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[ESP]El Libro de la Hagiografía - Apóstoles

 
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Kalixtus
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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 3:24 am    Sujet du message: [ESP]El Libro de la Hagiografía - Apóstoles Répondre en citant

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Kalixtus
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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 3:32 am    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de la Apóstol Santa Kyrène


    Kyrène era 3 años menor que Christos. Profesora en historia helénica, ella estaba dotada de un gran conocimiento de la filosofía de Aristóteles, vivía para enseñar y se encontró naturalmente atraída por la enseñanza de Christos. Durante el mismo tiempo, predicando amor y tolerancia absoluta, había convertido una antigua milicia, haciéndola depositar las armas, prefiriendo la búsqueda de una paz constructiva con los Romanos a las tentativas infructuosas de obligarlas al principio por la fuerza.
    La visión de amor liberada por Christos hizo que ella fuera una de las primeras mujeres a las que aceptó para ser uno de sus apóstoles del Amor universal, siempre en busca del amor desinteresado. Ella ya predicaba a sus alumnos y de ella viene la cita «Quiérase los unos a los otros; así como Christos nos quiere, a nosotros también. Quiéranse los unos a los otros; y todos ellos entenderán que son sus discípulos, si tienen amor los unos con los otros.»

    Después de la crucifixión, ella continuó recomendando el Amor y la compasión, la muerte de Christos le había confirmado su opinión que era preferible aceptar su destino, cualquiera que fuese, más bien que usar la violencia para intentar modificarla. Sin embargo, ella reflexionaba sobre lo que el Mesías Christos le había dicho un día: «Acepto mi destino que tengo que sufrir por Amor hacia vosotros, y mis obispos no tendrán la misma misión. Usted debe vivir por la palabra, pero otros tendrán el destino de protegerle con la espada, porque la humanidad lleva todavía una parte demasiado grande de sombra en ella. Viva y predique, pero acepte que algunos deben llevar la carga de la espada para defender la Iglesia si ella es atacada. Sin embargo ellos nunca deberán utilizar la espada para sus ambiciones propias, o bien de sus jefes.»

    Un día, aproximadamente diez años después de la muerte de Christos, mientras que ella andaba por Jerusalén para reunir a sus alumnos, ella vio a dos soldados romanos que daban una paliza a un vagabundo y se interpuso con estas palabras:

    "Pero por el Amor del Creador, paren esa violencia, ¿Qué quieren de este pobre ser para ser tan brutales?"

    Ambos hombres se volvieron mirándola para decirle que se fuera a ver más lejos, si no deseaba hacerse mostrar cuánto eran capaces de quererla... Ellos se fueron riéndose arrastrando al desgraciado detrás de ellos. Kyrène los siguió recomendando el amor de la tolerancia, hasta que uno de los dos soldados dio media vuelta, y la golpeó con su escudo. Sólo la llegada de un grupo de sus alumnos hizo huir a ambos soldados, y con ellos a su víctima. Le ayudaron a levantarse, y sus alumnos le dijeron:

    "Pero, maestra muy santa y noble, ¿Cómo, nosotros quiénes negamos la violencia, podemos oponérsenos al de otros?"

    Ella les hizo su curso sobre este tema. Desde la destrucción de la gran ciudad de Oanilonia, las comunidades humanas se habían organizado al principio alrededor de reglas morales que contemplaban su propia supervivencia. Las reglas morales existen porque los seres humanos son libres de su propia elección, y porque una parte en ellos todavía escucha el mensaje de los violentos. Porque el humano debe tender hacia Dios, pero es todavía ocupado de sombra. Así como él tiende hacia la perfección, sabe naturalmente como hijo de Dios, ser razonable y capaz de escoger la razón, pero todavía debe ser guiado. Debemos tender hacia una comunidad según leyes universales, y el camino más largo es hecho de palabras y de amor. Es a este fin cuando el humano recibió la palabra y la escritura. Pero a veces la humanidad tomará el abreviado de utilizar la espada, porque él también fue dado al hombre por Dios. Y sin embargo, la espada ha sido dada al hombre como la Criatura sin Nombre ha sido dejada entre nosotros, con el fin de tentarnos, y para que la olvidemos como arma. Un día os lo digo, viviremos en un mundo de amor donde sólo nos importe lo que el Altísimo ve en nosotros, y tampoco eso que nuestro vecino ve allí, y en ese día únicamente las armas no saldrán más de su funda. Pero para que llegue este día, deberemos separar la espada y la palabra, esto sin descuidar por eso el recurso de la espada para los que escogerán defender a los sacerdotes del Altísimo. El Mesías vino para definir reglas, porque como Aristóteles ya le dijo «Hay que preferir contentarse con lo aceptable que exigir lo imposible directamente». La violencia es pues aceptable contra la violencia, si el fin es la justicia o la defensa de la verdadera fe. Debemos poder oponer la palabra a la palabra, pero también el hierro al hierro.

    No seamos como la tribu de los Bisounours, que no supo comprender que a veces las cosas no pasan como a ellos le haría falta, que no debemos esperar de Dios que nos proteja, porque nos dio la oportunidad de hacerlo. No podemos agradecerle por el libre albedrío y recuperarnos de esa ceguera a los acontecimientos. Recuerde, justo después de la destrucción de Oanilonia, que esta tributo que tenía siguió el éxodo le pidió a Dios un oasis, en el centro del desierto. Un lugar bendito por Él, donde ellos tendrían todo a su disposición y podrían vivir de concurso de belleza, de fiestas paganas y permanentes, y donde a ninguno les imponga nada más sólo de gustar y ser el preferido. Ellos pidieron tanto y tanto que Mhour les había respondido: «Ayuda tú y el cielo te ayudará». Después de haber deliberado esta respuesta, ellos no lo comprendieron y creyeron que bastaría con irse y que una vez más Oane aparecería entre ellos, dando lo que pedía. Ellos se fueron sin nada, con el fin de que esto dure menos tiempo, en dirección de la salida del sol, para desaparecer finalmente para siempre y hacerse una leyenda simple. Nuestro creador nos dio los medios de protegernos de la lluvia, nos dio la ciencia de la construcción, pero ¿Criticamos al leñador que derriba árboles para él? El Creador no nos permitió nacer vestidos, sino hizo posible los tejedores, que necesitan hacer matar a animales como a los carniceros...

    Cada uno tiene su sitio, el soldado tiene su sitio de la misma manera para ayudar a la construcción de la Iglesia, pero tiene una gran responsabilidad. Porque como el leñador no debe cortar de árbol si ninguno lo necesita, el soldado no debe hacer fluir la sangre inútilmente. Así como el leñador no tiene odio contra el árbol, el soldado no debe tener odio hacia su enemigo, y debe tratarse sólo si la causa es justa y aprobada por Dios. Si combate sin odio, para servir las intenciones del Creador, y respeta los días de oraciones, es perdonado.

    La elección de la razón, en el momento de tomar una decisión, es lo que conduce hacia el Altísimo, porque la razón arrastra la comprensión, la comprensión conduce a la amistad desinteresada, la amistad conduce al Amor perfecto, y el Amor educa hacia Dios. La violencia lleva infaliblemente hacia la exclusión y alejarnos al rencor, así nos alejamos del Altísimo. Así, la eliminación progresiva de la violencia es, al mismo tiempo, el secreto de las morales y el mismo criterio de toda acción política que quiere moral.

    Después de que muchos de sus predicadores hubieran desaparecido, después de haber sido llevados por soldados del imperio, ella era la autoridad aristotélica en Jerusalén. Aunque no violenta, se resolvió a crear a una guardia acercada para proteger a los predicadores de Jerusalén, y nombró a uno de sus discípulos Vicio-dominus (origen del título de vidame) para dirigirla. Muy lejos de ayudar a sus sacerdotes, esto inquietó al prefecto que hizo alcanzar a todos los que llevaban la cruz aristotélica. Él hizo matar a los que llevaban un arma por traición hacia el imperio de Roma, y condenó a la crucifixión a los que poseían el vestido de sacerdote. Los simpatizantes tuvieron la elección de renegar de Christos y a sus discípulos o de acabar al lado de Kyrène. Todos sus discípulos escogieron seguirla hasta el final, y contamos 33 cruces en la colina, el día de la ejecución. Es dicho que, antes de morir, ella gritó una citación de Christos:" ¡Pero usted va a quererse los unos a los otros, en nombre del Dios!"

    No poseemos texto de Kyrène, el menor de los apóstoles, porque todos sus bienes fueron confiscados por el prefecto de Jerusalén. Poseemos sólo un informe de su curso sobre la violencia, y una copia de su mano de la historia de la tribu de los Bisounours, que había ofrecido a uno de sus alumnos, que partió hacia la Galia antes de la matanza.

    Ella murió siendo mártir exactamente 12 años después de Christos.
    Sus fieles que no estaban en Jerusalén, y que escaparon de la ejecución, vinieron para quitar los cuerpos para ofrecerles funerales decentes. El sudario de Kyrène fue exhumado posteriormente, fue reencontrado intacto a pesar del tiempo pasado.


    Su símbolo es una pluma de ganso sobre un escudo, y su reliquia, su sudario.



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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 3:37 am    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de la Apóstol Santa Calandra


    Su vida antes de Christos

    Se dice que su juventud en una familia pobre y hambrienta tuvo un efecto importante sobre la vida de Calandra. Puede ser que aprendió a ser humilde y piadosa por su familia o según las circunstancias, o puede ser el señor Dios le dio estas cualidades. Sin preocuparse del origen de sus cualidades, los orígenes de sus enseñanzas en las cosas espirituales pueden ser encontrados mirando hacia atrás hasta tender a su infancia.

    Se consagró en el templo de Aristóteles para su aprendizaje en las materias del espíritu, porque era una de las vías raras para salir de la pobreza en aquel tiempo. Se enteró de sacerdotes de este templo y les sirvió durante un tiempo, siempre saciándose de la menor gota del saber como un traje seco absorbe el agua. Sin embargo, ser una adepta al aprendizaje no le hizo popular entre sus compañeros estudiantes y hasta entre ciertos sacerdotes.

    En su decimosexto año, el sacerdote rector del templo le dice que es requerida en otro lugar, a causa de su saber y de su pasión para él. Se le da algunos pedazos de comida para alimentarse durante el viaje, y se le da una dirección hacia una ciudad en el desierto. En seguida y con toda confianza se lanza a este viaje, sin jamás sospechar las malas intenciones de ellos.
    Se rindió en el desierto, conservando su alimento y su agua porque ella era de origen modesto, pero aun así se secaron antes de que alcanzase la ciudad que no aparecía.

    Aunque durante numerosos días erró siempre la dirección que le había señalado el sacerdote rector del templo, su fe jamás vaciló. Fue el cuadragésimo día, mucho tiempo después del fin de su alimento y de numerosos días después de que las últimas gotas de su agua hubieran sido bebidas, cuando vio una ciudad en el horizonte.

    Cuando llegó, no fue de su hambre o de su sed que se ocupó, sino que buscó inmediatamente al sacerdote del pueblo. Cuando le encontró, le dijo que jamás había requerido, informado, ni que debía llegar, pero la venganza y la cólera estaban lejos de su espíritu, porque sabía que era Dios quien la había enviado, a través de los celos de los sacerdotes del templo. Fue allá dónde sirvió durante numerosos años hasta que sea llevada por un grupo fieles que procuraban educar a los paganos del país.


    Su vida con Christos

    Fue su capacidad de hacer que el animal se acercarse a él, la que maravilló en primer lugar a Calandra, su capacidad de dispersar a una muchedumbre hostil con sus palabras y su negativa de la violencia que le confió su respeto. Fue el día en que ella y nueve otros consagraron sus vidas como sus apóstoles. Entre un gran número, comenzó a seguir a Christos.

    De ciudad en ciudad viajaron, difundiendo la sabiduría de Aristóteles, compartiendo la pasión y la fe de Christos, y bañaron al pueblo en la gloria y el amor de Dios Todopoderoso. Calandra tenía facilidad especialmente para la lectura de las doctrinas y para interpretarlos, a templarlos si usted prefiere, con las palabras de Christos. Fue conocida por ser capaz de leer las palabras de la ley y de saber el espíritu y el modo de aplicarlos.

    Los numerosos milagros que se efectuaron delante de sus ojos inspiraron siempre a Calandra a hablar siempre más y más apasionadamente. Los actos de Christos: la curación de los enfermos, la curación de los paralizados, y hasta devolverles la vista a los que jamás la habían tenido, hicieron la propagación más fácil en sus palabras. El Amor y la Verdad fueron llevados a un gran número de esa manera.

    Fue con la tropa a Jerusalén, una gran ciudad, con numerosos habitantes, muchos pecados y vagabundos. Y de numerosos edificios magníficos. Fue la confrontación en el lugar que transformó no sólo su propia vida, sino que también la vida de tantas otras, y más todavía las consecuencias. Pudo sólo quedar levantada mirando al Centurión cuyos pecados fueron lavados como tantos otros, y las palabras de Christos habían probado su veracidad y el asombro la acoge.

    Hasta la tarde que Daju les dejó y modificó su fe de que Christos era el mesías, Calandra encontraba en las palabras sobre la castidad inspiradoras porque la había practicado. El discurso sobre la organización continuó en la tarde por la noche, y Calandra siempre lo memorizaba para el conocimiento, y su poder de memoria viva era el don de Dios. La cena que siguió, con la tristeza de Christos, le llevó también a la tristeza, porque sus sentimientos eran a menudo de acuerdo con los de Christos, su mentor y maestro.

    Todo lo que pasó luego sobrevino demasiado rápido para que pueda percibir los acontecimientos: la captura, el juicio, y la condena todo concurrirá a desesperarla en acontecimientos. Cuando la crucifixión se efectuó, Calandra lloró por primera vez desde hace años, no solamente por la muerte de Christos, también por la pérdida que la humanidad acababa de sufrir, porque no estaría más allí para decir la Verdad.

    Los Ángeles que descendieron del cielo pararon todo en el mundo, y para Calandra, los vientos y la lluvia cesaron en este momento, los gritos y aclamación del pueblo estuvieron perdidos en la música de los cielos. Este día no era un fin sino un comienzo, y la misma noche Calandra y otros apóstoles se comprometieron a enseñar la Verdad y a bautizar a numerosos fieles.



    Su vida después de Christos

    Calandra dejó otras ciudades después de Jerusalén, buscando el consuelo en la soledad, y recobrar la vida continuando su enseñanza. Su memoria le ayudó muchísimo porque podía hablar de acontecimientos de su tiempo a los seguidores de Christos como si fueran de ahora. Viajó a través de numerosos países, de numerosas ciudades y pueblos, siempre que difundía la palabra, bautizaban a los fieles y conversos, y encontraban entre ellos los más sabios, piadosos y humildes, ordenándolos sacerdotes de su comunidad.

    Sus viajes la devolvieron una vez Jerusalén, una ciudad maldita en su espíritu, pero su camino no fue trazado por su voluntad, así que lo siguió. Sobre el camino encontró a una persona que sería su compañera por numerosos años, Publia, más tarde bautizada como Bertilde. Esto fue en Jerusalén dónde recordó la ley de los romanos y la naturaleza cruel y humana, pero su fe jamás vaciló.

    Pasó numerosos años sobre el camino a través de los países, continuando su deber, tal como mostró Christos esa noche terrible. Se hizo numerosos amigos, ordenó a numerosos sacerdotes, y tuvo la alegría de ver crecer la fe entre los pueblos de numerosos países. Encontró por fin una ciudad donde ella basó sus viajes, y se instaló aquí, adquiriendo una propiedad que había sido usada por creyentes.

    Durante numerosos años de su viaje, jamás había estado en Roma, pero tuvo la alegría de enterarse de la ascensión de Titus a título de Papa. Pero un día vino una carta, llamándola allí debido a los trabajos de su compañera Bertilde, y a pesar de su edad y su enfermedad las dos se prepararon para lo que sería su último viaje juntas.

    A la muerte de Bertilde en una ciudad en el sur de Roma en Italia, Calandra sintió por primera vez su fe vacilar, pero esta fe fue rápidamente restaurada y su fin devuelto como cuando el rosal crece sobre la tumba en una noche. Continuó hasta Roma, y presentó su proyecto en la cámara, luego se fue ya que no tenía nada que hacer en la formación de una Orden. En el camino de regreso, podía sólo esperar que hubiera hablado justamente y que Jah crearía lo que crearía.
    Una carta llegó después de que el consejo no hubiera tomado ninguna decisión, sin conocerse con certeza el contenido de esta carta, pero aseguraba la formación oficial de una guardia episcopal con el fin de seguir los ideales de la Santa mártir Kyrene y las enseñanzas de Bertilde. Calandra supo que la memoria de su amiga fue honrada.


    Su fin en la vida terrestre

    Mientras que la edad ya se había profundizado en Calandra, su cuerpo comenzó a fallar, pero jamás su espíritu. Mientras que una enfermedad atacó a sus huesos, haciéndolos frágiles y quebradizos, continuó sus enseñanzas y a servir de guía, aunque encamada. Los papeles fueron invertidos, sus viajes acabados, otros buscaron el saber y la sabiduría, y algunos creyentes siguieron cerca de Calandra en su casa.

    Fue en este tiempo que Calandra comenzó a escribir sus trabajos diversos, ideas y memorias, con el fin de que numerosas personas puedan conocerlos después de su muerte. Tan inteligente y sabia como era, sabía también que las ideas jamás dejaban de formarse, y que una idea podía nacer a menudo de otra. Así lo que fue conocido de memoria por la memoria, fue transmitido sobre pergamino y piel animal.

    El día de su muerte se presentó como todos los demás, el sol se levantó, el viento sopló, ningún efecto espectacular del tiempo o milagro marcó su fin. Fue su servidor, quien había comenzado a trabajar para ella, ocuparse de sus campos y hacer su alimento, que la encontró preparando su desayuno. La papilla de cereal fue dejada a la cabecera de su cama mientras que el hombre buscaba signos de vida, pero en vano porque no había, su soplo había acabado, como su corazón, y había atravesado el velo y residía en los cielos.
    Sus funerales fueron un asunto simple, un simple entierro en su jardín, todas las personas de la ciudad que prestaron asistencia, así como todos los que habían venido para buscar su sabiduría y su saber. No fue llorada, sino su vida fue más bien celebrada, las memorias sobre ella compartidas y su casa tratada con respeto más grande. Sus escritos reunidos por algunos de sus estudiantes más asiduos fueron escoltados en Roma dónde residen todavía hoy día.


    Reliquias

    Los restos de Calandra han estado perdidos en el curso de los siglos. Varios documentos quedan que llevan su nombre.

    Asociaciones

    Mayores: profesores y estudiantes, viajeros
    Menores: misioneros

    El mito de la Orden de la Santa Rosa cuenta parte de la vida de Calandra, que puedes leer aquí




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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 3:42 am    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía del Apóstol Samoth, Patrón de la Congregación del Santo Oficio Romano


    El viejo estaba sentado en su jardín viendo el Tíber que fluía dulcemente en aquel bello día de primavera.
    Curtido por los años finalmente Samoth había pasado el invierno contra todo pronóstico. Sus cabellos blancos ondeaban al viento y sus ojos parecían penetrar en el tiempo.

    Luisa, su sirvienta, fue a darle un poco de agua. Había estado a su servicio durante 50 largos años y nunca se cansaba de mirarlo. El hecho de estar cerca de él le alentaba su corazón, la llenaba de una calma y de un amor divino. Es verdad que el hombre sólo con su presencia inspiraba el respeto y la admiración de todos. Luisa colocó una manta sobre sus rodillas y cuando se disponía a retirarse Samoth le tomó la mano y la invitó a quedarse.


    "Quédate mi querida y preciosa Luisa. Sabes, pienso que ya no te molestaré por mucho tiempo. Por fin El Altísimo me quiere con él".

    Luisa se sintió ofendida por sus comentarios, pero adivinando su indignación Samoth continuó.

    "Pero sí querida, tienes bien merecido tu descanso. Obsérvalo tú misma, soy viejo y no veo casi nada". Se paró un instante y luego continuó. "En fin, así son las cosas de la vida. Debe ser así. Estoy ansioso de encontrar el Sol y mis compañeros". Se secó una lágrima con la mano. "Soy el último. Todos se han ido y ahora yo me siento muy solo sin ellos. El tiempo es cruel, pues pasa demasiado deprisa. No he logrado poner sobre papel la vida de los otros Apóstoles. Pero no me arrepiento de nada. Escribir la vida de Christos y sus 21 enseñanzas era fundamental".

    Las palabras de Christos aún resonaban dentro de su espíritu.


    Citation:
    Samoth, cuando haya muerto recorre el mundo y difunde la buena nueva, como yo te lo pido. Y cuando seas viejo, entonces escribe mi historia para que todo sea conocido y comprendido.


    "Y sí, Luisa. Yo era todavía un niño cuando encontré a Christos".
    Sonrió.¿Qué era lo que solía decirme? Ah sí…

    Citation:
    Samoth, el más joven de mis amigos, fiel entre los fieles.


    "Debiste verme, Luisa, en los inicios de mi vida: Joven e impetuoso, aunque maleducado". Estalló en una estruendosa carcajada y enseguida tuvo un ataque de tos. " El tiempo y mis compañías me han convertido en un erudito, pero viendo los humildes orígenes de mis padres no ha sido ciertamente una tarea fácil. Mi familia era de origen campesino pero, atraído por el mar, mi padre se encaprichó en mandarme pronto a las riberas del Mar Muerto. Aquí encontré a Tiro, el artesano pescador. Me habría vuelto su aprendiz y me habría quedado allí si no hubiese existido aquel encuentro… ¡Oh! Ciertamente todo depende de pocos gestos. Un sólo encuentro y ves como todo puede cambiar. Un día en la Plaza del pueblo encontramos a Christos. No olvidaré nunca aquél encuentro… Date cuenta, abandonar todo de un día para otro para seguir a un hombre que inspira todo tu ser, tu alma".

    Citation:
    Nos aproximamos a Christos, acompañados de nuestro amigo Paolo, un campesino. Yo era el más joven, poco más que un niño, pero era yo el que hablaba:

    “Maestro, tus palabras son tan justas, ¡hablas del mensaje de Aristóteles!”

    Luego Christos, tocado de mi inocencia juvenil, nos respondió:

    “Entonces,seguidme, vuestros trabajos, bienes y herramientas podrán esperar hasta el final de su misión, ya que, por el momento, os haré construir mi iglesia: El instrumento de paz más bello que el mundo jamás ha conocido. Sabedlo, os enseñaré la sabiduría de Aristóteles y el mensaje de Dios, pero primero deberéis aprender el altruismo y el espíritu de sacrificio”.


    Nos metimos todos en el camino hacia la gran Basílica.



    Después, seguimos a nuestro maestro para enseñar la palabra del Altísimo y aquellos que le seguimos terminamos siendo doce.

    Y esto es sólo un ejemplo de la multitud de cosas extraordinarias que Christos hizo cuando lo acompañamos a lo largo de sus viajes. Él hizo estas cosas siempre de la manera más natural y simple posible, y así quedamos sorprendidos del poder que Dios le había concedido. De esta manera continuamos en nuestro camino, deseosos del amor y de la verdad, siguiendo a nuestro mesías mientras nos contaba muchas anécdotas que han quedado grabadas en mi mente, y que, amigos míos, me gustaría poder transmitir algun día si tengo ocasión.

    Por dos veces he vivido en la felicidad más absoluta. Con Christos y luego con Tito. Una vez Christos fue sacrificado por nuestras almas, fui primero a Éfeso y después a Roma. Hemos predicado, convertido, construido una Iglesia de fieles. Tantas cosas han sido construidas alrededor de su palabra. ¿Y qué decir de Tito, nuestro Rey en espíritu? Él ha sido nuestro primer Papa. Gracias a él, nuestra Santa Iglesia se volvió titánica. Me sentí honrado cuando me asigno la misión de crear y organizar alrededor de mí y mis seguidores una Congregación que se ocupara de reconstruir, difundir y conservar la palabra del Altísimo.

    Pero por dos veces mi alma fue golpeada. Desde hace tiempo llevo sobre mi la culpa de de estar vivo y de haber sobrevivido a Christos y Tito. Aún llevo sobre mí las señales de ese sufrimiento. Salvado por Poncio la primera vez, luego salvado por Tito la segunda, no pude hacer nada para impedir tal desgracia. Pero aún peor, yo estaba allí, siempre allí… Ahora todos han muerto en el martirio y yo estoy muriendo aquí a tu lado, contemplando este paisaje que ha tenido siempre el don de aplacar mi cólera. Pero he entendido finalmente que mi supervivencia estaba programada para contar esta bella historia que continuará gracias a nuestros discípulos.


    "Luisa mira aquí".Tomó un pergamino que estaba oculto bajo su manta.

    "Este es mi testamento".

    Se paró un momento a mirar el Tíber y los viejos árboles, que acariciados por el viento mecían a Samoth. Luisa se puso a su lado un momento y luego le soltó la mano. Samoth se había ido.


    Su obra:

    La vida de Christos y sus 21 enseñanzas.

    Reliquias:

    Ninguna reliquia puede serle atribuida. Robo, extravío…No sabemos qué sucedió. Por el contrario, su casa en el Tíber se ha preservado y los fieles pueden ir en peregrinación a ella. Una capilla fue construida en sus alrededores.

    El testamento:

    Citation:

    A mis amigos, a los discípulos de Samoth:

    Tomo mi pluma en el crepúsculo de mi vida para dejaros un testimonio final. Y sí, el viejo sigue hablando. Es cierto que me gusta mucho hablar y escribir. ¿Pero no es este el sentido de nuestra misión? Muy pronto alcanzaré a mis once compañeros. No debéis llorar por mí, ciertamente no lo merezco. Me he escapado de la muerte tantas veces que un buen día debía acabar por atraparme. Vivid en el amor por el prójimo, no bajéis nunca la cabeza y salvaguardad la fe. El trabajo que he iniciado debe continuar. Esto es ahora vuestro deber, sabed escribir y conservar las huellas de nuestra historia, de nuestro viaje a través del tiempo. Nuestras acciones, nuestros sufrimientos, nuestro amor deben ser conocidos por muchos. Los fieles y sus descendientes necesitan saber lo que ha sucedido. No dejéis que el tiempo trabaje en contra de vosotros. El olvido y la pereza intelectual son los más grandes enemigos de nuestra fe. El falso conocimiento es un peligro mayor a la ignorancia. No permitáis que sus discípulos enseñen falsas verdades. Por esto, os ruego que no paréis nunca de escribir y de contar la historia de nuestra Santa Iglesia. Debeis ser los garantes de los textos sagrados y de los libros del dogma y deberéis igualmente asegurar su perenne conservación.

    Queridos amigos, os dejo lleno de esperanza. Tenéis toda mi confianza.
    Samoth
    “Fiel entre los fieles, difundid la palabra de Christos".





    Traducido por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Camp.
    Revisado por Kossler de Castelldú y Robledo.
    Segunda revisión y corrección por Casiopea.




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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 3:46 am    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de la Apóstol Adonia


    Su vida antes de Christos:

    Adonia nació en Grecia, en Atenas, cinco años después del nacimiento de Christos. Pasó la infancia en las calles del mediterráneo: Su padre, negociante y comerciante, compartió con ella su conocimiento de las lenguas extrajeras desde la más tierna edad. Provocó así la admiración de todos, incluidos sus padres que la llenaron de felicitaciones cada día.

    Como consecuencia de comerciar con una multitud de personas, su sentido de compartir y de tolerancia aumentaban considerablemente cada día de su vida. A pesar de su joven edad, su conocimiento y su elocuencia provocaban la admiración de todos. Adonia amaba aquella vida.

    A medida que fue creciendo, la niña dio sitio a una joven mujer cuya belleza no dejaba indiferente a nadie.

    Fue durante un viaje a Galilea que su padre conoció a un hombre poderoso, un mercader, que al toparse con Adonia, le pidió su mano. Su padre, feliz de tal unión, dio su consentimiento provocando el desconcierto de la hija. Ella veía esa unión como un freno a su espíritu y a su gusto por la libertad, ya que el hombre era tan rico como rudo y poco inclinado a las cosas del espíritu.

    Su vida con Christos:

    Contrariada y luego de muchas peleas con su padre, llena de dudas y de rabia, Adonia abandonó su casa para salir de la ciudad. Durante esta marcha, fue alejada de sus pensamientos por una muchedumbre alrededor de un hombre que decían venía del desierto. Todo el mundo se admiraba de sus palabras. Todos lo contemplaban y aparentaban respirar serenidad. Adonia se acercó para escucharlo, cuando fue subyugada. Sus palabras hablaban de amor, de amistad, del Altísimo…Cada ser sobre la tierra debía seguir el camino de la virtud y luchar contra la criatura sin nombre. Subyugada se acercó…Y paró la oreja cuando él habló de enseñanza y de unirse a él para difundir su mensaje a través del mundo. Supo entonces, dentro de sí misma, que lo seguiría.


    Citation:
    Adonia dijo: Deseo seguiros…

    Christos dijo: “¿deseáis uniros a mí? En este caso tendréis mucho amor en vuestro corazón y me seguiréis, dándome un poco de vuestro tiempo, lo mejor que podáis. Por otra parte, si elegís dedicaros a guiar a los otros a lo largo de la vía de la Iglesia, es necesario que estéis lista a dedicarle todas las prioridades. Entonces, tomad distancia de los bienes, del trabajo, de los utensilios, decid adiós a vuestra familia. Preferid la sencillez y la instrucción respecto a los ricos adornos y a las magníficas joyas. Ya que nuestra tarea solicitará el sacrificio del bien personal por el bien colectivo, pero, en cambio, seréis acogida en santidad entre los hijos de Dios”.

    Y todavía dijo:

    “Si vuestra familia no os entendiera, rogad por ellos, ya que no son sensibles al mensaje de Dios. Si el que os asume, os coge odio, no os enfadéis, y rogad por él, ya que no es sensible al mensaje de Dios. Si vuestros amigos os frenan, llevadlos con vos, así ellos también podrán descubrir el mensaje de Dios.


    Se unió pues junto a Tito, Samot y los otros apóstoles al lado de Christos dejando todo atrás. Los milagros a los que asistió le confortaron cada día en su elección. Su capacidad de hacer pasar el mensaje del Altísimo a diferentes pueblos hablando diversas lenguas maravilló a todos. Habían atravesado varios países cuando Christos y sus discípulos fueron a Jerusalén. El sufrimiento compartido en este lugar reforzó su fe. Una vez pronunciada y ejecutada la condena, decidió seguir a sus compañeros de desventuras e ir a propagar el mensaje y los valores de Aristóteles. Su comunidad atada por la amistad no dejó de crecer gracias a los bautismos que efectuaron.

    Su vida después de Christos.

    El alejamiento.


    Su capacidad de comunicarse con varias poblaciones la llevaron a alejarse de sus hermanos e ir a regiones más distantes para propagar la palabra. Cada año que pasaba difundía la enseñanza de Christos, hizo emerger una decena de discípulos y de sacerdotes. Pero quería hacer algo más, siempre más rápido. Luego, con el tiempo, se alejó del mundo poblado para trabajar en la reunión de cada etnia entorno a una sola lengua y una sola escritura. Trabajo día y noche en la tarea: La redacción de la palabra del Altísimo en una lengua universal para que todos pudiesen beneficiarse de la enseñanza de Aristóteles y de Christos…

    Un día, tal trabajo se terminó. Fue con este libro, que ella decidió volver al mundo de los fieles. Encontró a Paolo en su camino. Orgullosa de su trabajo le mostró su obra…

    Citation:
    Paolo: ¿Qué has hecho hermana mía?

    Adonia: No entiendo por qué te horrorizas, Paolo. ¿No estás contento de ver a todo el pueblo comprenderse en un solo idioma? ¿No ves venir hacia nosotros más discípulos, sacerdotes, curas?

    Paolo: Esta ambición te ha cegado querida Adonia. ¿Has olvidado el capítulo VII de la prehistoria? Dice:

    Citation:
    Así, cada ciudad organizó un ejército, entrenando soldados, para luchar para enriquecer a su comunidad y a sus líderes.

    6.- Entonces, Dios decidió permitidles que aprendan la amistad, de modo que los humanos dejasen de matarse unos a otros. Dividió la única lengua en una multitud de lenguas. Los humanos no eran capaces de entender las palabras habladas en otras ciudades. El Altísimo entonces les permitió ser capaces de aprender las lenguas que no conocían. Este entrenamiento requería que cada uno se abriese hacia la cultura del otro. Así, estaban menos inclinados a combatir, habiéndoles dado la comprensión del otro debido a los esfuerzos necesarios para aprender las lenguas de aquellos que deseaban atacar.


    Adonia, destruida, se desplomó y lloró, por no haber comprendido su error. Paolo la confortó diciendo que su talento debe servir para unir a los pueblos, pero que no debe complacerlos, siguiendo así el juego de la Criatura Sin Nombre.

    El regreso de la fe.

    El encuentro con el apóstol fue saludable. Recobró, pues, la razón y escondió su obra, para que nadie pudiese descubrir ese libro. Recorrió el mundo y creó numerosas escuelas donde cada alumno era autorizado para traducir y escribir la palabra en todas las lenguas. En el más grande secreto, cada discípulo se preocupaba de obrar para difundir la amistad aristotélica.

    Su enseñanza:

    Como los otros apóstoles, Adonia había aceptado difundir la palabra del Altísimo. La difundió alrededor de todo el mediterráneo y en tierras más bien lejanas.

    Su gran capacidad de comunicar le ayudó a extender el número de bautizados en todo el mundo.

    Adonia contribuyó al acercamiento entre los pueblos. Sirviendo de intermediario, les ayudó a comprenderse. Reforzó así la comunión fraterna, alrededor del libro de las virtudes.

    Nunca es fácil enseñar la palabra del Altísimo, sin que su mensaje se distorsione a causa de incomprensiones. Adonia tuvo un rol importante en este campo: Gracias a su don, la enseñanza del Altísimo fue comunicada sin omisiones, sin cortes y sin añadiduras. La palabra del Omnisciente no ha sido nunca degradada a pesar del viaje a través del tiempo.

    Algunas citas:

    Citation:
    “Id, haced de todas las naciones discípulas del Altísimo, unidlas por la amistad aristotélica”.

    “Enseñar la verdadera palabra así como ha sido enseñada, para ser capaz de exhortar a otros según la sana doctrina y refutar a los que la contradicen”.

    “Enseñad, pero con paciencia y comprensión de quién os escucha. Ya que, sabed, no hay peligro más grande que aquel que cree enseñar la verdadera palabra, cuando no hace más que deformarla”.


    El abandono de la vida terrenal:

    Fue mientras enseñaba a los jóvenes, niños y niñas a leer la palabra de Aristóteles, que fue arrestada y denunciada por uno de los padres de ellos. Acusada de engañar a la juventud fue encarcelada en Roma para ser torturada.

    A pesar de la ferocidad de los interrogatorios no reveló nunca a sus torturadores los diversos lugares donde la palabra era escrita y enseñada.

    Fue juzgada y condenada a la crucifixión, 15 años después de la muerte de Christos. Su cuerpo fue seguidamente quemado para evitar que sus discípulos pudiesen recuperar sus restos.

    Reliquias:

    Un guardia corrupto dio a sus alumnos el sudario sobre el que se tumbaba después de la tortura.




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    Hagiografía de la Apóstol Uriana


    La infancia:

    En una bella noche de primavera Timna y Timor observaban las estrellas y tendidos en el suelo fantaseaban sobre su porvenir y sobre el nombre de su futuro hijo. El cantero y su esposa deseaban ese niño desde hacía muchos años.

    Citation:
    Timna: ¡Bueno! ¿Qué nombre le daremos a nuestra hija?

    Timor divertido: Pareces estar muy segura de que será una niña. ¿Y por qué no ha de ser un varón?

    Timna: Sé que será una niña. Lo he soñado. No puedo explicarlo, pero lo sé. Vivirá de nuestro amor y será devota. También heredará la fuerza y carácter de su padre. Sonrió. ¿Qué tal Uriana?

    Timor: Es bonito, sí. La llamaremos Uriana.


    Uriana nació el 3 de junio del 20 antes de Christos y como Timna había predicho desde la más tierna infancia la niña vivió en el amor y en la devoción. Era conocida y respetada por todos en la aldea. A la edad de 16 años Uriana resplandecía y vivía con los valores de la colaboración y la amistad. Su fe no era rechazada por nadie. De hombros anchos, ojos brillantes y con una voz clara, Uriana poseía una voluntad inimitable. Su familia lo representaba todo para ella.

    El evento desencadenante:

    La aldea de Uriana se encontraba en los alrededores de Tiro. Su gobernador intentaba con más o menos éxito satisfacer las pretensiones romanas y como exigían cada vez más el invasor empujó al gobernador y a algunos grandes nobles a rebelarse. Se ocuparon personalmente de aumentar las tropas en las regiones vecinasy agruparon a los destacamentos en los pequeños emplazamientos de las aldeas colindantes. Pero sus acciones resultaron estériles y para algunos desesperadas. Los romanos marcharon sobre Tiro y su Región. El castigo estuvo a la altura de su furia: Arrasaron todo a su paso matando a todos los aldeanos y quemando las viviendas. La aldea de Uriana no escapó de su furia. Cuando llegaron Uriana corrió para ponerse a salvo, pero un caballero apareció tras ella. Su padre se interpuso y recibió el golpe de la espada en su lugar. Timor yacía en el suelo sobre su hija desmayada. Apenas tuvo tiempo de ver a su madre morir por una flecha recibida de lleno en el pecho.

    El conflicto interior:

    Al despertar, Uriana fue presa de una profunda rabia. Gritó, pero ningún sonido salió de su garganta. Sus ojos se llenaron de ira. De su cara brotaba el odio...
    Durante días erró sin saber adónde iba. Parecía tener 40 años o más. Un día una voz misteriosa le habló…


    Citation:
    La criatura sin nombre: Uriana…Uriana.

    Uriana atónita respondió: ¿Quién eres? ¿Me estoy volviendo loca? ¿Quién está ahí?

    La criatura sin nombre: Lo sabes Uriana querida. ¿No me has llamado?

    Uriana: Nunca. ¿Qué dices? Me niego a hablarte.

    La criatura sin nombre:
    ¡Oh! Sí que me has llamado, tu rabia me ha convocado, tu furia ha llamado mi atención, tu tristeza y abandono me han obligado a venir a ayudarte. No Uriana… Toda tu alma y tu cuerpo me reclaman.

    Uriana:
    Aléjate de mí. No puedes hacer nada por mí. No quiero escucharte más.

    La criatura sin nombre: Al contrario. Puedo hacer mucho por ti. Deja que te sirva. Puedo aliviar tus penas.

    Uriana: ¿Y cómo podrías? Dímelo tú que pareces saberlo todo y tener todas las respuestas.

    La criatura sin nombre: Déjame guiarte. Permíteme pensar y actuar por ti. Hazme entrar en tu alma. Abandónate a mí y te haré olvidar esta tristeza que te corroe.

    Uriana: El Altísimo lo prohíbe… Vete. Estoy tan cansada.

    La criatura sin nombre: ¿Y qué han hecho por ti tus padres y el Altísimo? ¿Puedes decírmelo?


    Uriana se puso a llorar y no dijo ni una palabra. Aceptó, cedió… Se durmió. Al despertar ya no era ella. No lo sería ya nunca más. La gente que se cruzaba con ella se alejaba asustada. Todos la evitaban. No hablaba. No hacía más que pronunciar palabras incomprensibles. Sus actos eran los de una demente. Gritaba, chillaba, insultaba, volaba…

    El encuentro con Christos:

    Christos acompañado por Samot y Tito entró en Cesarea. Predicaron como era su costumbre y numerosos discípulos fueron a escucharlos.

    Citation:
    “Amigos míos, ¡No os engañéis! Los que no viven en la amistad que nos ha enseñado Aristóteles se pudrirán en el infierno.
    Los que ceden muy rápidamente a las tentaciones del pecado, los que no conocen la virtud, esos acabarán en el tormento y la soledad del infierno.
    Los que ceden a la voz meliflua del pecado, que son seducidos por su discurso, ésos irán a acompañarlo en las tinieblas.
    Los que, en definitiva, ignoran el amor de Dios y de los Hombres y se refugian sólo en su egoísmo acabarán en el abismo infernal.
    Por eso, estad atentos hermanos míos, estad atentos y vigilantes, ya que
    nadie conoce el día en que la profecía se cumplirá. Nadie conoce el día del fin de los tiempos".

    Un niño subyugado por sus palabras fue a su encuentro. Le informó de que una persona extraña merecía, ciertamente, sufrir la ira del Altísimo. Christos le pidió que le mostrara el camino. Una vez llegaron vieron una mujer encadenada en la entrada de una cueva.

    Citation:
    Christos: ¿Quién es esta mujer?

    El niño: Nadie lo sabe. Los aldeanos han tenido que atarla ya que era incontrolable. Sus palabras son absurdas.

    Samot y Tito
    vieron a Christos acercarse: Maestro no se acerque a ella, a la vista está que su destino es ir a la luna, el país de los demonios. Nadie puede ayudarla.

    Christos: Al contrario amigos míos, al contrario, el Altísimo tiene un proyecto para esta mujer. No os preocupéis, ya he encontrado el mal que la consume.


    Christos se acercó. Al llegar Uriana se precipitó al fondo de la cueva. Christos la siguió. Samot y Tito pudieron entender solamente algunas frases.

    Citation:
    “¡Lárgate tentadora! Tu presencia perjudica las intenciones del Altísimo para esta joven mujer. Sabes que no eres su favorito. Te ha relegado en la oscuridad porque te has desviado de su luz. Te ha dejado el poder de hablar sólo para poner a prueba la fe de los humanos.
    Ya que el pecado es la negación de la perfección divina y el sucumbir a los mil placeres conlleva la desviación del amor de Dios, mientras que el bien de la creación divina no puede ser realizado nada más que en el amor de su Creador. ¡Así que lárgate!”.


    La calma había regresado. Durante tres días Samot y Tito no recibieron ninguna noticia. Cuando lo vieron llegar se precipitaron sobre él para interrogarlo, pero ninguna respuesta salió de su boca. Christos fue solamente a buscar pan, agua y algunos vestidos. Al pasar otros cinco días, Christos apareció acompañado de una joven mujer. Tito y Samot le calcularon unos veinte años. Al principio sentían curiosidad, estaban sorprendidos intentando adivinar que ella era “el animal” que vivía en la cueva algunos días antes.

    Citation:
    Christos: Samot, Tito os presento a Uriana. Será una de nosotros.


    Samot y Tito se miraron y comprendieron que no hacía falta hacer preguntas, sino aceptar el estado de las cosas.

    Al lado de Christos:

    Durante los días que siguieron, Samot y Tito descubrieron a una mujer devota, que daba prueba de una gran compasión. Su personalidad gustaba a todos. Los niños adoraban jugar con ella. Su bondad y su ternura eran puestos a prueba cada día y ninguna debilidad pudo ser observada por los dos hombres que siempre se maravillaban de ver a aquella mujer que era capaz de dar tanto amor. Nunca supieron lo que ocurrió en aquella cueva y nunca pidieron explicaciones. Al mirarla sencillamente adivinaron que Uriana había sufrido enormemente.

    Uriana continuó difundiendo la palabra del Altísimo al lado de Christos y de ocho nuevos compañeros.


    “El almuerzo transcurría con mucha alegría, todos los comensales estaban felices de celebrar el inicio de la nueva Iglesia de Aristóteles. Pero entonces noté que los ojos de Christos contenían una expresión extraña, una mezcla de tristeza y melancolía. Estaba más callado de lo usual. Y muchos de sus apóstoles no se habían dado cuenta aún, estaba entretenidos hablando de paz y amor”.

    Uriana se percató que algo estaba sucediendo. Vió a Samot acercarse al maestro y discutir. Finalizada la discusión, Christos fue hacia ella.

    Citation:
    Christos: Lo has adivinado, ¿cierto?

    Uriana con los ojos llenos de lágrimas: Sí. ¿Qué seré sin ti? Te debo la vida y mi redención.

    Christos: El proyecto que tengo para ti no será simple, lo admito. Pero estás lista, te lo garantizo y sabes que estaré siempre a tu lado. Has visto a la criatura, la has sentido más que ninguno, conoces lo que el mal puede hacer. Tú sola ya puedes combatir y luchar contra esa maldición llamada posesión. Te he enseñado lo que tienes que hacer.


    Uriana había aceptado su destino desde hacía tiempo. Puso su cabeza sobre las rodillas de Christos y se quedó así por un momento, callada, aprovechando los últimos momentos de su presencia.

    Después de la muerte de Christos:

    Su vida después de Christos es desconocida para la mayoría, ninguno sabe qué sucedió realmente. Cada vez que se hablaba de ella era para asociarla a los eventos más místicos: Una vez se habló de niños poseídos por un demonio que habían hallado la paz después de haber encontrado a Uriana. Otra vez se contó que un hombre que profería frases demoníacas de la noche a la mañana se había convertido en el más querido de su comunidad. Fue unos años más tarde cuando Tito la volvió a ver. Fue a Roma para dar su contribución al nacimiento de la Gran Iglesia. Habló detenidamente con Tito de su misión y él le autorizó reclutar discípulos.

    Pero Uriana murió de agotamiento algún tiempo después.


    Su enseñanza:

    Justo antes de morir escondió su cuaderno para que no cayera en manos equivocadas, donde fueron anotados todos los acontecimientos de su vida.
    Toda su enseñanza quedó escrita allí. Solo los hombres y mujeres elegidos podrán encontrar aquellas enseñanza.
    La historia nos revelará que serán los Santos Imerio, Illinda y Padre Marmano los que encontrarán este cuaderno. Podrán así continuar la obra de Uriana creando la Cofradía de los Exorcistas.

    Las reliquias: El cuaderno de Uriana.

    Se celebra: El 3 de junio.



    Traducido por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Campo.
    Revisado por Kossler de Castelldú y Robledo.



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    Hagiografía de la Apóstol Ofelia:


    Capítulo 1: Nacimiento:

    Ofelia nació en una pequeña aldea de Judea en el octavo año antes de Christos. Su padre, el ex legionario romano Cayo Bonux, había obtenido en su jubilación una propiedad que le permitía a su esposa, Samantha Lathete, y a su hija vivir con cierta opulencia. La llegada a la familia de otra hermana y de un hermano no perturbaron el equilibrio familiar, al contrario, esto le permitió ser una niña generosa y amada, justificando ampliamente el origen de su nombre: “Aquella que es útil”.

    Capítulo 2: La infancia

    Ofelia creció bajo el ojo atento y el ala protectora de su madre, pero no le permitieron recibir educación en una escuela. Dentro de la familia la joven debía atenerse al rol que le había otorgado por su rencoroso padre rencoroso, quien ahogaba en alcohol sus delirios de grandeza.

    Su actividad principal era trabajar telas, coser y mantener la casa.

    Capítulo 3: De la patria potestad a las responsabilidades:

    A la edad de trece años su padre le dijo que había sido prometida como esposa al hijo de un rico mercader y amigo. Puesto que el chico tenía veinte años debía prestar servicio en la Legión. El miedo a no dejar herederos precipitó por tanto esta elección.

    Entretanto la visión que Ofelia tenía del mundo cambió radicalmente.


    Citation:
    Ofelia interpeló a los dioses paganos:

    - Entonces, si es así, la vida no es sólo dulzura y tranquilidad. Nos imponen elecciones que no podemos evitar, ¿No podeis hacer nada para ayudarme? ¿Debo mostrarme fatalista y aceptarlo sin lamentarme?


    En muchas ocasiones Ofelia se encontró con su futuro esposo. Resignada, fatalista…La niña aceptó ser buena compañía y respetar la voluntad de sus padres. Lo encontraba poco atractivo y orgulloso, pero muy inteligente. El matrimonio se consumó. La ceremonia fue presidida por los sacerdotes paganos y se ofrecieron muchos sacrificios para presagiar el futuro. Los augurios predijeron un matrimonio largo y feliz.

    Dos meses después de la boda, justo antes de partir para combatir al enemigo de Roma, su marido heredó unos bienes de su padre, pero fue asesinado durante su primera batalla.
    Así Ofelia se encontró a la cabeza de una enorme y bella propiedad, con muchos esclavos y un intendente que administraba sus bienes.

    Capítulo 4: El encuentro con Christos:

    Como quería proteger a los pobres decidió trabajar por su comunidad. Sus actos de generosidad no dejaron dudas acerca de sus motivaciones. A los pobres les daba dinero y comida, a los viajeros les ofrecía la hospitalidad de su casa, pero por desgracia estaba insatisfecha. La confianza que había puesto en los sacerdotes desapareció. Las donaciones no eran distribuidas, las mentiras y los inútiles sacrificios a los dioses la desanimaron con respecto a la honestidad del Clero local. Su fe se apagó poco a poco…

    Hasta que un encuentro cambió su vida.

    Un día que iba al mercado de la ciudad la muchedumbre detuvo la carroza en la que viajaba. Sorprendida pidió a uno de sus esclavos que fuera a ver qué estaba sucediendo.

    Citation:
    Ofelia: - Entonces Fed, ¿Qué sucede?

    El esclavo: - Hay un energúmeno que impide a los sacerdotes hacer un sacrificio a los dioses.


    Ofelia, preguntándose quién tendría el coraje de enfrentarse a los sacerdotes paganos bajó de la carroza y se acercó. Reconoció inmediatamente a Christos gracias a una descripción que le habían hecho de Él. Parecía tan sencillo, tan humilde…Y su cuerpo emanaba energía y potencia. Se dice que solamente Dios podía enviar a semejante portento a la Tierra para liberarla del tan odiado paganismo. Y ella instintivamente intervino cuando el sacerdote estaba a punto de golpear a Christos. Con este acto Ofelia eligió su camino y decidió dejarlo todo.

    Al atardecer Christos se acercó a Ofelia y dijo:

    Citation:
    - Hija mía, sé que has renunciado a muchas cosas uniéndote a mí esta tarde, en tu casa se mostrarán hostiles, tus esclavos te evitarán, tu familia renegará de ti, pero sabes que te amo como un hermano ama a su hermana y juntos seguiremos el camino que Dios ha trazado para nosotros.


    Capítulo 5: La continuación:

    Ofelia dio todos sus bienes a la comunidad aristotélica de Jerusalén para ayudar a los pobres y los huérfanos.
    La apóstol explicará a sus fieles en los años sucesivos:

    Citation:
    „ Éramos doce, mujeres y hombres, lo defendimos y nos unimos a él como discípulos y compañeros.
    Christos, el profeta, nos enseñó el amor divino y la amistad, aprendimos la lección de Aristóteles y la virtud. Y cada día que pasábamos con él, las acciones que hacía, las cosas que nos mostraba y sus palabras estaban todas llenas de sabiduría y de amistad.


    Un día durante nuestro viaje todos dormían excepto Christos que abandonó el refugio y se sentó sobre una gran roca.
    Como ella no lograba dormir tuvo la misma idea y lo alcanzó.
    Durante una hora entera no hablaron, reinó el silencio y la meditación.

    Citation:
    Ofelia: - No logro dormir, mi pasado y mi familia se alejan. Me siento extraña, a veces abandonada y al mismo tiempo amada y guiada.

    Christos:- Hija mía, la vida es así y todos nosotros debemos hacer nuestras elecciones y seguir a nuestro corazón. Sabes que Dios está allá y guiará tus pasos hasta que tú lo quieras.

    Ofelia:- ¿Pero qué será de mi cuando el mundo cambie, cuando todos nosotros no estemos juntos? Temo el futuro.

    Christos:- Las cosas sobre la Tierra están hechas para cambiar, pero nuestra alma no muere. Un día moriré, también vosotros moriréis, pero esto no nos impedirá amar a Dios y todos nos encontraremos en el cielo si Dios nos cree dignos.

    Ofelia:- No veo ese futuro, es tan difícil. Yo sé hablar con la gente, pero la amistad es difícil.

    Christos:- Bueno, hija mía, si persuadieras y si transmitieras las enseñanzas de Aristóteles a los hombres entonces despertarías en ellos el amor de Dios. La amistad es difícil, pero es natural entre nosotros. Un día cuando envejezcas, te abandonarás a la amistad y la custodiarás en el amor de tus hermanos.


    Ofelia no sabía que decir, pero lo comprendió. Ni ella ni Christos dijeron nada más aquella noche.

    Un día ocurrió lo que tenía que pasar y Christos se marchó. Encontrándose sola decidió difundir el mensaje de Christos a través del territorio oriental del Imperio Romano.

    Durante casi veinticinco años viajó a pie hasta Bizancio, la ciudad que se convertiría en la reina del Oriente. A lo largo del trayecto se paró en cada aldea donde permanecía hasta que una comunidad de creyentes quedaba establecida.

    Llegó al final de su largo viaje a través del Oriente y se estableció en Bizancio con quienes decidieron acompañarla.

    Sin embargo, pocos días después de su llegada cuando el Prefecto tuvo noticia de su ingreso en la ciudad, envió a unos guardias para arrestarla. Igual que había hecho Christos tiempo atrás, ella logró convertir a los soldados. Ellos se convirtieron en los primeros fieles aristotélicos de la ciudad.

    Esta situación duró siete largos años y a la obstinación del prefecto Ofelia respondía con sermones y conversiones. No obstante, al final del séptimo año, en vista de que el número de aristotélicos se volvía superior al de los paganos en la ciudad, el Prefecto decidió enviar una carta al emperador romano para informarlo de la situación. El emperador en aquel tiempo era el famoso Nerón, que odiaba a los aristotélicos más que a nadie. Envió a su Guardia Imperial que estaba especializada en capturar y matar a los seguidores de Christos.
    Llegaron a Bizancio por mar, los soldados corrieron de inmediato a buscar a Ofelia para arrestarla, sin contactar siquiera con el Prefecto. Frente a la peor especie de paganos infieles Ofelia se dio cuenta que no podía hacer nada y fue asesinada en su casa. Sus seguidores más cercanos fueron crucificados el mismo día en la que entraron las tropas en la ciudad.

    El Prefecto tuvo conocimiento de este acto bárbaro y se quedó durante días y días encerrado en su oficina, afligido por el sentimiento de culpa y vergüenza. Una vez que estuvo embarcada la Guardia Imperial de vuelta hacia Roma el prefecto, con el corazón y la mente nuevos, decidió arrepentirse y convertirse al Aristotelismo.

    Él fue uno de los primeros políticos aristotélicos, aunque tuvo que esconder su fe aristotélica hasta la muerte de Nerón.

    „Nuevo emperador, nuevas creencias“

    Además el prefecto se empeñó en desarrollar la comunidad aristotélica de Bizancio sin que el emperador interviniese.
    En Bizancio se comenzó a rogar a Ofelia, que fue considerada uno de los grandes personajes de la ciudad.

    Capítulo 6: Sus enseñanzas:

    Ofelia era la paciencia personificada. Durante aquellos viajes no tuvo miedo a quedarse mucho tiempo en una ciudad para enseñar el mensaje de Christos. Enseñó de una manera profunda el mensaje, ya que cada vez que fundaba una comunidad creaba una jerarquía bien establecida y dejaba por escrito las lecciones que había recibido de Christos.

    Demostró también que la fe aristotélica era la más fuerte. Lograba convencer con argumentos simples pero esenciales, de que el paganismo era un error y que Dios era amor y no una especie de bufón que se emparejaba con todo el mundo, como era el dios principal de los paganos.

    Un día un joven pagano fue a donde estaba Ofelia. Quería discutir con ella sobre el significado de su fe en Júpiter y en otras divinidades paganas. Ofelia lo acogió humildemente y tuvo la paciencia de escucharlo.
    Él decía:

    Citation:
    - Tú que finges ser un mensajero de tu Dios y de sus profetas y que afirmas que tu Dios es amor dime, ¿por qué tu Dios debería ser más fuerte? ¿Por qué sólo debería ser el dios? Todos saben que son muchos dioses.

    Ofelia respondió:

    - Dios nos ama a todos porque somos sus hijos y lo que crees que son tus dioses es sólo una interpretación errada de los hombres. ¿Cómo podrían vivir juntos seres tan hambrientos de poder? ¿No se matarían entre ellos? ¿Y el vencedor no destruiría con rabia todas las creaciones de sus enemigos? Estaríamos entonces todos muertos. Dios no puede más que ser uno solo y fuerte. Pero somos sus hijos y por eso hay un amor paternal entre los hombres y Dios.

    Entonces el otro, descontento, replicó:

    - Sí, Pero si nos ama como dices tú, ¿Por qué morimos? ¿Por qué hay hombres que mueren injustamente?

    Ofelia respondió:

    - Puede parecer que hay muertes injustas, pero sé que Dios no está allí para hacerte inmortal sobre la tierra. Eligió dejar a los hombres libres de vivir su propia vida, sin embargo, no olvides nunca que Dios no te abandona porque eres su hijo y el día en el que mueras Dios juzgará si fuiste virtuoso o no durante tu vida. Y entonces renacerás en el Paraíso o en el Infierno.


    Ofelia fue exactamente como predijo Christos, una mujer que tenía un poder de convicción tal que también los animales la escuchaban se dejaban fascinar por sus palabras.

    Citation:
    „Hermanos míos, ¿no veis el amor?. ¿No veis que Dios os ama, que Dios os ha dado la vida, que es nuestro padre? Si hubiese dudado de ello no estaría aquí. Si hubieseis dudado no estaríais aquí. Trabajemos juntos, hermanos míos y hermanas mías, recemos y sonriamos y hagamos de nuestra vida un mensaje de amor, de gloria a nuestro Señor y Padre.“


    Ofelia era un reflejo de la perseverancia en el amor de Dios.
    Permaneció fiel a aquello en lo que creía hasta su muerte y se dice que sus últimas palabras fueron:

    - Matadme, pero cuando volváis a casa, soldados, sabréis que os habéis equivocado y que Christos tenía razón.

    Incluso se dice que estos soldados de Roma confesaron pocos años después su pena por los crímenes cometidos contra los fieles aristotélicos. Uno de estos soldados fue canonizado por los aristotélicos por las buenas acciones que hizo para redimirse en el perdón de Dios.

    Y así, aún hoy, toda la organización de la Iglesia Aristotélica en Tierra Santa donde vivió la apóstol mantiene su integridad. La diócesis principal establecida ha logrado resistir a pesar de los ataques bárbaros y del paso de los siglos. Las comunidades religiosas han dado origen a nuevas ciudades de fuertes muros aristotélicos.


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Citation:

    Hagiografía de la Apóstol Elena


    Su venida al mundo[

    Después de una noche de tormenta, Demir, un herrero, decidió irse de Ilios para ir a Hellespont tomando un camino que bordeaba el mar Egeo. Fue escrito que ese día jamás llegó a su destino. Su mirada se cruzaba a veces con la playa, y con el instinto de curiosidad que tenía, se había acercado con el fin de encontrar lo que podía tener un valor cualquiera. A su gran asombro y pavor, se encontró allí a un niño desvanecido y muy joven que parecía tener 5 años. Inquietados por una pronta vuelta, Abbas, su hijo de 8 años, y su mujer Aleyna, se asustaron. El instinto maternal volvió rápidamente y el niño estuvo instalado sobre la paja junto al fuego y arropado en cubiertas.

    Citation:
    ...
    Demir:
    ¿Qué vamos a hacer, Aleyna?

    Aleyna, sorprendida por tal cuestión: ¿Cómo? El destino quiso que Elena viniera hacia nosotros y la amaremos a ella como si fuera nuestra propia hija. Además, ¿no es esta nuestra única posibilidad de tener un segundo hijo?

    Demir, desconcertado: ¡¡¡Elena!!! ¡¡¡Una chica!!! ¿Qué estás diciendo?

    Aleyna le tiende un colgante forjado a su marido: Mira, está escrito aquí…
    ...


    Cuando Abbas volvió con ropa, se le presenta a la niña como su hermana. Estuvo sorprendido, pero sin embargo, encantado de compartir su vida con otra compañera en el seno de su familia.

    Su infancia

    Abbas y Elena crecieron en el amor como verdaderos hermanos y hermanas. Su padre había decidido que su hijo tomaría su sucesión. Elena no quería quedarse de lado, y fue por entretenimiento que puso a su hija en el trabajo, pues pensaba que huiría rápidamente al cabo de un día de trabajo. No había medido toda la obstinación que ella podía soltar cuando había decidido algo. Más todavía, se reveló como una alumna muy dotada y apasionada. Lo que tocaba se convertía en verdaderas obras de arte ante el gran desconcierto de Abbas que se sentía cada vez más excluido de esta complicidad entre alumno y aprendiz.

    La ruptura

    Elena acababa de cumplir 17 años cuando Demir fue a reunirse con el Altísimo y con su mujer que le había dejado un año antes. A pesar del talento de la joven mujer, el heredero del taller podía ser sólo Abbas.
    Los dos años siguientes fueron pesados. Elena era reconocida por todos y la interrupían para solicitar sus servicios, provocando así los celos y el furor de Abbas. Una mañana, sacando provecho de su matrimonio, la despidió no deseando más verla en el seno del dominio familiar.
    Elena, que no fue sorprendida por estos acontecimientos, tomó el camino en una tristeza profunda y con melancolía. Desafiando los peligros a cada noche, decidió tomar la dirección hacia el sur.

    Su encuentro con Christos

    Durante su trayecto, Elena sobrevivía gracias a algunos panes conseguidos de aquí, de allí, a cambio de pequeños quehaceres domésticos. A su gran desconcierto, suscitaba sólo burlas cuando presentaba sus servicios a herreros.
    La soledad se hacía con ella y la ausencia de amigos o de una familia le cargaban terriblemente. Las miradas en cada pueblo eran sólo de sospecha, burla, villana…
    Al cabo de dos años de vagabundeo, se encontraba en Judea y la desesperación le hizo ir a la Gran Basílica donde prestó asistencia a un curioso encuentro…

    Citation:
    Christos, acompañado por sus tres camaradas, entró en la sala y declaró:
    Tú, hombre de poca fe, ¿a qué esperas para ocuparte de las aspiraciones de los creyentes? ¿Por qué no respondes a sus angustias?

    Christos se giró hacia nosotros, y dijo:
    Sabédlo: este hombre representa el vicio infiltrado en pleno corazón del templo de Dios. Es a vuestra imagen, mis amigos, que en vuestros corazones de criaturas de Dios, conocéis también el pecado.
    Mirad, el que no mueve el dedo meñique, no merece ser rey.
    ¿Y tú, rey de creyentes, que haces? ¿No ves tu Iglesia que se hunde? ¿No oyes los gritos de las almas, que, fuera de tu palacio, se desgañitan pidiéndote ayuda?


    Despertado por la voz de Christos, el gran sacerdote, parco en palabras, pero sin pelos en la lengua, se levantó, y dijo:
    ¿Quién se creerá que es este pesado? ¡Pues si no te gusta, lárgate, tío! ¡Que estás empezando a tocarme mis santos guisantes!

    A estas palabras, Christos se volvió hacia sus discípulos, y les dijo:
    De verdad, os digo: ¡más vale oir esto que ser sordo! Este hombre cae en los excesos denunciados por Aristóteles, queda callado la mayoría de las veces, y cuando se despierta, es para hablar demasiado. No conoce ni la virtud de la templanza, ni el principio del medio justo.


    Elena estaba sorprendida, luego intrigada de ver a un hombre medirse al gran sacerdote. Una vez se fueron, siguió el pequeño grupo para saber más sobre esto. No podía desviar su mirada del carismático individuo.

    Citation:
    Christos caminaba a lado de sus compañeros: Titus, ten aquí un poco de dinero para comprar un poco de pan y algunas frutas. Después, mira a ver a esta joven mujer que nos sigue e invítala a reunirnos para la cena.

    Titus, sorprendido: ¿Qué mujer? (Mira detrás) Oh…
    ...
    Titus a Elena:
    Buenos días. No tengas miedo. Por favor, acepta esto, querida amiga. Estaríamos encantados de acogerla esta tarde para compartir nuestra cena.

    Elena, muda y sorprendida: Yo... Yo…

    Titus, sonriente: Venga, no tengas miedo.


    Y así es como Elena encontró a su segunda familia, la cual era fiel y sincera más allá de la muerte.

    Al lado de Christos

    Elena se puso al lado de Christos y otros apóstoles para propagar la Fe Aristotélica. Un día se encontró rodeada por centuriones romanos y el acontecimiento que se celebró allí influirá para siempre sobre su modo de pensar y sobre todo contribuirá a conservar el amor divino entre los fieles.

    Citation:
    Christos dijo entonces al centurión:
    En verdad, te digo, hombre de poca fe, yo no te seguiré, sino que serás tu quien me seguirá a mí!

    Entonces, el tribuno ordenó al centurión agarrar a Jeshua, y el oficial, con una expresión feroz, se nos acercó lentamente. Yo respiraba al ritmo de sus pasos, intentando calmar mi corazón que se había alterado. Cuando estuvo frente a Cristos, el centurión lo mira a los ojos, intensamente y durante largo rato. Entonces, de repente, se quitó su casco y se arrodilló cogiendo la ropa de nuestro Mesías.

    Maestro, le suplicó, ante el asombro de su superior, quisiera seguirte y pertenecer a esta comunidad de fieles. ¿Qué debo hacer? Sé que he pecado y que he servido a un mal jefe, pero te ruego que me digas cómo conseguir el perdón!

    Entonces Christos lo levantó y ante la mirada estupefacta de los romanos, pronunció estas palabras:
    Pecador, te lo digo, acabas de hacer la primera cosa que los fieles deberán hacer; mostrarse humilde y confesar sus pecados. Así, si tu arrepentimiento es sincero, Dios te perdonará.

    Christos se volvió hacia sus apóstoles y continuó:
    Y vosotros, que las faltas cometidas por vuestros fieles serán perdonadas si vienen y las confiesan a vuestros oídos, y que estén preparados para hacer penitencia.


    Es con estas palabras grabadas en su memoria para siempre, que Elena vivió al lado de su dueño hasta la última comida.

    Citation:
    Christos, que sonríe...
    ¡Y bien, querida amiga! Eres muy pensativa. Hoy no es el día. Tus pensamientos no deben girar en torno hacia mi muerte, sino más bien hacia todas las almas que vas a salvar.

    Elena: No comprendo. ¿Cómo puedo pensar en otra cosa?

    Christos: Mira el bien que vas a hacer. Mi muerte va a servir a nuestros fieles. Que todos ellos sigan el camino que tracé, y el Altísimo recompensará a las personas justas cuando venga Su juicio. Después de mi muerte, ve y propaga la Fe, y ocupa el cargo para confesar y colocar el arrepentimiento que traerá el perdón del Altísimo sobre cada fiel.


    Después de la muerte de Christos

    Elena tomó la dirección hacia Lydie para atravesar luego el mar el Egeo en compañía de Paulos. Después de su llegada, se dedicó al estudio de Aristóteles y de sus escritos. Su saber sobre el sujeto crecía día tras día hasta tal punto que Paulos, que le echaba una mano desde el comienzo, la dejó trabajar sola para el bienestar de los fieles.

    Citation:
    Paulos, a punto de irse hacia Alejandría: Voy a irme algunos días, querida amiga. Tengo confianza en tu capacidad de cumplir la misión que Christos te confió. Y yo también debo asumir la mía. Sabré informarme sobre tus avances.

    Elena: ¿No te puedes quedar un poco más? Hay una cuestión que siempre me perturba. Y se trata de la más importante. Christos habla de arrepentimiento, pero, ¿podemos nosotros, humildes servidores, imponer lo que sea en nombre del Altísimo? ¿Y debemos estar siempre con miedo hacia el Altísimo? No podemos recompensar a nuestros fieles por sus acciones… ¿Ves? Mis dudas me asaltan y son infinitas.

    Paulos: No se trata de vivir con miedo, sino muy al contrario, de tener confianza en nuestro dueño. Sólo nosotros podemos poner en un estado lastimoso su paciencia. Es misericodioso y arrepentirse debe ser nuestra única preocupación, porque estamos lejos de ser irreprochables. ¡Hablas de recompensas! No tengo que repetir nada ahí. Nosotros debemos ser unos guías para nuestros hermanos. E incluso debemos estar atentos al beneficio de los demás. Debemos mirar lo que está bien en casa de otro y evitar así caer en el egocentrismo. Es útil mientras nuestros actos laboren por la Fe, la amistad y el amor hacia nuestro prójimo.


    Es mientras que la apóstol se sumió en el trabajo que un día, recibió a dos jóvenes que eran opuestos el uno al otro. Uno, virtuoso y generoso, venía para dar su fortuna y su vida con buen fin a la Iglesia. El otro, un bandolero con numerosos hurtos, deseaba arrepintirse de sus culpas. Elena los confesó, luego se preguntó sobre cual debería ser la penitencia de uno y el agradecimiento para el otro.
    Entonces, le pidió al bandolero ayunar durante cinco días, después de ir en peregrinación a Jerusalén.
    En cuanto al segundo, le agradeció y fue a rezar por esta persona. Pero esto no bastaba. Cuando Titus se hizo Papa de la Santa Iglesia, ella debía proponer algo.

    Una mañana, después de una noche de sueño y pesadillas, se fue ante el gran asombro de sus discípulos a casa de un herrero y le pidió si podía utilizar su taller. Exigió que ellos todos sin excepción se fueran y la dejaran trabajar. El artesano, que la conocía, aceptó sin condiciones.
    Elena pasó noches y días trabajando en la revelación que había tenido. Al cabo del séptimo día le pidió a su discípulo más fiel verla. Le prometió ir a Roma en persona con el fin de entregar a este pergamino con este paquete.

    Su enseñanza

    Citation:
    Carta de Elena a Titus

    Querido amigo,

    Quiero, en primer lugar, decirte que estoy orgullosa de ti. Christos no podía escoger mejor. De todos nosotros, eres tú quien queda para dirigir nuestra Santa Iglesia. Tienes mi confianza para siempre. Rezo cada día con el fin de que la obra del Altísimo atraviese los siglos y de que la humanidad pueda vivir y creer en esta amistad universal.
    El joven discípulo que te presento tiene toda mi confianza y debe devolverte mi reflexión y una medalla. Este trabajo requiere ser un guía para nuestros discípulos con el fin de que la existencia de un Altísimo misericodioso sea conocida por nuestros fieles y creyentes. Que estos últimos vengan a nosotros para confesarse, y que vamos hacia ellos para honrarles por su Fe y sus actos.

    He aquí lo que propongo con el fin de que nuestra institución reciente pueda formar a estos fieles.
    La Confesión será el acto por el cual el fiel que habrá cometido una torpeza podrá hacerse perdonar. Dios es consciente de que el Humano no es perfecto, sin lo cual, no sería Dios; no obstante, reconoce que el alma que asume el curso de una confesión sincera y profunda es un alma pura. Esto quiere decir, que para asegurarse el perdón divino, el culpable deberá posiblemente dar pruebas de penitencia. Todos los sacerdotes podremos dar confesiones y no podremos dar a conocer su contenido bajo pena de excomunión. Los curas deberán incitar también a sus feligreses a que se confiesen interiormente con Dios antes de cada misa.

    La Penitencia será el estatuto en el cual, voluntariamente, está el pecador que se ha confesado para conseguir el perdón divino. El ayuno, la peregrinación, o incluso la caridad deberán servir al arrepentido de que hay que someterse al perdón del Misericordioso.
    El ayuno será el acto por el cual el penitente o el simple fiel se priva de alimento o se limita a una comida básica para un cierto tiempo, poniéndose así a los niveles de los más débiles, para darse cuenta así de la miseria humana que combate la Iglesia. El ayuno procede así de la meditación de Christos en el desierto.

    La caridad será el acto de virtud que deben practicar todos los aristotélicos. Esto consistirá en ayudar a sus hermanos aristotélicos en el camino de la Virtud.

    La peregrinación consistirá en recorrer los reinos para darse cuenta de la creación. La peregrinación permite, además de ser una prueba de fe fuerte, entrar en contacto con otros hermanos aristotélicos y así ayudarles.

    La Santidad será el estatuto al cual debería aspirar todos los aristotélicos. Ciertos fieles accedieron a este estatuto por su respeto casi innato de los principios aristotélicos. Estos santos todavía tienen en el Sol el poder de influir sobre ciertas cosas de la creación, así que es importante considerarles y alabarles. Con el fin de que Nuestra Iglesia recompense a estos fieles, te doy lo que mi arte y mi fe me ordenaron producir. Esta medalla de Aristóteles deberá ser la recompensa suprema frente a los servidores del Altísimo.

    Elena


    Su fin y su elevación al rango de mártir

    Un rumor de los paganos se había difundido, sobre que una mujer, llamada Elena, había confeccionado una joya de una rara belleza, adornada de oro y de joyas.
    Este rumor necio iba a causar la pérdida de la apóstol. Una tarde, mientras que iba a su casa, Elena fue atracada por bandoleros que se la llevaron a su casa con el fin de que les diera lo que habían venido a buscar. Exasperados y frustrados por las declaraciones de Elena que no paraba de decirles que no había ningún tesoro material allí, el jefe de los bandoleros le asestó una cuchillada que vino a terminar una vida dedicada a Aristóteles.

    Alertados por los gritos, los discípulos de la apóstol no habían podido coger a los fugitivos. Alrededor de la personas, sólo había consternación, incomprensión, tristeza y soledad...

    La noticia se propagó por toda la ciudad. Glorificada por un comportamiento semejante, todos vinieron para rendirle un último homenaje a Elena. El mismo día, cinco ladrones murieron en circunstancias misteriosas. El primero, trabajando en sus asuntos, se cayó al puerto y se ahogó. El segundo, cuando volvió a su casa, se topó con una viga y cedieron sus heridas. El tercero, mientras paseaba por la calle, un hombre se cayó de un piso y se estrelló contra él. El choque fue fatal. El cuarto, que corría para escapar de una muchedumbre furiosa por haber robado a uno de los suyos, se tropezó y se empaló sobre su cuchillo. Por fin, el último y el más joven, lleno de remordimiento vino para asistir a los funerales de Elena. Una vez a su lado, murió con una lágrima sobre la mejilla, derribado por un ataque cardíaco. Uno de los discípulos le reconoció y la muchedumbre, que veía a un hombre de apenas 18 años derrumbarse así, se arrodilló de nuevo viendo allí un signo divino.
    Se empezó a decir que el Altísimo castigó así tal ultraje. Elena fue honrada como mártir de la fe. Todos vinieron a ver su tumba y a rogar al Altísimo.

    Se hablaba de Elena como un ejemplo que había que seguir en toda Grecia. Su virtud y su fe inspiró a grandes y números nuevos discípulos y fieles que se inspiraban sólo en vivir según la virtud y en predicar contra la Bestia sin Nombre en cualquier momento.

    Titus, que se enteró de la muerte de su hermana, recogió la estrella confeccionada con tanta Fe, y tomó la decisión de que la medalla de Aristóteles, a la imagen de Elena, sería la recompensa, a partir de ahí, de una vida llevada en la virtud y en la Fe.

    Sus reliquias

    La medalla de Aristóteles.



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Kalixtus
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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 4:24 am    Sujet du message: Répondre en citant

Citation:

    San Thanos, Apóstol de Christos


    I: La infancia de Thanos:

    Thanos fue uno de los numerosos hijos de una familia mediterránea de las que abundaban en el primer siglo en Akko (Acre, rebautizada como Ptolemaida en aquel tiempo) y Tiro.
    La ciudad estaba aislada y ocupaba un vasto territorio árido con arbustos diseminados y relativamente lejos del Mar Internum (Mar Mediterráneo). La familia se dedicaba al cultivo de higos, aceitunas y algunos cereales. Completaban la producción las cabras, su leche y los quesos que preparaban a la sombra de grutas excavadas con esfuerzo en este lugar árido.
    Aunque las cosechas no eran siempre abundantes la familia no conoció nunca el hambre o la sed. Un pozo muy viejo, que estaba seco en rarísimas ocaciones, permitía saciar la sed de animales y de personas.

    Lo exótico de la casa era su palomar, algo raro en aquel lugar. El padre se alegraba porque sus cincos hijos mayores no estaban aislados, en caso de que surgiesen problemas, mientras vigilaban el rebaño en las colinas circundantes. Cada mañana iban acompañados de una paloma.
    Estas aves eran de la mejor raza, leales y diligentes.
    Un rico mercader de Tiro era quien les regalaba dos parejas cada año, ya que en una ocasión se había caído accidentalmente en una grieta uno de sus preciosos cargamentos y la familia le ayudó a recuperar prácticamente todo. Este suceso ocurrió poco después del nacimiento de Thanos.

    La casa de la familia era baja y estaba rodeada por árboles de Judea, a cuya agradable sombra nació el pequeño Thanos en el año VII. Fue el menor de siete hermanos.
    Amor y trabajo eran las únicas máximas de esta humilde familia, que permanecía unida en cada amanecer y ocaso del sol que el Omnipotente enviaba.
    Estos agricultores amaban la tierra con la humildad y esfuerzo de los recolectores y de los pastores.

    Su madre, Ayala, aprendió a leer de pequeña ya que fue criada por los romanos. Este maravilloso conocimiento la preparó para instruir a su esposo, Gamaliel (cuyo nombre significa “Dios ha sido generoso conmigo”) para compartirlo luego con todos sus hijos…Cuando su interés se lo permitía…El penúltimo hermano de Thanos tenía dificutades de comprensión, ya que era diferente. Miraba a su alrededor sin cesar sin acabar de entender nada, así que su hermano menor Thanos se propuso ayudarle apenas pudiese concebir su primer pensamiento, cosa que ocurrió precozmente.

    Mientras Ayala cocinaba cada semana panes de trigo o de cebada en el horno de la familia, sonreía viendo a sus dos hijos más jóvenes sentados a la sombra de los árboles de olivo, con Thanos ayudando al otro con paciencia a vestirse o a lavarse, o tocando con su flauta de bambú algunas dulces melodías que encantaban al deficiente.
    Este último apenas tenía un año más que él, pero parecía mucho menor. El primero era robusto y proporcionado, el otro enfermo y ligeramente deforme. Thanos también le enseñó a tejer canastas, cosa que logró hacer con gran esfuerzo, es cierto, pero todos los productos de la familia encontraron lugar en los cestos de Thanos y su hermano Guéchèm (que en hebreo significa “lluvia”, lo que significaba una bendición en la región árida donde vivían).

    Thanos pasaba horas con este hermano desafortunado a causa de un parto difícil, ya que probablemente había estado impedido para respirar en algún momento durante el nacimiento. Para su hermano pequeño el objetivo de su vida era su curación, lo que lo llevó a escuchar siempre al inocente y a intentar transformar en útil a quien la naturaleza había hecho incapaz. Este hecho lo sensibilizó y aumentó su comprensión hacia la lentitud de ciertos individuos. Lo convenció de la necesidad del derecho a existir de quienes son diferentes.
    Pero Thanos, por ahora, disfrutaba de corazón con su hermano Guéchèm. Los caminos del Altísimo son inescrutables.


    II: El Vagabundo:

    Lo que diferenciaba a Thanos de sus hermanos mayores era su capacidad de localizar en los escritos del Profeta Aristóteles (que toda la familia seguía constantemente y con fervor cada domingo en la aldea vecina) los profundos mensajes que a veces llevaban consigo.
    A menudo se sentía como un vagabundo errante a través de estas escrituras, sin embargo, comprendía la fuerza y la coherencia de aquellas palabras.

    El fuerte vínculo de afecto entre los dos niños duró mucho tiempo, pero no duró para siempre. Una noche Guéchèm no se despertó más. El dolor inundó de tal modo el corazón de Thanos que estuvo durante tres días después de haberlo sepultado pensando solo en una esquina del establo. El rito fúnebre no tuvo en cuenta sus lágrimas…La vida era tan difícil y tan dura en aquella época que nadie podía evitar la interminable rutina cotidiana. La familia volvió rápidamente a cuidar de los animales, de los árboles y del pequeño viñedo que se extendía a lo largo de una pared de la casa y trepaba alegremente por la torre.
    No se trataba de indiferencia sino sólo de necesidad ligada a la supervivencia: La vida es siempre más exigente que la muerte. Thanos permanecía inmóvil y solo, sosteniendo con tristeza en la mano el último pequeño cesto de Guéchèm, incompleto…Sus sabios padres, afligidos también por la pérdida del hijito inocente, lo dejaron tranquilo asegurándose de que comiese y bebiese por lo menos un poco.


    - ¡Madre!

    Dijo saliendo de su letargo durante la cuarta mañana, con el rostro pálido por el dolor del luto:

    - Madre, ¿padre y tú estaríais dispuestos a dejarme viajar? Unos amigos míos tienen que conducir a un rebaño cabras y ovejas más allá de la aldea, para el gran mercado de la Ciudad.

    Antes que su madre tuviese tiempo de replicar, no queriendo verse de nuevo despojada de otro de sus hijos, se acercó Gamaliel, su padre, y dijo:


    -Esposa mía, es necesario que el sufrimiento se calme. Thanos no puede vivir feliz puesto que echa de menos a su hermano, como el resto de nosotros, pero debes admitir que para él es aún más doloroso. Déjalo ir, Ayala, y prepárale un pequeño hatillo de pan y queso, higos y aceitunas.

    Y dirigiéndose al que se había convertido en el más joven de sus hijos dijo:

    - Toma una alforja de piel de cabra, Thanos, y llénala con el agua pura de nuestro pozo. Te regalo mi capa, es impermeable y te será útil para cubrirte en las noches frías. Y estas tres palomas, trátalas bien. Las enviarás si te sucede algo excepcional. No te olvides de hablar con ellas cada día para hacerlas felices.

    Le entregó al hijo una jaula, donde estarían obligadas a vivir las tres aves preferidas de su padre…
    Gamaliel añadió ante todos los hermanos allí reunidos solemnemente:


    -Prueba este oro delicioso y pegajoso, pero no te dejes engatusar.

    Le hizo comer una cucharada de aquella miel silvestre y casera que se podía encontrar a veces en las grietas de las colinas…
    Y dijo:


    -Bebe esta sangre que fortalece y refresca, pero ten cuidado de no embriagarte.

    Le hizo beber un sorbo de aquel vino oscuro, perfumado de especias y amargo de tierras mediterráneas…
    Y todavía dijo:


    - Te regalaré una cosa que te alimentó cuando eras un niño que usaba pañales, que te preparé también con otros alimentos y te hizo crecer.

    Le ofreció un tazón de leche, blanca y cremosa.
    Después de las miradas y los abrazos cariñosos por la circunstancia, le dijo finalmente adios:


    -Ahora que cada uno haga aquello que deba hacer.

    Así, bendecido por el patriarca de la familia, Thanos cortó un grueso bastón de olivo y dirigió una última mirada a su dulce infancia.
    Cogió una rama de un bosque no muy lejano que le recordase para siempre su lugar de origen.
    Tuvo un fugaz e irrefutable presentimiento de que no volvería jamás. Sentía que en alguna parte su destino lo estaba buscando.
    Anduvo errante mucho antes de lograrlo…
    Apenas había cumplido 17 años.


    III: El encuentro con Christos:

    RECORDATORIO:
    Citation:
    La vida de Christos. Memorias de Samoth recolectadas en el 87 después de Christos, revisadas por Trufaldini.

    Capítulo 7:

    Oh, me acordaré siempre de estos días, amigos míos. Después de haber salido de la basílica, nos encontramos cara a cara con un grupo de curiosos que se increpaban con severidad. Tratamos de retener a Christos pero éste no nos escuchó y se acercó al grupo de pendencieros.

    Entendió muy rápidamente la causa del conflicto. Frente a él, un carnero estaba perdido, aterrorizado por gritos que venían de todas partes. A su izquierda se encontraban adeptos de los cultos paganos, su sacerdote a la cabeza armado con un cuchillo largo en la mano. A su derecha había alguna de esas personas decepcionadas por el paganismo y que seguían los preceptos de Aristotéles de un modo menos distante que los primeros. Se habían agrupado para denunciar el sacrificio bárbaro que se preparaba en honor de los dioses falsos. Cada campo gritaba con vehemencia contra el otro.

    Entonces, Christos llamó a la calma. El animal aterrorizado avanzó dócilmente hacia él. Christos lo acarició y le dijo que se fuera. El carnero se marchó. Pero el sacerdote pagano se hinchó de rabia contra Christos y se adelantó hacia él, con el cuchillo levantado. Nosotros, Titus, Paulos y yo, pronto estuvimos rodeados por nueve de los decepcionados del paganismo que se colocaban a la derecha e interrumpimos al sacerdote. Pero Christos se adelantó y se puso frente al sacerdote. Este cruzó la mirada con el ser bendito por Dios, le dio la espalda y se fue sin decir una palabra, la muchedumbre de los infieles se llenó de un aire de vergüenza.

    Entonces, nosotros, los doce que habíamos elegido defender a Cristos, absortos por lo que acababa de pasar, nos volvimos hacia el hombre misterioso.

    Uno de nosotros, alguien a quien todavía no había conocido y que se llamaba Thanos, le dijo:


    "¿Pero quién eres tú, que posees la calma y la dulzura que pone de manifiesto la infamia pagana?".

    Entonces, Christos le respondió:


    "Mi nombre es Christos, hijo de Giosep y de María. La gente que me conoce dice que soy el mesías, porque amo a Dios y a mis semejantes".

    Entonces, exclamamos :

    "Verdaderamente ninguno de nosotros duda este hecho. Gracias sean dadas al Señor por haberte enviado a nosotros, con el fin de que Su palabra ilumine nuestras vidas y de que la profecía de Aristotéles se materialice".

    Y Christos respondió por fin:

    "En verdad está muy triste porque tantos hijos de Dios ignoren Su amor. Les envia guías con el fin de que los errores pasados sean borrados. ¿Quereís seguirme y convertiros en apóstoles de la palabra de Dios?".

    Los nueve que no conocían a Cristos se miraron, parecían divididos entre la alegría y la angustia. Preguntaron al llamado mesías lo que había que hacer para reunirse.

    Capítulo 8:

    ¡Oh, hijos mios, lo que nos dijo entonces Cristos nos iluminó! Sus palabras quedaron grabadas en mi memoria.

    "¡Amigos míos, no os equivoqueis! Los que no viven en la amistad que nos enseñó Aristóteles se quemarán en las mil llamas de la gehena.
    Los que ceden demasiado rápido a las tentaciones de los pecados, los que no conocen la virtud, ésos acabarán en el sufrimiento y la soledad del infierno.
    Los que ceden a la voz melosa del pecado, los que son seducidos por su discurso, esos irán a acompañarla en las tinieblas.
    Los que, por fin, se arreglan sin el amor de Dios y de los Hombres, que se refugian en su unico egoísmo, en el abismo infernal acabaran.
    ¡Por eso, tened cuidado, hermanos, estad atentos y vigilantes! Porque nadie conoce el día en que las profecías se realizarán. Nadie conoce el día del fin de los tiempos".

    Atentamente escuchábamos lo que decía, teniendo el presentimientode que ese día sería decisivo para nuestra vida futura. Y los nueve que se habían ofrecido se quedaban boquiabiertos ante tanta exactitud, delante de aquel hombre.

    Christos prosiguió:


    "¿Quereís reuniros conmigo? En ese caso tenéis mucho amor en vuestro corazón y me seguiréis, compartiréis un poco vuestro tiempo y vuestros bienes, el tiempo que vosotros podais. En cambio si vosotros elegís dedicaros a guiar a otros sobre la vía de la Iglesia hace falta entonces que estéis dispuesto a darle prioridad. En ese caso os distanciareis de vuestros bienes, de vuestro trabajo, de vuestras herramientas, diréis adios a vuestras familias … Preferiréis la sencillez y la instrucción a los ornamentos ricos y a los bellos adornos. Porque nuestra tarea necesitará sacrificar el bien personal para el bien colectivo y sereís consagrados entre los hijos de Dios".

    Y continuó:

    "Si vuestra familia no os comprende rezad por ella, porque en ese caso no es sensible al mensaje de Dios.
    Si el que os contrata tiene algo en contra de vosotros no tengais nada contra él y rezad por él, porque no es sensible al mensaje de Dios.
    Si vuestros amigos os retienen, entonces los arrastrareis con vosotros, con el fin de que descubran también el mensaje de Dios.
    La carretera será larga y tortuosa, el camino escarpado, el horizonte lejano, la pendiente fuerte, pero el sol que brilla guiará nuestros pasos. Conoceremos dificultades, disputas, cóleras, pasiones, vacilaciones, pero el amor y la amistad nos unirán y Dios nos acogerá.
    Si quereís vivir sólos, razonar sólos, comer sólos, marchar sólos, entonces nada os lo impide, seguid vuestro camino y refugiaos en vuestro propio amor. Pero si alguien os golpea y lo derribaís, entonces nadie os ayudará a poneros de pie.
    Si queréis vivir en grupo, en el amor al prójimo y a la multitud, si queréis compartir vuestro pan con vuestro amigos, marchaos con vuestros hermanos, entonces venid a mi y seguidme.
    En ese caso, si caéis en el camino, un hermano se parará y os pondrá de pie".

    Y nosotros, sus amigos, escuchábamos y asentíamos a Christos. Éramos ahora doce para seguirlo. Las seis mujeres se llamaban Calandra, Adonia, Elena, Kyrena, Ophelia y Uriana. Los seis hombres se llamaban Daju, Thanos, Paulos, Nikolos, Titus y Samoth (el que suscribe).


    IV: El aprendizaje:

    Durante los años siguientes Thanos siguió a Christos y a sus nuevos hermanos y hermanas, escuchó, observó y así aprendió. Aunque ya conocía el Dogma y a Aristóteles lo integró todo con la fuerza que provenía de las acciones y de las palabras de Christos.
    Había disfrutado, aunque sin ser consciente, del amor fraterno, del de los hijos por los padres, del amor hacia un trabajo bien hecho, del amor contemplativo por la Creación del Altísimo, del amor por el Dogma y finalmente y sobre todo, del amor hacia el Omnipotente, junto al amor por Christos. Cuanto más lo conocía más se acercaba a la percepción de la justicia, de la bondad, de la profunda espiritualidad, de la inteligencia y de la sensibilidad de su maestro hacia todos.
    Era un Maestro en todo el sentido que esta palabra posee: Grandioso, sabio, benevolente.

    Esta vez él era consciente de cuanto había recibido y mostraba su gratitud al Altísimo a través de la oración y el ejemplo. Cada día el espíritu de Thanos se encontraba un poco más en contacto con las enseñanzas de Christos y de aquellas procedentes de la amistad fraterna con los otros apóstoles.

    Su espíritu forjaba su forma y brillo, como una hoja de espada que se vuelve brillante después de varios pasos que someten su materia tosca a la fuerza y a la belleza.


    V: La primera paloma:

    Pero ningún humano alcanza la perfección.
    En aquellos días Christos y los apóstoles estaban tranquilos. Las llamas púrpura y el oro del ocaso iluminaban de nuevo una noche joven.
    Sobre la ribera del Mediterráneo formaron un círculo cuyo centro estaba alineado con el sol, donde pusieron a dorar tranquilamente un cordero envuelto en hinojo, hierba muy abundante en esta región. El encontrarse reunidos alrededor de una comida no impedía de ningún modo las discusiones y cada tarde una hoguera los mantenía despiertos un rato. A veces, otros caminantes se unían a ellos. Esto habría permitido la invención del fuego de campamento por el indiscutible precursor de los peregrinos, un tal Mcgroar.

    Abandonaron el ruido y el caos de Laodicea (Laodiceia, Latakia, Lattaquiè o Latakiyah), antigua ciudad seleúcida, después romana y ahora perteneciente a Judea, donde el lujo y la riqueza alegraba el corazón de los habitantes.
    Sobre las laderas de las dulces colinas, hacia el este, el cultivo de la vid hacía crecer la economía de la ciudad y su magnífico puerto, construido de modo admirable, abastecía a muchas otras grandes ciudades e islas importantes.
    Los ricos mercaderes se doblaban bajo el peso de adornos de oro y joyas, hacían ostentación de sus vestidos de seda, suaves como una caricia, o de lino, teñidos con colores cálidos y brillantes.
    Las casas eran sólidas y bellas, los animales tenían en su mayoría un aspecto rollizo o barrigudo, como raramente se ve en nuestros rediles o establos occidentales.
    Sobre los estantes de los negocios reposaban las redes de pesca y las cestas de los recolectores estaban colmadas de un excelente pescado y de frutas y verduras soberbias. Los sacos de cáñamo estaban repletas de especias raras y perfumadas.
    Esto no impedía la pobreza. Simplemente esta se escondía fuera de la ciudad.

    Thanos:
    -Mira, Christos, ¡qué aspecto tan feliz tiene la gente en esta ciudad! ¡Excepto el pobre esclavo, cuyo estatus le ha estallado literalmente en las manos, del mismo modo que lo ha tomado su patrón, por asalto!

    Todos se echaron a reír con la broma, porque el hombre gordinflón y furioso se estaba poniendo en ridículo, era cómico y no había nada de que lamentarse: ¡Podía comprarse otro rápidamente!

    Christos respondió y su rostro delgado se tornó serio:


    - ¡Mira, Thanos, aquellos que viven en las afueras están tristes y sin escudos!

    Thanos:- ¡No sé por qué no piden limosnas, considerando que los mercaderes me han ofrecido escudos cuando yo no les había pedido nada!

    Christos: -Te han dado esta bolsa llena porque querían oír nuestra historia y las noticias de lugares lejanos durante su comida. Te han comprado con estos escudos de oro que no son nada para ellos. Querían divertirse pero no pensaban en un sermón.
    Pero…Debías estar sediento después de haber hablado tantas horas para satisfacerlos… ¿No te han ofrecido de beber?


    Christos sonrió…Thanos suspiró ya que lo había descubierto un poco tarde. Aún tenía en él la ingenuidad de la extrema juventud…

    Thanos:
    - No…Me lanzaron esta bolsa al acabar su comida y me ordenaron que me marchara.

    Christos:- Y has venido a unirte a mí para oír mi sermón, que se oye no lejos de la entrada de la ciudad, cerca de las chozas predico a los pobres y los enfermos.

    Thanos: - Es cierto, también he notado que ellos estaban más predispuestos a escuchar tu prédica que el de otros que estaban preocupados solamente de su negocio. Y me han ofrecido sus pobres cántaros.

    Christos:-Mira, cuando el oro es abundante no estés nunca seguro de poseerlo. Más bien es él el que nos posee.

    Y Thanos se acordó de la primera frase que su padre Gamaliel le había susurrado cuando se marchó:

    - Prueba este oro delicioso y pegajoso, pero no te dejes engatusar.

    Christos le sonrió y Thanos tuvo la certeza de que sabía lo que estaba recordando en ese momento. Entonces Christos le dijo:

    - La jaula que llevas contigo con mil atenciones te pesará por mucho tiempo, porque tus tres palomas mensajeras vivirán felices hasta que lleguen a su palomar natal. Así será.

    Y Christos se sirvió un trozo de carne de cordero, sin hablar más.
    Sin añadir más Thanos se puso de pie y eligió una de las tres palomas, de la cuál retiró dulcemente una pluma de la cola, para luego escribir sobre un pequeño papiro las siguientes palabras:


    “Padre, madre, hermanos míos, ahora conozco mi destino, se llama Christos. He probado el oro, lo he adorado y me he distanciado.
    Thanos”.


    El animal liberado voló de inmediato hacia su lugar de origen.
    Al día siguiente Thanos depositó de manera anónima los escudos de oro en las manos vacías de los mendigos que le habían ofrecido de beber.
    Él guardó la pluma.


    VI: El autor:

    Thanos, como sus compañeros, siguieron las enseñanzas dadas por Christos cada día con intercambios de opiniones, el ejemplo, los gestos y las palabras.
    Durante su etapa de predicador Christos y sus apóstoles fueron a Galilea, a Judea, a Samaria, a Fenicia.
    Descendieron por el río Jordán hasta el Mar Muerto, navegaron hacia las riberas de Antioquía, divisaron una vez a lo lejos el Monte Sinaí…
    Pasaron a través de numerosas ciudades y siempre predicaron: Cafarnaúm, Tiberiades, Genesaret, Sicar (Siquem), Magdala, Cesarea de Filipo escalaron el Monte Tabor, volvieron a Nazaret.
    Y cada vez Christos iniciaba su discurso así:


    - Yo soy Christos de Nazareth, el Mesías, guía y espejo de la divinidad, Dios está en mi. El profeta Aristóteles ha anunciado mi venida para mostraros el camino a seguir para vivir en el amor del Altísimo.

    Y Muchos se acercaban, muchos escuchaban y muchos lo entendían.
    Finalmente llegaron a Jerusalén y el periplo de Christos se detuvo porque fue condenado y ejecutado en condiciones infrahumanas, según lo dispuesto por el Altísimo.
    Durante este viaje, Thanos escuchó, igual que los otros apóstoles a quien habían escuchado, seguido y de quien habían aprendido. Sus cuerpos se volvieron fuertes y flexibles y en sus mentes despertaba ya la espiritualidad y se esculpían la historia y los mensajes divinos.
    Ellos se habían transformado durante este viaje, lenta pero inexorablemente, por voluntad del Altísimo y de Christos, de manera que se convirtieron por el bien de la humanidad en maestros de la generosidad con todos los que deseaban una fe frugal, pero no sin exigencias.

    Se habían convertido en los futuros autores de la iglesia: Una, Santa, Aristotélica y Apostólica…


    VII: La segunda paloma:

    ¡Ay! Nadie puede detenerse en el pasado que hace al gran pueblo del Creador lo que es hoy…
    El libre albedrío tan deseado conduce a los seres humanos, o al menos a menudo los encamina, sobre los intrincados caminos del mal.
    Los horrores perpetrados en nombre de valores egoístas y salvajes, omitiendo las referencias a la Criatura Sin Nombre, se reducen a una sola frase: Christos fue ajusticiado, torturado hasta la muerte y crucificado.
    Todo el tiempo de su martirio y durante su agonía permaneció confiado a su Padre y soportó con fuerza, inteligencia y carisma todo aquello que debía soportar: Reazab. Su fama todavía crecía más.
    Su rostro se iluminaba e irradiaba un color de oro puro a la muchas personas que lo apoyaban con su fe y con devoción a las palabras sagradas.


    1)Vida de Christos, capítulo XVI
    Memorias de Samoth, recopiladas en el 87 después de Christos.

    Clavaron a Christos sobre una gran cruz de madera que, a continuación, levantaron sobre la colina. Y Christos se encontraba allí arriba, dominando al resto de humanos... Como un cordero se había sacrificado sobre el altar del orden establecido porque ponía en entredicho la sociedad de aquellos tiempos y sus falsos valores.


    Como todos los otros apóstoles, Thanos se sintió destruido…Se alejó del lugar del suplicio. Llorando en el fondo de su alma, aturdido e incapaz de soportar más, siguió a un admirador de las melopeas y se emborrachó de desesperación. El cielo lanzaba truenos y rayos sobre los paganos.

    2)Vida de Christos, Capítulo XVI
    Memorias de Samoth, recopiladas en el 87 después de Christos.

    Pero después de un momento, la naturaleza se calmó, la lluvia cesó, los relámpagos se detuvieron, los rugidos de los truenos callaron y las nubes desaparecieron sumidas en un rayo de luz, que hizo aumentar el brillo que inundaba ahora la colina.
    Entonces vimos aparecer entre los resplandores a una gran nube de ángeles celestiales. Todos descendían del cielo con gracia, volando sobre la colina. Tomaron el cuerpo del Mesías, guía y espejo de la divinidad, y lo elevaron a los cielos, llevándolo para que se uniera al trono de Dios.



    3.- Hagiografía del Apostol Tito, traducido por los Hermanos Maisse Arsouye, Nsaymar y Pons de Agoult.

    Los apóstoles pronto se separaron. Cada uno eligió una vía con el fin de servir a Christos y extender su mensaje. Poco antes de la separación, él dio a cada apóstol un anillo con una piedra de color púrpura, un rubí, en memoria de su amistad y de su misión. El anillo de Dajú fue entregado a Anacleto, un hombre joven que se hizo amigo de Tito y Samot.


    …Thanos se quedó solo y embrutecido por el exceso de vino, profundamente abatido por un dolor más profundo que un pozo artesiano de Tiro, pero finalmente encontró la esperanza y el coraje en la primera mañana del tercer día.
    Una náusea repentina lo vació literalmente de su borrachera, que le había impedido moverse tres días.
    Temblando y llorando, se levantó con dificultad, pero finalmente se puso en pie. Igualmente su alma se recuperó, elevándose de nuevo.
    Un rubí en el dedo brillaba como toda la sangre derramada para la gloria del Altísimo.
    Y Thanos recordó la segunda frase que su padre Gamaliel le había susurrado en su partida:

    -Bebe esta sangre que fortalece y refresca, pero ten cuidado de no embriagarte.

    Tomó su segunda paloma, retiró delicadamente de esta una pluma para escribir sobre un pequeño papiro las siguientes palabras:

    "Padre, madre, hermanos míos, conozco otra vez mi destino, se llama amor, fe, peregrinación y oración. He probado el vino, lo he adorado y me he liberado de él. Conservo el color rubí en el dedo.
    Thanos".


    El animal liberado voló de inmediato hacia su lugar de origen.
    Recordando la situación ya vivida a la salida de su pequeña casa natal, abrazó por última vez a sus compañeros y partió hacia el Mar Internum (Mediterráneo), más allá de los confines conocidos.
    Tenía 27 años.
    Guardó la pluma.


    VIII: El Sabio:

    La vida diaria se volvía más solitaria, pero no cayó nunca en la pereza porque Thanos predicaba con fervor la buena palabra mientras se acercaba a la orilla del mar y los recuerdos de Christos y de sus antiguos compañeros lo sostenían. Así llegó después de meses a la ciudad portuaria de Biblos, en el paso de Canaán.

    Una muchedumbre se agitaba en lo que parecía ser un alegre alboroto, pero todo estaba bien organizado. Los puertos eran inmensos, porque los barcos eran construidos allí.
    Muchas personas llegaban a la ciudad del distrito para ayudar en trabajos de carpintería, de tejido de velas de grandes dimensiones, de albañilería. Los supervisores de la obra se ocupaban del mantener el buen orden.
    La ciudad, entre otras cosas, exportaba su madera preciosa (Cedro del Líbano) y sus tejidos finamente trabajados, algunas conchas de los alrededores permitían también producir pigmentos, muy preciados en cualquier época. Biblos era dinámica y próspera.

    Thanos decidió poner de su parte un poco de dinero para sobrevivir bajo sus nuevas exigencias de formación y con el tiempo se volvió más fuerte. Empleaba su inteligencia para los sermones y a fuerza de alimentarse de leche y fruta había adquirido un buen aspecto. Era contratado cada día con pagas abundantes.
    Antes de emprender un largo viaje se matriculó en la universidad local, con el fin de seguir algunos cursos de astronomía, disciplina muy antigua que había experimentado un cierto crecimiento y nuevos desarrollos, cosas que algún día le serían útiles.
    Progresó notablemente en la escritura y se equipó de pergaminos de pequeñas dimensiones. También esto un día le sería útil.

    Al fin partió y sus paradas fueron numerosas, alternadas con tormentas o buen tiempo, sol o viento. Pasó por la isla de Cyprus (Chipre) y Rodas, haciendo una parada en Xanthos. Luego otro barco lo llevó a Creta Peloponesiaca (Creta) y luego entre la Sicilia y la Esperia (Italia), y finalmente, llegó al Mar Tirreno y se dirigió hacia la Isla de Elba.

    Durante toda la navegación, Thanos predicaba una hora cada tarde, cuando el tiempo lo permitía y muchos marineros transmitieron lo que habían aprendido durante aquellos largos meses en el mar en sus puertos de amarre, a su regreso. Pero aún había muchas controversias…

    Thanos empleaba el resto de su tiempo en escribir en sus pergaminos, reorganizados en libros, sus itinerarios de oración, sus sermones y las homilías, su vida pasada con Christos y los apóstoles y añadió sus iconografías. Conservó este diario con cuidado y tenacidad.
    Fue amado por la tripulación y gracias a sus conocimientos en astronomía prestó un gran servicio siguiendo a la estrella justa. Era profundamente respetado por todos.
    El verbo divino navegó a través del agua y las olas espumeantes que lo enviaron hacia poblaciones distantes. Pero un naufragio cambió el curso de su destino cuando estaba reembarcando para la Galia, durante la travesía por el Mar de Liguria, donde por lo general casi todos los días eran tranquilos y soleados. Tenía casi cuarenta años.

    IX: La tercera paloma:

    Aquella noche las nubes espesas cubrían el cielo agitado por la tempestad, lo que contradecía su buena lectura de las condiciones de navegación. Thanos aún no sabía descifrar su significado para dirigir de la mejor manera posible el barco. Este era atizado peligrosamente por riscos afilados como hojas de afeitar y fue rápidamente golpeado por una ola que lo llevó sobre un pequeño islote saliente que no aparecía sobre el mapa.
    Recostado a un lado como un toro muerto y destrozado en el fondo, yacía destripado de modo irreparable, en la ribera bañada por la lluvia y el frío.
    Los supervivientes de la tripulación y Thanos sin embargo se pusieron de pie y agradecieron al Altísimo haberles salvado la vida…
    Al día siguiente, bajo un cielo más templado aunque muy ventoso, exploraron la pequeña isla. Naufragaron sobre la Isla de las Gaviotas, como les explicaron sus habitantes más tarde.
    Gallinara, es una isla situada cerca de la costa de Liguria en la Ribera de Poniente, frente a la ciudad de Albenga.
    En efecto, estas grandes aves construían numerosos nidos, sus excrementos eran utilizados para las hogueras y sus huevos eran muy apreciados.
    En aquel lugar había una sola aldea y sus habitantes los acogieron bien, se alimentaban y compartían su leche, pescado y pan, frutas suculentas y oscuras, que conservaban cuidadosamente en frascos.
    La alimentación no era muy variada ya que los habitantes de la zona poseían muy poco, la isla era tan pequeña que tenía poco trigo y estaba rodeada de tantas rocas puntiagudas y grandes que ninguna embarcación asumía el riesgo de atracar allí.

    Los isleños, aproximadamente una veintena de personas de todas las edades, no conocían a Christos y el paganismo era evidente. Adoraban a un ídolo con los rasgos de una cabra, animal que les proporcionaba su leche y el queso, las pieles y la cola. La estatua dominaba cerca de la única fuente hecha de arcilla que había.
    Eran inocentes y amigables, tranquilos y sonrientes, un poco curiosos y extremadamente dulces. La vida transcurría sobre ellos como el beso de la crema agria que resbala lentamente sobre una tarta de cebada.
    Thanos no tuvo dificultad para enriquecerlos y tampoco para hacerles vivir la realidad de la fe Aristotélica.
    Pasaron muchos años y algunos marineros compañeros de Tanos perdieron la esperanza de partir hacia orillas más grandes y más pobladas.
    Pero la mayor parte, y Thanos era uno de ellos, se integraron dulce e inexorablemente en la bondad del vivir cotidiano y cedieron ante la infinita tranquilidad de las estaciones y la insólita mansedumbre de sus habitantes…
    Predicaba cada día y su fe no disminuía. También había adaptado algunos ritos al lugar y a la pasividad de la gente, introdujo un culto cada semana, que fue más productivo que las consecuencias de una rápida transición de la gente de su viejo ídolo que fue sepultado después de algún tiempo en la profundidad del mar.

    Entre la extrema mansedumbre de los habitantes de la aldea y la rutina sin sorpresas de las estaciones, Thanos se embarcó en un destino tranquilo pero inmutable.
    Disfrutaba, pero un vacío inconmensurable le roía el interior, porque no se renovaba nunca, ya que solo tenía ante él personas afables y días idénticos. Su vida transcurría sin dolor, pero con poco color: Transmitía la palabra del Altísimo siempre en el mismo lugar, a la misma gente, cosa que no era incompatible con la enseñanza que Christos había ofrecido a los apóstoles, sin embargo era incompleta.

    Fue durante una terrible tempestad, en realidad la segunda que había hecho estragos sobre la isla en quince años, cuando Thanos salió de su estado de letargo intelectual.
    Los elementos se estaban desatando, el viento rugía, la lluvia golpeaba la tierra con fuerza y la tormenta arreciaba igual que durante su naufragio. Un relámpago cruzó a otro a través del cielo nocturno y atronador y en él se hizo la luz.

    Al día siguiente, se hizo construir con las vigas restantes del barco hundido una gran cruz y mandó alzarla sobre la colina más alta de la isla.
    Con ella anunciaban desde la lejanía la religión Aristotélica de la isla y señalaban la presencia humana a los barcos de paso. Así ellos encontrarían el motivo y la forma de atracar.

    Pasadas algunas mareas y Thanos partió hacia Galia. La isla ya no quedaría nunca más abandonada a su suerte.
    Los habitantes de la aldea comerciaron con honestidad ánforas de calidad, ya que conocían el secreto para cocer de la mejor manera su arcilla.

    Y Thanos recordó la tercera frase que su padre Gamaliel le había susurrado cuando partió:


    - Te regalaré una cosa que te alimentó cuando eras un niño que usaba pañales, que te preparé también con otros alimentos y te hizo crecer.

    Tomó su última paloma, de la que retiró con dulzura una pluma del ala para escribir sobre un pequeño papiro las siguientes palabras:

    "Padre, madre, hermanos míos, conozco siempre mi destino, y ella se llama Iglesia Aristotélica. He probado la leche, y me he liberado de ella.
    Thanos".


    El animal liberado voló de inmediato a su lugar de origen.
    Thanos no tenía ningún otro medio para comunicar su crecimiento espiritual y físico a la lejana familia…
    Se estaba acercando a sus 56 años y pensó que quizás sus padres ya podían haber alcanzado a su hijo Guéchèm.
    Conservó la pluma…


    X: La muerte de Thanos:

    El Viejo, el Sabio, el Buen Apóstol Thanos vivió así tanto tiempo que su barba, después de 5 años o más, tenía el color de la nieve y le caía hasta el centro del pecho. Sus cabellos estaban adelgazando, pero su erudición, su equilibrio y carisma fueron mucho más allá de lo que se podía esperar que ocurriese durante la propia vida.
    Se quedó casi ciego, pero todavía podía divisar la dura luz del sol cuando ofrecía a la tierra sus rayos ardientes.
    La víspera de su fallecimiento, mirando hacia el sol, aún predicaba el amor de Christos y del Altísimo y difundía cada día con éxito la fe y la amistad Aristotélica.
    El paganismo se había retirado por muchas estaciones de su región de adopción al entrar en contacto con él, y el ateísmo se redujo a nada.
    Sin embargo, cada día lo acompañaba un grupo de nuevos peregrinos, de pequeños ladrones, de visitantes y vagabundos.

    Poco antes de exhalar su último suspiro cerró serenamente su tercer libro. El joven diácono enviado para asistirlo en estos últimos momentos lo repuso tal como le había pedido hacer algunos días antes.
    En cada uno de ellos una pluma de paloma marrón-dorada servía de marcapáginas.
    El joven diácono, de cuya historia no se ha transmitido el nombre, nos agregó un retrato dibujado por él mismo.
    Aunque los pigmentos se decoloraron con el paso del tiempo todavía podemos ver el retrato bien conservado del apóstol.

    El sol estaba poniéndose. Los cantos de las aves se detuvieron y el olor discreto de las violetas todavía era perfumado…
    Thanos sereno y apretando en las manos con ternura su pequeña ramita de boj, porque nada le había hecho olvidar nunca el calor de su familia, susurró en voz baja:


    -Christos, ¡oh! Christos…
    Pensaba seguir mi destino, pero he seguido la llamada del Altísimo y mi vocación.
    Esta fue mi más libertad más grande sobre la Tierra.


    Sus labios se abrieron en una sonrisa estática que devolvía multiplicada por cien veces el amor Aristotélico que después de tantos años se había recogido sobre su rostro bendito, y ahora libre de las trabas de la vida terrenal.
    Era el XXVIII de marzo del año LXXXVII.


    Reliquias:

    Tres plumas y tres libros.

    Fiesta:

    Hasta ahora ninguna reconocida.

    Proverbios:

    - Estos son los ritos y los ritmos que nos hacen vivir de la mejor manera.
    - La pluma de la cola para avanzar en su camino, la pluma de vuelo para dirigir su recorrido, la pluma del ala para escribir su camino.
    - Debemos ganar dinero sin especular.
    - Cuando la razón no puede explicar un evento, se habla de magia, de fenómenos desconocidos. Pero nuestros sentidos ya han incorporado lo Divino.




    Traducido por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Camp.
    Revisado por Casiopea.





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    Hagiografía del Apóstol Paulus


    Paulus nació algunos años antes de Christos en una aldea localizada en la ribera mediterránea, Judea. Era un niño soñador y reservado. No amaba nada más que la contemplación de los espléndidos paisajes que rodeaban su aldea. Podía pasar horas mirando al mar, observando el movimiento de las hierbas en las colinas y escuchando el canto de los grillos sobre las piedras sobrecalentadas por el sol. Tenía muchos compañeros, pero pocos amigos. Sus padres eran pobres, pero un tío pudiente lo hizo ir a Jerusalén. Allí aprendió a leer, a escribir y a contar. Su tío contrató a un preceptor griego que le enseñó todas las materias necesarias para un futuro comerciante. Pero el viejo hombre, reconociendo la naturaleza privilegiada del niño, le inculcó también filosofía y le enseñó la doctrina de Aristóteles.

    Al convertirse en adulto Paulus se convirtió en comerciante. Su tío no tenía hijos, así que se convirtió en su heredero. Hizo prosperar los negocios familiares con brío y no sin una cierta ambición. Poseía almacenes en Jerusalén y en Cesarea, además de tres galeras. Sus proveedores eran numerosos en Judea y en los países del levante. Sus clientes se encontraban en todo el Imperio. Paulus era rico y admirado, estaba contento de su vida pero ya no tenía el tiempo de admirar el mar y las colinas, no era feliz.

    Un día, mientras viajaba a una pequeña aldea del norte de Judea para ver a un proveedor de aceite de oliva, encontró a un hombre que iba con un pequeño grupo. El hombre se llamaba Christos. Paulus lo oyó hablar a los aldeanos y también participó en la conversación. Observando a este hombre simple, pero radiante de sabiduría y de felicidad, Paulus recordó de su educación griega -la sabiduría de Aristóteles- y se dio cuenta de inmediato del parecido entre Christos y los Grandes Sabios.

    Paulus tuvo que volver a sus negocios, pero no perdió de vista a Christos. Sus contactos le permitieron mantenerse informado de los desplazamientos de sus desplazamientos y cada vez que podía iba a escuchar al profeta. El tiempo pasó, las lecciones se acumularon y pronto Paulus abandonó su vieja vida para seguir a Christos. Continuó administrando desde la lejanía sus negocios y no perdió su fortuna, pero tampoco sacó ningún benefício mientras caminaba por las calles de Judea.

    Tras la muerte de Christos volvió a Cesarea, pero su vida cambió. Mientras algunos partieron para predicar en todo el Imperio y fundar comunidades, Paulus se quedo en Judea con todas las lecciones que había aprendido y que contenían las enseñanzas de Christos.

    Mantenía una intensa correspondencia con los otros apóstoles, así como con sus discípulos que propagaban la verdadera fe. Se abstuvo de tener discípulos, pero escribió un número de cartas que sirvieron para unificar, recordar y dirigir la doctrina que se establecía. Como buen erudito que era creía que su rol era el de interiorizar la palabra de Christos para devolverla a los otros, haciéndola más accesible.

    Paulus ya anciano, veterano y respetado, se trasladó de su rica casa en Cesarea y la regaló a la comunidad aristotélica quien la transformó en uno de los primeros lugares de oración y más tarde en uno de los primeros obispados. Paulus se instaló en una casa localizada a un lado de la colina, frente al mar, en las afueras de la aldea. Encontró la calma que siempre había buscado cerca de la ciudad, y pasó largas horas redactando sus cartas, admirando la marea alta y la marea baja.

    Cuando murió fue inhumado junto a su casa, frente al mar. Su deseo era ver cada tarde el sol dormirse sobre el mar, sobre Roma más allá de las olas, lugar que sería algún día el hogar de todos los Aristotélicos.


    Traducido por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Camp.
    Revisado por Casiopea.


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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 4:30 am    Sujet du message: Répondre en citant

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    Hagiografía de San Nicolás, Apóstol de Christos



    Ahora que la edad me vence yo, Séneca de Tarso, fiel discípulo de Nicolás de Cesarea que recibió del propio Christos la fuente de la vida, quisiera dar testimonio de como fue la enseñanza del que continuó la obra de Christos en las naciones y sufrió, por ella, el martirio.


    Capítulo I: La infancia:

    Nicolás de Cesarea nació algún año antes de Christos en la ciudad del mismo nombre. Era hijo del retórico de origen griego Fidias y de Pomponia Grecina, descendiente de una familia noble romana.
    Siempre estuvo relacionado con altos cargos ya que frecuentaba la escuela de retórica, donde le enseñaron tanto el arte de la oratoria como la filosofía de los autores paganos. Muy pronto se interesó por la filosofía de Aristóteles a quien consideró superior a todos los otros pensadores griegos.


    Capítulo II: La controversia con Escartus:

    Fue entonces cuando se hizo conocido por su célebre manera de pensar:

    - Hace falta ser para pensar y no pensar para ser.

    Eso fue lo que sucedió en realidad. Se convirtió en un bello joven con un cuerpo esbelto y enérgico, cabellos negros y ojos de gran belleza. Decidió que debía debatir en su clase de retórica con uno de sus compañeros de clase, Escartus, un ser pequeño, regordete y malicioso, que afirmó que se debía pensar para ser:

    -¡Lo que dice Escartus son tonterías, amigos míos! vociferó.
    ¡No veo más que neoplatonismo hervido en aceite de hígado de bacalao! ¡No lo voy a saber yo! ¡Por tanto si sigo el pensamiento de Escartus, ese hombre pobre y un poco loco que pide limosna en la entrada de nuestra escuela, tan débil de mente que es casi incapaz de pensar, no puede existir! ¡Seríamos todos víctimas de una alucinación colectiva!

    - ¡Nicolás, en verdad te digo que no es eso lo que aparece ante nuestros ojos! ¡Se trata de vulgar basura!
    ¿Cómo te atreves a afirmar que esa cosa, repugnante, inmunda y bestial es un ser?
    ¿Como puedes admitir la existencia del ser en esa cosa que ha nacido prisionera de un cuerpo, exclusivamente esclava de los bajos instintos animales de los cuales imita hasta los gruñidos?
    El pensamiento es lo que define al ser.
    Lo que no piensa, no es, ya que solo el pensamiento diferencia al ser del objeto y del animal.
    Por tanto, si esta cosa no piensa, se deduce que esa no es el ser en cuanto a ser, aunque exista.


    - Me haces reír con tu discurso, replicó Nicolás.
    Ese idiota que se sienta en nuestra puerta es cualquier cosa que tú puedas decir, y por el hecho de ser, puedes pensar cualquier cosa que tu digas. Un gruñido es ya una señal de pensamiento, también primaria, también bestial. Él produce pensamientos y no puede evitarlo porque ES.
    Tú mismo, Escartus ¿podrías un día comprender tu estúpido pensamiento si no existieras? ¿O bien harías intentos por engendrar ideas sin sustancia? La idea llega al espíritu siempre y cuando exista la cosa, dice Aristóteles y tiene razón: “es de algo material que nace la idea, es del ser que nace el pensamiento”.
    ¡Primero se debe existir para pensar, mi pobre Escartus! El pensamiento no se produce por sí solo, hace falta ser para pensar y no pensar para ser.


    -¡Mirad amigos míos! ¡Mirad esta piedra! Rebuznó Escartus.
    ¡Agarraos el vientre no vaya a ser que os explote de la risa! ¡Porque en verdad Nicolás viene a decirnos que esta piedra piensa por el solo hecho de que existe!

    - ¡No has entendido nada, Escartus! Esta piedra no piensa y a pesar de eso ES. Porque nació de un pensamiento y ese pensamiento ha nacido, a su vez, de un ser, y ese ser era uno de los dioses.
    Por cuanto se remonta de causa en causa, de la cosa producida al pensamiento que la produce, nos encontramos siempre con un ser creador y así sucesivamente, hasta los últimos creadores supremos que son los dioses. Esto es porque los dioses son los que han dado origen al pensamiento.
    Pero si seguimos tu razonamiento llegaríamos rápidamente a la estúpida conclusión por la cuál los dioses no son más que la consecuencia del pensamiento humano y de la especulación pura.


    Esta última afirmación provocó el desprecio del público, muy fiel al culto de los dioses, se produjo un movimiento repentino de la muchedumbre y Escartus fue expulsado del aula por la fuerza.

    - Sin embargo-añadió cuando lo empujaron fuera-Pienso, luego existo.Pero nadie quiso escucharlo.

    Un día, que estaba tranquilo en la ribera del lago Tiberíades y mis pensamientos tenían el color de la tarde, volvió sobre este episodio de su vida para preguntar si su manera de pensar no había cambiado.

    - En verdad-me dijo-las personas como Escartus cometen pecado de soberbia por razonar demasiado y porque se dejan llevar por la especulación sobre la realidad de las cosas. Niegan la evidencia que tienen ante sus ojos para defender mejor sus teorías.
    Mira Séneca, todas las cosas que nos rodean fueron creadas por Dios de un pensamiento nacido de un ser: esta es la única realidad posible, porque fue Dios quien la pensó. Si afirmas lo contrario acabas diciendo que el pensamiento es creador de todo, incluso de Dios, pero para eso debería existir una fuerza aún más grande que Dios y que no sea un ser, sino un pensamiento inmaterial. Como sabes, eso es imposible, porque nadie es más grande que Dios.


    Durante toda su vida siempre lo vi fiel a su pensamiento y ocupado, como diré por enésima vez, en defender celosamente la plenitud de la potencia divina contra todos los que podían desear reemplazarlo, porque para él, Dios fue el primer pensador, el Legislador supremo, ante el cual todas las voluntades se deben inclinar y para quien la iglesia es su sierva fiel.
    Nada presagiaba un futuro encuentro entre Nicolás y Christos, pero…

    Capítulo III: El encuentro con Christos

    Un día en el que Nicolás estaba solo y un poco retirado en la ribera del lago de Tiberíades se le acerco un hombre de aspecto modesto y preguntó:

    - ¿Por qué rezas, amigo mío?

    - Rezo porque es nuestra costumbre orar a los dioses en determinadas horas del día, así me lo enseñaron de pequeño.

    - ¿Piensas que este modo de orar es justo?.


    Preguntó el hombre que no era otro que Christos.

    - No lo sé, pero es el único que conozco.

    - En ese caso piensa. ¿Crees que tus dioses se pondrán contentos al verte realizar gestos y rituales que realizas por costumbre sin conocer su signicado? ¿Crees que las oraciones recitadas de manera mecánica pueden ser eficaces?

    - Ciertamente no
    -respondió Nicolás- tienes razón.

    - Quién no hace más que obedecer órdenes como una máquina sin hacer un examen crítico con el fin de penetrar en su propia esencia no se esfuerza en ir hacia Dios ni hacia la salvación, es más, la mayoría de las veces se aleja.
    Si no entiende el significado de aquello que hace no será capaz de comprender que las oraciones son útiles y no recibirá alivio alguno, ya que será ajeno al concepto del amor.
    Ven, sígueme y aprenderás lo que es el amor y que no hay muchas divinidades sino un solo Dios. Por el mismo motivo no puede existir más que un solo amor porque no puede haber más que un Dios para recibirlo.


    Así Nicolás, abandonando todos sus bienes, siguió a Christos, recibió su enseñanza y se convirtió en uno de los doce discípulos llamados apóstoles.

    Capítulo IV: Dónde Christos enseña a Nicolás que los sacerdotes no deben jurar fidelidad a otros hombres:

    Un día, cuando Christos y sus discípulos llegaron a Séfora, Nicolás inició una de sus frases así:

    -Maestro enséñanos…antes de ser interrumpido.

    - No me llaméis Maestro porque no tenemos más que un solo Maestro que es Dios y a través de Él nuestra iglesia que es la intérprete fiel de sus pensamientos y sus decisiones deben ser respetadas por todos sus ministros. ¿Pero qué sería de los hombres si tuviésemos que reconocer a otros maestros además de a Dios y a su iglesia?
    Dios nos ha dado la libertad, así que no hay motivo por el que debamos cederla a otros.
    Imaginad que ocurriría si, y Dios no lo quiera, un sacerdote llegase a prestar un juramento de fidelidad a otro hombre. De inmediato se volvería propiedad de ese hombre, su siervo, el siervo de intereses particulares y nunca más sería el siervo de Dios.
    Los hombres de Dios, queridos hermanos, le obedecen sólo a Él, no deben rendir cuentas más que a Él y quienquiera que les pida un juramento está solo buscando poner a la iglesia bajo su control y hacer de los hombres de Dios sus lacayos.
    ¿Qué pueblo confiaría en hombres de Dios sometidos a otros hombres y no a Dios mismo? Sembraríamos, con estas prácticas, la semilla de la duda y de la incredulidad.
    Así que os digo, hermanos de todo lugar y todo tiempo, que hay que rechazar compromisos que pudieran pretender vuestro favor, ya que son un instrumento de dominio sobre la Iglesia de parte de los laicos y de corrupción de las ideas divinas por parte de las ideas terrenales.
    Del mismo modo, tal y como nos recomienda el gran Aristóteles, es necesario que os impliquéis socialmente en los asuntos de la ciudad, cuidándoos bien de no hacer política, porque la política no es más que asunto de hombres, donde a menudo reinan la corrupción y los intereses particulares y podríais arriesgaros a contaminar el santo nombre de la Iglesia.


    Cuando Nicolás me relató aquella lección de Christos le pregunté el sentido profundo de aquellas palabras:

    -Christos, -me dijo- era muy consciente de la superioridad de Dios sobre los hombres y quiso evitar que la pureza de la ley divina fuese corrompida por el pecado, ese fue sin duda, el motivo por el cual instituyó la Iglesia.
    Dios es soberano en todas las cosas.
    De esa soberanía deriva la ley y para la mayoría de los hombres de todos los países, la moralidad.
    La Iglesia estuvo destinada a representar esta soberanía divina a partir de Christos.
    Por tanto la Iglesia actúa y legisla en su nombre.
    Es la Iglesia la institución en la que Dios delegó para establecer entre los hombres la ley y la moral, según sus palabras contenidas en el libro de las Virtudes.
    De ahí la necesidad de libertad absoluta de la Iglesia y de los hombres que la componen.
    ¿Cómo quieres que un hombre de Iglesia, si se vuelve propiedad de otro hombre, pueda conservar esa libertad? ¿Y cómo es posible no ver que los intereses privados de un hombre a quien el cura prestó juramento podrían contaminar la pureza divina?

    - Pero hermano Nicolás no entiendo por qué Christos prohibió a los eclesiásticos hacer política, mientras Aristóteles pensaba lo contrario.

    - Séneca, en la época en que Aristóteles nació la Iglesia no existía, las cosas eran diferentes entre los tiempos de Aristóteles y los tiempos de Christos. Pero aquello que Christos quería decir es que un hombre de Iglesia, aunque practique una función pública, debe comportarse como un hombre de Iglesia y hacer prevalecer la moral divina sobre los intereses particulares para preservar la pureza divina y no manchar el nombre de Dios.


    Nicolás, inspirado por Christos, se autodenominaba defensor de la Omnipotencia divina en oposición a los laicos.

    Capítulo V: Donde Nicolás encuentra a Séneca de Tarso:

    ¡Pero qué despistado estoy, querido lector! Escribo y hablo de aquello que me enseñó Nicolás pero aún no he dicho en qué circunstancias nos encontramos.
    Tarso era una bella ciudad que está en la orilla del mar sobre la costa de Asia Menor, donde la reinaba la filosofía. Esa que nos enseñó sobre todo el escepticismo (también a nosotros pobres y andrajosos huérfanos de la ciudad) hasta el punto de que uno de los poderosos de la ciudad podía afirmar, sin riesgo a ser contradecido:


    - En lo que concierne a la multitud de dioses que se han acumulado por una larga superstición, auque los adoremos no debemos olvidarnos que tal culto no tiene otro fundamento que la tradición y la costumbre. No soy tan estúpido como para creer en semejantes tonterías.

    Debo decir que la dulce vida de la ciudad invitaba a la desidia, a la práctica de todas las perversiones posibles e imaginables y que el bienestar material nos parecía un dios adecuado para satisfacer todos nuestros deseos.
    A esta ciudad llegó una mañana el Apóstol Nicolás y esa misma mañana lo encontré, o mejor dicho, tropecé con él por la calle cuando salía tambaleándome de una taberna donde había pasado la noche bebiendo y fornicando.


    - ¡Otra vez esta escoria que sería buena para bautizar con agua bendita!, refunfuñó el Apóstol.
    A lo que yo respondí y confieso que aún hoy me avergüenzo de ello:


    - ¡Lárgate imbécil!

    Entonces el Apóstol me tomó por el cuello y juró que antes de que cayese la tarde lograría mi redención y me conduciría por el camino del Señor. Traté de pedir ayuda gritando a todo pulmón:

    -¡Cecilia! ¡Carla! ¡Ayudadme!

    Pero ninguna intervino.
    Nicolás me arrastró aparte. En una sala del templo de Apolo y con la ayuda de un médico local empezó a hacerme vomitar hasta la última gota de alcohol presente en mi cuerpo.


    - Ahora que estás más fresco - me dijo unas horas más tarde y después de un sueño reparador - sabes que Dios me ha enviado a ti para salvar tu alma. Tienes que elegir entre escuchar lo que tengo que decirte de su parte o que te ponga en manos de los guardias mamelianos (la guardia de Mam, de la gran sacerdotisa del culto de Apolo en Tarso).

    Estaba decidido a huir de la custodia del viejo brujo y resolví escuchar a medias las palabras del apóstol que, debo decir, tenía muy pocas posibilidades de agitar al joven de 17 años que era entonces. Nada de lo que pudiese decirme me convencería de la existencia de Dios, tanto que al final perdió los estribos y exclamó:

    - ¿Y mis nalgas, has visto mis nalgas? ¡Y sin embargo existen! ¡Saca la máscara, no eres más que un sinvergüenza irrecuperable y me pregunto ahora por qué Dios ha puesto interés en ti! ¡Hay días en que simplemente no puedo entenderlo!


    ¡Ay! si el apóstol no lo entendía Dios sabía muy bien lo que estaba haciendo y no se olvidó de mi. Menos de una semana después del incidente con Nicolás fui detenido por una patrulla de la guardia Mameliana después de haber participado en el incendio de un almacén de carros de alquiler, lo que a mis compañeros y a mi nos había parecido muy divertido.
    Siendo huérfano había pocas posibilidades de que alguien viniese a salvarme y comenzaba a desesperarme cuando me anunciaron que un hombre se había hecho responsable de mi. Aquel hombre era Nicolás que actuaba por orden de Dios.


    - Ahora, hijo, elige: O seguir resueltamente los caminos del Señor y convertirte en mi discípulo o la hermosa horca que el Tribunal de Justicia te está preparando. Como sabes esta es la última oportunidad que Dios te ofrece. Si piensas mentirme y luego volver a tus viejos errores te equivocas: Dios es un justiciero implacable.

    Así que seguí a Nicolás a una cabaña que había alquilado en la ciudad, comencé a ayudarle, a seguirle en los desplazamientos y a tomar conciencia de la vida más estable que me obligaba a llevar, a través de las lecciones que impartía sobre la rectitud que me ofreció.
    Poco a poco mi corazón se abría al amor de Dios y Nicolás se convirtió en mi segundo padre.
    Una mañana embargado por mi fe en Dios pedí el ser bautizado.
    Fui yo mismo quien me puse al servicio de Dios, el benefactor, el Misericordioso. Él que, en virtud de su gracia, me salvó la vida y me dio una segunda oportunidad. Esto es lo que yo siento, querido lector, sobre esta pequeña anécdota que te ofrezco como prueba de la infinita bondad de Dios hacia todas sus criaturas.

    Capítulo VI: La vida y las obras de Nicolás tras la muerte de Christos:

    Después de la muerte de Christos, Nicolás, como muchos otros discípulos, se movió por el mundo para difundir el mensaje del Profeta, viajando a lo largo y ancho de todo el Imperio romano y también a otros lugares.
    A un pueblo que rezaba a los ídolos le dijo:


    - ¿No veis que todos esos dioses a los que dais nombres no son más que representaciones de un mismo todo y que sólo muestran atributos de una sola persona: Dios? ¿No veis que todo esto no son manifestaciones del poder de los dioses, sino de un solo Dios, motor de cada cosa, Creador del Universo y de la Tierra, de los hombres y de las plantas, de la mente y de la materia?
    Todos los nombres contienen una referencia al poder y hay tantas bondades como nombres puedan ponerse ¿Queréis llamarlo Naturaleza? No os equivocáis, porque de Él nació todo, su respiración nos da la vida. ¿Queréis llamarlo Mundo? Tenéis derecho a hacerlo, porque es inmenso todo lo que ve y todo es parte de él.
    Él se sostiene gracias a su propia fuerza. Se puede llamar también Destino, porque la suerte no es más que la serie de causas que están conectadas entre sí y Él es la primera de todas las causas, aquella de la cual dependen todas las otras...

    y así, los convirtió a la Verdadera Fe.

    De esta manera actuaba Nicolás, defendiendo en cualquier parte la omnipotencia de la presencia divina en la más pequeña de sus creaciones, como le había enseñado el Libro de las Virtudes y convirtiendo a muchos pueblos con la veracidad de sus intenciones.
    Le dijo a otro pueblo que quería rebelarse contra los poderosos de la ciudad y a quienes denunciaron por tiranos:


    - En nuestra ciudad cada gobierno es instituido según la voluntad del pueblo, que sólo puede ser la voluntad de Dios porque, en verdad, no puede haber poder sin que Dios lo consienta. Si fuese de otro modo Dios no sería perfecto.
    Por tanto, no es digno de un aristotélico rebelarse contra un gobierno legítimamente constituido y que respeta a los servidores de Aristóteles y de Christos, ya que significaría rebelarse contra Dios mismo.


    Fue en aquella ocasión cuando hizo la afirmación que después se volvería famosa:

    - Dios se expresa a través del sufragio, quien niega los resultados del voto libremente expresado niega a Dios.

    En Atenas, encontró al diácono Epífanos que ardía en una cólera mortal hacia los paganos contra los cuales había ordenado una gran cacería.


    - Epífanos, ¿quién eres tú para sustituir la justicia divina por la justicia humana y para acusar falsamente a los hombres de crímenes que no han cometido con el único argumento de que no creen en Christos?
    ¿Cualquier hombre puede distinguir por sí mismo y afirmar: “Esto es bueno, esto es malo”? Qué fanatismos y caos surgirían si a todos se les metiese en la cabeza hacer lo mismo: Que cada hombre, en base a los propios intereses particulares viva según la propia ley privada y el Santo Nombre de Dios será manchado pronto por crímenes abominables.
    En primer lugar tu deber es convertirlos con el ejemplo y la palabra, porque ellos son ante todo criaturas de Dios que se han perdido o a quien nadie ha ayudado a encontrar el camino de la Verdad.
    Pero tú no puedes sustituir a la justicia divina, es pecado de orgullo hacerlo, porque nadie conoce la inmensidad del amor de Dios por Sus criaturas, ni la inmensidad de Su Perdón. Cuando fue necesario juzgar a los hombres de Oanilonia y destruir la ciudad Dios no recurrió a la justicia humana, pero ejerció su propia justicia que no está contenida en ninguna ley humana y no puede ser reducida a códigos y leyes so pena de querer negar, limitar o restringir la infinita libertad y bondad divina.
    Además, en estos casos tu deber no es impartir tú mismo la justicia terrenal, sino hacer referencia a aquellos que guían a la iglesia, que son delegados de la justicia de Dios y sabrán qué decisión conviene tomar.


    La sabiduría de las palabras de Nicolás fue tal que muy pronto se tableció la costumbre en toda la Comunidad Aristotélica hacer referencia a los guías de la Iglesia para saber cómo actuar contra este o aquel hereje.

    Capítulo VII: La muerte:

    Un día en el que Nicolás entró en los Marcómanos fue capturado en la calle por un grupo de bandidos. Viendo estos que se trataba de un aristotélico y pensando que lograrían grandes riquezas con él lo secuestraron y lo ataron a un árbol.
    Cuando se enteraron de que no poseía nada, para divertirse y encontrar un escape a su frustración, lo usaron como blanco humano, se burlaron de su religión, lo acusaron de adorar un asno y lo torturaron con un montón de flechas. Cada golpe que ensangrentaba su cuerpo causaba la hilaridad de sus torturadores.
    Así Nicolás murió en el año 50 d.C, en un bosque repleto de carne de caza en los confines de la actual Moravia.
    Recuperé su cuerpo unos días después. La putrefacción que se había apoderado de él nos obligó a hervir la carne en el agua para recuperar los huesos, que coloqué luego en una caja de madera preciosa que me sigue siempre, aún hoy, y que deposité en un pequeño oratorio en la espesura de la selva de Semur en Borgoña, región que he evangelizado siguiendo las enseñanzas de Nicolás.

    Generalmente se le asocia una paloma con una ramita de olivo en la boca
    .

    Sus frases más famosas:

    A un no creyente que lo indignó:

    - ¿Y mis nalgas? ¿Has visto mis nalgas? ¡Y sin embargo existen!

    A los rebeldes de una ciudad:

    - Dios se expresa a través del sufragio, quien niega los resultados del voto libremente expresado niega a Dios.

    A Cartesius:

    - Hace falta ser para pensar y no pensar para ser.

    A Epífanos:

    - Aquellos que guían a la Iglesia son delegados de la justicia divina, sabrán qué decisión conviene tomar.


    Traducido por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Camp.
    Revisado por Casiopea.


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Kalixtus
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MessagePosté le: Ven Sep 15, 2023 4:37 am    Sujet du message: Répondre en citant

Citation:

    El mito de la Santa y Noble Orden de la Rosa Sagrada: Los orígenes

    Prólogo

    La historia comienza después de la muerte y ascensión de Christos, por tanto narra el retiro de los apóstoles de Jerusalén hacia un lugar secreto para discutir el futuro de la Iglesia, sobre lo que vieron y también sobre qué acciones deberían llevarse a cabo. La mayoría de ellos se habían dispersado, algunos se habían ido en parejas y la mayoría solos, todos decididos a difundir la palabra de Aristóteles con su nueva interpretación, pero también la palabra de Christos.

    Esta es la historia de una parte de uno de estos viajes, el de Calandra y su compañera Bertilde.


    Capítulo Primero: un encuentro fortuito

    Los sermones de Calandra a favor de Iglesia Aristotélica la llevaron de vuelta a Jerusalén. Con sus heridas psicológicas siempre vivas y sus recuerdos de la muerte de Christos siempre frescos, Calandra estaba a punto obedecer a su lógica, que la mandaba alejarse y abandonar la ciudad. Pero se dio cuenta de que su lógica sólo podía estar equivocada y cruzó las puertas de la ciudad con la esperanza de no ser reconocida y perseguida.

    En el camino, en algún lugar de las puertas de la ciudad, se encontró con una anciana que barría bajo de un árbol. Con compasión Calandra se acercó a la necesitada. Entonces vio que la piel de aquella mujer había sufrido abusos, se veían contusiones y abrasiones. Toda su pasión se diluyó al ver a la pobre mujer y sin preguntar se arrodilló y la besó, tomándola en sus brazos. La pobre víctima, se lo permitió sin oponer resistencia.

    Cuando el dolor que Calandra sintió por la pobre mujer se desvaneció, se sintió lo suficientemente fuerte como para liberarla y así lo hizo. Calandra la miró de pies a cabeza. Era una mujer robusta y estaba claro que se había resistido al principio a sus atacantes. Calandra se fijó en su rostro. Aparte de un poco de suciedad y manchas negras en los dientes vio la confianza y la pasión.


    - Dime, hija mía, ¿cuál es tu nombre?
    Preguntó Calandra.

    La respuesta fue inmediata:

    - Mi nombre es Publia Julia Velina y le doy las gracias, madre, por haberme tomado en sus brazos.

    - Dime, hija mía, ¿quien te ha hecho tal cosa? ¿Por qué estás aquí trabajando la tierra vestida solo con unos cuantos harapos? ¿Cómo puedo ayudarte?


    Calandra se sentó junto a la mujer y la tomó en sus brazos para consolarla.

    Publia se volvió a Calandra y la miró a los ojos:

    - Me dijeron que yo no era bienvenida a causa de algo que pasaba en la ciudad... que no me querían, así que me golpearon, me empujaron fuera contra mi voluntad. Lo que llevo lo he tenido que buscar en el basurero de Jerusalén. La gente no es muy generosa desde los últimos acontecimientos. Madre, tengo todo lo que usted pueda darme, no puede ayudarme más...

    Calandra apretó mucho más a la joven:

    - Te adoptaré como hija mía, volveremos juntas a Jerusalén y encontraremos allí un hogar.

    Esa misma noche las dos mujeres entraron en la ciudad y encontraron en las afueras un techo bajo el que dormir.

    Capítulo Segundo: La estancia en Jerusalén

    Así pasaron dos días en Jerusalén. Tan pronto como las heridas de Publia se curaron, se puso una ropa modesta y se armó con un palo labrado que le serviría como bastón y lo llevaba cuando hacía sus tareas diarias y algunas compras. Calandra sentía miedo cada vez que el bastón se doblaba, aunque Publia caminaba sin esfuerzo, pero se abstuvo de hacer algunos comentarios inapropiados.

    Cada día recorrían la ciudad e iban siempre a lugares nuevos. Calandra aprovechaba estos paseos para explicar a todos la fe aristotélica, especialmente a Publia, que acabó por tener fe en Aristóteles y Christos, aunque Publia siempre tuvo buen cuidado de mantenerse alerta. A medida que Publia se acercaba al camino de la virtud su amistad con Calandra se volvía más grande.


    Un día, por la tarde, las mujeres recibieron algo de comida, pan, maíz y nada más, pero que las satisfacía plenamente. Cuando iban recorriendo las calles que les permitían explorar la ciudad con mayor rapidez, Calandra le preguntó:

    - Publia, eres creyente en la Santa Iglesia, ¿por qué no dejas que te bautice como lo he hecho con tantos otros antes de ti?

    - ¿No podré acompañarte más si no me bautizas?


    Respondió Publia.

    - No, claro que no, eres también mi amiga, yo no sería lo mismo sin ti.

    Respondió Calandra.

    - ¿Puedo vivir según los preceptos de Aristóteles y viajar contigo si me niego a recibir el bautismo?

    Calandra, bendecida con sabiduría y pasión, respondió:

    - ¿Pero por qué has de negarte? El bautismo es el siguiente paso en la seguridad de la fe en Aristóteles y Christos te permite alcanzar el paraíso solar a tu muerte. Te conozco muy bien, sé que negarte a recibir el bautismo sería mentirte a ti misma.

    - El camino de la virtud, la fe en el Altísimo, sus profetas, Aristóteles y Christos, es un camino personal hasta el punto en el cual se entra en la gran familia aristotélica y se descubre la amistad. Todavía no estoy lista para dar ese paso. Te aseguro que no me miento a mí misma, solo quiero estar segura de tomar la decisión correcta.


    Dijo Publia con emoción y sabiduría.
    Regresaron entonces a la posada donde prepararon su comida. Comieron sólo el mínimo y guardaron el resto para mañana. Esperaron hasta que el sol se ocultara, tratando de adivinar sus pensamientos y cuando la oscuridad envolvía la ciudad, se quedaron dormidas.


    Capítulo Tercero: De la tormenta y los rayos

    Llegó un día que comenzó como cualquier otro... los pájaros cantaban, un viento lento y perezoso soplaba del oeste y el sol que entraba en la habitación se disponía a darles la bienvenida a un nuevo día. Se levantaron como de costumbre, se vistieron, comieron harina de maíz mezclada con agua, Calandra preparó sus cursos y Publia su bastón pastoral. Todo parecía normal en casa, pero cambiaría en breve.

    Salieron a las calles de Jerusalén, esta vez atravesaron una pequeña plaza y fueron invitadas por los comerciantes locales a predicar, mientras la gente hacía las compras de alimentos cotidianas. Al cruzar la plaza, muchas cosas se escaparon de los ojos de Calandra, pero no a los ojos a Publia. No había mucha gente, las personas que estaban allí parecían nerviosas y preparadas para levantarse en un santiamén. En defensa de Calandra diré que ella pertenecía al mundo espiritual, por lo que no se dio cuenta de nada y empezó a predicar.

    Publia estaba inquieta, pero no lo demostró para evitar molestias a su amiga y compañera. Se llevó las manos a su bastón para estar preparada ante cualquier evento que pudiera suceder. Calandra comenzó a discutir las ideas del Ser Santo es Todopoderoso, mientras que Publia observaba a la multitud.

    Fue entonces cuando un grupo de soldados romanos entró en el mercado y se acercó a Calandra, muchos mantuvieron sus manos a los lados o cruzaron sus brazos sobre el pecho, pero un centurión se acercó con las manos sobre la espada. El día estaba nublado y el viento empezó a soplar con más fuerza, pero el sol todavía todavía brillaba lo suficiente como para iluminar toda la armadura del romano y sus ojos. Rápidamente miró a su alrededor pero no podía ver a Publia por ninguna parte, de hecho muchas personas de la ciudad habían desaparecido para evitar una confrontación.

    El jefe Romano habló con una voz maliciosa y despectiva:


    - Vos ya habéis sido expulsada de este lugar una vez, no sois bienvenida. Sois una rebelde contra el Imperio, estáis aquí para confundir al pueblo. Os han dejado sola para que salgais por vuestra propia voluntad, pero ya es demasiado tarde, seréis castigada para limpiar vuestros crímenes.

    Calandra se quedó en silencio. Después de los acontecimientos sucedidos tras la muerte de Christos estaba segura de que el espíritu y la voluntad del pueblo habían cambiado. Parecía que no era el caso, aunque nunca había sentido su presencia como inoportuna. Quizás ella conocía a la gente menos de lo que esperaba. Incapaz de encontrar una salida a la situación y aparentemente abandonada se preparó para lo peor y extendió sus manos al Centurion para que las atara.

    Entonces cayó el primer relámpago que marcó la llegada de la lluvia y al mismo tiempo el bastonazo de Publia sobre el brazo del jefe romano con el cual agarraba a Calandra. Otro golpe rápido en un lado del casco hizo caer al hombre de rodillas y perder el conocimiento. Algunos de sus soldados corrieron para recogerlo y muchos llevaron sus brazos al arma.

    Publia habló con una intensidad desconocida para Calandra:


    - ¡Cesad y desistid ahora! ¡Coged a vuestro jefe y retiraos a vuestros puestos y anunciad que no habeis podido encontrarnos. Nos permitiréis volver a nuestra habitación, a nuestro negocio y dejar la ciudad sin preocuparnos!

    Calandra pensó que su compañera había hablado con voz de lider. Llegó a la conclusión de que sabía menos sobre ella y que debería aprender más, si sobrevivía al encuentro. Miró el rostro de Publia y pudo distinguir la determinación y desconfianza a partir de ese día, y las cosas comenzaron a aclararse.

    Los romanos parecían tener un aspecto familiar en sus rostros, como si hubieran reconocido al jefe de sus atacantes. Levantaron al hombre sobre sus hombros, quitaron las manos de sus fundas y se alejaron lentamente de las dos mujeres. Acercándose a la salida de la plaza giraron y se fueron.


    - Madre, debes confiar en mí, debemos irnos. Responderé a todas tus preguntas más tarde, pero ahora debemos movernos con rapidez,
    la voz de Publia era más dulce ahora.

    Con confianza y entusiasmo Calandra siguió a su amiga hacia la posada, donde arreglaron sus cosas y abandonaron la ciudad inmediatamente. Se fueron sin mirar atrás, sin disminuir la velocidad y sin dudarlo. Varias noches y varios días pasaron antes que Publia les permitiera parar, descansar y hablar de nuevo.

    Capítulo Cuarto: la Verdad, el Bautismo y las Fundaciones[/b]

    Se sentaron alrededor de una hoguera con las piernas cruzadas cómodamente bajo la sombra de un bosque de árboles al lado del camino. Comieron los restos de pan y el maíz que habían conseguido en Jerusalén. Juntas se sentaron, pero después de los recientes acontecimientos, ambas se sentían solas.

    - Debemos establecernos pronto en una ciudad y reabastecernos de alimentos,
    dijo Calandra, evitando el tema que flotaba sobre su espíritu.

    - Pregunta, ¿qué es lo que necesitas saber?, Respondió deliberadamente Publia.

    Calandra dejó que los pensamientos de su mente brotaran de su boca,

    - ¿Por qué me has engañado durante tanto tiempo? ¿Quién eres? ¿Cuáles son tus intenciones?

    - Madre, sabes que jamás te mentí, todo lo que hice tenía su razón, incluido el silencio sobre ciertos elementos de mi pasado. Lamento que te sientas herida por esto pero hice lo que creía que debía hacer. Soy Publia Iulia Velina, antiguo Centurión del grupo al cual hicimos frente en Jerusalén, el hombre que apareció allí fue quien manchó mi honor, mi orgullo y mi virtud. Mis intenciones siguen siendo las mismas, seguir contigo, Madre y protegerte siempre y cuando pueda hacerlo.


    Calandra se vio obligada a hacer una pausa, la comida se convertía en cenizas en su boca, pero ahora sabía cuál era la razón por la cual estaba en aquella ciudad. No sólo era una prueba de su valentía y compromiso, sino que había sido enviada para acoger y salvar a aquella joven mujer también. La voluntad de Jah había tomado forma a través de caminos misteriosos.

    - Lo siento si te herido por mis acciones y pensamientos Publia, no hay necesidad de estar triste. Soy yo quien debería pedir disculpas, ¿en qué puedo ayudarte?

    - Madre... Bautízame.


    Y así fue como Publia la romana fue bautizada por Calandra y recibió el nombre aristotélico de Bertilde, que significa “La joven guerrera brillante”. Fue recibida en la creciente amistad de la Iglesia y se comprometió a servir a Calandra. Las dos realizaron la ceremonia en completa soledad con Dios como testigo:

    - Como no soy capaz de llevar un arma lo harás tú, estarás a mi lado para protegerme de los males que emanan del corazón de los hombres, dijo Calandra,también nos guiarás en el viaje y en el espíritu entonces podremos alcanzar nuestros objetivos para con el mundo y para con el espíritu.

    El lazo entre los predicadores y los guerreros de la iglesia tomó forma y quedó unido.

    [size=18]Capítulo Quinto: Los años de servicio


    Las dos mujeres sirvieron a la iglesia durante muchos años siempre juntas. Calandra difundía el verbo de la verdad divina cerca de los pueblos de muchas naciones, mientras que Bertilde permaneció a su lado, siempre vigilante, siempre apasionada en la defensa del clero. Con el tiempo, la historia de ambas mujeres atravesaba todas las fronteras y se escuchaba en todas partes, incluso entre los ateos y los miembros de los cultos paganos. Estas personas comenzaron entonces a seguir su ejemplo y se hicieron acompañar, en su mayoría, por ex-soldados romanos.

    Bertilde fue reconocida como la precursora de la idea de que un soldado ha de estar al servicio del Altísimo sin cuestionar nada. En una carta dirigida a sus compañeros y antiguos guardianes los invitó a convertirse en verdaderos guardianes de la fe. También les explicó las grandes virtudes del guerrero, la necesidad de prestar ese servicio y que el verdadero camino se puede encontrar siguiendo a un miembro del clero. Nadie la contradecía en sus enseñanzas porque siempre eran verdaderas y puras.


    Ambas amigas jamás estaban lejos la una de la otra, Calandra respetaba las normas establecidas por Christos y Bertilde, aunque no estaba obligada, lo hacía en honor de su cargo. Pasaron los años y su juventud pero la soledad nunca se apropió de sus corazones y, aunque muchos hombres se acercaban para casarse con ella, Bertilde jamás accedió. La amistad puede lograrse por otros medios además del matrimonio y el amor se puede expresar de otro modo más allá de la carne.

    Por último, el Apóstol Titus fue nombrado jefe de la Iglesia y se trasladó Roma. Fue ordenado Papa y la iglesia prosperó. Jamás había tomado a un guerrero como compañero, pero intrigado por la idea le envió una carta a todos los que lo habían hecho para que fuesen a Roma a reunirse y discutir el establecimiento de una doctrina oficial para la creación de dicha orden en la Iglesia.

    Calandra y Bertilde recibieron el mensaje y se prepararon para el viaje. Recibieron generosas donaciones de alimentos de la gente y prometieron volver. Un noble local incluso les prestó los caballos como muestra de reconocimiento a su empresa. Y así la pareja partió en el que sería su último viaje juntas.


    Capítulo sexto: El último viaje

    Antes de hacer los preparativos e incluso antes de hablar del viaje a Roma, Calandra sabía que Bertilde se encontraba mal. A pesar de sus noticias quitando hierro al asunto Bertilde insistía en la necesidad de realizar aquel viaje, ya que era la voluntad del Papa y de Jah. Calandra se tragó su resentimiento y ayudó a su amiga y a sus compañeros en todo lo que pudo.

    Durante el viaje su estado empeoró, padecía fiebre y tos, su rostro palideció y su cuerpo se volvió frío al tacto. Sin embargo, ella se negó a detenerse y buscar algún tipo de ayuda, su fe era tan fuerte que si ella creía que era su hora iba a ser llamada al lado de Jah de todos modos. Sorprendida, a pesar de los milagros que habían visto, Calandra no podía creer que tuviese tanta firmeza y determinación.

    Se fueron a la costa donde compraron un pasaje para un barco con destino a una ciudad de la península, cerca de Roma. La brisa parecía mejorar la condición física y el estado de ánimo de Bertilde. De nuevo pareía viva y llena de espíritu mientras conversaba con Calandra y la tripulación del buque, así que la inquietud se borró rápidamente de la mente de los demás. Su piel volvió a su color normal y pasó varios días en la cubierta, expuesta al viento, al sol y a la espuma.

    Pasaron muchas noches y días y finalmente avistaron la costa salpicada de viviendas del Imperio Romano. Las sonrisas abundaban mientras la tripulación preparaba su regreso a tierra firme. Aquellos que no lo habían sido en el pasado se convirtieron en fieles aristotélicos gracias a Calandra y a sus enseñanzas y no veían la hora de difundir la palabra por ellos mismos. El barco entró al puerto, las compañeras dejaron a sus nuevos amigos y comenzaron su viaje a Roma.

    A medida que el viaje continuaba, la condición física de Bertilde empeoró de nuevo, a esta se sumo a la preocupación de Calandra y la hora de llegada. Llegó un punto en el cual la pareja no podía viajar más, se mantuvieron a cierta distancia de Roma en un pequeño pueblo cercano. Buscaron refugio en una vivienda local y Calandra se ocupó de Bertilde durante varios días.


    - Calandra... me temo que mi servicio a tu lado ha llegado a su fin, susurró Bertilde una noche.

    - No hables así amiga mía, es temporal, te recuperarás de nuevo y continuaremos juntas hacia Roma.

    - No, Madre, eso no sucederá. Descansaré esta noche y mañana no podré saludar al nuevo día
    , continuó Bertilde.

    Calandra comenzó a llorar, incrédula, pero sabiendo que no podía saber lo que el nuevo día traería,

    - No, tú estarás aquí y además continuaremos el viaje. Descansa y así recobrarás las fuerzas. Yo estaré aquí a tu lado.

    Bajó los ojos hacia su compañera enferma pero ella ya estaba dormida. Lo verificó para estar segura, pero era el sueño y no la muerte, podía sentir el aliento de su amiga en la mejilla. Relajada ella también puso su cabeza sobre el pecho de Bertilde y se durmió también.

    Por la mañana, Calandra estaba destrozada, porque Bertilde había abandonado este mundo. Su cuerpo se mostraba apacible y gracil en el descanso eterno, pero las lágrimas seguían fluyendo de los ojos de Calandra. Triste pero decidida pidió ayuda para enterrar a Bertilde, como lo merecía.

    El lugar elegido estaba sobre una pequeña colina cubierta de hierbas dulces, frescas y verdes. Fue colocada dentro de una tumba cavada rápidamente y en silencio por los lugareños y Calandra estuvo presente para otorgarle el derecho a un funeral a su difunta amiga. Y la tierra fue colocada sobre ella para proteger su cuerpo.

    Esta noche Calandra se despertó intermitente durante varias horas antes de dormirse. Al día siguiente se despertó con los gritos de los habitantes del pueblo e incapaz de entender lo que ocurría se vistió rápidamente y salió corriendo. En la colina sobre la que Bertilde fue enterrada el día anterior creció un hermoso rosal sobre la tierra de la tumba. Estaba completamente desarrollado y hermoso y parecía imposible que aquello hubiese sucedido salvo que se hubiese producido un milagro, pensó Calandra.


    - Mirad allí la pureza de su corazón, su alma y su cuerpo provocaron la fertilidad de la tierra. Conoced este lugar, proteged este lugar, pero no lo ocultéis, estad orgullosos de que vuestra ciudad fue elegida para un milagro, dijo ella a la gente.

    De inmediato regresó al lugar donde se había quedado, recogió todas sus pertenencias y comenzó su viaje a Roma de nuevo. Ya que había comenzado el día anterior con un duelo, aquel empezaría celebrando que el círculo de la vida parecía ahora más evidente que antes. Ahora estaba envalentonada por el hecho de que la declaración del Papa de crear una nueva Orden debía ser tomada en consideración.


    Capítulo séptimo: una reunión en Roma

    Calandra llegó a Roma en un día empujada por su objetivo y su santa misión. La asamblea había comenzado algunos días antes, pero un rumor circulaba por los vestíbulos entre diversas personas. Bertilde habría sido representada en esta reunión.

    Causando un gran desorden Calandra se abrió paso en la sala donde la gente estaba reunida para el evento, abriendo las pesadas puertas dobles. Varios religiosos y sus compañeros se levantaron en silencio para ver cuál era la causa de todos los inconvenientes cuando reconocieron a la Apostol. Ella Levantó el paquete que Bertilde había guardado durante tantos años, lleno de cartas, fantasías y diarios con sus pensamientos y experiencias. Calandra Lo puso sobre la mesa causando un fuerte y ruidoso choque con los demás objetos provocado por su peso.


    - ¡He aquí lo que vosotros verdaderamente buscáis! ¡Contemplad las escrituras de Bertilde, la verdadera fundadora de la Orden a la que vosotros estáis por creer! ¡Es conocido que su cuerpo reposa en la tierra donde el mismo día de su sepultura nació un rosal! ¡Ahora está con el Señor viendo como todos vosotros decidís el destino de su trabajo y su fe: No la desacreditéis, dijo Calandra.

    Se dio la vuelta y se retiró de la sala, dejando la creación a personas más competentes que ella. Se reunió, como había prometido con la gente que había dejado y continuó su enseñanza cerca de ellos. Un día recibió una carta con las conclusiones de la reunión convocada por el Papa, Calandra sonrió y sonrió cada día hasta su muerte.


    Epílogo

    La Orden considera que estas escrituras reflejan la verdad y con buena intención los declara como documentos sagrados para ser respetados y considerados como la revelación durante su fundación. La Orden reconoce también que la guerrera Bertilde es el primer miembro verdadero, su matrona y caballero de la Orden, aunque jamás haya tenido tal título en vida. Sus enseñanzas, a través del recuerdo y los escritos, se conservan hasta nuestros días y se utilizan como guías originales para la vida de los miembros de la Orden.



    Traducido por Caris Altarriba i Castán.
    Revisado por Padre Prior Jesús Alfonso Froissart del Campo.
    Segunda revisión por Casiopea Alonso Beltrán.

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