance de la muchacha intentó entablar una conversación amistosa con ella.

-Estoooooo.... Hola guapa, dice Al que siempre andas herida... ¿Es verdad eso de que te usan de proyectil para los cañones? ¿Y duele mucho?

No sé por qué le daba le impresión que había empezado mal.

[Anzo]

Finalmente las puertas se abrieron, y entraron los prelados. Tras ellos, él y su esposa, a quien asió fuertemente de la mano durante un instante y miró con ternura a los ojos. Fue algo breve pero intenso, de nuevo miraron al frente y su mujer puso su brazo sobre el suyo, ambas manos, una sobre la otra, sin poder estrecharse como hubiera querido. Su expresión se tornó severa, otra vez. Los nervios los tenía a flor de piel cuando un sacerdote comenzó a entonar el non nobis, Domine, y a él le siguió el resto del coro.

Un paso, y tras él otro, sus piernas le obedecieron, y prosiguió con solemnidad hacia el trono, que aguardaba frente a la corona, junto al cetro y al orbe, los símbolos de la monarquía. El camino lo dibujaba la luz que, sin el obstáculo que suponían los enormes maderos, invadió la basílica. Miró al cielo, la claridad que entraba por el vitral terminaba el trazo hasta el trono.

Enorme era aquel edificio, y lento su paso, tuvo tiempo suficiente para distinguir numerosas caras conocidas, algunas no las ubicaba, otras le eran totalmente extrañas. Acudieron portugueses, castellanos, aragoneses, catalanes, franceses, italianos y, cómo no, valencianos, de quienes sería el Rey. Rex Valentiae, "cuán digno ministerio me conferís, Señor".

Cada vez las voces del coro sonaban más fuertes, más profundas, hasta adueñarse del recinto. "Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam" rezaban sus letras, Dios y Valencia así lo habían querido, no les defraudaría, llevaría a su Reino el mayor de los esplendores, su sola mención provocaría el estremecimiento de sus enemigos, el elogio de sus aliados, el interés de quienes no tuvieran el honor de conocer su tierra. La prosperidad y piedad de sus gentes serían dignas de encomio. Que el amor hacia su pueblo le fuera devuelto, y así podrían llevar a cabo grandes empresas.

Pensando en ello habían llegado frente al gran sillón dorado y escarlata, los prelados fueron abriéndose hasta quedar divididos a ambos lados del altar, y a él se dirigió el Primado. Llegó el momento de separarse, a su señora le esperaba un trono bajo palio a la izquierda del templo, un lugar privilegiado pero distante, antes de que se alejara apretó nuevamente su mano y le sonrió, ya estaba más relajado.

Aún no era el momento de sentarse en él, en medio del crucero, hincó ambas rodillas en el suelo, juntó sus manos y agachó la cabeza, a la espera del sermón.

[Rose_de_anthares]

Las palabras del Primado fueron las que iniciaban un proceso del cual ningún valenciano estaría exento.

Don Anzo de Berasategui sostenía la mano de su esposa, la reina, y avanzaba tras los prelados. Tras sus majestades, los principes de Aragón don Alexander y doña Volvoreta, luego los Infantes Zeian, Yuste y ella misma.

Cuando le tocó ingresar, sentía que las piernas le temblaban. ¿A ella?; quién había enfrentado situaciones diversas; Sí, a ella, le temblaban, porque nunca le había tocado sentirse así, extremadamente emocionada y nerviosa a la vez. La basílica, su magnificencia y la emoción de la gran cantidad de invitados le hicieron respirar profundamente y saber que había llegado el momento.

A paso firme avanzó, dos veces se había sostenido con fuerza del brazo de Yuste y éste lo había soportado, dos veces y le había sonreido para tratar de explicar lo que le sucedía. No le conocía bien pero extrañamente sentía que él lograba entenderla.

Con mirada altiva, orgullosa y un semblante que demostraba felicidad llegó en compañía de la familia hasta el lugar donde se les había asignado, presenció las miradas entre los reyes y como éstos se profesaban siempre y en cualquier instante un amor lleno de fuerza. La reina debió alejarse solo un poco, Don Anzo tomaba su lugar de rodillas frente al trono, su corazón volvía a emocionarse por lo que acontecia y un suspiro profundo salió desde su pecho. Los nervios se hacían presente otra vez, pero aquello no le importaba, solo saber que estaría presente en uno de los momentos más importantes del Reino de Valencia.
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¡Gloria eterna a los Héroes y larga vida a los seres anónimos!

[Al-mansur]

el moro estaba ya emocionado pensando que el chou andaba para finalizar cuando se abrieron las puertas y entro toda la tropa.

Pero a quien leches andabamos aplaudiendo?? se pregunto, mientras achinaba los ojos para ver mejor en direccion al altar mayor donde los monaguillos se terminaban de largar despejando la zona.

Mientras la esposa V, ya regresada, se puso a hacer señas a la cuerva y cia indicandoles que aqui habia sitio, la jodimos tocara apretarse con lo anchos que estabamos penso aunque lo que mas rabia le dio es que a Vladie Alodia no le recrimino nada y a el y a Yimi les habia dado de gorrazos por tres aplausos de nada. Tipico de las mujeres apoyarse entre ellas....

Tras la explicacion de porque en los armarios no habia mas que ropa de cura y ni un escudo comprendio que definitivamente las ceremonias aristo eran demasiado complicadas para el. Ahora mismo se ponian a cantar¡¡¡ vale la musica no era una maravilla y en absoluto bailable, pero joer se supone que en todas las fiestas la musica va al final no en medio ¿no?
Por si acaso pregunto primero a la mensa, no queria volver a meter la pata.

- ¿Oye a los que cantan se les pueden hacer peticiones?

[Urania]

[Shilien]

Estaban todos aplaudiendo, y ella miraba hacia todos los lados, buscando la razón.

Caramba, pero ¿por qué aplaudirán las mujeres asi de raro? Mirar que se golpean con los dedos el reverso de la mano...le susurró extrañada Shilien a Eloli1.

El Caballero no pudo más sino reirse y muy tiernamente, casi que paternal, le respondió
Querida, así aplauden las mujeres de sociedad para no lastimarse...

Ella giró de nuevo su cabeza para mirar a su alrededor y decidió "aplaudir" así.
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[yuste]

El príncipe de Valencia avanzaba, sostenía la mano de la reina, eso observaba la mayoría de la gente, sin embargo para Yuste era mas que eso, el veía a sus padres, profesándose aquel cariño que siempre había sentido entre ambos, profesándose el amor con el que habían engendrado a sus descendientes, acompañándose, como siempre, en esta difícil etapa de sus vidas.

Yuste avanzaba mientras dejaba que Rose se sostuviera de su brazo, sintió un par de veces fuerza cuando le sostenía y volteaba a mirarle, observaba su sonrisa y adivinaba su emoción – tranquila, alteza, que no voy a entregaros en matrimonio – le sonrió diciéndole eso para relajarle un poco – hoy luce hermosa mi madre, no creéis? – le susurro mientras avanzaban – y vos, no dejáis de estarlo tampoco –

Así avanzaron hasta que el príncipe llego hasta el ya casi rey de Valencia llegaba a colocarse de rodillas frente al trono, la comitiva se acomodo en los lugares respectivos de cada uno – venga alteza, desde aquí tendremos gran visión – avanzo hasta el lado izquierdo junto con la comitiva acomodándose mientras su mirada estaba fija sobre su padre – tan recio, elegante y sereno, así siempre os recuerdo – dirigía sus pensamientos mientras miraba al rey esperando ser coronado.
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[eloli1]

Las voces del coro inundaron la Nave Central de la Basílica y el murmullo fue aplacándose paulatinamente conforme avanzaba el cortejo, que iniciado por los prelados se dirigía hacia el altar, el aroma a incienso mezclado con exóticos perfumes penetraba en las narinas de Eloli1 y cierta ansiedad producto de tan inigualable expectáculo le dominaba.

Por esa razón con mucho cuidado de mantener su voz baja pero lo suficientemente audible dijo a Juanelo:
"- Os habeis dado cuenta que entre este mar de gente no hemos podido divisar a ningún otro castellano, cuantas personas crees que estarán asistiendo a esta ceremonia?"

Y acto seguido sin esperar respuesta comentó:
" - Dime Shilien has podido divisar a algún conocido desde que entramos a la Basílica?"
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[Yaiza]

Tariroriiii tiriroraaaaa laralalaaaaaaa lirililiiiiii…………….
La bonita melodía de ascensor sonaba de forma suave y apenas interrumpida por el estallido de las ampollas al explotar.

- Con lo mona que estoy yo tostadita y lo mal que me queda el moreno peón.

La única neurona activa de Yaiza estaba de año sabático pero de vez en cuando conseguía ‘conectar’ con el resto.

- Ruedas!!!!!!!!!!!!! Pero que majos mis esposos que al final me han comprado vehículo.

Yaiza buscaba con el ojo bueno el cambio de marcha y el embrague sin éxito.

- Pero que meggde es esto??? ( sí, sí, meggde que una también intenta eso de los idiomas) una silla de ruedas??!!??!!

Definitivamente en los planes del moro y la niña seguía sin entrar lo de ‘motorizarla’.
Una paisana se acercó con cara de pena (de mucha pena, pero mucha mucha ehhh) y depositó en el cuenquillo que Yaiza (vete a saber porqué ) tenía en el regazo, una moneda.

- Anda!! , pero que maja la abuela. Que Averroes te de salud para ganar mucho dinero y conserve tu generosidad.

Imágenes inconexas comenzaban a aparecer en su cabeza, un punto, una pared, ciudades, ciudades y su esposa número V metiéndole una cuchara con sopa boba en la boca.

- Pero ……… Me ha reventado el cerebro y no me he dado cuenta? Y dónde están mis esposos? y a dónde vamos? y de dónde venimos? y qué fue primero la gallina o el huevo?

Demasiadas preguntas sin respuesta. La neurona activa de Yaiza empezaba a echar humo de tanta actividad cuando de repente, REBELION!!!!..................

Clic….. el cerebro que ha marcado no se encuentra disponible en este momento. Puede dejar su mensaje después de oír la señal, Piiiiiiii

Tariroriiii tiriroraaaaa laralalaaaaaaa lirililiiiiii…………….
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[Liliana]

Lilyan se encontraba al final de todo de la basílica apoyada en una de las descomunales columnas que había en el templo. Iba vestida con su traje de gala del tercio.

Vio a muchos conocidos repartidos por el Templo, algunos con los que había pasado muy buenas veladas y otros con los cuales preferiria no cruzarse jamás.

Miró a Anzo que estaba con rostro sereno y concentrado en lo que el Primado le decía, ya hacía mucho tiempo desde que lo había conocido en una taberna de su pueblo natal, Tortosa, le había hablado de una tortilla con setas especiales que quería preparar para una persona... Una sonrisa iluminó la cara de la catalana al recordar la escena.

También estaba por ahí el menso de Ducce que para sorpresa de Lilyan no había ido acompañado de una de sus amantes vacunas sino de su ahijada Ensines. Lilyan se quedó pensativa recordando todo lo que había vivido con él.

Muchos rostros conocidos y algunos desconocidos, parecía que Anzo no había hecho mucha selección a la hora de enviar las invitaciones, su pobre escribano todavía debia estar doliendose de la muñeca.

Lilyan suspiró mientras buscaba a MaxStar, el Maestre de Campos del Tercio y a Flavio, el Sargento Mayor de Aragón.

Por fin vio a Max y le hizo un gesto para que se uniera a ella. Después de saludarse y de que Max le presentara a su acopañante siguieron la ceremonia en silencio.

[Pampita.y.Misbudita]

Estaban las dos atentas...muy atentas...mientras Yipi las miraba con cara de ¨que estaran tramando?¨ .... la emoción era mucha...el momento era inolvidable...las retinas engalanadas ante tanta belleza y fastuosidad juntas...era difícil cerrar los ojos...tan siquiera para parpadear.
Misbu apretó fuerte las manos de Pampi y de Yipi...y los miraba alternativamente a uno y a otro, con los ojos llenos de lágrimas...
Valencia estaba a punto de tener su Rey...un rey elegido...un rey apreciado por todos...un rey que seguramente haría honor a tan grande compromiso...

[juanelo]

Juanelo se acercó a la oreja de Eloli: “No se la cantidad de gente que estamos aquí, pero el cálculo no debería ser difícil: no cabe nadie mas en los bancos y hay gente de pie en los laterales. En algún sitio debe constar la cantidad de gente que cabe en San Tito. Sin necesidad de acudir a los textos, te puedo asegurar, Elo, que somos muchos”

Se ajustó los lentes verdes en lo alto de la nariz y estiró el cuello intentando mirar a su alrededor. Una vez hecha lo que parecía una comprobación volvió a susurrar a sus acompañantes: “Ciertamente no parecen ser muchos los castellanos. Yo, al menos no distingo una representación suficientemente cumplida”

La ceremonia continuaba con los cánticos. El calor en el interior de la basílica, a pesar de su tradicional ambiente fresco, era demasiado caluroso, tanto por la fecha en pleno verano tórrido romano, como por la gente que, curiosamente – reflexionaba Juanelo – en estos actos suele juntarse más de lo habitual, los que quieren tener acceso visual a la ceremonia tiene su lógica, pero los que ni desde lejos lo pueden ver reaccionan de la misma manera.

Debía quedar ya poco para que las campanas rompiesen a sonar en el cielo de la ciudad eterna anunciando al orbe la coronación de Anzo como nuevo rey de Valencia. Juanelo no consideraba una mala decisión la de haber elegido Roma para ello. Suponía que con ello quería hacer notar cierto carácter de universalidad al acto, y sobre todo una especie de aviso a todos los reinos ibéricos.

Volvió a cuchichear con Elo: “A esto le debe quedar ya no mucho. Elo, lo importante para nosotros es que exista una buena armonía entre las dos coronas, la castellana y la valenciana encarnada por Anzo. Entiendo como muy necesario el contacto permanente entre los monarcas de los dos estados. Y, de paso, he de decirte que estoy como loco porque lleguemos a la cosa de la comida. Estas cosas siempre dan hambre”.